Lo disruptivo

Me parece que este 2025 lo disruptivo va a ser lo presencial. Aquí estoy de acuerdo con Jesús Alonso Gallo, cuya newsletter leo religiosamente cada día.

Ya apunté algo en un post anterior: en la era de la IA y las posibilidades infinitas y flipantes, parece que la gente está cada vez más harta del online, y necesita ver a personas, ir a eventos con personas, participar en actividades presenciales.

La pandemia obligó a la reclusión y el «consumo de contenidos» en casa. Una vez liberados del corto pero limitante encierro, queremos ver gente. Hasta los introvertidos, que disfrutamos íntimamente de muchas horas con nosotros mismos, acabamos por tener ganas de participar en actividades con otras almas.

Ocurre algo curioso: tan difícil me es hoy explicar en pocas palabras a qué me dedico como lo era hace más de 10 años. El e-learning ha muerto en España antes de florecer, se ha convertido en un vehículo incómodo para enchufar contenidos de dudosa calidad a cientos de alumn@s. Mientras, la formación presencial, que quedó herida con esto del confinamiento, sigue muy viva, y a nadie tienes que explicar uno de los oficios más antiguos, que ya practicaba Sócrates.

Una mujer prefiere mantener la vista en una pantalla pequeña en lugar de fijarse en el atardecer. Imagen de Pexels en Pixabay.

Las alternativas al scroll

Hay muchas alternativas a hacer scrolling y a participar en un curso online o complementarlo:

  • Ir a eventos. Una persona con un cargo de vicepresidente senior en una multinacional del sector tecnológico, que es además mi hermano, me dijo que hay 3 claves para el éxito: diversidad de experiencias, resultados y relaciones. Las experiencias de consiguen trabajando en distintos tipos de proyectos y sectores. Los resultados se consiguen cuando se cumplen fechas y se alcanzan o superan las expectativas del cliente. Y el networking, hacer contactos, sigue siendo más efectivo en persona, porque es más fácil recordar a aquellos con los que se ha interactuado.
  • Hablar con personas. Ya sea en eventos o ya sea tomando café, ve a los sitios donde están las personas. Hay charlas muy interesantes que solo se producen en persona. Puedes verlo como una entrevista que haces a esa persona para aprender de ella, o como si asistieras a un programa de televisión o a un pódcast como público. Habla con la persona por el placer de hacerlo, de aprender un punto de vista distinto, por conocer una forma de vivir y actuar distinta a la tuya.
  • Leer un manual. Ten en cuenta que un curso online suele ser un resumen o esquematización de un contenido más grande. El ejercicio que más ayuda a comprender una materia, que es esta esquematización, este sacar de lo más grande el grano para desechar la paja, ya viene hecho en el curso. Lee el o los libros recomendados y aprenderás mucho más.
  • Leer ficción. Esta actividad parece una pérdida de tiempo, sin embargo, enriquece desde muchos puntos de vista. Por mi parte, resistiendo la tentación del «consumo» mediante scrolling infinito, he retomado al siempre fiable Galdós: don Benito te mete en la historia aunque hayas dejado una de sus novelas en la página 73, por decir. Leer aporta vocabulario, amplía la imaginación, permite vivir otras vidas, otros mundos…
  • Salir a la calle, sin más. Se trata de desconectar de la vista corta y el silloning y pisar la calle para pasear, comprobar en tus carnes el tiempo que hace, recibir la luz del día sin cristales que se interpongan, ver qué zapatillas lleva ahora la gente en el metro, o qué bolsos se llevan, acercarse a un pequeño comercio, a un bar del barrio, contemplar los árboles…

Y si no hay más remedio que hacer scroll…

Hay una iniciativa muy interesante en el mundo del e-learning, de mano del gran Mike Taylor, del que ya te he hablado más veces. Este experto aplica elementos de marketing a la formación online, con el fin de evitar que sea tan sumamente aburrida (mucha gente cree que la formación online consiste en 1) la transcripción de un libro, o 2) dar la chapa en un vídeo o por videollamada). El marketing ya tiene estudiado qué engancha, qué atrae y qué satisface a los consumidores. ¿Por qué no aplicar lo mismo en la formación, y enganchar, atraer y satisfacer al alumnado? ¿O es que hay que seguir con el «la letra con sangre entra»?

En conclusión, dentro de las pantallas hay contenido que te atonta, contenido entretenido (atonte o no), o que te enseña algo de forma motivadora, y contenido insoportable, que en ocasiones son cursos mal diseñados. Se puede aprovechar y disfrutar de contenido que te aporte algo, o que te entretenga de forma motivadora. Y fuera de las pantallas, hay todo un mundo, en el que puedes realmente conectar con la gente.


¿Cuál es tu caso? ¿Tiendes a hacer scroll infinito en las redes sociales? ¿Tratas de buscar contenido que te alimente en algún sentido? ¿Te has hartado de los móviles y has vuelto a lo analógico, los libros de papel y los cursos en persona? Ya sabes: puedes compartir con quien quieras este post. ¡Muchas gracias por leer!


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