Podría decir artesanos.
Podría decir que están a la vista pero tú no ves sus nombres.
Son, somos, las personas que trabajamos en tareas creativas que quedan “por detrás”, sumidas en el anonimato, por las que no nos pueden elogiar en abierto ya que no llevan nuestra firma.
El primer artista
El primer artista así que quiero nombrar es mi propio padre. Mi padre ha sido un diseñador gráfico con su propia empresa de publicidad. Puede que sea fácilmente el único dibujante en España capaz de ilustrar libros de anatomía forense y fisioterapia, con una técnica artesanal que comienza con el dibujo en papel, incluso con una pintura, que luego es escaneada y tratada digitalmente en Photoshop.
Las ilustraciones de mi padre aparecen en muchos libros de medicina. Nunca verás su nombre en ellos. Es como si el ilustrador no existiera.
Rellenar lo que hacen otros
Los artistas en la sombra “rellenan” el contenido de lo que lleva el nombre de otro. A veces no de una persona, sino de una organización.
Pueden ser diseñadores gráficos como mi padre, traductores, guionistas, fotógrafos, programadores, desarrolladores, escritores como yo…
Tenemos en común que contribuimos con lo mejor de nosotr@s a una obra final en la que no habrá títulos de crédito.
Los títulos de crédito
Antes Hollywood era así. Una vez me documenté sobre una actriz de Hollywood que tuvo su esplendor en los años veinte. En esa época, las películas no llevaban los nombres de actores y actrices para evitar que cobraran más. El cambio se produjo en vida de esta actriz, que pasó de cobrar 25 dólares por semana a cobrar 500 dólares. En los años veinte…
Actualizo este artículo con más información sobre los títulos de crédito: ¿alguien se fija en quién es el guionista? Aquel o aquellos que inventan la historia, que la crean, y que quizá la adaptan a las exigencias de quien la produce, ellos parece ser, también son artistas en la sombra, como comenta aquí Natxo López.
Las obras creadas por artistas en la sombra
Una obra así, con artistas en la sombra, puede ser un anuncio publicitario, un curso online, un calendario, un libro de texto…
Y aquí quiero mencionar uno de mis libros de texto preferidos: Alféizar de 2º (de E.G.B., es decir, de primaria).
Alféizar de 2º es un libro de Anaya que consiste en una serie de textos adaptados, ilustraciones bellísimas y actividades para niñ@s de 7 años. Le debemos este libro a Gonzalo Abril Curto, Mercedes Gómez-Carrillo Carrasco, María Teresa Sancho Castiello y la coordinación de Benjamín Aragón González. Los tres primeros “han colaborado en la redacción de este libro”. Mi profundo agradecimiento porque es un libro mágico, lleno de obras de grandes escritores muy bien adaptadas.
Pero, ¿quién lo ilustró? No lo sé.
Me pasé las horas muertas observando cada uno de los dibujos que tiene este libro. Para algunas obras como El burro flautista o El lagarto está llorando, la imagen mental que tengo es el dibujo de este libro.
En todo caso, el orgullo de artista por delante
Yo no me siento mal por dedicarme a redactar o recrear textos que nunca llevarán mi firma. Al contrario, me siento orgullosa de poder participar en grandes proyectos con compañías de primera línea, porque son los que permiten hacer algunas formaciones muy interesantes: recursos de alto nivel (como fotografías de buenos fotógrafos, imágenes diseñadas por buenos diseñadores gráficos, ilustraciones de buenos ilustradores), gamificación, planteamientos novedosos, respeto por el alumno adulto…
Solo a veces tengo cierta “mistalgia” de reconocimiento con nombre y apellidos, ese que sí tienen los artistas que trabajan en el cine o teatro, los que escriben libros que se venden, los que exponen sus cuadros o fotografías… Mistalgia o melancolía por el recuerdo de una dicha que no tuve. O solo tuve brevemente.
Solo un poco de mistalgia.
Nota final: ¿acaso los introvertidos (INFJ y otros) no buscamos este tipo de trabajos que nos permiten trabajar en solitario y sin tener que exponernos? Si hay algun@ leyéndome, me gustaría conocer tu opinión.
Luego está este otro tema que menciona Dibujando con palabras… Quizá otro día nos unamos a su reflexión.