La cantante calva
La cantante calva, escrita por Eugene Ionesco y obra exponente del teatro del absurdo, se está representando en el Teatro Español, hasta el 11 de junio. Animamos a verla porque resulta tremendamente moderna y su puesta en escena es muy original.
La obra fue escrita en francés, tiene reflejo de un cuento rumano, y es también una crítica al método de aprender idiomas a través de frases un tanto ridículas. No hay acción, ni trama, no ocurre prácticamente nada, sino que los personajes hablan, hablan y no dicen gran cosa. La escena transcurre en un típico salón inglés.
La cantante calva utiliza técnicas vanguardistas y una ruptura del lenguaje, haciendo que el discurso sea incoherente, aunque guarde una lógica aparente, que se va erosionando con el avance de la obra.
De esta manera, parece que los personajes declaman textos sin sentido y sin intentar comunicarse, y aquí valoramos especialmente el trabajo de los actores que representan actualmente la obra. Para el público, el mensaje de fondo sería: “o lo tomas o lo dejas, no vamos a intentar acercarnos”. No hay complicidad con el público.
Por otro lado, no existe el tiempo, se rompe la cronología, un reloj marca horas imposibles, desordenadas.
La estructuración del tiempo en el Análisis Transaccional
Eric Berne, psiquiatra fundador del Análisis Transaccional, definió seis formas de estructurar el tiempo cuando estamos en grupo, desde la más alejada de los demás, el aislamiento, hasta la más cercana, la intimidad:
De alguna manera, Ionesco pone de manifiesto el tipo de conversación segura y sin riesgos que se da en los rituales y pasatiempos cuando nos relacionamos. Y no parece casual que sea el tiempo el que domine la escena a través de las campanadas sin sentido de un reloj, elemento muy bien logrado en la puesta en escena de Luis Luque. Es una indicación de la forma arbitraria de estructurarlo.
Rituales
En los rituales, utilizamos siempre las mismas o parecidas expresiones, como cuando nos saludamos. Hay rituales que pueden durar mucho tiempo, como los religiosos. Normalmente se espera una respuesta cuando lanzamos un saludo, pero no parece importar demasiado el contenido de esa respuesta, “el texto”. Basta, como ocurre en La cantante calva, con escuchar un chasqueo de lengua de nuestro interlocutor.
Pasatiempos
En los pasatiempos, hay algo más de interacción, ya que su contenido no es tan previsible. Los pasatiempos no están programados pero son esperables. Aluden a un tiempo pasado: “¿qué ocurrió ayer?”. Es una conversación superficial y cómoda, “entretenida”. Al igual que cuando en La cantante calva los dos matrimonios burgueses están esperando a ser entretenidos por las anécdotas que pueda contar el capitán de los bomberos. O en general, en toda la obra.
Intimidad
Lo que ocurre con cualquiera de las formas de estructurar el tiempo que no sea la intimidad, es que los que interactúan reciben “caricias” (una retroalimentación positiva o negativa de los demás) sin arriesgarse a ser vulnerables, exponer sus sentimientos o vivir el momento presente.
En efecto, en una forma de comunicación de intimidad no hay un nivel profundo que se opone al nivel superficial de la conversación, el que se escucha.
En La cantante calva la angustia que destilan los personajes es clara desde el comienzo de la obra, aun con un telón traslúcido bajado, hasta el punto de conseguir el silencio de los espectadores sin hacer ningún tipo de anuncio, solo dejando escuchar esas repeticiones de palabras en perfecto inglés británico, solo observando ese moverse de los personajes robotizados como en una caja de música que les traza el surco por el cual pueden desplazarse.
Referencias
- Entradas a La cantante calva.
- El interés por La cantante calva y por Ionesco nos lo despertó Eugenia Popeanga, y le damos las gracias.
- Puedes escuchar aquí al propio Ionesco leer la obra.
2 respuestas a “La cantante calva: rituales y pasatiempos”