Concierto de Miguel Vigil en Libertad 8

Concierto Miguel Vigil y Lorenzo Azcona en Libertad 8

Esto escribía yo hace más o menos un año:

El viernes 8 de abril tuve la suerte de asistir a un concierto de Miguel Vigil en Libertad, 8.

Conozco a Miguel desde hace varios años, pero no había asistido a sus conciertos, es más, hasta hace muy poco, no había siquiera escuchado su música. Fue a raíz de pedir su libro Relatos Polisémicos que recibí, junto al libro, un CD con su música. No es lo mismo leer a Miguel que escucharle. Hasta recibir el CD solo le había leído en el boletín de la Asociación Española de Tai Chi Xin Yi. Al escucharle, su sentido del humor y su talento cobran un aspecto tridimensional muy interesante: canta muy bien, es muy agradable al oído y es realmente gracioso.

Al escucharle en directo, ganamos además la riqueza de ver una actuación en vivo, que está ocurriendo “de verdad”, que no está enlatada, y que responde al feedback que da el público, y que también retroalimenta al público y le anima más, en una espiral creciente de buen rollo.

Miguel Vigil dice: “os voy a hacer una canción…”. Y esto me llama la atención. Claro, la canción la hace en ese momento, la fabrica junto con otro gran músico como es Lorenzo Azcona, que lo mismo contribuye a esta fabricación con un saxo que con una flauta travesera o con unos tambores.

Para ser precisos, ahora que recuerdo, la primera vez que escuché una canción de Miguel fue una experiencia un tanto impactante. Él me felicitó mi cumpleaños en Facebook compartiendo conmigo una canción que lleva como título corto TPM, y como largo, «Tu puta madre«. Así. Y el vídeo no te deja indiferente, no.

El espectáculo de Miguel, además de profesional, regala mucho de algo que cada vez se deja ver menos, y es el humor. El humor parece estar vedado. Cada vez más colectivos se ofenden y se sienten agraviados cuando se tratan según qué temas con humor. Esto es algo que señaló hace poco John Cleese en una entrevista: “no podemos hacer humor y ser políticamente correctos a la vez”. Algunas de las perlas que John Cleese dijo en esta entrevista: “la idea de que se te debe proteger de cualquier tipo de emoción incómoda es lo que de ninguna manera suscribo”, “toda la esencia del humor, de la comedia (…) es que toda comedia es crítica”.

En lo que a mí concierne, observo que cada vez más el humor se elimina de la educación para adultos (que es la que conozco). Sugieres a cualquiera involucrado en un proyecto que utilicemos el humor y responderá: “no, para tratar el tema X no debemos usar humor”. Y lo malo es que X se puede sustituir por cualquier temática: PRL, contabilidad, liderazgo, matemáticas… Todo debe ser serio para ser tomado en serio. En la práctica, la formación se convierte en algo tedioso y soporífero. Cuando estás en el aula puedes paliar la seriedad de la documentación con ejemplos y anécdotas, cuando provees de formación a través de un sistema informático, se acabaron los ejemplos y las anécdotas.

El propio John Cleese, por cierto, fundó la empresa VideoArts para crear formación basada en vídeos con humor. Es antológico su vídeo “Bloody meetings” (Malditas reuniones) para explicar, de una forma muy cómica, lo que no debe hacerse en una reunión.
Volviendo a Miguel Vigil, él es otro, al igual que John Cleese, que defiende el humor, defiende la comedia, e incluso escribe y canta sobre aquello que parece políticamente incorrecto, como el uso excesivo de masculino y femenino para resultar inclusivo, o la crítica exacerbada a los fumadores, como verdaderos delincuentes que merecen morir por echar el humo a los demás.
De Miguel no digo más, solo que vayáis a verle y que os haga unas canciones a medida. El disfrute está asegurado.

El buceo de raíz – el binomio fantástico

Estoy haciendo un curso de creatividad, un MOOC de ECO #CreativityMOOC, y se propone un ejercicio creado por Gianni Rodari, el binomio fantástico. Se trata de crear una historia uniendo dos palabras de universos diferentes. La historia avanza por la fuerza de la oposición de esos conceptos tan diferentes entre sí, de esas dos palabras que normalmente no encontramos juntas, y que nuestra imaginación tratará de relacionar, quizá en un mundo fantástico donde su relación tenga cabida.

Me ha gustado la idea y quería buscarlo complicado, este es el resultado:

Selección

He entrado en páginas que había visitado recientemente, y he cogido uno de los sustantivos en el título:

  • Buceo
  • Raíz

Combinaciones

He visto posibles combinaciones de estas palabras:
  • Buceo de raíz: un tipo de buceo en el que se penetra en el fondo marino.
  • La raíz del buceo: los orígenes del buceo, que están en Jean Jacques Cousteau.
  • La raíz que bucea: una zanahoria inteligente que además ha aprendido a bucear.
  • Buceo con raíz: un buceo ayudado por un aparato que se lanza con una ballesta hasta el fondo marino, y que enraíza al buceador en un área de 30 metros de diámetro.

Relato

He elegido la primera, y he escrito un pequeño relato, en el que al final se me han mezclado varias:

Acababa de sacarme la titulación de buceo avanzado en la que se permite la modalidad de buceo de raíz. Sin embargo, no me sentía segura de mí misma, porque en las prácticas todo había fallado: me quedé sin aire antes de tiempo, justo cuando estaba a medio salir del fondo marino, con medio cuerpo ya en el agua y el otro medio dentro de la tierra. No fue una experiencia agradable, pero el instructor me rescató en seguida.
Ese día además íbamos a bucear de raíz en zona de sirenas, es decir, la zona en que el fondo marino está habitado por seres que llamamos sirenas, pero que se parecen más a los calamares gigantes: tienen tentáculos y son algo agresivos. De todas formas, ver una sirena buceando es como ver un tiburón, casi hay que pagar para lograrlo. Una vez fuera del agua, tomando una cerveza con mi pareja, que es más de secano, tuve que admitir que jamás volvería a bucear, la experiencia había sido demasiado desagradable. Decidí dejar no solo el buceo de raíz, sino todo el buceo, y buscar otras actividades de ocio. Nunca olvidé cómo aquella sirena había rodeado rápidamente con sus tentáculos a mi compañero Mike, conocido como “la raíz que bucea” por ser una zanahoria que aprendió a bucear. Se ve que a las sirenas las zanahorias les parecen apetitosas. A través de su cuerpo semitransparente, tuve que ver cómo lo digería, cómo lo descomponía, y por último, la mirada de ese monstruo como valorando si continuar el festín conmigo. Usando la ballesta con la que nos habíamos impulsado hasta dentro de la tierra, hice un disparo inverso y salí hacia fuera, con los pies por delante, hasta que pude darme la vuelta y frenar la subida. Abajo, los tentáculos de la sirena se agitaron despidiéndose de mí… o advirtiéndome de que no volviera.

¿De dónde surge la creatividad?

(Nota: las fotos que ilustran este post son mi particular visión de hacer fotos creativas).

Estoy realizando un curso sobre Solución creativa de problemas (Creative Problem Solving) en Coursera, facilitado por la Universidad de Minesota.

El curso comenzó de la manera más tonta, tonta en el sentido de infantil, desenfadada y lúdica, por lo que muchos participantes que decían ser personas muy creativas en su mundo profesional, se enfadaron mucho con toda esa estupidez y dejaron el curso.

Y es que la primera semana se nos pidió que hiciésemos lo más creativo posible siguiendo la frase: «Come algo diferente». En seguida, varios alumnos muy motivados ofrecieron todo tipo de ideas inusuales, desde comer todo de color rojo hasta comer la comida de su gato.

Observé que las mejores ideas eran las de aquellos que tenían un apoyo en su entorno, es decir, alguien dispuesto a ser tan tonto, desenfadado e infantil como el protagonista, y a recoger en foto o vídeo aquello que se estaba haciendo, puesto que era requisito imprescindible demostrar con pruebas el desafío que se había realizado.

Para nuestro diccionario, crear en su primera acepción es facultad de Dios («producir algo de la nada») y después es establecer, fundar, introducir por vez primera algo. En nuestro curso se maneja una definición más extensa; se trata de producir algo original y útil.

Esta facultad mejora en ambientes de apertura y de conexión con los demás. Existen estudios que respaldan esa observación mía de que los mejores proyectos estaban apoyados por otros: Steven Johnson, en la introducción del libro Where Good Ideas Come From (Las buenas ideas: una historia natural de la innovación), nos cuenta que existe una relación creciente y positiva entre el tamaño de una ciudad y las «buenas ideas» que aparecen en ella, considerando las buenas ideas como: patentes, presupuestos en I+D, profesiones muy creativas, inventores, etc. Esta relación se da con una fórmula exacta. Por ejemplo, una ciudad diez veces más grande que otra no es que sea diez veces más creativa (esto sería una relación directamente proporcional), es que es 17 veces más creativa. Es una escala «superlineal».

Sin embargo, un artículo aparecido en el Newsweek, «The Creativity Crisis» (La crisis de la creatividad) nos habla de una crisis de las «buenas ideas» que comienza en los 90 y sigue hasta nuestros días. El artículo relaciona esta crisis con la formación centrada en aprobar un examen (drill-and-kill / teaching to the test). Si se da al alumno la solución a los problemas, pierde toda capacidad para imaginar o inventar soluciones alternativas. Y además, se le inculca la idea de que a cada problema solo corresponde una solución (y esta ya la dio uno muy listo en el pasado, así que no te molestes en pensar). Esta relación entre la forma de enseñar y el empobrecimiento de la creatividad también la expone Sir Ken Robinson en su ya famosa charla TED «Las escuelas matan la creatividad«, y también lo apoya en otra serie de vídeos bastante interesantes de ver, como este.

Hay dos habilidades que incluye ser creativo. Una es tener un pensamiento divergente, es decir, ser capaz de generar muchas ideas únicas, y la otra es tener un pensamiento convergente, en el que combinamos estas ideas para llegar al mejor resultado. La generación de ideas se incluye dentro de un proceso que consiste en encontrar hechos, encontrar problemas, generar ideas para solucionarlos y después encontrar la solución óptima a estos problemas.

Tanto en el artículo del Newsweek como en el libro de Johnson, se viene abajo el mito de que la persona creativa está atormentada, es oscura, depresiva o neurótica. Parece ser que estas características hunden la creatividad, más que impulsarla, como sí lo hacen la motivación, la apertura y la conexión con los otros. Por ejemplo, Mark Runco, de la Universidad de Georgia, observó que no ser creativo es realmente un factor de riesgo. En particular, parece ser que hay individuos muy capaces de encontrar problemas, muchos problemas, y sin embargo no continúan el proceso a la generación de ideas para solucionarlos. Runco predijo con este estudio la ideación suicida de estas personas.

Existe un test diseñado por el profesor E. Paul Torrance, el test de Torrance, que mide la creatividad, y además predice la capacidad futura de los niños de seguir siendo creativos en sus vidas profesionales. Puedes leer más sobre este test aquí. Este test fue diseñado por este profesor en 1958. Si te apetece saber si eres muy creativo, puedes probar este Originality Assessment Engine (Motor de evaluación de la originalidad), y hacer todas las pruebas que quieras. Cuanto más intentas ser creativo, más lo consigues, y es que tenemos buenas noticias: la creatividad se puede entrenar. ¡Suerte!

La atracción de lo sórdido

Ilustres vagabundos libres

En un capítulo de la serie Mad Men, cuando el protagonista (Don Draper) evoca parte de su infancia, aparece un vagabundo que se aloja en su casa familiar por un día. Los padres de Draper mencionan los prejuicios que les evoca esta persona sucia, de ropas viejas, errante, perdida. Y se los mencionan a él, atribuyéndole aspectos negativos, como la creencia de que les va a robar la paga que le prometen por ayudarles en la granja. Cuando el niño Draper habla con el vagabundo, la primera pregunta que le hace es:

Tú no eres vagabundo, ¿verdad?

Y el vagabundo le da la razón, le dice que él tuvo esa vida de oficina, mujer e hijos, casa y “seguridad”. Pero un día lo dejó todo y se fue, y entonces se sintió libre, entonces logró dormir, fuese bajo las estrellas, en un albergue o donde le sorprendiera la noche.  Esto deja al niño pensativo.

No hay ningún trabajo decente

El escritor Charles Bukowski prefería la libertadAyer en Página 2 se hablaba de autores que comenzaron a publicar tarde, más allá de los 40.

Uno de ellos, Charles Bukowski, había dicho que cuando tenía un trabajo de oficina tenía dinero, y que si se dedicaba a escribir no ingresaba nada. Pero que prefería esta situación, y que si tenía que volver a un trabajo de 8 horas de oficina, se suicidaría.

En concreto, en un diálogo de El incendio de un sueño, podemos leer:

 

“No hay ningún trabajo decente. Si un escritor abandona la creación, está muerto”.

Juan Nadie

Gary Cooper protagonizó una película de Frank Capra, Juan Nadie, en la que daba cuerpo a un vagabundo que se hace pasar por un hombre recién despedido y atormentado por ello,  inventado por una periodista a la que habían despedido realmente del periódico en que trabajaba.

Este Juan Nadie, o John Doe, decía en la carta creada por la periodista que se iba a suicidar porque no soporta este fracaso. Pero a mí el que me interesa es el personaje secundario, “el coronel” otro vagabundo que le recuerda continuamente a John que se está metiendo en un lío: la verdadera libertad está en ser un vagabundo que no tiene nada, y quien nada tiene, no está atado por nada.

Para el coronel, los “zapatos de tacón” son aquellos que se centran en sacar dinero a los demás, y de los cuales conviene apartarse para llevar una vida libre. Considera que John se va a acostumbrar a un montón de cosas que le van a llevar a hundirse. Como la periodista va a pagar dinero a John por hacerse pasar por el vagabundo y dar charlas, el coronel considera que este dinero va a corromper al vagabundo. Le dice que el dinero le va a llevar a entrar en restaurantes, comer cosas maravillosas y esto hace daño a la persona.

El dinero funciona como una droga: primero se quiere comer bien, luego dormir bien, en una habitación confortable con cortinas y alfombras y antes de darse cuenta, ya no le es posible al vagabundo dormir a menos que sea en una buena cama. Después te abres una cuenta bancaria y es entonces cuando los hombres de zapatos de tacón te han atrapado.

Sangonera

Blasco Ibáñez creó a Sangonera, un personaje libre

Sangonera es un personaje doble en la novela Cañas y Barro, primero sale su padre, y luego él toma el relevo, asegurando el avance generacional del relato.

Me fijo en el segundo Sangonera, el hijo, porque es quien mejor nos relata su filosofía de vida. Hablando con Tonet, el protagonista, Sangonera afirma una y otra vez que trabajar es insultar a Dios, porque es dar por hecho que Él no proveerá, que necesitamos más de lo que Él nos da. Para Sangonera, el fin del trabajo es atesorar “aunque sea miseria”, pensando a todas horas en el mañana. Y esto convierte a los hombres en bestias. El trabajo regular y monótono, tener una casa, una familia, tratar de asegurar el mañana; todo esto es no confiar en Dios.


Y es que me da la sensación de que todos estos vagabundos tienen “su razón”, tienen razón, lo que dicen es cierto desde un cierto punto de vista. ¿Quién puede juzgarlos?

Las posesiones te poseen, es algo que las filosofías orientales llevan miles de años explicando.

¿Qué significa realmente trabajar? ¿Cuál es el fin del trabajo? Ya he reflexionado otras veces en el blog sobre esto, porque, desde que el trabajo pierde la conexión con sus resultados directos (comer, tener dónde dormir, estatus), pierde el sentido.

Me imagino muchas veces que de pronto tenemos que vivir “en la selva”, sin ninguno de los medios que tenemos ahora en las oficinas; principalmente sin electricidad. Y creo que moriríamos muy rápidamente. Como decía el Coronel, nos acostumbramos a una buena cama y luego no podemos dormir.

(Dedicado a Daviss)