Si fuera solo un cristal

La interpretación de cómo le va a cada cual depende de algo más del color del cristal con que se mira. Últimamente pienso en los espacios que se habitan, interiores y exteriores: han de tener una influencia directa en cómo se vive la realidad.

Para ilustrar el caso, el confinamiento de 2020. Durante el confinamiento, tuve una videollamada con amigos y conocidos. Mientras unos estaban en un piso con rejas y sin terraza, otros estaban en un chalet con parcela. Al margen de la compañía o no que tuviera cada cual, no puede ser la misma vivencia experimentar ese encierro en uno u otro espacio.

Es más que un cristal, más que cuatro paredes. Pienso en la gente que va a la playa con su toalla, su sombrilla y su bolsa y se busca un espacio en la arena y pienso en la gente que alquila las tumbonas necesarias, ya con sombrilla: la vivencia no puede ser la misma. Unas personas están alojadas en un apartamento y durante sus vacaciones se acercan al supermercado del barrio a por la comida, otras están en un hotel de lujo y comen y cenan en distintos restaurantes, probando platos desconocidos o que no podrían preparar por sí mismos. Pienso en quien está en su casa con un ventilador y quien está con el aire acondicionado, quien se asoma a su terraza y ve el mar y quien se asoma a su ventana y ve el bloque de enfrente, demasiado cercano.

Imagen de Didiwo en Pixabay.

¿Es posible que pasar la mayor parte del tiempo en un espacio u otro determine la visión que se tiene de la vida? ¿Es posible que el guion de vida de cada cual se transforme y vaya a más o a menos dependiendo del espacio que ocupe?

¿Rincón o celda?

Siempre, las grandes imaginaciones han ampliado pequeños espacios. Los poetas se han buscado rincones desde los que crear un universo, los inventores han imaginado y creado desde sucias y oscuras oficinas, muchos escritores han creado desde la cárcel, un espacio-tiempo desmotivador como pocos. Escribía Pablo de la Torriente Brau:

¡El Tiempo!… Ni el historiador ni el astrónomo saben lo que es el tiempo. Solo los que hayan naufragado en él, como los presos, pueden comprender lo terrible de su poder inalterable; su grandeza y límite…

Pablo de la Torriente Brau.

El 23 de noviembre de 2021 liberaron a Kevin Strickland, un hombre inocente que estuvo en la cárcel 43 años por un crimen que no cometió. Su mente está hecha a ese espacio, llama a su cama litera, a su habitación, celda. Al salir, comentó que solo aspiraba a estar alejado del mundo, ver un poco la tele y dejar de tener pesadillas.

Sin llegar al extremo de estar presos, ¿estamos determinados por el espacio que habitamos hasta el punto de limitar nuestra visión? ¿Qué está ocurriendo realmente en el mundo, fuera de nuestra burbuja? ¿Cómo se amplían horizontes? Creo que cada vez menos con lo que puedes «consumir» a través de la televisión, las redes sociales o Internet en general. Creo que nada sustituye a molestarse en explorar el mundo y conocer otras culturas, probar otras maneras, otros caminos.

Se dice que viajar amplía la mente. Si una persona sale de su «celda» y tiene que enfrentarse a situaciones nuevas o inesperadas, su mundo se ensancha. Si además necesita hablar con otras personas de otros países, se ponen en juego capacidades que no se utilizan en el sillón frente a la tele. La salida del pequeño espacio un tanto opresivo al espacio libre, inconmensurable, tiene que hacer funcionar las neuronas para salir del sota, caballo y rey.

¿Cuestión de dinero?

Es cierto que, parte de lo que he planteado antes, implica que el dinero o la posición pueden dar una visión más amplia de la vida. Muchas personas de alto nivel, además de viajar, se entrevistan con directivos de todo el mundo, se ven impulsadas a utilizar recursos como la diplomacia, a asistir a eventos con experiencias inusuales, a hablar de economía y por tanto estar al día de las tendencias globales, los informes Fortune 500 y cosas así. Sin embargo, cada cual desde su mundo puede hacer algo por ampliarlo, quizá comenzando por un abono transporte, que te lleva a exposiciones y museos de todo tipo, o por un carnet de biblioteca pública, que tiene ejemplares que merecen la pena. Incomodarse sigue estando en la base de esta exploración.

Se podría pensar lo contrario: si el espacio que habitas es lo suficientemente amplio, ya no te vas a molestar en ir más allá, mientras que, si estás en una vida estrecha, esta dificultad hará que explores el mundo de manera creativa. Estés donde estés, se necesita una cierta fuerza de voluntad y una esquinita, un hilito del que tirar para ir en busca de horizontes que no se queden estrechos.

Para acabar, comparto este meme que me llegó hace poco, no aparece el autor, si alguien lo sabe, que lo diga y lo añado.

Cracacraca: la magia de un tuit

Volviendo a mis tuiteros, esos que me mantienen en Twitter a pesar de que «la experiencia de usuario» es cada vez más frustrante, uno muy importante que destacar es @cracacraca. Craca es un enchufe simpático, vestido de rojo y con la cara blanca. Y espero que siga siendo así, que la compra de Twitter por parte de Elon Musk no implique que las cuentas de personajes inventados tengan que ser cuentas de Fulanito de Tal y Menganita de Cual, porque entonces se va a perder mucha magia.

Caí en la cuenta de lo bueno que era Craca cuando leí su tuit sobre dejar de planchar, que inspiró una entrada de este blog en plena desescalada del confinamiento. Este tuit está fijado en su perfil:

Tuitero se pregunta qué pasaría si mañana salimos todos con la ropa sin planchar y hacemos como si siempre hubiera sido así
Famoso tuit de @cracacraca, que en ese momento iba por los 46 700 me gusta y los 11 600 retuits.

Añadiré que yo no tengo plancha desde unos meses antes de ese tuit: regalé mi plancha y su tabla allá por febrero de 2020 y, desde entonces, «hago como que siempre ha sido así». Me va genial. Como dice mi madre, el secreto está en tender bien (y en comprar prendas que no necesitan mucho planchado).

Humor blanco

Lo que más me gusta de este tuitero es su humor completamente blanco. Es inocente, respetuoso tanto en los tuits como en las respuestas que da a sus seguidores. Observa la vida de forma filosófica y los protagonistas de sus diálogos son gente que no se entera, gente perdedora, desastrosa. Retuitea a otros tuiteros con talento, de manera que seguir su cuenta permite conocer otras cuentas interesantes.

Tuits de @cracacraca

Tiene varios tipos de tuit, de los que destaco:

  • Los que en la frase contienen las incongruencias del lenguaje en las que caemos. Algunos ejemplos:

A mí eso de que cuando te haces mayor tu forma de hablar es distinta a la de los jóvenes me parecen paparruchas.

@cracacraca

Me gusta ser directo, no como otrosss.

@cracacraca

¡¡QUE NO SEAS VEHEMENTE!!

@cracacraca

Todos odiamos a ese tipo de personas que creen poder hablar en nombre de los sentimientos de los demás.

@cracacraca
  • Los del largo y tedioso domingo o el jodido lunes:

Si el domingo madrugas lo suficiente, a media mañana ya puedes tener perdido todo el día.

@cracacraca

Podría ser peor. Podría ser lunes.

@cracacraca
  • Los del personaje que no se entera:

—Cari, ¿estás despierto?

—¡QUE NOOOOOOOOOOOOO!

@cracacraca
  • Los de la entrevista de trabajo:

—Dice en su currículum que nunca se decepciona.

—Jo.

@cracacraca

—Dice en su currículum que es usted un adelantado a su tiempo.

—¡Lo sabía!

@cracacraca

—Dice en su currículum que tiene usted una memoria prodigiosa.

—¿En serio?

@cracacraca
  • Zascas varios:
Ser autocrítico es saber conocer tus errores. ¿Y cuáles tienes? He dicho TUS.

—Salgo a por todas.

—Trae pan.

@cracacraca

—Bienvenidos al curso de la aceptación de la crítica.

—Este curso es una mierda.

—¡NO TIENES NI PUTA IDEA DE CURSOS!

@cracacraca

La poética de los tuits

La poética es como decir la crítica literaria. Y los tuits de tipo humorístico son un tipo de literatura, vale, un género menor, incluso podemos decir que son paraliteratura. El caso es que hay que tener talento para condensar un mensaje en menos de 140 caracteres (cuando esto se alargó al doble, se perdió la concisión, igual que cuando se pasó del escueto SMS al whatsapp). Y hay que tener talento para encontrar dobles sentidos y choques de significados en unas pocas palabras.

Cuando empecé a utilizar Twitter en 2008, la cosa iba de tuitear lo que te iba pasando a lo largo del día y compartir temas profesionales. No recuerdo bien si existían estas cuentas de personajes inventados, en todo caso, lo utilizaba para temas de mi sector (aprendizaje), como ahora utilizo LinkedIn.

Ahora, 14 años después, veo que muchos siguen utilizando Twitter de esa otra forma, profesional y seria, manteniendo debates interesantes y compartiendo enlaces a recursos útiles, mientras que otras cuentas hacen humor, juegan con el lenguaje y van presentando la realidad a través de un prisma que la convierte en absurda. Así, me entero de algunas noticias cuando estos tuiteros las transforman en otra cosa. Esta conversión al absurdo de cualquier hecho es el paso previo para crear un tuit chocante, como estos de nuestro amigo el enchufe.


En unos tiempos en los que nuestra atención permanece dividida por distintos estímulos, en los que nos hemos acostumbrado a usar y tirar de todo, incluso información, memes, imágenes, textos… el tuit de uno de estos escritores con talento se puede disfrutar con tan solo dedicarle unos segundos.

Aquí os dejo este, que me recuerda a aquel anuncio de: «Ahí va, ¡los donuts!»:

El futuro

El futuro imaginado

Hace poco visité una exposición en el Espacio Fundación Telefónica. Eran los futuros imaginados, los futuros escritos en novelas, dibujados en viñetas o proyectados en películas. Me llamó la atención que en la mayoría de estos futuros, se utilizaban medios de transporte aéreo personales e individuales, algo que no ha ocurrido y no tiene visos de realizarse.

También me gustó ver que mi profesión ya se había aventurado en forma de viñeta, a pesar de que hoy en día sigan preguntándome «¿De qué das clase?» cuando digo que trabajo en la formación online.

Visto en la exposición de Espacio Fundación de Telefónica. Viñeta de Arthur Radebaugh. Yo soy la que escribe lo que pone en el Electronic Notebook, en las preguntas de test y, en ocasiones, lo que dice el TV Instructor.

Me gustó mucho la reflexión que se hacía en esta exposición a lo largo de todo el recorrido: ¿Por qué las proyecciones de futuro solo comienzan hacia el S. XVIII y antes de eso no se habla de futuro? ¿Por qué el futuro contemplado es, en general, cada vez más lejano? Más adelante voy a aventurar una respuesta.

Por cierto, han ampliado el plazo de esta exposición, puedes ir a verla hasta el 26 de junio. Puedes ir abriendo boca con este abecedario del futuro.

También he visitado recientemente la exposición de Stanley Kubrik, uno de mis directores de cine preferidos. Y ahí está su película 2001: una odisea del espacio. Es esta una película del futuro que habla sobre nuestro pasado: el año 2001 no fue tan «futurista» ni apareció un monolito (ni un mono listo) en medio de la nada. Lo que sí ocurrió y cambió el mundo fue el suceso de las torres gemelas, un auténtico cisne negro.

Para esta película, Kubrik se tomó la molestia de pedir a un diseñador de moda vestimentas que pareciesen del futuro. Eso, y otra «molestia»: la construcción de un enorme disco giratorio con una cámara fija y otra móvil para crear las hipnóticas escenas de dentro de la nave.

A la izquierda, imagen de la maqueta real que se construyó, creo recordar que con un diámetro de 12 metros. A la derecha, una maqueta de ejemplo. Si te fijas en su interior, verás a uno de los astronautas sentado a la mesa.

También La naranja mecánica es una historia del futuro, un futuro en el que se habla una jerga extraña: uno de los errores habituales en cualquier historia del futuro es que el vocabulario es el mismo que en el presente. Sin embargo, el idioma cambia muy rápido: ya os comenté la dificultad de entrar en los mundos que describe Galdós porque el vocabulario comienza a parecer antiguo. Por eso es especial esta novela de Anthony Burgess.

Parte de la exposición dedicada a La naranja mecánica.

El futuro desde el pasado

En los Episodios nacionales, los personajes de Galdós también piensan en el futuro. Hay que tener en cuenta que el autor conoce ya ese futuro, puesto que los episodios tratan en su mayor parte de acontecimientos anteriores al nacimiento del escritor. Por ejemplo, en Luchana, don Ildefonso Negretti cae enfermo y empieza a desvariar. Dice entre otras cosas que los barcos del futuro se van a construir de hierro y que van a ser enormes, propulsados por una hélice en la parte central del barco. A esto, sus familiares responden con dolor, les parece que ha perdido la razón por completo. Pero claro, el autor sabe que en «el futuro» de Negretti sí van a existir estos barcos.

Pensar en el futuro aceptando el destino…

La razón por la que creo que antes del S.XVIII no se proyectaba tanto al futuro y nunca muy lejano, es porque el Destino lo marcaba Dios. Digamos que el futuro era lo que Dios nos trajera. Los acontecimientos se desarrollaban conforme dispusiese Dios, por lo que no tenía mucho sentido imaginar futuros de ningún tipo: llegaría lo que hubiera de llegar, los designios divinos son inescrutables.

Así, en De Oñate a La Granja, cuando se habla del Destino, Fernando Calpena dice:

Pero, en fin, sea lo que Dios quiera, y cúmplase el destino que está marcado a cada criatura.

Fernando Calpena, personaje protagonista de la 3ª serie de EN

Por otro lado, sí reconoce que se puede comprender la sucesión de acontecimientos, si bien no su «existencia misteriosa»

…así como los males vienen siempre encadenados, tirando unos de otros, al iniciarse el bien vienen asimismo de reata y en creciente progresión los sucesos favorables. La ley de este fenómeno se esconde a nuestra penetración; pero su existencia misteriosa revélase a todo el que sabe vivir por duplicado, esto es: viviendo y observando la vida…

Benito Pérez Galdós en De Oñate a La Granja

Palabra aprendida o recordada: reata

…aprovechando lo que nos es dado

En línea con las dos citas anteriores, hay una enseñanza que nos da don Beltrán de Urdaneta, un personaje mayor y «corrido» (conocedor de mundo) que acompaña a Fernando en su odisea personal atravesando el norte de España en plena guerra carlista:

Mire, hijo, cuando el destino nos pone al pie de un árbol de buena sombra cargado de fruto, y nos dice: «siéntate y come», es locura desobedecerle y lanzarse en busca de esos otros árboles fantásticos, estériles, que en vez de raíces tienen patas… y corren. Yo desobedecí a mi destino, y por aquella desobediencia no he tenido paz en mi larga vida. Créalo: donde no hay raíces, no hay paz.

don Beltrán de Urdaneta, personaje en Luchana

Predecir el futuro es en cierto modo absurdo. Lo hemos visto con el ejemplo más claro: imaginar el año 2001 en 1968, como hizo Arthur C. Clarke, y encontrarse luego en el 2001 real con sucesos como el 11S, que echan por tierra lo proyectado. De alguna manera, estos fenómenos inesperados y de gran impacto nos muestran que el Destino del que nos habla Galdós es el que establece el camino.

Por otro lado, la gran creatividad de autores como Julio Verne o da Vinci al imaginar y diseñar elementos del futuro, permite que se creen innovaciones basadas directamente en esos futuros imaginados, desviando también la trayectoria de los acontecimientos.

¿Cómo te imaginas el futuro? ¿Cuál es tu distopía favorita? Muchas gracias por leer y por compartir.

Mirando a la parra

Una mujer sentada en un banco en un parque mira hacia el lago
Imagen de Olya Adamovich en Pixabay

Estaba sentada en un banco del paseo, con el sol detrás, mirando cómo la sombra de un edificio iba llegando a una piedra. Realmente se mueve rápido, en un momento la piedra está al sol y al siguiente está en la sombra, pero el ojo no llega a percibir lo que pasa. Este cambio rápido y a la vez imperceptible también me estaba pareciendo una alegoría de la vida, de la necesidad de agarrar el momento porque se va silencioso pero rápido.

Casi no me di cuenta de que pasaba un hombre con tres perros. Pasó por delante de mí y siguió andando, hasta que se paró. Lo noté porque había seguido el sonido de sus pasos, siempre mirando la piedra. De forma inconsciente giré la cabeza hacia él. Me miraba.

«¿Te pasa algo?», dijo, con sincera preocupación.

Yo me vi como sorprendida en algo. Le dije «¡No!» con el gesto de la muñequita de whatsapp, es decir, palmas hacia arriba y encogimiento de hombros. También sonreí, pero eso no se vio.

Se alejó poco a poco.

Me vino a la mente algo que escribió Zygmunt Bauman en Modernidad líquida: no podemos simplemente estar en el espacio público. Tenemos que actuar y, además, con prisa. Estar sin actuar en un espacio público es propio de vagos y maleantes.

Ese reposo meditativo no parece propio de alguien en edad de producir. Pararse para reflexionar es cada vez más extraño. Lo alarmante es que alarme que alguien simplemente esté.

Suelo salir a este paseo del parque en busca de inspiración. Puede estar en el agitarse de los sauces o en la inmovilidad silenciosa de los abetos, o puede estar en las formas cambiantes de las nubes, o en las luces de las farolas, o en un viento muy frío o en el trinar de muchos pájaros. Salgo, observo y escucho. No me había parado a observarme desde fuera:

Una señora sentada en un banco mirando a un punto fijo, no sé qué le pasa.

Pensé: «¿qué cara pondré yo cuando miro concentradamente una piedra a la que le daba el sol y ya no?»

Es posible que mirar a la parra o contemplar las musarañas (o hacer mindfulness, que suena mejor) sea ahora un acto íntimo que debe ser realizado en entornos controlados: la propia casa o un espacio «de bienestar» en el que todos los demás estén haciendo lo mismo. Es más, puede que algunas personas no logren hacer esto ni en su propia casa si conviven con otras personas que lo consideran mal (propio de vagos y maleantes).

Como ya nos ha dicho John Cleese otras veces en este blog, dejar la mente «en blanco» sin hacer aparentemente nada es lo que dispara la creatividad, lo que permite tanto tener ideas originales como recuperar ideas que se tuvieron en el pasado, pero que se perdieron o no se llegaron a utilizar.


¿Y tú? ¿Cómo desconectas del día a día? ¿Consigues tener momentos de no hacer nada? ¿Dónde encuentras la inspiración?

Como siempre, te agradezco mucho que te tomes el tiempo tanto para leer el artículo como para compartir tus pensamientos en comentarios.

El futuro nunca llega

Hace poco comencé un curso en Coursera que me parecía prometedor: Futures Thinking, pensamiento de futuro. En él, Jane McGonigal presenta las unidades y explica en qué consiste tener una mentalidad de «futurista«.

Lo cierto es que pronto perdí el interés: por un lado, las connotaciones de la palabra «futurista» en español son totalmente diferentes que en inglés; en otras palabras, los recursos que se pueden encontrar en Internet son básicamente norteamericanos. Por otro lado, y esta fue la razón fundamental para dejar el curso:

El método sugerido para captar tendencias de futuro a diez años era hacer búsquedas en Google con distintas palabras clave…

¿Perdona?

Pues sí, en un navegador totalmente sesgado y que ofrece resultados patrocinados en primer lugar, si encontramos algo relacionado con «el futuro» será información del pasado, de cómo en el pasado hemos hablado del futuro. El futuro, por definición, no está escrito en ninguna página web.

Un robot en primer plano con un fondo de tipo futurista

Lo que en el pasado decíamos del futuro

En línea con esto, hace unos días di con una revista «del pasado» que estaba en casa de mis padres, una edición de la revista Quo del año 1995. En ella, había varios artículos que hablaban de cómo sería el futuro. En general, había muy pocos aciertos. Por ejemplo, en un reportaje de las casas del futuro, se explicaban todas las comodidades que existirían en nuestro hogar y que, 25 años después, siguen sin existir.

Me llamó la atención que sí se mencionaba un atisbo del Internet de las cosas (IoT), explicando que los elementos del hogar estarían comunicados con el exterior a través de fibra óptica, y que de esta manera se pedirían los productos de la compra que faltaban y similares. Aun así, esto no está extendido a la mayoría de los hogares occidentales ni sabemos si ocurrirá así.

Vivir en la incertidumbre

Como ya sabéis los lectores asiduos, nuestro Nassim Taleb no hace más que repetirnos que no podemos predecir, y que básicamente todas las predicciones acaban siendo erróneas. Esto se debe al fenómeno de los cisnes negros y al hecho de que la distribución de los sucesos de la vida no suele ser la Normal, en contra de lo que nos gustaría.

Puede ser muy interesante acostumbrarse a vivir en la incertidumbre, abrirse a lo que va sucediendo sin tener un plan previo, aceptar el presente y lo que sucede, abarcando con la vista tanto lo que nos gusta como lo que no nos gusta.

Es lo que propone el Instituto de constelaciones de Brigitte Champetier de Ribes, con un ciclo de vídeos en directo hablando de esta cuestión.

La herencia del pasado, vivir el presente, caminar hacia el futuro

Yo me preguntaba de dónde venía mi necesidad de convertirme en una escritora de éxito, una necesidad que hace poco tiempo, quizá dos años, descubrí que no era mía y que debía dejar aparcada para poder dedicarme a lo que sí es mi misión, claramente relacionada con la formación online.

Esta necesidad venía de mi abuelo paterno. El abuelo Mariano, que de joven había deseado ser escritor, que llegó a ser doctor en Filología Hispánica, que fue director de un colegio y que finalmente se dedicó a la enseñanza.

Es como si del pasado viniera un chorro de información con la que comienzas a vivir en el presente hasta que en un momento dado dices:

No, espera, que lo mío no es exactamente esto.

Ya en la madurez, te dejas llevar por lo que te va sucediendo, olvidas lo que te gustaría que te sucediese, y de ahí procede una fuerza muy grande que te permite caminar hacia el futuro.

Yo este año me lo planteo así: estoy en varios proyectos de investigación e innovación relacionados con la formación online.


Pienso que podemos hacer muchas cosas interesantes cuando dejamos de aferramos a lo que debería ser. ¿Y tú, qué piensas? ¿Algún ejemplo de lo que se esperaba que sucediese en el futuro y que no ha sucedido? ¿Algo que te gustaría que pasase? Como siempre, gracias por leer y por vuestros comentarios. 🙂

hay un pájaro azul en mi corazón que

Más belleza, más Bukowski

A partir del disfrute de Making it bailada por The Young Ensemble, una amiga que también asistió a la actuación me remite una coreografía bellísima, que representa otro texto de Bukowski, «Bluebird».

En la coreografía de The Young Ensemble, se buscó la iteración por medio de la repetición de fragmentos de un poema no iterativo. Esta vez, la repetición está en el propio poema. Aquí, una posible traducción:

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy demasiado duro con él
le digo, quédate ahí, no voy
a dejar que nadie te
vea.

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero le echo whisky e inhalo
humo de cigarro
y las putas y los camareros
y los empleados de supermercado
nunca saben que
él está
ahí.

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy demasiado duro con él
le digo,
quédate abajo, ¿me quieres
arruinar?
¿quieres arruinar los
trabajos?
¿quieres echar por tierra mis ventas de libros en
Europa?

hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy demasiado listo, solo lo dejo salir
por la noche a veces,
cuando todos duermen.
le digo, sé que estás ahí,
así que no estés
triste.
entonces lo vuelvo a guardar,
pero canta un poco
ahí dentro, no lo he dejado del todo
morir
y dormimos juntos como
si nada
con nuestro
pacto secreto
y está bien
hacer a un hombre
llorar, pero yo no
lloro, ¿y
tú?

Puedes encontrar la poesía original de Bukowski en este enlace.

Un pájaro azul sobre un fondo desdibujado

La tristeza y la amargura que destilan sus poemas…

Cuando vi la foto de Bukowski, me dije: yo ya he hablado de este hombre en este blog, y buscando, encontré un post de 2014 sobre la atracción de los sórdido, en que cité a Bukowski diciendo:

No hay ningún trabajo decente. Si un escritor abandona la creación, está muerto.

Esta atracción por lo sórdido se refleja más en el poema del post anterior, «Making it».

En el poema «Bluebird», la sensación es que, por mucho que el escritor se aleje de lo convencional, las rutinas y lo cómodo, sigue sin poder expresar del todo lo que lleva dentro, la sensibilidad (y la tristeza) más pura, que ha de ser ahogada en alcohol y tabaco para que no la vean los demás, ni los más despreciables, ni los más respetables.

Este pájaro azul se alberga en su corazón, está casi muerto, él es quien lo maltrata, porque no puede soportar la idea de que salga, que se muestre, quizá a través de las lágrimas… El pájaro está en una jaula de la que su dueño tiene la llave.

Esto me ha recordado a la mención que hace Eric Berne sobre vivir como un pájaro en una jaula cuya puerta está abierta, pero que nos da miedo atravesar.

…cuando un paciente intenta escapar de la jaula de su guion, encuentra que hace frío «ahí fuera» y, como ya no juega a los antiguos juegos, pierde a sus viejos amigos y tiene que hacer nuevos, cosa que suele asustar. Así que vuelve a caer en sus antiguas costumbres, como un Prisionero Nostálgico.


¿Te sientes prisionero de ti mismo/a? ¿Sientes que no puedes manifestar lo que llevas dentro? ¿Qué sensaciones te provocan estas coreografías con poemas recitados?

Como siempre, os agradezco mucho que sigáis el blog y compartáis vuestros pensamientos cuando os apetezca, es un placer escribir para vosotros/as año tras año. 🙂

Hazlo, simplemente hazlo

El pasado 13 de diciembre asistí a una representación de The Young Ensemble, la sección joven de la compañía de baile israelí Batsheva.

Hicieron tres coreografías, la primera me impactó y es la que inspira este post.

Cinco bailarinas rotaban en círculo, cada una con unos movimientos propios, al son de un poema que se recitaba de forma iterativa, añadiendo cada vez desde un par de palabras hasta un verso completo y volviendo a repetir, una y otra vez, las palabras que ya se habían dicho.

Tres bailarinas permanecen en una postura de ballet contemporáneo

La coreografía tenía tres partes: en la primera, las bailarinas rotaban de manera que una de ellas siempre estaba en primer plano. Cada una tenía una coreografía propia que respondía a las palabras que se oían en una locución femenina. En la segunda parte, cada bailarina, por turnos, se separaba del grupo para hacer algo diferenciado tomando todo el escenario, expresando angustia, desasosiego. En la tercera, más corta, se unían en un círculo final. La parte final del poema solo se escuchó una vez.

El poema estaba recitado en inglés. Gracias al folleto de Madrid en danza pude encontrar al autor, Charles Bukowski, y el poema mismo, Making it. Aquí, una posible traducción:

ignora todos los conceptos y posibilidades
ignora a Beethoven, la araña, la condenación de Fausto —
solo hazlo, baby, hazlo:
una casa    un coche      un estómago lleno de alubias
paga tus impuestos
folla
y si no puedes follar
copula.
gana dinero pero no trabajes
demasiado — haz que otro pague para
hacerlo — y
no fumes demasiado pero bebe lo suficiente para
relajarte y
mantente alejado de las calles
limpia tu culo muy bien
usa mucho papel higiénico
es de mala educación dejar que la gente sepa que has cagado o
podrías oler así
si no fueras
cuidadoso

Puedes encontrar el poema original aquí.

El poema, recitado tal cual está escrito, dura menos de un minuto:

Sin embargo, la coreografía duró alrededor de 15 minutos. Quince minutos en que oíamos ese poema que marcaba los ritmos con una pausa y una vuelta al comienzo tras cada bloque:

ignore all possible concepts and possibilities —

ignore all possible concepts and possibilities —
ignore Beethoven,

ignore all possible concepts and possibilities —
ignore Beethoven, the spider

ignore all possible concepts and possibilities —
ignore Beethoven, the spider, the damnation of Faust —

ignore all possible concepts and possibilities —
ignore Beethoven, the spider, the damnation of Faust —
just make it, babe, make it:

ignore all possible concepts and possibilities —
ignore Beethoven, the spider, the damnation of Faust —
just make it, babe, make it:
a house

ignore all possible concepts and possibilities —
ignore Beethoven, the spider, the damnation of Faust —
just make it, babe, make it:
a house a car

ignore all possible concepts and possibilities —
ignore Beethoven, the spider, the damnation of Faust —
just make it, babe, make it:
a house a car a belly full of beans

ignore all possible concepts and possibilities —
ignore Beethoven, the spider, the damnation of Faust —
just make it, babe, make it:
a house a car a belly full of beans
pay your taxes

ignore all possible concepts and possibilities —
ignore Beethoven, the spider, the damnation of Faust —
just make it, babe, make it:
a house a car a belly full of beans
pay your taxes
fuck

Y no sigo porque no quiero aburriros. ¿No es tremendo? Cada concepto (la casa, el coche, el estómago lleno, los impuestos, follar) creaba una imagen mental mientras se veía otra imagen, la de un paso de baile muy marcado. A veces, las coreografías individuales de las bailarinas se unían en una sola. Por ejemplo, tras «el estómago lleno» todas las bailarinas hacían el mismo gesto: se daban un golpe con las palmas de las manos sobre el vientre. También hacían el mismo paso con «la condenación de Fausto», que creaba una pausa, o cuando se oía «fuck», algo que la mayoría del público sí entendía.

El final, el que habla de «límpiate el culo», eso solo apareció una vez, muy rápido, como cierre de la coreografía.

Impactante, tremendo, angustioso y bellísimo.


Solo me queda dar las gracias a The Young Ensemble y sus coreógrafos, a las compis de creatividad con las que vi el espectáculo, a los profes de creatividad que nos animaron a ello, especialmente a África, y a Charles Bukowski por haber escrito un texto tan perturbador.

Día mundial del teatro

¡Feliz día mundial del teatro!

Si te apetece leer un poco sobre nuestras incursiones en el apasionante mundo del teatro, te recomiendo:

No sabes lo que es el teatro hasta que no lo vives desde dentro. Desde fuera, tal vez se pueda decir que es como ver una película que cada noche de actuación es ligeramente diferente. Desde dentro, todo lo que se trabaja antes de «la proyección» de esta película única es tan interesante o más que el resultado. Con el teatro se crece.

Teatro romano de Mérida, vista desde las gradas

¿Por qué acercarse al teatro desde dentro?

  • Te hace sentir más viv@
  • Vuelves a jugar como cuando eras pequeño
  • Te ríes a carcajadas
  • Sales (mucho) de tu zona de confort
  • Conoces a mucha gente
  • Vives emociones intensas

¿Has probado el teatro desde dentro? ¿Qué te parece? ¿Qué otros aspectos destacarías de esta experiencia? Te animo a comentar, ya sabes que tus comentarios son muy bienvenidos. 🙂

Artistas en la sombra

Alfeizar 2, ilustrado por un artista en la sombraPodría decir artesanos.

Podría decir que están a la vista pero tú no ves sus nombres.

Son, somos, las personas que trabajamos en tareas creativas que quedan “por detrás”, sumidas en el anonimato, por las que no nos pueden elogiar en abierto ya que no llevan nuestra firma.

El primer artista

El primer artista así que quiero nombrar es mi propio padre. Mi padre ha sido un diseñador gráfico con su propia empresa de publicidad. Puede que sea fácilmente el único dibujante en España capaz de ilustrar libros de anatomía forense y fisioterapia, con una técnica artesanal que comienza con el dibujo en papel, incluso con una pintura, que luego es escaneada y tratada digitalmente en Photoshop.

Las ilustraciones de mi padre aparecen en muchos libros de medicina. Nunca verás su nombre en ellos. Es como si el ilustrador no existiera.

Rellenar lo que hacen otros

Los artistas en la sombra “rellenan” el contenido de lo que lleva el nombre de otro. A veces no de una persona, sino de una organización.

Pueden ser diseñadores gráficos como mi padre, traductores, guionistas, fotógrafos, programadores, desarrolladores, escritores como yo…

Tenemos en común que contribuimos con lo mejor de nosotr@s a una obra final en la que no habrá títulos de crédito.

Los títulos de crédito

Antes Hollywood era así. Una vez me documenté sobre una actriz de Hollywood que tuvo su esplendor en los años veinte. En esa época, las películas no llevaban los nombres de actores y actrices para evitar que cobraran más. El cambio se produjo en vida de esta actriz, que pasó de cobrar 25 dólares por semana a cobrar 500 dólares. En los años veinte…

Actualizo este artículo con más información sobre los títulos de crédito: ¿alguien se fija en quién es el guionista? Aquel o aquellos que inventan la historia, que la crean, y que quizá la adaptan a las exigencias de quien la produce, ellos parece ser, también son artistas en la sombra, como comenta aquí Natxo López.

Las obras creadas por artistas en la sombra

Una obra así, con artistas en la sombra, puede ser un anuncio publicitario, un curso online, un calendario, un libro de texto…

Y aquí quiero mencionar uno de mis libros de texto preferidos: Alféizar de 2º (de E.G.B., es decir, de primaria).

Alféizar de 2º es un libro de Anaya que consiste en una serie de textos adaptados, ilustraciones bellísimas y actividades para niñ@s de 7 años. Le debemos este libro a Gonzalo Abril Curto, Mercedes Gómez-Carrillo Carrasco, María Teresa Sancho Castiello y la coordinación de Benjamín Aragón González. Los tres primeros “han colaborado en la redacción de este libro”. Mi profundo agradecimiento porque es un libro mágico, lleno de obras de grandes escritores muy bien adaptadas.

Pero, ¿quién lo ilustró? No lo sé.

Me pasé las horas muertas observando cada uno de los dibujos que tiene este libro. Para algunas obras como El burro flautista o El lagarto está llorando, la imagen mental que tengo es el dibujo de este libro.

Alfeizar 2, El lagarto está llorando, artistas en la sombra

En todo caso, el orgullo de artista por delante

Yo no me siento mal por dedicarme a redactar o recrear textos que nunca llevarán mi firma. Al contrario, me siento orgullosa de poder participar en grandes proyectos con compañías de primera línea, porque son los que permiten hacer algunas formaciones muy interesantes: recursos de alto nivel (como fotografías de buenos fotógrafos, imágenes diseñadas por buenos diseñadores gráficos, ilustraciones de buenos ilustradores), gamificación, planteamientos novedosos, respeto por el alumno adulto…

Solo a veces tengo cierta “mistalgia” de reconocimiento con nombre y apellidos, ese que sí tienen los artistas que trabajan en el cine o teatro, los que escriben libros que se venden, los que exponen sus cuadros o fotografías… Mistalgia o melancolía por el recuerdo de una dicha que no tuve. O solo tuve brevemente.

Solo un poco de mistalgia.


Nota final: ¿acaso los introvertidos (INFJ y otros) no buscamos este tipo de trabajos que nos permiten trabajar en solitario y sin tener que exponernos? Si hay algun@ leyéndome, me gustaría conocer tu opinión.

Luego está este otro tema que menciona Dibujando con palabras… Quizá otro día nos unamos a su reflexión.

Papeles – Pensar pintando

Joaquín Ureña, el artista humilde

Joaquín Ureña es uno de esos artistas humildes que escasean, pues casi parece un oxímoron esta combinación de palabras: artista y humilde.

De una forma muy generosa, el acuarelista explica cómo ideó sus obras, qué técnicas utilizó y qué es el número áureo: no en vano ha sido profesor de pintura durante años.

¿Dónde ver su obra?

Una de las esculturas a la entrada de la exposiciónConocerle en la exposición Papeles de la Sala Baluarte, en la Casa de la Cultura de Tres Cantos, ha sido gracias a una visita guiada por el propio autor organizada por la Universidad Popular de la misma ciudad.

Joaquín Ureña va transmitiendo su disfrute del arte mientras explica su trabajo. Así, dice que «piensa pintando», o que «juega con la luz y los colores». Se entusiasma al explicar cómo ha reflejado la iluminación en unas acuarelas gigantes (de 1,95 x 1,95): «lo divertido es que la luz de este foco se refleja aquí…».

La exposición está abierta hasta el 31 de marzo, de lunes a viernes de 17 a 21, sábados y domingos de 11 a 14 y de 17 a 20.

Lecciones para otros artistas

La generosidad

Además de la humildad, otro de los valores que reflejó varias veces Joaquín Ureña es la generosidad:

  • Permitió que se realizasen fotografías sobre su obra.
  • Prestó sus estructuras para medir las proporciones de cada cuadro según el punto de fuga, explicando cómo hacerlo. Cada asistente a la visita pudo comprobar cómo sus cuadros se adaptaban a las proporciones áureas.
  • Realizó un esbozo de un retrato en vivo, como los que colgaban en la segunda parte de la exposición, y siguió recordando que no pasa nada por estropear un lienzo, porque se puede volver a empezar en el siguiente.

Esbozos realizados por el artista en vivo

El arte como juego

Para Ureña la pintura es un juego. Cuando somos pequeños, disfrutamos haciendo trazos en un papel. Observamos un objeto y tratamos de reflejarlo. Él afirma: «los que seguimos pintando somos como los niños», porque el pintor no ha perdido ese disfrute, ese compromiso con la magia y con la observación.

Cometer errores

Detalle dentro de las grandes acuarelas de PapelesSe pueden aprender muchas lecciones de Ureña, y no solo la humildad. Este acuarelista no tiene miedo al error: «muchos lienzos te los cargas, tengo muchos lienzos estropeados en casa». De hecho, este es el origen de parte de la exposición Papeles, la sección llamada Photocall, esculturas de tamaño ligeramente mayor al natural realizadas a partir de papeles descartados. El error ha de considerarse como experimentación, y como parte natural del proceso de buscar.

Para pintar en el crepúsculo tienes 20 minutos al día, si no te das cuenta se te pasa la hora y lo destrozas, porque la luz cambia muy rápidamente.

Ser constante

Detalle en una de las acuarelas gigantesJoaquín Ureña, es además, constante.

Me levanto, pinto, como, pinto, ceno, pinto, veo todos los canales hasta la una y pico, leo novela negra y me voy a dormir.

Sin duda, otro rasgo de los grandes artistas que viven de su profesión es la constancia, el dedicar la mayoría de su tiempo a producir.

Acuarelas realizadas por el artista en verano

Las imágenes que aparecen en este artículo han sido tomadas en la exposición y con permiso de Joaquín Ureña.