Un libro de realidad aumentada

En abril os avisé de la publicación de mi libro más ambicioso: Itinerario personal para la empleabilidad, II. Pues bien: el libro no se extingue en sus páginas, sino que va mucho más allá. En muchos aspectos, es un libro de realidad aumentada, que trae consigo muchos recursos que le van a venir genial al profesorado que va a impartir este módulo, y más si es su primer año. Así, el libro aún se está escribiendo: el equipo de Paraninfo y yo estamos preparando estos recursos de realidad aumentada.

¿Qué recursos se extienden más allá del libro?

Pues te cuento: ya el propio volumen en papel trae los cómodos códigos QR para que el alumnado pueda visitar los muchos enlaces que aporto, tanto para reforzar los puntos que tratan las unidades como para ampliar la información. Además, el profesorado que confirma su adopción como libro de texto, recibe recursos que me habría encantado tener cuando comencé a dar clases. Os cuento el detalle pormenorizado de cada uno (por cierto, cada recurso tiene una relación directa con los resultados de aprendizaje y los criterios de evaluación que establece la normativa):

  • Solucionario: la mayoría de las actividades que se plantean en cada unidad no tienen la solución en el libro, como ocurre con el test de comprobación, las preguntas de aplicación y ampliación y, sobre todo, el caso práctico propuesto y el reto. Para el profesorado, es un apoyo fundamental tener las soluciones sin tener que elaborarlas ellos mism@s.
  • Anexos: he procurado que este libro hable de herramientas actuales para que resulte más fácil realizar un trabajo una vez se acceda al mercado laboral. En los anexos, se amplía la información sobre cómo se utilizan estas herramientas, paso a paso. Estos anexos están tanto en formato PDF como SCORM, es decir, el profesorado puede subir el recurso a su plataforma (Moodle o similar) y el alumnado puede consumir estos recursos en formato interactivo. Como además son evaluables, presentan una ocasión excelente para valorar la utilización de las herramientas.
  • Examina: por si la cantidad de actividades que trae cada unidad no fuera suficiente, se ofrece un «Examina» con preguntas adicionales de todo tipo y con su solución. El objetivo es que el profesorado pueda plantear preguntas o exámenes más allá de las cuestiones que su alumnado ya puede encontrar en el libro.
  • Cuaderno del alumno: es un recurso con el que el alumnado puede repasar los contenidos, ya que propone actividades prácticas para todas las unidades, en formato de preguntas abiertas.
  • Programación didáctica: sé muy bien el esfuerzo que supone al profesorado crear sus programaciones didácticas cuando al mismo tiempo están preparando las clases, las presentaciones y otros temas. Así que considero que este recurso les vendrá a las mil maravillas, aunque tengan que hacer pequeñas adaptaciones.
  • Libro digital proyectable: el libro puede colgarse en formato digital en una plataforma como Moodle, de manera que será navegable.
  • Presentación en PowerPoint: se ofrece una presentación en PowerPoint para cada unidad. ¡Así se las ponían a Felipe II! ¿Sabes el tiempo que se dedica a crear presentaciones para la siguiente clase? Quizá cada profesor/a dedique al menos el mismo tiempo a preparar una clase que a impartirla, sobre todo los primeros años.
Esta es una diapositiva de ejemplo, en la que se plantea un resumen de lo que se ve en el primer apartado de la Unidad 3.

¿Alguna ventaja más de IPE II?

Desde el principio, la editorial me planteó que querían un libro diferente, novedoso y rompedor. Así, creé todo el contenido desde cero, sin consultar libros anteriores de los módulos Empresa e iniciativa emprendedora (EIE) o Formación y orientación laboral (FOL), pero con el asesoramiento de un profesor experto, unidad por unidad.

Así, el resultado es un libro fresco, moderno, creativo, que no se entretiene en hablar de leyes y normativas, sino que las referencia y se centra en ser práctico, buscando que los conocimientos se apliquen.

Me gustaría destacar especialmente los retos. Es verdad que se ha puesto de moda que haya retos en educación. Lo que pasa es que yo llevo planteando retos desde mi participación en el programa de RTVE Aprendemos en casa, cuya parte pedagógica lideró Training Wheels, y que surgió a raíz de la pandemia. A los guionistas, especialistas en preparar contenidos pedagógicos, nos transmitieron muy bien cuál es la idea de un reto: se trata de plantear una problemática al alumnado, que tendrá que utilizar su pensamiento crítico (y muchas otras competencias) para resolverlo. Es el planteamiento, no es el «te guío paso a paso».

Así, en el libro de Itinerario personal para la empleabilidad, II planteo retos como estos:

  • Un equipo de alto rendimiento en un entorno extremo. Imagina que la Tierra ha comenzado un proyecto para establecer una colonia en Marte, y tú eres candidato/a para formar parte del equipo ¿Posees las competencias personales, sociales y emocionales para ser un miembro clave de esta expedición?
  • ¿El fin justifica los medios? Este reto profesional consiste en aprender sobre Shein y determinar hasta qué punto cumple o no con los valores éticos y sociales de la economía circular y la economía del bien común. Si no los cumple, ¿el fin justifica los medios?
  • En el mundo soñado por Elon Musk. Ahora vivimos en el mundo soñado por Elon Musk, un mundo crecientemente inundado de inteligencia artificial, big data, aprendizaje automático, redes neuronales… Es en este mundo en el que tienes que encontrar trabajo.
  • Mission: it’s possible! Eres un agente de la IMF (Fuerza de Misiones Imposibles). Tu misión investigar cómo las startups innovadoras pueden integrar principios de sostenibilidad en sus proyectos. Te infiltrarás en una empresa emergente del LinkedIn Top Startups 2024 para obtener conocimientos clave que puedan revolucionar el desarrollo de tu propia startup sostenible.

Y hasta aquí puedo leer: os aseguro que tanto los retos como los casos prácticos están desarrollados con mucho detalle y diseñados para aplicar lo aprendido en las unidades, con un traslado fácil al mundo real, y siempre con los RA, CE referenciados. Así, aconsejo este libro no solo al alumnado de FP, sino al alumnado en sus últimos años universitarios.

Lo sutil ¿se lo lleva el viento?

¿Qué podrán averiguar de nosotr@s los humanos del futuro, cuando no tengan acceso a ninguna de las tecnologías intangibles, porque serán inservibles?

Hace muchos años que trabajo con «información» etérea como este blog que lees ahora.

Y eso que en mi primer trabajo, aún no había ordenadores en todos los escritorios, y había personas reacias a que les pusieran uno. Los que teníamos ordenador lo usábamos como sustituto de una máquina de escribir, es decir, aún no había email, ni internet.

Cuando trabajé en estudios de mercado, la respuesta verbal de una persona (el entrevistado) se convertía en un dato, grabado en «una cinta» (en realidad era un disquete, pero que se llamase «cinta» nos revela un origen aún más remoto). Esos datos se tabulaban (se disponían en tablas) y esas tablas se imprimían. Cada proyecto podía arrojar 200, 300, 500 páginas de tablas de datos. Lo tangible eran esos tochos de papel. Si te habías equivocado, había que volver a imprimir esas 200, 300 o 500 páginas. Los técnicos trasladaban la información fundamental de esas tablas a bonitas presentaciones de PowerPoint. De lo que dijeran a los clientes sobre sus conclusiones, tan solo quedaría el archivo de la presentación.

Dando clase, lo intangible en sí era la clase, la impartición. Es un fenómeno cuyas evidencias son los apuntes, los libros, los exámenes, las diapositivas… Pero el hecho en sí es inasible, aunque puede contemplarse. Es un fenómeno similar al teatro, cada representación de la obra es única, solo se produce una vez, no puede atraparse.

Y así con el resto de mi trayectoria laboral, en lo que respecta a lo impalpable: los cursos de formación online pueden evidenciarse, están ahí, pero solo si tienes acceso y la tecnología que los desbloquea. Muchos de ellos quedaron inservibles cuando se desactivó Adobe Flash, con el que se hacían auténticas maravillas. Y otros muchos no pueden actualizarse porque no se tienen los archivos fuente.

Mucho trabajo que se hizo en el pasado con software que ya no existe se ha perdido para siempre, tanto archivos de texto como de imagen. Y está ahí, en un disquete, o en un CD, cuando no en un rollo de película, totalmente inservible y obsoleto.

Dentro de 500 años

Si, desde una cultura dentro de 500 años, nos estudian, ¿qué trazas pueden llegarles de lo intangible? ¿Cómo rescatarán, si es que pueden, un «producto» totalmente vago, abstracto, casi irreal, si la tecnología asociada a él ya no existe? ¿Acaso podrán averiguar nuestros avances con la IA? Tal vez el registro tangible del hoy tecnológico sean los servidores. Me los imagino con hierba por abajo y hiedra pegada a su alrededor, dejándolos casi ocultos.

Quién sabe si la posteridad nos encontrará como trogloditas. Imagen de Pixabay generada por IA.

También me pregunto si estamos sacando las conclusiones correctas de culturas pasadas, cuando se han podido perder muchos libros, si los había, o inscripciones, y lo oral no se ha reflejado en ninguna parte, tampoco las representaciones, ni quizá muchos de los trabajos.

Todo lo sutil se lo llevó el viento.

Si quieres algo muy tangible, tengo dos libros recién publicados y que recogen mucho de lo que vengo contando en este blog:

  • Para las personas que estáis interesadas en temas de aprendizaje en el aula, pero también en comunicación, tenéis este libro: Habilidades de comunicación en el aula, que trata de temas como el lenguaje del cuerpo, las estrategias para hablar en público o cómo gestionar conflictos en un aula.
  • Para quienes estáis interesados en el desarrollo personal, especialmente en cómo establecer objetivos y alcanzarlos, el funcionamiento de las emociones y el cerebro, o la excelencia en la conversación del coaching tenéis este libro: Herramientas de coaching.

Disfruta y gracias por leer.

El choque

Así lo he percibido, como un choque entre dos mundos, dos mundos que me apelan desde lugares aparentemente opuestos: un episodio nacional de don Benito y el último libro de Isra Bravo.

La portada

Ya desde la portada, vemos dos versiones que chocan y dialogan entre sí de esta manera:

El clásico libro con la imagen de un cuadro de Isabel II frente a una aséptica portada de negro sobre blanco con frases impactantes en mayúsculas.

Ambas portadas nos cuentan qué hay dentro, pero de formas muy distintas. Diría que es más sugerente la de Isabel II. ¿De qué va, exactamente, Las tormentas del 48? Tengo que abrirlo y leer para saberlo. En la portada de 300 palabras se me describe muy bien qué voy a encontrar: un método de cómo escribir esas 300 palabras para tener todos los éxitos.

Vamos a abrir el libro

Abrimos ambos libros, encontramos las solapas interiores que nos hablan del libro y del autor:

Solapas de ambos libros, que de nuevo se relacionan en la forma en la que presentan al autor y al libro.

Isra Bravo lanza un mensaje muy poderoso, de autoridad. Nos remite a su página web, asegurando que no necesita utilizar las redes sociales: tiene otras técnicas. A Galdós me lo ha pintado Sorolla (nada menos), y el episodio lo presenta Manuel Salcedo Olid, escritor.

Pero, vayamos a la imagen en sí de cada autor. Isra Bravo muestra una imagen en blanco y negro con un look moderno y casual, el pelo rapado y la camiseta negra, un aspecto sólido y neto, como sus palabras en la portada. Don Benito muestra elegancia en su vestimenta y su postura, un cigarro con boquilla en la mano derecha, un bastón en la izquierda, un lazo en el cuello y su característico bigote.

Atención a las miradas: Isra Bravo mira a cámara, es decir, mira al lector, aumentando esa sensación de desafío, de «aquí estoy yo, ¿qué pasa?», pero Sorolla pintó a Galdós con la mirada desviada, pensativa, melancólica. Quizá don Benito transmite: «Tú lee, luego me cuentas, yo ya estoy concibiendo la siguiente historia».

Lo de dentro

Pasamos a ver cómo arrancan estos dos libros, tan diferentes, cómo siguen su conversación, mostrando cada cual qué tipo de libro es, qué tipo de autor, qué se puede esperar.

Primeras páginas de ambos libros.

Ya vemos lo que os comentaba en el post anterior sobre la densidad de los episodios nacionales: en el libro de Isra Bravo las palabras respiran, bailan con una coreografía neta, como la de la foto del autor, esperando que lleguen mejor al lector gracias a esta holgura. A la izquierda, el autor nos regala un vídeo.

Don Benito entra de lleno en el personaje, que habla en primera persona, nos sitúa en la época «Hoy 13 de octubre de 1847» y en el lugar. La numeración del capítulo nos hace ver otro detalle que no comparte con Isra Bravo: no hay títulos en los capítulos de los episodios nacionales, solo números romanos correlativos, que suelen llegar al XXX o sobrepasarlo ligeramente.

Pero Galdós hace algo más: ese primer capítulo hace simpático y cercano al nuevo personaje, que se presenta como «José García Fajardo, que vengo de Italia», lo que crea una sensación de familiaridad y calidez en el lector, invitándolo a saber más: ¿por qué viene de Italia? Claramente, por el nombre, no es italiano, luego, ¿qué le llevó allí? ¿Y por qué vuelve?

El personaje de Isra Bravo es el propio Isra Bravo, y no genera esta calidez o cercanía, no: lo que quiere es hacer reaccionar al lector. Empieza a contarle cómo viaja por primera vez en la clase business y qué diferente es esto a viajar (como tú) en clase turista: establece un discurso de autoridad y te dice «reacciona y podrás hacer lo mismo».

El final

No os puedo hablar más de ambos libros, pues acabo de empezar a leerlos. Es mi sistema: un libro de ficción para disfrutar de la literatura y un libro de no ficción para aprender. En realidad, subrayo ambos, aprendo de ambos, disfruto de ambos.

Sí os puedo decir que, al final, cada autor mantiene su particular estilo de esta manera:

Última página de Las tormentas del 48 y última página de 300 palabras.

Galdós siempre cierra los episodios de manera escueta: «Fin de [nombre del episodio]», después de haber leído un desenlace que normalmente no deja indiferente: las últimas páginas de cualquier novela de don Benito son trepidantes, los finales a veces son muy emotivos, como quizá sea este que termina con una carta de una madre.

No sigo; no puedo seguir: los lagrimones han mojado todo el papel. Recibe con ellos para ti y para María Ignacia el amantísimo corazón de tu madre, Librada.

Isra Bravo cierra apelando de nuevo a la acción del lector, con un «call to action»:

Entonces, ¿qué? ¿Empezamos? Empezamos. Con nuestras 300 palabras al infinito.

Las contraportadas

De nuevo, encontramos un diálogo interesante entre ambas contraportadas. La del libro de Galdós, más clásica, muestra un resumen de los dos episodios nacionales incluidos en el volumen, con una imagen que procede de una de las infografías del interior (la edición que hizo El Mundo en su día está muy cuidada; es excelente). La de Isra Bravo sigue transmitiendo información, sigue añadiendo valor, porque sabe que el lector puede convencerse de la compra leyendo lo de fuera.

Contraportadas de ambos libros, una más clásica, con la sinopsis, y otra más atrevida, entregando otras 300 palabras que respiran aire.

Un resumen frente a un contenido nuevo, otro más que apela al lector y termina «este libro te interesa».

Ahora es el turno de la actividad introspectiva de leer ambos, de aprender y disfrutar de ellos. Quizá este choque que parecía haber entre las obras se suaviza en un todo común, al menos en el mínimo de toda obra: el de un autor que cuenta algo a un lector.

El mazacote

Explicaba hace pocos días Marian Rojas Estapé la necesidad de mantener niveles altos de dopamina que nos generan las redes sociales y otras apps con notificaciones o cambios. También habla de ello un clásico de nuestro blog, Andrew Huberman, que explica cómo en cada parte de satisfacción del deseo hay un dolor asociado a necesitar más de lo mismo la próxima vez. Lo hace al hablar de la motivación, pues la dopamina está detrás de ella:

Es probable que la mayoría de la sociedad en edad de estudiar o trabajar esté drogada con altos niveles de dopamina que anulan el córtex prefrontal. Competir con esa constante fuente de gratificación tan adictiva es un reto para quienes nos dedicamos a generar contenidos. Si además se trata de «contenidos pedagógicos», la probabilidad de que el usuario abandone esa información en pro de algo mucho más motivador, atractivo y que enganche es muy alta.

Lo que se nos pide desde las editoriales y otros proveedores de materiales formativos es «cortar el rollo» a través de:

  • Simplificar.
  • Trocear.
  • Favorecer la claridad frente a la precisión.
  • Añadir elementos gráficos siempre que sea posible.
  • Agregar interactividad por doquier.

He observado que nuestro lenguaje se va haciendo más superficial, a base de evitar ser demasiado retórico, demasiado oscuro por buscar la precisión, o demasiado «intenso». Por otro lado, yo siempre he defendido un lenguaje llano y el uso de frases cortas (lee cualquier entrada de este blog), porque facilita la comprensión del mensaje y lo acerca al receptor. Pero…

Pero, ¿qué habría sido de nosotros en la época de Galdós?

Acabo de terminar de leer un episodio nacional de don Benito, Bodas reales, que tiene como trasfondo las bodas simultáneas de Isabel II y su hermana Luisa Fernanda. He de decir que no es de las mejores novelas de Galdós. También tengo que decir que, como nos está pasando con esto de la dopamina, me cuesta más mantener la atención en un texto con este aspecto:

Página aleatoria de un episodio nacional de Galdós especialmente denso.

Obsérvese que hay que llegar muy abajo en la página para encontrar un punto y aparte. Este episodio tenía la mayoría de las páginas como esta, lo que en sí no es bueno ni malo (hay que valorar el contenido de cada una), pero sí lo hace un mazacote más difícil de digerir que cuando se ofrecen diálogos, frases más cortas o capítulos más sintéticos. Lo cierto es que he podido con ello, sigue dibujando personajes con maestría, emocionando con las ideas y venidas de personajes anónimos que tienen cierta relación con los personajes históricos, pero, cada vez que pasaba la página y veía de nuevo tantas letras juntas, confieso que me generaba una cierta frustración.

Las ventajas de estar en el siglo XXI

Creo que la simplificación del idioma, de los mensajes y de los materiales formativos ha ayudado a acercarlos al alumnado y a llegar a una audiencia mayor. Si comparo los manuales de formación que publiqué en 2010 con los que he publicado en 2025, Herramientas de coaching y Habilidades de comunicación en el aula, los nuevos son menos retóricos, tienen muchos más ejemplos, actividades y casos prácticos, gráficos mejor elaborados y un saber situarse en el lugar del lector /profesorado /alumnado que no podía tener cuando carecía de la experiencia que tengo hoy.

Para mí es fundamental el respeto al alumnado. No suele ser el que paga la formación, por tanto, no es el cliente final, pero sí es el destinatario, a quien se dirigen los esfuerzos por hacer comprender unos conceptos y ayudar a aplicarlos. Su experiencia ha de ser de calidad, y esto mejora los productos formativos. Respetar al alumnado cambia el material educativo, lo acerca, le quita un corsé. Y lo que más mejora son los test, porque no se busca «pillar» ni «ser gracioso», sino ayudar al alumnado a detectar qué partes no ha comprendido bien o no le han quedado del todo claras.

Un proceso de transformación

Puede que los visitantes habituales de este blog hayan notado algunos cambios en él a lo largo del año pasado y, especialmente, este año 2025 (del que llevamos menos de un mes).

Han aparecido dos páginas nuevas, Servicios y Portafolio, y Servicios se ha convertido en la página de inicio. También, han desaparecido algunas páginas que seleccionaban categorías del blog, como Desarrollo personal, y otras dedicadas a cursos que he impartido y al coaching personal.

Y, sobre todo, hay menos frecuencia en las entradas del blog: casi no recibes mensajes.

Todo esto responde a un proceso de transformación muy intenso que estoy viviendo. Quizá me estoy transformando en mí misma. El caso es que, tras constatar que puedo ser de mucha más ayuda escribiendo que dando clase o siendo coach, tras darme cuenta de que a través de los libros puedo realmente ponerme al servicio de un alumnado potencial, he reorientado esta página web, que siempre fue un blog, y he añadido una información que nunca estuvo allí, la que coincide con la que ha sido mi profesión los últimos 15-20 años.

Imagen generada por IA directamente desde WordPress. Nótese que he pedido que esta mujer tuviera 45 años, pero me pega que tiene 10 más. O es que yo me veo más joven, je, je.

Honrar la profesión

Los últimos 15 años me he dedicado a la formación online y los últimos 20 a la formación y la escritura de contenidos formativos. La mayoría de mi trabajo está incluida en cursos de formación en los que no hay reconocimiento de autoría. Aun así, estoy agradecida de haber podido escribir contenidos en español y en inglés para clientes muy importantes, internacionales. Mis clientes han recurrido a mí cuando necesitaban una creación de contenidos de alto nivel (en este caso hablamos de escritura de materiales formativos).

Para honrar todo esto, cuando ahora me busquen potenciales clientes encontrarán algo de información, en lugar de encontrar la última entrada de blog, que puede tener relación con mi trabajo, pero normalmente no es así: ya sabéis que trato de abarcar conocimiento de muchas ramas, me apasiona conocer y aprender y, por extensión, enseñar.

Último proyecto retador

He estado escribiendo un manual de formación profesional muy importante, por su proyección. Solo puedo sentir agradecimiento por la editorial que ha confiado en mí para este gran proyecto y, en especial, por la editora de adquisiciones que contó conmigo para ello. En estos meses, he conocido a algunas personas muy interesantes de las que estoy aprendiendo mucho.

  • Por ejemplo, si quieres saber cómo crear tu marca personal y mantener una coherencia, sigue a Andrés Pérez Ortega.
  • Si quieres emprender, pero te faltan datos, o te faltan pistas, sigue a Jesús Alonso Gallo.
  • Si no logras contactar con tu audiencia ni tienes muy claro cómo publicitar tu marca, sigue a Isra Bravo.
  • Además de conocer a estas personas, he aprendido muchas cosas de temas variados, relacionados principalmente con dos campos: la empleabilidad y el emprendimiento.

¿Qué pasa con el desarrollo personal?

En cuanto al desarrollo personal, que motivó la apertura de este blog en 2008, estoy ahora releyendo Los desafíos de la vida actual, un libro visionario de Brigitte Champetier de Ribes, un libro de cabecera que en cada lectura ofrece una información nueva, que depende por entero de lo que la persona es capaz de ver y admitir. ¿Y cuáles son esos desafíos de la vida actual? Pues en este momento estoy leyendo sobre la existencia de perpetradores y víctimas al servicio de una reconciliación posterior, que es el amor mayor. Esto significa que tanto unos como otros no eligen el papel que les toca en esa dinámica, ese baile que permite avanzar la vida, y que demanda de las personas decir sí y confiar, sin tener la capacidad de comprender la profundidad de estos movimientos. Lo que ahora percibo al leer esta parte está transformado por las tomas de conciencia que he tenido al revisitar el libro Morir para ser yo, de Anita Moorjani y otros libros sobre experiencias cercanas a la muerte. No puedo decir mucho más sobre esto, porque las piezas aún están colocándose en mi mente.


¿Y tú? ¿Cómo ha comenzado tu año? ¿En qué estás? Como siempre, estoy agradecida de que leas este blog y que compartas las entradas con quien quieras.

…y luego está la realidad

He citado varias veces el libro Cómo hacer grandes cosas, del experto en megaproyectos Bent Flyvbjerg. Y este hombre lo sabe bien: está la planificación de un proyecto en papel y está la ejecución, lo que ocurre realmente una vez arranca la realización de los trabajos.

Quizá hay que aceptar de una vez por todas que nos dirige nuestra parte impulsiva, que toma decisiones por corazonadas, lo que Julie Dirksen llama «el elefante». Esta diseñadora instruccional de renombre explica que nuestra parte racional es mucho más pequeña, como el jinete que va sobre el elefante. Por tanto, es aconsejable «hablar al elefante», es decir, dirigir nuestro discurso (en este caso, el contenido de un curso) a esa parte impulsiva.

O, como ya comentábamos, están los dos tipos de pensamiento que establecieron Danny Kahneman y Amos Tversky, al observar que, una vez se menciona una cifra al azar, tendemos a quedarnos alrededor de ella en nuestras estimaciones. Tenemos un «pensamiento tipo 1», impulsivo, intuitivo, irracional, y un «pensamiento tipo 2», racional, sosegado y que sabe planificar de forma activa a base de iteraciones. ¿Adivinas cuál se suele imponer?

Imagen de Sasin Tipchai en Pixabay.

Hace muchos años, compartí una carta a un cliente del blog personal de Trina Rimmer, diseñadora instruccional experimentada y ahora parte de Articulate Global. En ella, la experta explica cómo los proyectos urgentes dan lugar a resultados precipitados. Esto se aplica a cualquier proyecto.

Como Trina Rimmer indica en su carta, los clientes suelen transmitir un mensaje de este tipo:

Toma mi PowerPoint y conviértelo en elearning con la magia de las herramientas rápidas de autor.

Petición de un cliente.

Si bien el cliente desconocedor puede creer que obtendrá resultados en un par de semanas, un estudio de Chapman Alliance establece que generalmente toma 49 horas desarrollar 1 hora de curso online básico de hacer clic y leer. 

El cliente suele creer que el diseñador instruccional es una especie de informático raro que da a una tecla y mágicamente convierte una aburrida presentación en una actividad interactiva y motivadora para el alumnado.

«Curiosamente», la experta comenta que, para hacer un buen trabajo, necesita hacer un montón de preguntas y concretar qué es lo que se necesita, a qué público va dirigido, cuáles son los objetivos de aprendizaje, de qué tipo de curso se trata (obligatorio, voluntario, oficial…). Digo «curiosamente» porque es exactamente lo que ha hecho Frank Gehry durante toda su vida antes de emprender un proyecto arquitectónico: hacer muchas preguntas e indagar el «porqué» de ese proyecto.

La realidad es que, 15 años después de estar en el sector del e-learning, observo que el cliente (en España) desconoce cómo funciona la formación online tanto o más que antes. La pandemia contribuyó a la confusión: se pensó que el e-learning era grabarse vídeos y subirlos a las redes. Pero esos vídeos no tenían un diseño pedagógico ni una manera de comprobar el aprendizaje (o quizá sí, un aburrido test en alguna plataforma).

Ahora, el sector está integrando a toda velocidad la inteligencia artificial: no podía ser de otra forma. Las herramientas que utilizamos habitualmente, como Adobe Photoshop, Canva o Articulate, ya incluyen utilidades de IA que hacen que diseñar sea mucho más rápido. Pero sigue haciendo falta una persona especializada, que tenga la IA como socia en su trabajo.

Aceptando lo que es: la realidad

Otro experto que suelo traer al apartado Aprendizaje es Tom Kuhlmann. Este profesional es el que, una y otra vez, pone los pies en el suelo al resto, en sus artículos y en sus formaciones. Él dice, sencillamente:

El cliente tiene la razón.

Tom Kuhlmann.

Y frente a esta frase implacable, el otro punto de vista. Hace poco vi a alguien con una camiseta que daba un mensaje como:

El único fracaso es no haberlo intentado.

Mensaje en una camiseta.

Probablemente, sería de Nike: «Just do it». Pero el experto que citaba antes, Bent Flyvbjerg, explica cómo muchas veces el único fracaso es, justamente, haberlo intentado sin la planificación adecuada. Muchos proyectos podrían no haber tenido lugar y no habría habido despidos, divorcios, ruinas económicas o pérdidas de reputación. El dato es «escalofriante», el 95 % de los proyectos tienen pérdidas e insatisfacción del cliente. Pero también el dato es «la realidad»: los proyectos funcionan así.

Sea como sea, el ser humano sigue adelante. Y al siguiente proyecto de las mismas características, vuelve a planificar quedándose corto, para ajustarse a un presupuesto más bajo de lo necesario o a un plazo más corto de lo que se requiere. O sencillamente, porque se pasan por alto los tiempos que requiere cada fase del proyecto. Y la vida avanza, se producen progresos, a veces de la forma más peregrina. La imperfección va de nuestra mano y hemos llegado hasta aquí: algo habremos hecho bien.


¿Cuál es tu caso? ¿Te identificas con la parte más racional o con la impulsiva? ¿Cómo sueles tomar decisiones? No dudes en compartir tus ideas en comentarios. Gracias por leer.

A quién seguir en e-learning

Ahora que me encuentro reciclando mis conocimientos y renovando mis contactos, quiero hacer un compendio no exhaustivo sobre a qué diseñadores instruccionales(*) seguir, grandes profesionales del aprendizaje electrónico que llegan más allá. Es sólo un breve listado; hay muchos más profesionales que me dejo fuera.

(*) Un diseñador instruccional es una persona experta en pedagogía y en convertir información en formación (que no son lo mismo), en un formato interactivo y motivador para el alumnado, utilizando herramientas de autor.

Diseñadora instruccional. Imagen de F1 Digitals en Pixabay

Tom Kuhlmann

Tom Kuhlmann trabaja para Articulate, empresa creadora de las herramienta líderes del mercado en el sector e-learning. Hace más de diez años, comencé a participar en E-Learning Heroes, la comunidad de Articulate. Enseguida conocí a Tom y empecé a leer los artículos de este experto, así que le pedí permiso personalmente para traducir algunos de ellos. Tuve la suerte de poder hacerlo. Referencio algunos de los que traduje:

Este gran especialista, con más de 20 años de experiencia y una capacidad didáctica sorprendente, tiene muchísimos más artículos que son de ayuda a cualquier profesional del e-learning. Si trabajas en formación y desarrollo, te animo a seguirle.

Tuve la suerte de conocer a Tom en persona en el Articulate Day de 2019 organizado por Actua Solutions, algo por lo que estoy muy agradecida.

David Anderson

En el mismo evento, conocí a David Anderson, con quien también había estado en contacto en el mundo digital por varios años. David propone cada semana un «e-learning challenge«, un desafío de formación online, para que los diseñadores instruccionales podamos entrenar nuestros conocimientos en las potentes herramientas de Articulate, siempre aplicando los pilares del diseño instruccional, logrando interactividades mucho más motivadoras para el alumnado y que realmente produzcan un aprendizaje. Pero la actividad de David va más allá: mucha de la formación que ofrece Articulate de forma gratuita a sus usuarios la imparte este gran profesional con muchos años de experiencia.

Connie Malamed

Esta experta en diseño instruccional tiene una página web llena de recursos gratuitos, The eLearning Coach. Su boletín mensual con consejos para profesionales del sector es totalmente práctico y ameno de leer. Además, Connie ofrece al inicio a los nuevos suscriptores varios artículos para comenzar a situarse, divididos entre aquellos que son neófitos en el e-learning y aquellos que tienen una amplia experiencia. Según sus propias palabras:

Mi objetivo con el boletín informativo The eLearning Coach es ofrecerte la mejor información y recursos que pueda sobre diseño de aprendizaje. Pero hay más de 350 artículos en el sitio, por lo que algunas de las enseñanzas de interés quedan enterradas. Así que pensé en enviar algunos emails adicionales para ayudarte a encontrar artículos y recursos que puedan servirte, además del boletín.

Connie Malamed

¿Qué mejor que recibir esta newsletter cada mes y estar al tanto de lo que se mueve? Connie tiene varios podcast sobre el tema estrella, la inteligencia artificial, que puedes encontrar de interés.

Cathy Moore

Otro peso pesado por sus aportaciones novedosas al diseño instruccional es Cathy Moore. Desde que leí su Manifiesto de la formación y el desarrollo comencé a seguir su trabajo. Cathy Moore hace un trabajo previo con la clientela para comprender qué es lo que necesitan, porque, como muchos diseñadores instruccionales experimentados sabemos, la mayoría de las veces NO es un curso lo que hace falta.

Recuerdo una vez que me encargaron una formación presencial sobre comunicación eficaz. El aire se cortaba desde el primer momento en que entré en la sala. Los participantes me hacían preguntas como para probar mis conocimientos, pero al cabo me di cuenta de lo que ocurría: un grave problema de comunicación interna que no se podía resolver con un curso, sino cambiando los fundamentos de la forma de comunicar desde arriba. Algo que las empresas que tienen este tipo de problema no hacen, porque ni siquiera son conscientes de su carencia.

Por tanto, conviene revisar qué es y qué no es lo que hacemos en la formación online (y presencial). Aquí tienes una traducción del Manifiesto, que publiqué con permiso de Cathy. En él encontrarás otro buen listado de profesionales y libros a los que recurrir.

Mike Taylor

A primeros de año os presenté a Mike Taylor, pero ahora merece la pena hablar un poco más de este especialista en e-learning que no duda en probar todas las herramientas y aplicaciones que ofrece la tecnología. El boletín semanal de Mike, Friday Finds, es muy rico en recursos de todo tipo, pruebas de distintas aplicaciones, artículos sobre la formación y el desarrollo, relación entre el marketing y el e-learning, eventos en los que participa el propio Mike… Sentirás su cercanía si te suscribes a su newsletter. Mike también está muy concienciado del gran cambio que supone la IA en nuestro trabajo, por lo que seguirle te hará estar muy al día.

Bruce Graham

No puedo dejar de mencionar a Bruce Graham, un gran profesional en e-learning y locución del Reino Unido que me ayudó en mis primeros pasos como freelance, hace muchos años. Bruce era un participante activo de la comunidad de Articulate que mencionaba antes, E-learning Heroes, y siempre echaba una mano en lo que fuera necesario. Siento mucha gratitud hacia él, puesto que siempre estuvo ahí para darme una respuesta.

Aun actualmente mantenemos el contacto, de vez en cuando nos decimos «hola» digitalmente.

Instituciones reconocidas

Learning Guild es una comunidad de práctica para quienes tienen relación o trabajan en el diseño, desarrollo, estrategia y gestión del aprendizaje organizacional. Según reza su página web: «Nuestro objetivo es crear un lugar donde los profesionales del aprendizaje puedan compartir sus conocimientos, experiencia e ideas para construir una mejor industria y mejores experiencias de aprendizaje para todos». Puedo dar fe de que es así, llevo siendo miembro de esta comunidad desde hace años.

ATD (Association for Talent Development, antes llamada ASTD) organiza conferencias para educar e inspirar a profesionales en el campo del desarrollo del talento. Lo lleva haciendo desde 1945. Los más grandes en formación y desarrollo han impartido conferencias en estos eventos.

El diseño instruccional en España

Fuera de España, el diseño instruccional se estudia y es algo necesario para dedicarse a la formación, sea presencial o sea online. Por tanto, no se suele distinguir que hablemos de «learning» o de «e-learning»: siempre se está hablando de aprendizaje. En España, sin embargo, el diseño instruccional se asocia únicamente a la formación online. Esto tiene dos problemas: por un lado, se minimiza la figura del profesional, al que se llama también «guionista» (una pena, por cierto, que ser «guionista» sea algo de poco nivel, cuando es uno de los trabajos intelectuales más creativos y difíciles, y que mayor valor aporta). Por otro lado, se asocia el conocer el uso de herramientas informáticas con ser informático, por lo que no se comprende la dimensión pedagógica clave en cualquier profesional del diseño instruccional.

Marta Torán

Hecha esta aclaración, quería hablar de Marta Torán, una especialista con muchísima experiencia, que se caracteriza por compartir información y conocimientos. Lo hace a través de Scoop It, un agregador de información que utiliza para compartir temas de aprendizaje.

Marta es una fiel defensora de la filosofía del «working out loud«, decir en qué se está trabajando y compartirlo en un entorno colaborativo, en lugar de recurrir a la ocultación y falta de transparencia, un modo de trabajar que también es el mío y el de Mike Taylor, que compartió en su último boletín un artículo sobre la efectividad de esta filosofía.

Conozco a Marta Torán porque fue mi responsable de e-learning en una de mis experiencias laborales. Y estoy agradecida de haber coincidido con ella, porque he conocido a una gran profesional de nuestro sector en España, alguien que realmente se interesa por el aprendizaje y con experiencia sobrada.


Espero que todas estas referencias sirvan a los profesionales de la formación, especialmente a los diseñadores instruccionales. Si estás comenzando, es un buen punto de partida, y, si ya tienes experiencia, puede que descubras planteamientos novedosos.

Esta entrada está dedicada a Carmen García, Marta López, Mariana Aladejo, Rubén Guzmán, Mariela Cherini, Roberto Galar, Carlos Lafuente, Gaspar Argüello y Eduardo Tejedor, que han contribuido a formar un gran departamento de contenidos y e-learning. ¡Gracias, maj@s!

Ese profesor

En más de una ocasión me han pedido que un contenido formativo para aprendizaje electrónico evocara a «ese profesor que todos recordamos», un profesor o profesora que nos marcó por lo bien que explicaba, por cómo se ganó a la clase, por las descripciones tan ilustrativas que parecía que veías lo que estaba contando… Aquel profesor que prestaba una ayuda especial a los que iban más despacio, pero no perdía de vista a los que captaban todo a la primera.

Pues bien: no es posible. Lo siento, pero no. Es más, si al impartir una formación presencial a adultos me piden que provoque el efecto de ese profesor que todos recordamos, la respuesta va a ser la misma: va a ser que no.

Imagen de Cottonbro en Pexels.

Lo que supone ese profesor

La relación que se establece en la infancia y adolescencia con los docentes no es la que se establece en la edad adulta. Los y las docentes son adultos y personas de apego que educan, se asimilan a «figuras paternas». Normalmente, se tiene clase con ellos durante al menos un curso lectivo, si no más. Por lo tanto, entra en juego aquello que os decía de la oxitocina: se crea una relación como de amistad.

Y, sobre todo, lo que aprendemos de esa persona lo hacemos en una etapa en que todo es nuevo, fresco, por tanto las impresiones son más intensas y duraderas. No es como lo que aprendemos de adultos, que es un refrito de lo ya conocido y muy pocas veces nos sorprende, incluso si contiene «bells and whistles» (campanas y silbatos), una forma de referirnos a las florituras multimedia en los cursos en línea.

Pilar Hernández

Pilar Hernández (o acaso Fernández) fue mi profesora en 4º de educación primaria (EGB). Esta profesora me escribió en un boletín de notas:

Llegarás lejos.

Pilar Hernández, profesora de primaria.

Esto es un impulsor. Que un docente te escriba una frase tan llena de posibilidades es un gran impulsor. También puede servir, de forma negativa, de listón inalcanzable. A veces he pensado: «¿Habré llegado tan lejos como Pilar Hernández aventuraba?». Probablemente (aún) no. Eso sí, tener un regalo como esta frase y recordarlo de vez en cuando para mí ha sido una gran motivación.

Carlos Urdiales Recio

Recientemente, un profesor que nos daba clase de técnicas de escritura en bachillerato (BUP) ha contactado conmigo. En su mensaje, me ha escrito las mismas palabras que me dijo a los 15 años y que, claro, no se me han olvidado:

Escribes como los ángeles.

Carlos Urdiales Recio.

Al igual que pasa con el ejemplo de Pilar, la frase fue un auténtico impulsor para mí, aunque no era consciente de hasta qué punto escribía diferencialmente bien. Con el paso de los años, he sabido que, en efecto, aquellas redacciones que hacía eran excelentes (modestia aparte). La que este profesor incluyó en un libro suyo también yo la incluí en un libro mío que puedes descargar aquí: Relatos siniestros.

El sueño de equipararme con mi amigo don Benito Pérez Galdós quedó ya muy atrás: pronto descubrí que no era novelista. Si ya es difícil abrirse paso como novelista, en cualquier otro género, como los cuentos o los poemas, incluso el teatro, la producción queda en un plano marginal. Sea como fuere, el apoyo de este profesor fue clave. Y seguí escribiendo: ya lo podéis ver, en este blog cada semana desde 2008, con parones, y algunos librejos por ahí. Mis mayores éxitos, haber ganado un 2º premio por un relato (llamado Alas, por cierto) y haber estado como autora en la feria del libro. Imponderable. ¿Escribo como los ángeles ahora? Bueno, esto es una redacción decente y correcta más que otra cosa. Aun así, esa capacidad o posibilidad está ahí.

Cuestión de influencia y poder

La gran influencia que puede tener un docente es también un poder que hay que utilizar con mucho cuidado. Como decía, el profesor o la profesora es algo más que otro adulto que te habla raro, se generan lazos fuertes a lo largo del curso y para algunas personas como yo, el profesor puede ser, en un momento dado, uno de los escasos amigos/aliados en una etapa que se puede vivir como muy hostil.

El docente tiene que cuidar mucho lo que dice al alumnado, en especial si es negativo: quedará igualmente marcado, pero no como impulsor, sino como mandato: «Serás tan vago como tu padre».

Así, poca mención a esos otros profesores que también he tenido que viven de ridiculizar a su alumnado, quizá por algún complejo de inferioridad y mediocridad: amigos, desde mi etapa adulta os digo que ojalá os hubieseis dedicado a otra cosa. Claro, que sé que vuestro guion de vida os llevó a ello y de alguna manera no fuisteis capaces de salir de ese camino.


Y por no dejar mal sabor de boca, expreso toda mi gratitud a Pilar Hernández, a Carlos Urdiales Recio y a tantos otros profesores y profesoras que me ayudaron a impulsarme hasta donde estoy y más allá. Vuestra labor es impagable.

¿Y tú? ¿Recuerdas en especial a algún docente? ¿Te llevaste palabras de aliento como estas? Ya sabes, cuéntame en los comentarios y comparte libremente. Muchas gracias por leer.

Pequeños trucos

El otro día leí un tuit que me gustó y me dio que pensar:

Tuit de Bea (@bvlba) que dice: La vida es como usar excel, crees que sabes pero no.

Después de muchos años aprendiendo sobre habilidades, empatía, asertividad, emociones, Tai Chi y Chi Kung, gestión del estrés, mindfulness, constelaciones familiares, análisis transaccional… no puedo estar más de acuerdo con el tuit de Bea: crees que sabes sobre la vida, pero no.

Incluso a veces escucho en mi pensamiento eso de:

Solo sé que no sé nada.

Sócrates

Es un efecto curioso, ¿verdad? Es como la biblioteca de libros no leídos de Umberto Eco que menciona Nassim Taleb: es claramente mayor que la de libros leídos y, cuanto más se sabe de un tema, más títulos sin leer se encuentran sobre él. Sobre esta «antibiblioteca» podéis leer un artículo muy bueno de Cristian Vázquez aquí.

A los 25-30 años pensaba que tenía todo muy claro. Impartía formación presencial en habilidades de todo tipo, e incluso impartía taichí, y me parecía que comprendía de qué va la vida y qué teclas apretar para que todo fuese bien.

Titulación frente a experiencia

Después, a partir de los 31 y debido a una crisis vital importante, o mejor lo llamamos por su nombre, a una enfermedad crónica importante, fui dándome cuenta de que no sabía lo suficiente. Empecé a prepararme más en las áreas que he citado, principalmente en constelaciones familiares y gracias a Insconsfa. Fui descubriendo mucho sobre mí, aquello que obvias porque parece estar escrito en un lenguaje ajeno, pero que un observador externo agudo puede ver.

Y ahora que ando por los 46, veo que gran parte de la preparación teórica sirve de muy poco, que lo que ha contado realmente ha sido lo experiencial, tanto en constelaciones, sí, como en actividades «lúdicas» de las que también se aprende sobre la vida, y sobre todo viviendo, enfrentándose a lo que la vida propone. Experiencial y preverbal: mucha «sabiduría» no está verbalizada, no son frases y sentencias grandilocuentes, es un saber que está ahí, una especie de intuición sin palabras.

Se sigue valorando la titulación, puede que cada vez más. Y también es verdad que se valora la experiencia: es la única que realmente demuestra que una persona puede hacer una tarea concreta con destreza. Seguramente, la persona que ha ascendido por su experiencia conoce la teoría de su sector, sin embargo, no necesariamente ha tenido que leerla en cientos de libros, sino que la ha ido adquiriendo a través de su acción.

En la vida me ha sorprendido encontrarme con personas que saben mucho de lo que he estudiado, pero lo saben porque lo han observado en la realidad: yo me inclino ante eso. Son personas prácticas, que tienen los ojos abiertos, que ante las incógnitas de la vida lo que hacen es tomar el presente y seguir adelante, sin preocuparse demasiado por no saber las teorías que pueden estar detrás, pero sacando conclusiones que solo pueden derivarse de vivir el presente intensamente.

Un ejemplo cinematográfico es el personaje de Moustache en Irma la dulce, del que ya hemos hablado antes. Moustache observa la realidad desde detrás de la barra de su bar, conoce cómo funciona la vida, no juzga, simplemente comprende que el mundo es imperfecto y tiene un saber intuitivo sobre lo que va a funcionar y lo que no. Es verdad que este personaje tiene mucho bagaje, constantemente pone ejemplos de lo que experimentó en distintas profesiones, algunas de mucho prestigio: son esos pequeños trucos que se aprenden por estar ahí.

Camarero Moustache, personaje de la película Irma la dulce

Pequeños atajos

No sabemos Excel, pero sí conocemos pequeños atajos, trucos que sirven para manejar este software y conseguir lo que necesitamos de él, en ocasiones con grandes esfuerzos intelectuales. No sé si esto nos permite hacer tablas dinámicas, pero al menos nos defendemos.

Con la vida creo que pasa lo mismo, que aprendemos trucos o pequeños saberes, humildes, que incluso pueden aplicarse en varias áreas distintas. Así, nos damos cuenta de que los grandes y transformadores eventos de nuestra vida nos marcan temporalmente. Con el tiempo, nos adaptamos a la nueva realidad y volvemos a los viejos hábitos. Pero por ese duro camino hemos adquirido algunas herramientas que podemos utilizar para situaciones distintas.

Aquí algunos consejos de Moustache (el vídeo está en inglés): el mundo está lleno de oportunidades.

Clase presencial online

La falta de innovación en el sector e-learning

Lo nuevo es raro, lo nuevo toma cierto tiempo, lo nuevo por definición no reutiliza «esto que ya teníamos por aquí». No buscar nuevos caminos, no pararse a pensar… suponen un claro peligro de obsolescencia en cualquier industria.

Pues bien, es bastante curioso que los intervinientes en el proceso de creación de un curso online sigan pidiendo «más de lo mismo» en un sector que pertenece al mundo digital, el de los avances y las innovaciones. A pesar de esto, los cursos no se trabajan demasiado en su concepción, no se aplican estrategias de pensamiento de diseño u otras estrategias creativas. Desde luego, no se tiene en cuenta al alumnado.

Circula la expresión:

…y luego añadimos el típico test.

Los habituales del blog ya sabéis que el test es, sin duda, el punto débil de la formación online. Creo que el motivo principal es que «hay que» poner un test a toda costa, porque si no, ¿cómo vamos a medir que los alumnos/as «han aprendido»?

Los que formamos parte del sector tenemos ya una serie de códigos en mente de lo que hay que hacer para crear un curso online, incluido ese test, lo que puede limitarnos a la hora de considerar otras opciones.

El saber muchas veces entorpece el cambio.

Bert Hellinger

Clase presencial online

Recordemos el artículo de Ryan Tracey, cuya versión original tuvo bastante repercusión: la mayoría de expertos preguntados por la evolución de la formación online a partir de la pandemia apuestan por más recursos e-learning y no por más recursos de adaptación del cara a cara al online.

Y sin embargo… esto último es lo que está ocurriendo, instrumentado en largas videoconferencias que resulta que funcionan. Y es lo nuevo, nos guste o no a los que creíamos conocer este sector. Pues bien, ese formato «pseudo presencial» no tiene contenidos o son lo de menos… Así que una de esas piezas que tan bien conocemos los del sector, el contenido, parece perder importancia frente a un intento por hacer como si una videoconferencia fuese una clase presencial.

Y es que algunos centros quieren ofrecer a toda costa una alternativa «presencial online» (oxímoron) a la clase magistral: si un alumno/a debe permanecer en su casa, puede ver la clase como si estuviese participando en ella. Así, los profesores han de ser grabados y deben hablar por micrófono, teniendo en cuenta a esos alumnos que les ven gracias a una cámara. ¿Cómo participa el alumnado desde casa? ¿Realmente está siendo parte de lo mismo?

Tal vez funcione mejor que todos los alumnos estén en sus casas y que el profesor imparta una tutorización/facilitación online típica: no se trata de que el alumnado tenga que permanecer sentado delante de una pantalla cinco horas. Se trata de que el profesorado sepa manejar las herramientas que existen desde hace ya muchos años para crear grupos, generar debates en foros o por chat, proponer tareas que los alumnos suben y que pueden hacer en grupo…

¿Qué hace memorable una experiencia de aprendizaje?

Mi primera experiencia de aprendizaje online fue sin duda la mejor. Se trata del curso de Experto en e-Learning 2.0 de la Cátedra de Toledo, de la UNED. ¿Por qué fue la mejor experiencia? Los tutores eran y son profesionales universitarios reputados en este sector: Germán Ruipérez, Mª Dolores Castrillo, José Carlos García Cabrero, o Esperanza Román, entre otros. Estos tutores no nos impartieron ninguna clase por videoconferencia. Sin embargo, nos entregaron materiales muy bien documentados (el contenido) en PDF y en formato papel (no «virtualizados» ni en formato SCORM, por cierto). Y, principalmente, moderaron foros, prácticas y actividades de manera que se les sentía cercanos, se reconocía «su voz» y se disfrutaba de sus conocimientos.

Repito: ninguna clase por videoconferencia. Ningún contenido virtualizado.

Ventajas de la videoconferencia

Aun así, vuelvo al artículo de Ryan Tracey: en él, yo defendí la tendencia hacia lo síncrono y hacia la utilización de la videoconferencia. ¿Por qué? Porque durante el confinamiento demostró tener unas ventajas que no tienen los consabidos recursos online:

  • Cercanía: la sensación de ver y ser visto, en contraste con la sensación de soledad frente a una pantalla. El curso tiene que ser muy bueno en su tutorización para que el alumnado a distancia no se sienta solo y no abandone por desmotivación.
  • Ver a otras personas: de nuevo, si las actividades online no fomentan el trabajo en grupos o el debate de todo el alumnado, son poco motivadoras, especialmente si el curso es masivo (MOOC) y el alumnado no va a recibir una respuesta personalizada.
  • Participar de algo que se está creando en ese momento: la formación online necesita una planificación y una elaboración previas a la impartición. Por muy novedosa que sea, siempre tiene un regusto enlatado. Además, su preparación cada vez se acorta más, lo que lleva a cursos con errores y poco motivadores. En el caso de la sesión síncrona por videoconferencia, cada participante es parte de la creación en ese momento de algo nuevo, asiste a algo que ocurre «en directo», lo cual tiene un potencial mayor de enganchar al alumnado.

Inconvenientes de la videoconferencia

No todo iban a ser ventajas. Como hablaba con otro experto del sector, el diseñador gráfico Iván Lezcano, el principal inconveniente de la videoconferencia es la falta de estructura. Además:

  • No se puede ir a un punto concreto del contenido, porque no está diferenciado ni por apartados, ni por secciones, ni por temas.
  • No se puede discernir entre información esencial e información adicional: no hay niveles de contenido.
  • Todo es lineal y secuencial, el alumnado no puede navegar libremente por el contenido, tampoco se pueden diseñar caminos alternativos para distintos ritmos de aprendizaje o niveles de conocimiento.
  • Si el alumno/a atiende la sesión en directo, todavía es posible que resista una cierta duración, pero si no ha podido atenderla y tiene que ver la grabación, esto es bastante más desmotivador. Recordemos que los vídeos formativos no suelen durar más de 4-5 minutos.
  • Requiere dedicar mucho más tiempo: en el mismo tiempo que dura una videoconferencia, un curso online puede ofrecer distintos vídeos de prácticas, foros, tareas individuales, tareas en grupo, elaboración de wikis… Diversidad de actividades que involucran al alumnado y le permiten experimentar con el contenido de diversas formas y, sobre todo, cuando y donde deseen.

Conclusiones

Si los cursos no se hacen bien, si lo que importa es «que vean todas las pantallas» y cubrir unos expedientes, si el curso no se diseña con el alumnado en el centro de su diseño (que no se hace), si la retroalimentación se queda en «sí, es correcto», «no, incorrecto», pues es posible que la videoconferencia siga ganando puntos.

Lo que me lleva a pensar que el sector se tiene que reinventar. Dejemos atrás lo que creíamos conocer tan bien, vayamos hacia algo que no sabemos cómo va a ser y confiemos en que un cambio de enfoque dará lugar a una mayor adhesión a nuestros cursos.

Recursos adicionales

Estas son a grandes rasgos las herramientas que puede utilizar cualquier tutor online, incluso si basa su impartición principalmente en la «clase presencial online»:

(Fuente: adaptado de E-Learning by Design. William Horton. 2012)

Puedes saber más sobre e-learning leyendo a estos grandes: