Si eres experto en un contenido y te han pedido escribir material para un curso, probablemente también te han pedido la redacción de algunas preguntas de test, puesto que sabes qué es lo relevante de tu especialidad.
Este artículo está escrito para ayudar a los expertos a redactar preguntas de test sin tener que sufrir especialmente por ello. Incluso los profesionales de la formación que llevamos años redactando evaluaciones iniciales y finales y actividades intermedias, sabemos que es la parte menos agradecida de la creación de cualquier contenido formativo.
Evitemos que al alumno le llegue nuestra incapacidad para redactar un test que sea realmente significativo.
Relaciona las preguntas con los objetivos
Redacta las preguntas de evaluación teniendo en mente los objetivos que se esperan alcanzar con esta formación. Los objetivos no son aquello que la entidad formadora pretende lograr (sorprende la cantidad de veces que esto se confunde), son lo que el alumno ha de ser capaz de saber o hacer con el contenido que se le imparte.
Cuando no se tienen en mente los objetivos que el alumno ha de alcanzar, se redactan preguntas demasiado triviales (insultantes) o muy difíciles (insultantes también), alejadas de lo que es relevante de la formación.
Preguntas muy fáciles
Se trata de las preguntas obvias, con respuestas peregrinas y una claramente verdadera. El alumno/a percibe este tipo de test como una pérdida de tiempo.
Preguntas muy difíciles
Son aquellas preguntas que requieren ir más allá de la información expuesta o también una memoria de elefante. Cuidado, no estamos examinando la memoria del alumno. La idea es testar si ha comprendido y puede aplicar los conceptos, no si ha registrado los contenidos como si de una grabadora se tratase.
No se trata de “ir a pillar”.
¿Cómo redactar las preguntas?
Normalmente, en las evaluaciones se incluyen preguntas de respuesta simple, verdadero o falso o de respuesta múltiple. A veces también se incluyen preguntas de relacionar, ordenar o rellenar huecos, pero son menos frecuentes en una evaluación. En todo caso, la dinámica que se esconde detrás en la misma en todos los casos.
Una pregunta de respuesta simple está formada por un enunciado, afirmación o pregunta seguido de una serie de respuestas posibles, una de las cuales es correcta o claramente mejor que las otras opciones.
Para la correcta redacción de este tipo de pregunta, hemos de contemplar los tres elementos que la forman:
Cómo se redacta el enunciado de una pregunta de evaluación
Puede tratarse de una pregunta o de una afirmación incompleta, pero siempre precisa.
El enunciado ha de plantear un problema, la tarea o el objetivo que el alumno debe realizar, de una manera concreta y útil.
Si queremos preguntar por la altura del edificio Empire State:
Forma incorrecta | Forma correcta |
El edificio Empire State: | ¿Cuántas plantas tiene el edificio Empire State? |
a) tiene 102 plantas. (respuesta correcta) | a) 25 |
b) se construyó en 1917. | b) 57 |
c) es principalmente un edificio de viviendas. | c) 72 |
d) se encuentra en Chicago. | d) 102 (respuesta correcta). |
El enunciado ha de poner foco en el conocimiento profundo que se desea evaluar del alumno, por ello, ha de ser concreto y detallado.
Tipo de pregunta a realizar
Deben utilizarse lo términos “por qué” (¿Por qué ocurre algo y no otra cosa?), y “cómo” (¿Cómo debe realizarse algo?) mejor que “quién”, “dónde” y “cuándo”, ya que estas últimas suelen preguntar nombres, fechas y lugares, datos que se aprenden de memoria o que se pueden consultar fácilmente.
Preguntar por definiciones
Las definiciones no deben utilizarse como enunciados, ya que resultan preguntas artificiales y no miden un logro útil. Es mucho mejor aportar el término en el enunciado y ofrecer posibles definiciones en las opciones.
Ejemplo:
¿Cuál de las siguientes afirmaciones describe el proceso de la migración de las aves?
- la invasión del territorio de un ave por otras especies
- el proceso de construcción de un nido
- la continuación de las especies
- el movimiento de una región a otra (correcta)
- el nivel de actividad creciente
Las opciones correctas
- Proporcionan una respuesta clara y precisa al enunciado.
- Deben ser lógica y gramaticalmente consistentes con el enunciado.
- Procura evitar el “ninguno de los anteriores”, “todos los anteriores”. Este tipo de opción es pobre y el alumno la reconoce como una forma de rellenar un número de opciones predeterminado (por ejemplo, cuatro) cuando solo se tienen tres opciones válidas.
Los distractores
Se trata de las opciones que no son correctas o no son la mejor opción para responder a un enunciado. Han de ser respuestas que parecen posibles y que solo son detectadas por los alumnos que han trabajado los contenidos.
Han de utilizarse tres o cuatro distractores por cada enunciado. Menos distractores hacen más probable acertar la respuesta por azar.
Deben ser similares entre sí y con la respuesta correcta en cuanto a longitud, construcción y precisión.
Han de construirse a partir de errores de interpretación comunes y conclusiones posibles pero equivocadas.
No pueden solaparse entre sí ni con la respuesta correcta.
Ejemplo de forma incorrecta:
¿Dónde está situado Oslo?
- Al norte del Círculo Polar Ártico
- Al norte del Trópico de Cáncer (correcta)
- Al norte del Ecuador
- Al sur del Ecuador
- Al sur del Trópico de Capricornio
En esta pregunta, la respuesta c) también es correcta, lo que puede llevar a confusión y frustración a los alumnos.
¿Cómo controlar la dificultad de una pregunta?
Cuanto más parecidas son entre sí las posibles respuestas, más difícil es contestar a la pregunta. En el caso del número de plantas del Empire State, podemos ofrecer opciones alrededor de la respuesta correcta, 102: 101, 103, 104…
Algunas reflexiones finales
Todos los que redactamos preguntas de test cojeamos de algún pie:
- La respuesta correcta de nuestras evaluaciones suele ser la c), o nunca es la a), o casi siempre es la de “todos los anteriores” o “ninguno de los anteriores”.
- Algunos redactores tienen un gusto especial por preguntar en negativo, con lo que llevamos al alumno a confusión. También lo hacía el TomTom: “¿Desea evitar los peajes?”. Si digo no, ¿estoy diciendo que quiero peajes o que no? Hay que preguntar siempre en afirmativo.
- Otros redactores son de hacer la respuesta correcta muy larga y completa y el resto de opciones cortas o sin sentido: el alumno avezado lo va a descubrir pronto.
- Tampoco es muy rico el uso de “sí, siempre”, “sí, pero depende de…” porque aumenta la carga cognitiva y lleva a confusión.
Dejemos atrás los recuerdos de pesadilla de los exámenes que nos hicieron durante nuestros estudios y creemos el test de evaluación con la mente fresca.
Para saber más
SCANNELL, Dale P. TRACY, D.P. Testing and Measurement in the Classroom. Ed. Houghton Mifflin Company, 1975.
3 respuestas a “¿Cómo escribir un test de evaluación sin morir en el intento?”