Llevamos años oyendo hablar de la inteligencia artificial, pero este año comienza con una explosión de su uso. En particular, chatGPT genera textos de manera autónoma, respondiendo a las preguntas del usuario, generando contenido y ayudando en la elaboración de textos de todo tipo.
Al principio se comentaba que esta herramienta era muy limitada y que su nivel de profundización en la escritura era el de un alumno de secundaria. Sin embargo, eso fue «ayer». Hoy, chatGPT está entrenado porque miles de usuarios le están dando constante información.
Para estar al día con la tecnología, he hecho mis pruebas y las he aplicado a la generación de contenidos para formación online. Sinceramente, su capacidad es muy sorprendente: el contenido se elabora con corrección (sin erratas), expresiones correctas y en el formato que se quiera: resumen por puntos, elaboración de un guion de vídeo, tablas, preguntas de test… Veamos un ejemplo:
Sí, esta información la podemos encontrar en distintos artículos y está escrita de forma muy generalista. Sin embargo es correcta y 100% original.
Vamos con otra prueba. Una de las dificultades principales en los cursos online es generar preguntas de test que sean relevantes. Como ya hemos visto en este blog, lo habitual es que se escriban enunciados incompletos y que se reconozca claramente la opción correcta por ser más larga y detallada que el resto. Suelen completarse las opciones con «Todas las anteriores», «Ninguna de las anteriores» cuando al autor no se le ocurre nada mejor. Pues bien, esto es lo que me da chatGPT sin darle ningún contexto previo:
En este caso, la respuesta correcta es clara, por ser la más completa. La opciones no son homogéneas. Aun así, puedo afirmar, tras muchos años en el sector del e-learning, que esta pregunta está bastante bien planteada.
Voy a poner un ejemplo más. En ocasiones, en la formación online se reciclan contenidos anteriores que no se pueden editar o, al copiarlos para editarlos, pierden el formato. Para el primer caso, ya desde hace tiempo existen las tecnologías OCR, que permiten transcribir el texto de una imagen. Esto también lo sabe hacer chatGPT si la imagen está en Google Drive o en Dropbox. En mi caso, tenía un contenido que, al pasarlo a otro documento, se le quedaban todas las palabras juntas. ChatGPT me ayudó a resolver esto rápidamente:
Otros tipos de IA
La generación de textos es en lo que me he centrado hasta ahora, sin embargo, la inteligencia artificial también produce imágenes y voces cada vez más realistas, incluso vídeos de personas contando algo, en los que la persona no existe y lo que cuenta es un texto que se ha podido generar con inteligencia artificial.
Imagen generada con DALL.E: «Una persona hablando con un robot en una escena realista en 3D».
¿Cómo reaccionamos ante esto?
La reacción de las personas ante el uso de la inteligencia artificial (IA) para crear contenido puede variar ampliamente. Algunas personas pueden verlo como una herramienta valiosa que puede ayudar a aumentar la eficiencia y la calidad del contenido, mientras que otras pueden tener preocupaciones sobre la posibilidad de que la IA reemplace a los trabajadores o genere contenido que carece de originalidad o sentido común.
En general, el uso de la IA para crear contenido ha sido muy útil en tareas específicas como:
La generación de texto.
La traducción automática.
La creación de imágenes.
La generación de música.
Sin embargo, como decía, muchas personas temen que el uso de la IA para crear contenido pueda conducir a la pérdida de empleos y a la homogeneización del contenido debido a la falta de creatividad y originalidad.
Algunos temen que el uso de la IA para crear contenido pueda conducir a la difusión de noticias falsas, contenido engañoso o contenido generado automáticamente que no tiene en cuenta la perspectiva humana, ética o moral.
En general, es importante considerar tanto los beneficios como los riesgos potenciales del uso de la IA para crear contenido y trabajar para garantizar que se utilice de manera responsable y ética.
Referencias
Para comprender la inteligencia artificial y cómo se puede utilizar, revisé varios artículos, aquí pongo una muestra de ellos:
Learning Design 3.0. En este artículo se habla del impacto de la IA en el diseño de experiencias de aprendizaje, y se apunta a distintos programas de IA que permiten realizar distintas tareas.
6 Ways AI Can Support Your Content Creation. Este artículo se centra más en las formas en las que se puede generar contenido (no específicamente formativo) con el apoyo de herramientas de IA.
La inteligencia artificial ha venido para quedarse, supone una revolución en el mundo digital y específicamente en la formación online y es un carro al que pienso que hay que subirse. Es un reto superar en creatividad y precisión a una herramienta tan potente. Quizá sea mejor idea hacer aquello que los robots no van a poder hacer nunca, algo de lo que ya hemos hablado hace poco.
Por cierto, hay partes de este artículo generadas con inteligencia artificial. ¿Podrías distinguirlas?
¿Qué te parece todo esto? ¿Has hecho pruebas con chatGPT u otra inteligencia artificial? Me encantaría leer tus comentarios y que compartas este artículo con quien quieras. Gracias por leer.
Este año me propongo organizar todo lo que he ido recogiendo, quizá en menos categorías, o bien presentar una página de inicio estática para que cada internauta (esta palabra ya me suena antigua) vaya directamente al tema que más le interese.
Aún se valora la especialización
He observado que los blogs y las cuentas de Twitter que más éxito tienen son los que hablan de un único tema, por ejemplo, el conocido blog de 20 minutos Yo soy tu profe, de Miguel Ángel Ruiz, con quien he tenido la enorme suerte de trabajar para el programa Aprendemos en Clan, con Training Wheels. Otro ejemplo es mi guionista de referencia, Javi Meléndez, que tanto en Yorokobu como en su propio blog, La solución elegante, destila sus «caramelos» de sabiduría sobre los guiones, con una alta capacidad pedagógica. En Twitter, tenemos a Peli de tarde, totalmente especializado en las películas de sobremesa de los principales canales y sus siestas asociadas, o Modelos con ciática, que muestra las posturas totalmente ridículas que tienen que hacer en muchas ocasiones las modelos de ropa.
Aún así, ha habido y hay personas que se pueden permitir, por su prestigio, comentar sobre temas que no son su especialización. Un ejemplo claro era Eduard Punset, economista que tenía un gran interés en la ciencia y poco a poco se dirigió a su área de interés, presentando un programa de entrevistas a científicos y llegando a escribir libros sobre lo que descubría gracias a ellos. Si sigo por los economistas, otro que era claramente versátil y brillante era José Luis Sampedro, quien hacía su «trabajo de economista» como fuente de ingresos principal y se levantaba todos los días a las cuatro de la mañana para escribir, su «segundo trabajo». En esta línea, un tercer economista (y ya me va pareciendo que no es casualidad), Nassim Taleb, tiene una rica cultura, y lo mismo habla de su área de experiencia, que es la estadística y la predicción en Economía, que de sucesos históricos de las culturas mediterráneas (y de muchas, muchas cosas más).
Soy un hombre del Renacimiento
Encuentro cómodo decir esto. Si dijera que soy una mujer del Renacimiento, quizá no me estaría dedicando a tratar de conocer el mundo por todas sus esquinas. Que alguien sea «un hombre del Renacimiento» significa que toca varias áreas y en todas hace sus pinitos. Un ejemplo claro es Leonardo da Vinci, que fue pintor, escultor, inventor, anatomista… Si viviera en esta época, ¿aceptaríamos que tuviera palabra en tantos campos del conocimiento?
Así, este blog es todo menos especializado. Puede que tenga una tendencia, puede que los temas que trato estén relacionados entre sí, puede que pierda lectores cuando dejo de lado el desarrollo personal puro y entro en otros campos, pero creo que al final se forma un puzzle interesante en el que hay un sentido, una imagen global.
Pienso que cuando alguien se pone a buscar en un camino, en otro, en dos a la vez, en tres a la vez, etc. es porque tiene sed de conocimiento, quiere explicarse el mundo y explicarse el comportamiento humano y los investiga de una y mil maneras. Creo que este era el caso de da Vinci y, salvando las distancias, el mío propio.
Y es que, cada vez que trato de enfocarme en un solo tema, acabo atendiendo a varios de ellos, conectándolos, cruzando información, viendo semejanzas en lo diferente y diferencias en lo similar. Y esta es una de las capacidades humanas que no se valoran lo suficiente. Pienso que la especialización debe quedar atrás, porque la especialización es cosa de robots, tal como se explica en la segunda parte de Mi empleo, mi futuro:
Te recomiendo ver también la primera parte de #miempleomifuturo.
Lo que nos hace humanos
Si has visto el vídeo, lo que nos hace humanos son esas capacidades «anti-robóticas», como conectar información, responder de forma creativa en la incertidumbre, trabajar con emociones y tener un pensamiento crítico. Frente a ellas, nos han educado en la especialización, la repetición de la misma tarea, trabajar bien con datos y cumplir órdenes. En bachillerato (finales de 2º de BUP en mi época, con 15-16 años) obligaban a la gente a elegir un camino: ciencias o letras. Mientras que algunas personas estaban encantadas de librarse por fin de lo que no les gustaba nada, otras como yo tuvimos un gran sufrimiento para decidir entre dos cosas que nos apasionaban por igual.
«¿Cómo voy a elegir matemáticas o literatura? ¡Yo quiero matemáticas y literatura!»
Yo en 2º de BUP.
Desde entonces, el agobio por tener que decantarme por las ciencias o por las letras fue en aumento. Llegué a un COU «científico-tecnológico» que me obligó (y es así) a estudiar una carrera a la que se pudiera acceder desde ese COU, a pesar de que mi primera opción fue Periodismo. Acabé en Económicas, que, precisamente, tiene esta curiosa mezcla entre ciencias y letras (es una ciencia social), suficiente para mí cuando se completó con la parte más interesante: la que explica el comportamiento humano en sus decisiones económicas.
Me he ido resistiendo a la especialización, aun así, he acabado siendo una profesional especializada, lo soy en la formación online, en la que llevo desde 2010 y de la que de vez en cuando hablo en el blog en la categoría «Aprendizaje». Claro, puede que fuese una persona más prestigiosa en mi sector si solo escribiese sobre esto, y estuviese dedicando sesudas palabras a «los entornos de aprendizaje», «las situaciones de aprendizaje», «las rúbricas», «el aprendizaje constructivista», etc.
Sea como fuere, en mi tiempo libre he seguido dedicándome «a todo lo demás», con ese comportamiento humano de conectar saberes, de indagar más, de leer aquí y allá e irme formando una idea del mundo y de la vida. Y por eso, este blog es «aprendizaje y todo lo demás», con ese subtítulo de «desarrollo personal» tan denostado.
Somos complementarios
El último rasgo que se menciona en el vídeo es que los robots no cobran ni descansan, mientras que los humanos, sí. La educación tradicionalmente se ha basado en un sistema competitivo que compara notas (de hecho, uno de los elementos de juego que se introduce en la gamificación es un listado comparativo de la puntuación del grupo, para «picarse»). Es humano competir y es humano complementarse y cooperar. Según la teoría de juegos, la estrategia ganadora de un juego es empezar cooperando y después responder a la estrategia del otro jugador. La cooperación y el trabajo en equipo hacen que el todo sea mayor que la suma de las partes, no somos individuos aislados, sino interconectados: todos con el mismo destino colectivo.
Esta última faceta humana la contemplo cada vez más en el blog, y seguiréis leyendo sobre ella.
En resumen, este año me propongo que el blog quede más claro y que cada lector pueda encontrar más fácilmente los temas que le interesan. Además, me propongo organizar mejor las categorías y enfocarlas hacia algo, conectarlas, o englobarlas en algo mayor. Ya veremos, porque, siguiendo el manejo de lo impredecible, será algo que «surgirá». Muchas gracias por leer un año más.
En más de una ocasión me han pedido que un contenido formativo para aprendizaje electrónico evocara a «ese profesor que todos recordamos», un profesor o profesora que nos marcó por lo bien que explicaba, por cómo se ganó a la clase, por las descripciones tan ilustrativas que parecía que veías lo que estaba contando… Aquel profesor que prestaba una ayuda especial a los que iban más despacio, pero no perdía de vista a los que captaban todo a la primera.
Pues bien: no es posible. Lo siento, pero no. Es más, si al impartir una formación presencial a adultos me piden que provoque el efecto de ese profesor que todos recordamos, la respuesta va a ser la misma: va a ser que no.
Imagen de Cottonbro en Pexels.
Lo que supone ese profesor
La relación que se establece en la infancia y adolescencia con los docentes no es la que se establece en la edad adulta. Los y las docentes son adultos y personas de apego que educan, se asimilan a «figuras paternas». Normalmente, se tiene clase con ellos durante al menos un curso lectivo, si no más. Por lo tanto, entra en juego aquello que os decía de la oxitocina: se crea una relación como de amistad.
Y, sobre todo, lo que aprendemos de esa persona lo hacemos en una etapa en que todo es nuevo, fresco, por tanto las impresiones son más intensas y duraderas. No es como lo que aprendemos de adultos, que es un refrito de lo ya conocido y muy pocas veces nos sorprende, incluso si contiene «bells and whistles» (campanas y silbatos), una forma de referirnos a las florituras multimedia en los cursos en línea.
Pilar Hernández
Pilar Hernández (o acaso Fernández) fue mi profesora en 4º de educación primaria (EGB). Esta profesora me escribió en un boletín de notas:
Llegarás lejos.
Pilar Hernández, profesora de primaria.
Esto es un impulsor. Que un docente te escriba una frase tan llena de posibilidades es un gran impulsor. También puede servir, de forma negativa, de listón inalcanzable. A veces he pensado: «¿Habré llegado tan lejos como Pilar Hernández aventuraba?». Probablemente (aún) no. Eso sí, tener un regalo como esta frase y recordarlo de vez en cuando para mí ha sido una gran motivación.
Carlos Urdiales Recio
Recientemente, un profesor que nos daba clase de técnicas de escritura en bachillerato (BUP) ha contactado conmigo. En su mensaje, me ha escrito las mismas palabras que me dijo a los 15 años y que, claro, no se me han olvidado:
Escribes como los ángeles.
Carlos Urdiales Recio.
Al igual que pasa con el ejemplo de Pilar, la frase fue un auténtico impulsor para mí, aunque no era consciente de hasta qué punto escribía diferencialmente bien. Con el paso de los años, he sabido que, en efecto, aquellas redacciones que hacía eran excelentes (modestia aparte). La que este profesor incluyó en un libro suyo también yo la incluí en un libro mío que puedes descargar aquí: Relatos siniestros.
El sueño de equipararme con mi amigo don Benito Pérez Galdós quedó ya muy atrás: pronto descubrí que no era novelista. Si ya es difícil abrirse paso como novelista, en cualquier otro género, como los cuentos o los poemas, incluso el teatro, la producción queda en un plano marginal. Sea como fuere, el apoyo de este profesor fue clave. Y seguí escribiendo: ya lo podéis ver, en este blog cada semana desde 2008, con parones, y algunos librejos por ahí. Mis mayores éxitos, haber ganado un 2º premio por un relato (llamado Alas, por cierto) y haber estado como autora en la feria del libro. Imponderable. ¿Escribo como los ángeles ahora? Bueno, esto es una redacción decente y correcta más que otra cosa. Aun así, esa capacidad o posibilidad está ahí.
Cuestión de influencia y poder
La gran influencia que puede tener un docente es también un poder que hay que utilizar con mucho cuidado. Como decía, el profesor o la profesora es algo más que otro adulto que te habla raro, se generan lazos fuertes a lo largo del curso y para algunas personas como yo, el profesor puede ser, en un momento dado, uno de los escasos amigos/aliados en una etapa que se puede vivir como muy hostil.
El docente tiene que cuidar mucho lo que dice al alumnado, en especial si es negativo: quedará igualmente marcado, pero no como impulsor, sino como mandato: «Serás tan vago como tu padre».
Así, poca mención a esos otros profesores que también he tenido que viven de ridiculizar a su alumnado, quizá por algún complejo de inferioridad y mediocridad: amigos, desde mi etapa adulta os digo que ojalá os hubieseis dedicado a otra cosa. Claro, que sé que vuestro guion de vida os llevó a ello y de alguna manera no fuisteis capaces de salir de ese camino.
Y por no dejar mal sabor de boca, expreso toda mi gratitud a Pilar Hernández, a Carlos Urdiales Recio y a tantos otros profesores y profesoras que me ayudaron a impulsarme hasta donde estoy y más allá. Vuestra labor es impagable.
¿Y tú? ¿Recuerdas en especial a algún docente? ¿Te llevaste palabras de aliento como estas? Ya sabes, cuéntame en los comentarios y comparte libremente. Muchas gracias por leer.
Lo nuevo es raro, lo nuevo toma cierto tiempo, lo nuevo por definición no reutiliza «esto que ya teníamos por aquí». No buscar nuevos caminos, no pararse a pensar… suponen un claro peligro de obsolescencia en cualquier industria.
Pues bien, es bastante curioso que los intervinientes en el proceso de creación de un curso online sigan pidiendo «más de lo mismo» en un sector que pertenece al mundo digital, el de los avances y las innovaciones. A pesar de esto, los cursos no se trabajan demasiado en su concepción, no se aplican estrategias de pensamiento de diseño u otras estrategias creativas. Desde luego, no se tiene en cuenta al alumnado.
Circula la expresión:
…y luego añadimos el típico test.
Los habituales del blog ya sabéis que el test es, sin duda, el punto débil de la formación online. Creo que el motivo principal es que «hay que» poner un test a toda costa, porque si no, ¿cómo vamos a medir que los alumnos/as «han aprendido»?
Los que formamos parte del sector tenemos ya una serie de códigos en mente de lo que hay que hacer para crear un curso online, incluido ese test, lo que puede limitarnos a la hora de considerar otras opciones.
El saber muchas veces entorpece el cambio.
Bert Hellinger
Clase presencial online
Recordemos el artículo de Ryan Tracey, cuya versión original tuvo bastante repercusión: la mayoría de expertos preguntados por la evolución de la formación online a partir de la pandemia apuestan por más recursos e-learning y no por más recursos de adaptación del cara a cara al online.
Y sin embargo… esto último es lo que está ocurriendo, instrumentado en largas videoconferencias que resulta que funcionan. Y es lo nuevo, nos guste o no a los que creíamos conocer este sector. Pues bien, ese formato «pseudo presencial» no tiene contenidos o son lo de menos… Así que una de esas piezas que tan bien conocemos los del sector, el contenido, parece perder importancia frente a un intento por hacer como si una videoconferencia fuese una clase presencial.
Y es que algunos centros quieren ofrecer a toda costa una alternativa «presencial online» (oxímoron) a la clase magistral: si un alumno/a debe permanecer en cuarentena, puede ver la clase desde casa, como si estuviese participando en ella. Así, los profesores han de ser grabados y deben hablar por micrófono, teniendo en cuenta a esos alumnos que les ven gracias a una cámara. ¿Cómo participa ese alumno que se ha quedado en casa? ¿Realmente está siendo parte de lo mismo?
Tal vez funcione mejor que todos los alumnos estén en sus casas y que el profesor imparta una tutorización/facilitación online típica: no se trata de que el alumnado tenga que permanecer sentado delante de una pantalla cinco horas. Se trata de que el profesorado sepa manejar las herramientas que existen desde hace ya muchos años para crear grupos, generar debates en foros o por chat, proponer tareas que los alumnos suben y que pueden hacer en grupo…
¿Qué hace memorable una experiencia de aprendizaje?
Mi primera experiencia de aprendizaje online fue sin duda la mejor. Se trata del curso de Experto en e-Learning 2.0 de la Cátedra de Toledo, de la UNED. ¿Por qué fue la mejor experiencia? Los tutores eran y son profesionales universitarios reputados en este sector: Germán Ruipérez, Mª Dolores Castrillo, José Carlos García Cabrero, o Esperanza Román, entre otros. Estos tutores no nos impartieron ninguna clase por videoconferencia. Sin embargo, nos entregaron materiales muy bien documentados (el contenido) en PDF y en formato papel (no «virtualizados» ni en formato SCORM, por cierto). Y, principalmente, moderaron foros, prácticas y actividades de manera que se les sentía cercanos, se reconocía «su voz» y se disfrutaba de sus conocimientos.
Repito: ninguna clase por videoconferencia. Ningún contenido virtualizado.
Ventajas de la videoconferencia
Aun así, vuelvo al artículo de Ryan Tracey: en él, yo defendí la tendencia hacia lo síncrono y hacia la utilización de la videoconferencia. ¿Por qué? Porque durante el confinamiento ha demostrado tener unas ventajas que no tienen los consabidos recursos online:
Cercanía: la sensación de ver y ser visto, en contraste con la sensación de soledad frente a una pantalla. El curso tiene que ser muy bueno en su tutorización para que el alumnado a distancia no se sienta solo y no abandone por desmotivación.
Ver a otras personas: de nuevo, si las actividades online no fomentan el trabajo en grupos o el debate de todo el alumnado, son poco motivadoras, especialmente si el curso es masivo (MOOC) y el alumno/a no va a recibir una respuesta personalizada.
Participar de algo que se está creando en ese momento: la formación online necesita una planificación y una elaboración previas a la impartición. Por muy novedosa que sea, siempre tiene un regusto enlatado. Además, su preparación cada vez se acorta más, lo que lleva a cursos con errores y poco motivadores. En el caso de la sesión síncrona por videoconferencia, cada participante es parte de la creación en ese momento de algo nuevo, asiste a algo que ocurre «en directo», lo cual tiene un potencial mayor de enganchar al alumnado.
Inconvenientes de la videoconferencia
No todo iban a ser ventajas. Como hablaba con otro experto del sector, el diseñador gráfico Iván Lezcano, el principal inconveniente de la videoconferencia es la falta de estructura. Además:
No se puede ir a un punto concreto del contenido, porque no está diferenciado ni por apartados, ni por secciones, ni por temas.
No se puede discernir entre información esencial e información adicional: no hay niveles de contenido.
Todo es lineal y secuencial, el alumno/a no puede navegar libremente por el contenido, tampoco se pueden diseñar caminos alternativos para distintos ritmos de aprendizaje o niveles de conocimiento.
Si el alumno/a atiende la sesión en directo, todavía es posible que resista una cierta duración, pero si no ha podido atenderla y tiene que ver la grabación, esto es bastante más desmotivador. Recordemos que los vídeos formativos no suelen durar más de 4-5 minutos.
Requiere dedicar mucho más tiempo: en las horas de videoconferencia, un curso online puede ofrecer distintos vídeos de prácticas, foros, tareas individuales, tareas en grupo, elaboración de wikis… Diversidad de actividades que involucran al alumnado y le permiten experimentar con el contenido de diversas formas y, sobre todo, cuando y donde deseen.
Conclusiones
Si los cursos no se hacen bien, si lo que importa es «que vean todas las pantallas» y cubrir unos expedientes, si el curso no se diseña con el alumnado en el centro de su diseño (que no se hace), si la retroalimentación se queda en «sí, es correcto», «no, incorrecto», pues es posible que la videoconferencia siga ganando puntos.
Lo que me lleva a pensar que el sector se tiene que reinventar. Dejemos atrás lo que creíamos conocer tan bien, vayamos hacia algo que no sabemos cómo va a ser y confiemos en que un cambio de enfoque dará lugar a una mayor adhesión a nuestros cursos.
Recursos adicionales
Estas son a grandes rasgos las herramientas que puede utilizar cualquier tutor online, incluso si basa su impartición principalmente en la «clase presencial online»:
(Fuente: adaptado de E-Learning by Design. William Horton. 2012)
Puedes saber más sobre e-learning leyendo a estos grandes:
Horton, W. (2012). E-Learning by Design. Pfeiffer: San Francisco (EE.UU.).
Dirksen, J. (2012). Design for how People Learn. New Riders: Berkeley (EE.UU.).
El contenido es todo aquello que no estaba ahí antes.
El contenido es lo menos valorado en el sector de la formación privada (lo que importa es el continente). Y sin embargo, el contenido es toda la miga, el sello, la marca.
Es un gran esfuerzo crear desde cero, consultando fuentes, redactando frases que salen de las manos en ese momento. Es un trabajo creativo, artesano y muy poco valorado.
Por eso, cuando se habla de películas los guionistas no se mencionan, se desconocen, parece que el trabajo lo han hecho el director y los actores. Sin embargo, la historia es del guionista, es quien se ha imaginado a los personajes, los ha puesto en un contexto, les ha dado una vida, y les ha hecho hablar.
El contenido en el sector de la formación online
La mayoría de empresas de e-learning subcontratan al diseñador instruccional, que es el guionista de la formación online.
Otra opción muy habitual es que el diseñador instruccional sea el jefe de proyecto, con lo que no puede hacer bien ninguno de los dos trabajos. Y en todo caso, el trabajo «principal» es el de jefe de proyecto.
El contenido es la comunicación directa con el alumno en los cursos de autoestudio. Es como decir: «mira, esto es lo que te doy». Y a veces lo que se da al alumno tiene un nivel tan bajo que, por mucho diseño gráfico que lo disfrace, produce un efecto de rechazo, aburrimiento y abandono de la formación.
Contenidos de baja calidad
Cuando el contenido no es original o no ha sido elaborado por un experto en la elaboración de contenidos, incluso si es experto en la materia de la que habla, lo más habitual es encontrar:
Contenido plagiado. Sí, en Wikipedia da gusto lo bien explicados que están algunos artículos.
Dobles y triples espacios. Muy habitual, se resuelve rápidamente.
Frases que no tienen sentido. Obligan a releer varias veces hasta que se descubre que se han fusionado ideas sin la presencia de nexos, verbos o adjetivos que las organicen.
Erratas. Las hay de todo tipo. La lengua es cambiante, por lo que algo que antes no era una errata puede serlo ahora. Puede ser interesante comprobar los textos en MyStilus. Las más difíciles de detectar son palabras que existen pero que no son las que corresponden a ese contexto. Un clásico son los bailes de tilde según contexto, por ejemplo: «continúa, continua», «dialogo, diálogo», «páginas, paginas», etc.
Cambios en el tono. El contenido transmite de forma directa una imagen corporativa, por lo que el tono debe definirse previamente y mantenerse con coherencia en toda la documentación que se desarrolle. Es habitual encontrar un tono impersonal y de pronto frases como: «Cuando tú entras en el vehículo, debes…», o bien «En nuestra profesión tenemos que tener en cuenta…».
Confundir información y opinión. Cuanto más alejado está el contenido del estudio científico, más fácil es encontrar en él una mezcla de informaciones contrastadas y basadas en fuentes con opiniones personales de todo tipo.
Ninguna intención: no se adivina un hilo argumental, una metáfora de base, una estrategia de comunicación.
La doble revisión: edición y control de calidad
Los autores solemos tener coletillas. No nos damos cuenta, pero para el lector del contenido son evidentes. Por ello, ganan puntos aquellas empresas que incorporan un revisor de la calidad del contenido.
Como la redacción de contenidos y guiones no es una ciencia exacta, la opinión del revisor y del creador pueden ser distintas. El revisor puede querer imponer sus propias manías al texto. Y es un proceso doloroso para el creador. Aun así, de estos dos opuestos nace un producto nuevo y mejorado; merece la pena que un contenido pase por este filtro.
El contenido con el alumnado en mente
Muchos cursos están perfectamente redactados, son visualmente atractivos, han pasado todas las revisiones y… aburren a las ovejas. Curiosamente, en la formación online no hay una fase de testeo de usuarios. No, los usuarios solo sufren el curso. Por ejemplo:
Hace unos cuantos años me pidieron que impartiera un curso de comunicación escrita eficaz.
Así lo hice, me basé en distintas fuentes y teorías de la comunicación, e incluso utilicé las dos cartas del libro Cómo ganar amigos e influir en las personas, de Dale Carnegie, las que se eliminaron en versiones posteriores del libro.
El curso fue un éxito, en la empresa estaban encantados con el resultado que había tenido. Sin embargo, mi impresión mientras impartía era que no necesitaban un curso de comunicación escrita eficaz, sino simplemente un curso de comunicación empática, unas guías de cómo ponerse en el lugar del otro.
En el mundo actual, en el que mucha de la comunicación es escrita, me da la sensación de que falta un punto, o a veces un gran espacio, de acercamiento a la otra persona, a la que va a recibir el mensaje.
Las cartas eliminadas de Dale Carnegie hacían hincapié en ese matiz empático, en ese ponerse en el lugar de la otra persona:
¿Qué haría yo si recibiera un mensaje como este?
El mundo de la comunicación escrita
Un mensaje no es únicamente un email. Un mensaje es un tuit, un whatsapp, un Skype, un post en un blog o una lección multimedia en una plataforma de formación, entre otras opciones.
Nos podemos acercar a la teoría de comunicación que más nos guste. Yo menciono varias en el Manual de comunicación que escribí: la percepción, el análisis transaccional, la PNL, los estilos sociales, la asertividad, la empatía, la escucha activa y el coaching.
Incluso es posible que en una organización haya cursos sobre alguna de estas técnicas, o de varias, a disposición de los profesionales. Pero esta formación es inútil si no hay un cambio de cultura centrado en la mejora de la comunicación. Como mucho, puede aumentar el resentimiento del que hace el curso y lee sobre mundos ideales.
Características de la comunicación ineficaz
El listado que siempre se hace es el otro, las características de la comunicación eficaz. Sin embargo, a veces nos reconocemos mejor en los posibles fallos:
Escribir correos electrónicos utilizando formas impersonales o infinitivos de los verbos, como si no fuesen dirigidos a una persona, sino a un sabio robot. Por ejemplo: «Abrir incidencia y escalar el caso al departamento X».
Escribir en mayúsculas: hace ya bastantes años QUE ESCRIBIR EN MAYÚSCULAS SIGNIFICA GRITAR.
Asaltar a la otra persona en un sistema de mensajería instantánea o chat como whatsapp: «Mira esto, haz lo otro».
En un curso, no se explica al alumno con qué criterios se le va a evaluar (falta una rúbrica), con quién contactar en caso de incidencia, quién es su tutor/a, etc.
Personas del mismo nivel jerárquico (o inferior) utilizan formas imperativas en su comunicación: «Cuando termines, me avisas».
Cuando el fallo de comunicación es que no hay comunicación
Es conocido el deseo de muchas organizaciones de evitar «silos de información», esto es, que el conocimiento de la empresa esté en manos de unos pocos y no esté recogido en ningún sitio. Este es un fallo importante de comunicación, porque deposita una gran responsabilidad en las personas que poseen este conocimiento. Si estas personas desaparecen por cualquier motivo, se pierde lo que saben.
El correveidile o teléfono escacharrado
Otro rasgo de la comunicación ineficaz es no hablar con la persona a la que se quiere comunicar algo, sino hablar con otra, que preferentemente no sepa demasiado de qué va el tema. La confusión está asegurada, la mala transmisión del mensaje también, la ineficiencia es bienvenida.
Si el mensaje implica a cuatro personas, es casi como un gag cómico:
Me ha dicho Manuel que le digas a Ana que deje lo que esté haciendo y se ponga con los contratos.
Aquí, el verdadero emisor del mensaje utiliza un cierto sadismo porque parece disfrutar creando confusión y haciendo parecer tontos al mensajero, a Ana y al receptor. ¿Sabe el emisor qué es «lo que está haciendo» Ana? ¿Sabe si lo puede dejar para ponerse con los contratos?
Al no especificar qué hace falta hacer en relación a los contratos, es posible que la tarea se haga mal, se haga a destiempo o no se haga.
La comunicación hablada
Una amiga me lo decía con frecuencia: si el tema es difícil, mejor hablarlo. La mayoría de la gente no controla bien el tono de sus escritos. Y la mayoría de textos pueden interpretarse de muchas formas. Por eso hay tantos malentendidos en redes sociales, whatsapp, Skype, mensajerías varias… e incluso en largos correos electrónicos.
Tras recibir un email seco, duro o robótico, llama a esa persona. Verás cómo el tono es otro, mucho más suave, incluso sonriente y desenfadado. Es mucho más fácil perder el respeto al otro cuando se lanza el mensaje a una interfaz, por eso los insultos y el odio desmedido en redes sociales.
¿Cómo evitar la escalada de violencia?
Para impedir el tono imperativo, robótico o directamente insultante, imagina delante de ti a la persona que va a recibir el mensaje. ¿Cómo lo siente? ¿Qué cara pone? ¿Reacciona como si le dieras una patada en el estómago?
Luego, ponte en su lugar, imagina que tú recibes tu propio mensaje. Si eres una persona dura, que ha hecho callo y que se protege con esa forma de comunicación, puede que te parezca un mensaje muy correcto y que encuentres ridículo comenzar un mensaje con «Buenos días», «Hola» o despedirte con «Un saludo», «Saludos cordiales». Vale, pues ponle voz. Si llamas a una persona, ¿no le saludas antes de empezar a hablar?
Las organizaciones se gastan mucho dinero en cursos para mejorar la productividad, la eficiencia e incluso la comunicación. Y todavía se extrañan cuando estos cursos no tienen ningún resultado. El cambio de cultura corporativa requiere un cambio profundo de mentalidad que va desde arriba (fundadores) hacia abajo. Si esto no se da, no hay solución.
Este artículo es una traducción de The next normal, escrito por el experto en e-learning Ryan Tracey y por otra serie de expertos de diferentes países.
He tratado de ser lo más fiel posible al texto y añadido notas aclaratorias cuando lo he visto necesario, si bien traduttore, traditore. He traducido Learning&Development como formación, el sinónimo más comprensible y utilizado en España.
La pandemia del COVID-19 marcó el comienzo de una nueva normalidad para los profesionales de formación, ya que se envió a millones de personas a sus casas a teletrabajar.
Si bien muchos de nosotros habíamos estado ofreciendo durante años cursos online y otras alternativas a la capacitación en persona, de repente nada se podía realizar en un aula tradicional; y, como colectivo, nos hemos visto obligados a trasladar la formación al entorno online.
[De pronto, la gerencia está interesada en el aprendizaje autodirigido digital]Sin embargo, a pesar de mi tuit irónico, el aprendizaje autodirigido digital no se ha convertido en la norma. Por el contrario, la respuesta convencional a las circunstancias cambiantes parece haber sido convertir las clases presenciales en seminarios web (webinars). No soy anti-webinar per se, pero debo admitir que estoy un poco decepcionado por nuestra propensión a perpetuar ciegamente los viejos enfoques en otro medio.
Al igual que la capacitación presencial, los seminarios web tienen su lugar, pero me atreví a soñar que nuestro aislamiento masivo podría generar soluciones más creativas más allá del mismo hombre con un sombrero diferente.
O tal vez estoy siendo demasiado rápido en juzgar. Solo han pasado unos pocos meses desde el confinamiento, y todo el mundo ha estado luchando para mantener la continuidad del negocio. Quizás la «nueva normalidad» sea meramente a corto plazo; quizás con el tiempo nuestras soluciones se diversifiquen.
Mirando más hacia adelante, me pregunto qué sucederá cuando los gobiernos alivien las restricciones y regresemos a la oficina. ¿Volveremos a nuestras formas anteriores o el genio está fuera de la botella?
Por supuesto, nadie puede saberlo con certeza, así que hice lo siguiente mejor: inspirado por el experimento de las gominolas en el frasco [en el que invariablemente la estimación del grupo es superior a la gran mayoría de las conjeturas individuales], decidí someterlo a la sabiduría popular. Específicamente, invité a una lista restringida de profesionales de la formación de todo el mundo para responder la siguiente pregunta:
¿Cómo afectará la pandemia del COVID-19 a la formación a largo plazo?
«Lo que despierta mi curiosidad es el impacto de la cuarentena, el distanciamiento social y el teletrabajo en la memoria, la cognición, el aprendizaje y el comportamiento. Por mucho que la tecnología nos esté ayudando a corto plazo, ya estamos viendo el impacto de demasiadas videollamadas sincrónicas en forma de “fatiga del Zoom”.
La formación necesitará explorar críticamente los desafíos del teletrabajo y el aprendizaje a distancia. La formación en el lugar de trabajo deberá guiarse por investigaciones basadas en la evidencia que consideren factores que incluyan la distracción en línea, la fatiga del portátil y la productividad laboral junto con la salud mental de los empleados, el bienestar emocional y los niveles de estrés en un mundo pospandémico impulsado por la tecnología.
Si trabajar de forma colaborativa, desde la distancia, es la nueva normalidad a largo plazo, requerirá de la adquisición de nuevas habilidades, actitudes y mentalidades para un rendimiento laboral óptimo. La formación necesitará tomar la iniciativa y permitir el desarrollo de estas habilidades, actitudes y mentalidades. La formación necesitará crear canales de aprendizaje, crecimiento, comunicación e intercambio y ayudar a los empleados a aprender nuevas formas de trabajar de manera eficiente y efectiva.
Esto no significa más e-learning (aprendizaje electrónico), seminarios web virtuales y videoconferencias. En su lugar, espero ver la formación intervenir como el curador del aprendizaje y el conector de experiencias compartidas, permitiendo a los empleados ser más autónomos y autodirigidos en sus viajes de aprendizaje continuo».
«Después de pasar por la experiencia de esta pandemia, creo que uno de los aspectos positivos de la formación será que habremos intentado muchas nuevas formas de pensar. Realmente no hemos tenido otra opción, ¿verdad?
Uno de los cambios más importantes debería ser un cambio del enfoque tradicional en las existencias estáticas de conocimiento (una mentalidad de curso) a la consideración de los flujos de información. Los cursos requieren mucho tiempo, son caros y la mayoría de ellos comienzan a quedar obsoletos tan pronto como se crean.
Con la velocidad del mundo actual y la reducción de la vida útil del conocimiento, deberíamos permitir que nuestras organizaciones actualicen continuamente su conocimiento al participar en flujos relevantes de conocimiento nuevo. Para citar a Mark Britz, «la expectativa tiene que cambiar a donde muchas personas crean y consumen, aprendiendo juntos continuamente».
Eso significa hacer más curación de contenidos por parte de expertos. Significa ayudar a los expertos a aprender formas eficientes de trabajar en voz alta (work out loud) y compartir lo que saben. Significa ayudar a todos a “aprender a aprender” y a apropiarse de su propio proceso de gestión del conocimiento.
Piensa en el conocimiento como en un virus. A diferencia del coronavirus, en realidad queremos que se propague rápidamente. Deberíamos ampliar los canales para ayudar a las personas a tener conversaciones sobre lo que están aprendiendo. ¿Cómo podemos usar la tecnología para poner a las personas en los mismos espacios digitales para ayudar a que el aprendizaje “se vuelva viral”?
En lugar de simplemente replicar las experiencias del aula en un entorno en línea, esta es una oportunidad para cambiar nuestro pensamiento y considerar un amplio espectro de alternativas. Nunca habrá una mejor oportunidad para aprovechar las herramientas sociales como Microsoft Teams, Yammer, Jive, etc. para desbloquear el conocimiento atrapado en las plataformas LMS (Learning Management System) y otros almacenes de información en toda la organización. Esa es solo una de las muchas posibilidades. Mira fuera de tu organización para ver lo que otros están haciendo. Lo importante es probar cosas nuevas… experimentar con ideas nuevas y mejores. Llámalo “piloto”, ¿no es todo ahora un piloto? Pide perdón en lugar de permiso. Simplemente hazlo.
En nuestro nuevo mundo, la habilidad de aprender se está volviendo más importante que nunca. Como dijo Jack Welch una vez, «la capacidad de una organización para aprender y traducir rápidamente ese aprendizaje en acción es la ventaja competitiva definitiva”».
«Soy una persona muy optimista y positiva, pero me temo que la COVID-19 se quedará con nosotros por mucho tiempo, desafortunadamente. Y esto afectará en gran medida a la formación y capacitación presencial.
El desafío para los profesionales de formación es comenzar a pensar en formas más creativas de ayudar a las organizaciones e instituciones a hacer que el aprendizaje digital no solo sea más atractivo sino también más accesible para todos a medida que nos adaptamos a esta nueva normalidad.
Sé que siempre hablamos de crear una experiencia en línea más atractiva, pero esta vez será más que un deseo. Piensa en todas las clases que solían ser cara a cara y estaban diseñadas de esa manera por una razón específica. Clases donde los alumnos necesitan hacer prácticas o clases donde la interacción cercana con un mentor o un tutor era absolutamente necesaria para que los alumnos completaran con éxito una tarea. Las organizaciones e instituciones ahora necesitan soluciones rápidas y creativas para poder ofrecer educación en línea y compensar de forma efectiva la falta de interacción entre los profesores y los alumnos.
Además, debemos comenzar a pensar más allá de los entornos de aprendizaje tradicionales y comenzar a considerar las condiciones y características de los alumnos en diferentes países. Cargar un documento en una plataforma o realizar un seminario web no es una solución. Los profesionales de la formación deben considerar, más que nunca antes, las restricciones que pueden enfrentar algunos alumnos. Hay personas que no tienen acceso a Internet, que no poseen una computadora, que no se sienten cómodas usando la tecnología. Aún así, debemos poder ofrecer recursos educativos a estos niños, adolescentes y adultos que no podrán asistir a clases presenciales.
Creo que los profesionales de formación tendrán que liderar el camino en términos de remodelar los métodos de difusión para hacer que la educación sea más efectiva, atractiva y accesible para todos».
«Creo que a la larga, no tanto. La crisis del COVID-19 será “solo un atípico” en la historia. Tendrá un gran impacto como un “marcador de generación” en la mente de aquellos que sí tienen la experiencia “dura” ahora. Será un gran evento “¿recuerdas 2020?” del que hablaremos durante muchos años. Pero desde un punto de vista práctico real tendrá un impacto menor en la formación.
Primero, habrá un «impulso» a todo el «aprendizaje en línea» como vemos ahora. Durante esta etapa de pánico, aceptaremos soluciones en línea que son lo suficientemente buenas por ahora, pero no a largo plazo. Los profesionales de la formación (incluidos los proveedores) que estaban “preparados” (ya pensaban y experimentaban con todo tipo de cosas en línea) se beneficiarán de la situación actual.
En parte, la formación que ya había pasado al entorno online, para temas y situaciones que tienen sentido, permanecerá online. Las empresas y los alumnos que dudaron ahora tendrán la experiencia de que puede funcionar «bien», a veces incluso mejor, y se darán cuenta de que es más práctico y eficiente aprender en línea y querrán seguir haciéndolo de esa manera.
Pero también habrá una “recuperación”. Las personas eran, son y serán “animales sociales” y siempre apreciarán y valorarán los eventos cara a cara de la vida real relacionados con otros temas de aprendizaje. Mi predicción (que he compartido durante aproximadamente 2 años) de que la “formación tradicional en aula” será un tema “candente” en el futuro cercano podría recibir un impulso pronto.
Para recapitular: nos ayudará a lograr una distinción más clara y una elección deliberada sobre qué tipo de formación necesitamos/queremos hacer online y qué parte hacer presencial, y encontrar mejores y bien consideradas formaciones “mixtas” (blended) con el tiempo.
Hay una cosa más y de hecho un deseo que me gustaría añadir. Para muchas personas, la vida se ralentizó durante la crisis. Ir más despacio es genial para aprender. Espero que se aprecie más el ir más despacio de vez en cuando y también se convierta en un componente básico de las soluciones de aprendizaje. ¡Mantente saludable, cuídate, sigue aprendiendo!»
«Esa es una pregunta difícil, ya que nunca podemos decir cómo será el futuro. Pero creo que los profesionales tratarán de seguir trabajando desde casa y asistir a cursos a través de herramientas como Zoom.
Lo que he visto durante la pandemia del COVID-19 es que las personas valoran poder interactuar con los demás. Por lo tanto, los alumnos valoran la interacción tanto con sus profesores como con sus compañeros. Esto NO sucede en el típico curso de hacer clic y leer, es por eso que siempre tuvo una alta tasa de abandono.
Los alumnos también valoran mucho ver a sus profesores en vivo, incluso si la calidad de la imagen no es tan buena o si de fondo se ve su propia casa. Hemos gastado mucho dinero en el pasado creando vídeos profesionales que no eran tan atractivos, ya que estaban hechos con actores que solo leían un contenido.
No es solo que los cursos de hacer clic sean aburridos, o frustrantes si están bloqueados, es que los alumnos necesitan ver “personas” que estén “vivas” y se perciban como humanas, que los motiven a asistir a un curso. En cierto modo, ver a sus profesores los hace sentir «vistos».
Entonces, si queremos tener éxito en el nuevo mundo del e-learning, creo que necesitamos añadir más interacción en vivo, especialmente poniendo a los alumnos en el centro de esta comunicación, es decir, con la entrega de tareas en vídeo o en forma de seminarios web. De esa manera, serán realmente vistos».
«Hay dos aspectos: en el contexto empresarial más amplio, a medida que la mayoría de las empresas luchan por la supervivencia, muchas de las intervenciones tradicionales de aprendizaje a largo plazo quedarán en suspenso, especialmente aquellas que son presenciales y cuestan mucho dinero. Estas podrían desplazarse a una mayor oferta de contenido online, sin embargo, a corto plazo, esto podría llevar a una mala experiencia para el alumno, especialmente si el profesor es nuevo en la facilitación online y trata de replicar el modelo tradicional.
En segundo lugar, a largo plazo, espero que la función de la formación se transforme en una parte mucho más integrada del viaje de crecimiento del empleado y de la empresa. Muchos empleados están mejorando y elaborando sus viajes profesionales con sus propias manos y la formación necesita tener una conversación más profunda sobre cómo construir esta comunidad de alumnos dentro y fuera de los límites de la organización».
Estoy de acuerdo con mis colegas expertos en que la respuesta a corto plazo a la pandemia del COVID-19 ha sido una reacción instintiva. Pero eso es comprensible. El movimiento se demuestra andando(*), por lo que es perfectamente lógico que usemos las herramientas a nuestra disposición (como una plataforma de seminarios web) para satisfacer nuestras necesidades urgentes de formación.
También estoy de acuerdo con el consenso de mis colegas en que la sofisticación de nuestra oferta de servicios evolucionará. Para seguir siendo eficaces, nuestras soluciones deben ser más accesibles, mixtas (blended), seleccionadas (curadas), sociales, interactivas, reflexivas y auto navegables.
Y siento que es importante reconocer que los desafíos del aprendizaje a distancia no se disiparán cuando regresemos a la oficina. Habiendo detectado yo mismo el error de trabajar desde casa, estoy dispuesto a dividir mi semana más adelante, y estoy seguro de que no seré el único. Eso significa que, si bien volveremos a poner clases presenciales en la agenda, aún tendremos que atender a nuestro público objetivo desde la distancia.
Así, en medio de la tragedia humana, esta crisis puede generar un destello de bondad: una provocación para cambiar la formación para mejor.
La próxima normalidad.
—
(*) Benjamin Franklin dijo: “Bien hecho es mejor que bien dicho”. De ahí nace la expresión en inglés “Hecho es mejor que perfecto”, que hemos traducido como “el movimiento se demuestra andando”.
Pues bien, sigamos dialogando con él, porque hemos dejado para este post todo lo relacionado con «transformación digital en la educación»: uso de dispositivos, creación de cursos online, evaluaciones automatizadas…
Vamos a ello.
Cómo se mide el aprendizaje
Como bien indica el profesor Ordine, la recogida de datos cuantitativos no implica la comprobación del aprendizaje.
…no explica los efectos que la «escuela digital» produce realmente «en la mente de los estudiantes y en su capacidad de aprendizaje»
Sin embargo, el autor contrapone la educación en valores y la medición del éxito de los instrumentos didácticos a través de datos cuantitativos.
Pienso que la educación en valores puede hacerse a la vez que se mide el éxito de los instrumentos didácticos. Es verdad que la recogida de datos muchas veces no mide si los alumnos han aprendido, sino que mide:
Que hayan finalizado el curso.
Que hayan pasado el test.
Y creo que esto no ha cambiado por pasar a los entornos digitales. Se sigue midiendo que los alumnos aprueben el examen.
Medir el aprendizaje es algo realmente difícil, porque supone observar cambios de conducta que se han producido en el proceso aprendizaje-enseñanza. Cuando lo que se enseña son conceptos, ¿cómo medimos que se han interiorizado? La mayoría de preguntas que se hacen a los alumnos sobre conceptos está evaluando su memoria…
La transformación digital
Pienso que la educación tiene que ser parte de lo que ocurre en el mundo, y no quedarse en un limbo de musas y dioses clásicos. De otra manera, muy pronto se quedaría anclada en el pasado. La educación, como la lengua, ha de estar viva.
Es normal que el profesor Ordine critique la velocidad a la que cambian las innovaciones tecnológicas, un mal que se sufre en todos los sectores y que lleva a realizar inversiones constantes en la actualización:
…rapidísimas innovaciones del mercado (que vuelven en poco tiempo obsoleta, y a menudo inutilizable, gran parte de los materiales adquiridos)…
Esto es una realidad. No es algo ideal, no es quizá deseable, pero sí es un hecho. En todo caso, no implica la segunda parte de la afirmación del profesor:
…significa automáticamente dejar caer en el vacío otros posibles caminos: por ejemplo, el de la formación y selección de los profesores o el de la optimización de la ratio entre docentes y alumnos.
Desde mi punto de vista, la utilización de la tecnología no guarda relación con la selección de profesores ni con la ratio docentes/alumnos. Lo que tendría relación con esto último es la transformación del profesor en facilitador o en tutor, la creación de aulas virtuales y el uso de plataformas para intercambiar contenidos.
Entiendo que el profesor se refiere a la elección de en qué se invierten los recursos, pero la inversión en tecnología requiere en todo caso la formación de los docentes en ella.
Ordine dice:
La buena escuela no la hacen las tablets ni los programas digitales, sino los buenos profesores.
El uso de tabletas, plataformas o pizarras digitales es un tema relacionado con los materiales del aula: a grosso modo, se cambian cuadernos por tabletas y libros por plataformas virtuales. Por tanto, yo puntualizaría: la buena escuela la hacen los buenos profesores, redactores de contenidos y expertos en e-learning que saben optimizar el uso de los medios digitales.
El misterio de la evaluación de los alumnos
Pienso que la evaluación es siempre el escollo. Y que cuando pasamos a entornos virtuales, es la parte más descuidada, peor planteada y más frustrante para los alumnos. Como las preguntas abiertas requieren a un tutor que las lea, se suelen preferir preguntas cerradas de test, relacionar elementos, escoger de una lista, ordenar… Todo aquello cuya corrección se pueda automatizar.
…restringir los objetivos de la enseñanza a la simple superación de las pruebas evaluadoras.
Y en este aspecto, estoy bastante de acuerdo con él… siempre que tengamos en mente las pruebas evaluadoras como test mal planteados.
Hay muchísimos tipos de pruebas que permiten evaluar a los alumnos, y que dependerán de si la formación está destinada a adquirir conocimientos teóricos (información) o si lo está a adquirir destreza en la ejecución de una tarea (desempeño).
Pruebas de evaluación colaborativas
Además, existen pruebas que no responden al modelo tradicional y que para los alumnos resultan bastante atractivas:
Opinión en foros: parecido a una discusión en clase, pero por escrito. En un foro de pregunta/respuesta todos los participantes pueden plantear preguntas y los estudiantes no pueden visualizar las respuestas de sus compañeros hasta después de haber contestado, lo que hace que pueda convertirse en una actividad evaluativa.
Evaluación entre pares: los alumnos presentan un trabajo y después evalúan el trabajo de varios compañeros, de forma anónima. De esta manera se reconoce la capacidad de los alumnos de identificar las pautas con las que van a ser evaluados.
Creación de documentos colaborativos: parecido al tradicional trabajo en el que los alumnos se reúnen en casa de uno para poner ideas en común, pero realizado a través de documentos digitales, con la potencialidad del acceso inmediato a más recursos.
Herramientas para el profesor
La inversión realizada en tecnología se puede amortizar si se utiliza en toda su potencia. A las pruebas de evaluación colaborativas, podemos sumar herramientas que el docente puede utilizar en entornos digitales:
Encuestas: el aula permite una encuesta a mano alzada, pero las herramientas digitales añaden también encuestas en que se vota entre varias opciones. Se puede por ejemplo preguntar a los alumnos qué explicación quieren primero, cuántas pausas prefieren hacer, qué parte prefieren repasar…
Elementos multimedia: el profesor puede utilizar vídeos, tutoriales, unidades interactivas… La cantidad de recursos que tiene a mano el profesor es mucho mayor, así como la facilidad de pasar de uno a otro.
Grabación de la clase: si un alumno no se entera de algo en la clase presencial, pedirá a sus compañeros los apuntes, normalmente, a alguno más «empollón» (yo era empollona, uso la palabra con orgullo y sin connotaciones peyorativas). Tendremos suerte si el otro alumno ha apuntado bien las cosas. En cambio, en entornos virtuales, el alumno puede ver la clase todas las veces que necesite y acceder a los apuntes redactados por el profesor (sin errores de interpretación).
Estos son algunos de los elementos que me llevan a defender la transformación digital en la enseñanza.
¿Cuál es tu experiencia? ¿Crees que los entornos virtuales para los alumnos están bien diseñados? ¿Prefieres el libro de texto? Gracias por leer y por comentar. 🙂
A pesar de tratarse de un libro sobre los clásicos de todos los tiempos, desde el principio estamos leyendo a un profesor de vocación.
Así, en su prólogo, el autor habla sobre pedagogía. Al leerle, me he dado cuenta de que quizá en algún momento he compartido su forma de pensar, pero ahora no lo hago, o no en todos los aspectos que expone.
¿Qué dice Ordine?
Saber enseñar o dominar la materia
Nuccio Ordine señala que es fundamental dominar la materia para poder enseñar.
Si no se domina esa literatura específica, ningún manual que enseñe a enseñar ayudará a preparar una buena clase.
Esta fue la primera frase que subrayé, porque, desde mi punto de vista, saber enseñar (y saber comunicarse) es más importante que dominar la materia. El rol del profesor ha cambiado, ha pasado de ser la autoridad y el experto del que mana todo el conocimiento a ser un facilitador y un comunicador en posesión de técnicas pedagógicas. Así, la «buena clase» está formada por varias fuentes de conocimiento, aparte del profesor.
Esto no significa que el formador pueda impartir una clase si ignora por completo una materia. Lo deseable es que la conozca en la mayor profundidad. Pienso sin embargo que, si tenemos que elegir qué pesa más, el docente tiene que saber enseñar «de lo que sea», y esto es conocimiento de pedagogía, metodologías y comunicación.
Amar lo que se enseña
Otro aspecto que Ordine destaca en su prólogo es la importancia de amar lo que se enseña. Nos dice:
No se puede hablar al alumnado sin amar lo que se enseña. Una pedagogía rutinaria acaba por matar cualquier forma de interés.
Es cierto que es mucho más difícil comunicar algo que no se ama, pero es posible. Pensemos en los actores: un actor tiene que interpretar a Hitler pero no ama a Hitler, es más, lo detesta. No digo que un profesor sea un actor… pero hay algunas trazas. El formador en el aula, por comunicar interés en la materia, puede utilizar todo tipo de recursos, sin que esto implique su amor por ella. Dependerá de «las tablas» que tenga, y volvemos a la comparación con el actor.
Ademas, pienso que las dos frases de Ordine no pueden ser consecutivas, una no implica a la otra. De la falta de interés al amor por la materia hay un gran trecho. La pedagogía rutinaria se hace cuando no hay interés por parte del que enseña no tanto en la materia, sino en los alumnos.
¿El objetivo de la enseñanza debe ser la profesionalización?
Esta es la pregunta fundamental que subyace en su prólogo y que hace comprender su rechazo a la formación online. Solo tenemos que leer:
… formar pollos de engorde criados en el más miserable conformismo…
Aquí, dolorosamente, profesor Ordine, es donde en otra época habría estado de acuerdo con usted, pero ya no.
Yo disfrutaba enormemente de estudiar cuando era pequeña. Lo que contaban los profesores se me quedaba grabado, no tenía que memorizar ni repasar. Estaba fascinada.
Sin embargo, aquello que estudié, ¿adónde ha ido? ¿Me ha servido de algo escuchar datos sobre decenas de autores de distintos siglos? Los datos no, recuerdo las anécdotas. ¿Aprender a hacer la raíz cuadrada? Ahora no sabría por dónde empezar, pero sí me quedo con la capacidad de razonamiento lógico que dan las matemáticas. ¿Saber fechas de nacimiento y muerte de reyes? Lo que sí veo importante es recordar la relación entre los siglos y las épocas.
Considero importante conocer la literatura, la filosofía y la historia. Dice Ordine:
El estudio de la literatura, la filosofía y la historia será una inspiración para que los jóvenes busquen una vida plena, una vida que incluya hacer aportaciones creativas e innovadoras a la sociedad.
No puedo estar de acuerdo en que el estudio de las asignaturas de humanidades per se implique que los estudiantes sean más creativos. Quizá lo puedan ser más con asignaturas como las matemáticas, la robótica o con juegos «profesionalizados».
Todo depende de cómo se enseñe. Y volvemos a la metodología y a las dinámicas elegidas.
La elección de la carrera
Ante la elección de una carrera universitaria, [los alumnos] se sienten desgarrados por un terrible dilema: ¿qué hacer?, ¿seguir libremente sus intereses o dejarse condicionar por una opción basada exclusivamente en las oportunidades del mercado?
Yo hubiera agradecido que las materias tuvieran un mayor contacto con la realidad del mercado laboral, no solo cuando estudiaba en el colegio, sino especialmente en la carrera. Hice una carrera aparentemente utilitaria, Económicas. Sin embargo, muy pocas personas son realmente «Economistas», ya que este saber es fundamentalmente teórico.
En las empresas se hace contabilidad, se recogen datos y se organizan en distintas cuentas. Nada que ver con las distintas teorías macro y microeconómicas. Así, un recién licenciado en la carrera que yo estudié no tiene mucha idea de qué hacer en el mercado laboral. ¿No es esto importante? Yo diría que es crucial.
El destino individual
Dice Ordine que:
…quien ha cursado con pasión disciplinas consideradas «sin futuro» ha tenido, a veces, muchas más posibilidades de realizarse.
Pienso que el destino de cada uno tiene muy poco que ver con las disciplinas que se han cursado. Me gustaría ponerme de ejemplo de nuevo: yo no me he realizado ni como economista ni como «literata». Cursé con pasión, usando las palabras de Ordine, la carrera de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, una carrera sobre la belleza de la obra poética.
Y mientras la cursaba, podía observar con claridad cómo no iba a poder dedicarme a nada relacionado con ella.
Mi realización ha ido por el camino que la vida me ha marcado, y pienso que habría dado igual lo que hubiera estudiado, si bien todo me ha servido para algo.
Retomaré las reflexiones de Ordine en otro post, porque dan para más.
¿Cuál es tu experiencia? ¿Te ha servido lo que has estudiado? ¿Crees que es más importante un aprendizaje humanístico o uno utilitario? ¿Eres profe y estás totalmente en desacuerdo conmigo? ¡Cuéntame! 🙂
Hace poco comentaba que mi trabajo, tal como era, podía cambiar radicalmente, a pesar de basarse en las nuevas tecnologías. Pues bien, así ha sido al menos temporalmente y me gustaría hablaros del proyecto tan bonito que lo ha hecho posible.
Se trata de Aprendemos en casa, un programa que ha puesto en marcha el Ministerio de Educación y Formación Profesional en colaboración con RTVE y que se está emitiendo en Clan TV y en La 2. Training Wheels se ha ocupado de crear un hilo conductor de los contenidos de cada bloque por edades y que permitirán que niños y niñas repasen y, sobre todo, se vean acogidos si no tienen acceso a otras tecnologías.
Pues bien, yo he participado en las ediciones que se emiten entre el 13 de abril y el 22 de mayo.
Proyecto liderado por Training Wheels
Magdalena Martín Arbesú, co-fundadora de Training Wheels, ha liderado un equipo de profesionales excepcionales que han hecho posible producir en tiempo récord una gran cantidad de contenidos adaptados a cada bloque de edad:
Clan TV: Primaria
9.00-10.00 – de 6 a 8 años.
10.00-11.00 – de 8 a 10 años.
11.00-12.00 – de 10 a 12 años.
La 2: Secundaria
Importante, porque las clases que se emiten para secundaria han cambiado los horarios de esta manera:
9.30-10.30 – de 12 a 14 años.
10.30-11.30 – de 14 a 16 años.
Asignaturas por día
Lunes: matemáticas.
Martes: ciencias sociales.
Miércoles: educación física y educación artística.
Jueves: lengua e idiomas.
Viernes: ciencias naturales.
Profesores y profesoras de todas las asignaturas han trabajado muy duro, con la ayuda de guionistas y editores, para crear estos contenidos con una buena calidad y poder tenerlos a tiempo.
Mientras el personal sanitario y de servicios básicos se dejaba la piel cada día, me preguntaba:
¿Qué puedo hacer yo para ser útil y estar al servicio durante esta gran crisis?
Porque no soy médico, no soy enfermera, no soy cajera, no soy transportista, no sé coser… anda, que ya me vale.
Lo que sí sé hacer es escribir contenidos de formación. Si podía aportar algo para que las cosas sigan adelante, ha sido esta colaboración con Training Wheels y un montón de profesionales muy especiales.
Así que en estas semanas (parece que han pasado meses tanto por la intensidad del trabajo como por la forma en que hemos aprovechado el tiempo) he podido conocer a personas maravillosas con las que me gustará seguir en contacto, he aprendido mucho sobre cómo comunica cada docente los temas fundamentales de su asignatura haciendo que resulte entretenida, he apreciado cómo se implicaba cada profesional en su parte del trabajo y en colaborar con el resto, he visto superadas mis expectativas sobre el resultado final de nuestro trabajo.
Ha sido de esas veces en que el trabajo en equipo lo es de verdad y de forma efectiva.
Lo más bonito de proyectos como este es que cualquier persona que encienda la tele esos días y en esas horas puede disfrutar de sus resultados. Otras veces he participado en proyectos muy grandes pero que solo iban a disfrutar los trabajadores de una determinada empresa. De hecho, es posible que este sea el proyecto con más difusión en el que he participado, por lo que, una vez más, solo puedo estar agradecida.
¿Por qué ver esta programación?
Pues si todavía no os he convencido con mi implicación personal y el orgullo de haber pertenecido a este proyecto, os doy algunas razones más:
Porque se ha hecho una selección de contenidos variados y se ha trabajado en crear un hilo argumental, no con el fin de que los niños y niñas salgan de estas semanas con todo aprendido, sino con el fin de que sigan repasando las distintas asignaturas y tengan un entretenimiento diario.
Porque se ha tenido en mente sobre todo a niños y niñas que no pueden acceder a otros recursos tecnológicos, de manera que siempre se han propuesto actividades que se pueden hacer sin utilizar ningún dispositivo.
Porque se ha seleccionado a profes que comunican muy bien, de forma cercana y amena, para presentar cada bloque y animar a permanecer atentos hasta el final.
Porque los docentes plantean un reto al final de cada bloque con el que los niños y niñas pueden poner en práctica lo que han aprendido, su creatividad, su razonamiento lógico, su capacidad de juego…
Porque esta programación recuerda las medidas básicas de seguridad, a qué día estamos y lo importante que es permanecer en casa aunque echemos de menos a los abuelos.
Porque anima a niños y niñas a seguir motivados por aprender, completar los retos y jugar.
Me encantará saber que recomendáis ver estos programas a vuestros hijos e hijas de estas edades, con profes guays y que les mantienen entretenidos y al día. 🙂