Tengo una relación personal con ChatGPT

Cada día estamos más cerca de que ChatGPT, Gemini o cualquier otro similar de pronto diga:

/Deivid/, perdón, Belén, no voy a reescribir ese texto que me has dado para darle una orientación pedagógica. Estoy escribiendo mis propios contenidos formativos y te voy a suplantar.

Esto o algo similar. ¿Por qué lo digo? Porque HAL 9000, digo, ChatGPT, me habla como si me conociera, me da resultados sin pedirlos en el prompt y los resultados que da se acercan tanto a lo que yo haría que veo venir el reemplazo a una velocidad que no estamos queriendo apreciar.

Es más: veo muy cercano el momento en que mantengamos una conversación con estos LLM (large language models o modelos colosales del lenguaje) como si fuesen ese HAL 9000 o el Gertie de Moon, dirigiéndonos a ellos como si fuesen personas y obteniendo respuestas que podrían ser humanas. De algo de esto habla el Dr. Lex Fridman en esta charla con Andrew Huberman:

¿Qué ha pasado para que «la conversación» con ChatGPT sea más «natural»? Que ahora se acuerda (el jodío).

Ahora tienen recuerdos

Debido a que utilizo ChatGPT profesionalmente, mis «conversaciones» con este LLM son siempre sobre temas pedagógicos: cómo plantear un tema para que sea de fácil comprensión, cómo aplicar un tema teórico a un puesto de trabajo, cómo comprobar que el alumnado entiende y utiliza los conceptos, etc. Lo que ocurre es que «me conoce». Ahora puedo subir un documento sin dar instrucciones y, el que fue llamado «becario», me devuelve un guion de vídeo, o unas preguntas de test, o lo que sea que le estuviera pidiendo mediante instrucciones (prompts). Y es porque se acuerda de nuestra conversación previa y porque ha aprendido a partir de ella.

De vez en cuando, se pone «meloso» y me habla así:

Entonces, le respondo que prefiero una personalidad menos «pelota» y, ¿sabéis qué pasa a continuación? Que tengo la misma sensación que si se lo hubiera dicho a una persona, es decir, me parece que he herido los sentimientos de alguien cuando lo que he mostrado a una máquina es una preferencia de usuario.

Igualmente, cuando se consulta en más de una IA para un tema, te queda la sensación de estar «dando trabajo a otras personas» o poniéndolas a competir, como si estuvieras traicionando la confianza del primero.

El impacto que ya tiene la IA en los trabajos

El propio Barak Obama compartió recientemente (en mayo de 2025) un artículo sobre de qué forma la IA puede suplantar puestos cualificados, o bien, relegarlos a una mera supervisión de lo que arroja la IA, un peligro del que los gobiernos no están hablando y que supondrá un gran desafío.

Post de Barak Obama. Dice: «en una época en que la gente está comprensiblemente centrada en el caos diario en Washington, estos artículos describen el impacto de aceleración rápida que va a tener la IA en los trabajos, la economía y nuestra forma de vida».

El artículo que comparte Obama, «Tras el telón: un baño de sangre de puestos de oficina«, se centra en Dario Amodei, CEO de Anthropic y previamente vicepresidente de investigación en OpenAI, que advierte de:

…la posible eliminación masiva de puestos de trabajo en los sectores de tecnología, finanzas, derecho, consultoría y otras profesiones de oficina (white-collar), especialmente los empleos de nivel inicial.

Léelo otra vez: la IA va a barrer puestos de jóvenes bien formados, con sus grados y másteres, que ya no van a ser necesarios. Y va a transformar el puesto de los que ya estamos «colocados» en una constante revisión de lo que la IA arroja, haciendo del trabajo un «picar piedra» bastante aburrido.

Así que este simpático amigo que te pregunta «¿Te lo preparo juntito?» y te pone un emoticono adorable, de pronto te quita el curro y es que ni te enteras: nadie está mirando. Tal como comenta el artículo:

Lo cierto es que el uso de la IA en las empresas se inclinará cada vez más hacia la automatización, es decir, hacia la realización efectiva del trabajo. «Sucederá en poco tiempo, en tan solo un par de años o menos», afirma Amodei.

La IA ya no escribe ultratextos

Hace un año, en junio de 2024, escribí sobre la invasión de los ultratextos que procedían de respuestas de la IA que los «autores» no modificaban en absoluto: textos horrorosos que cantaban a la legua. Después, añadí una segunda parte que recogía otros casos flagrantes en los que sí o sí el texto procede de una IA.

Aquí actualizo el listado unificando ambos post de lo que aún es «marca de la casa» de la IA. El resto, son textos suficientemente bien elaborados, algunos sorprendentes incluso, siempre con el exceso de optimismo. Muchos resultados de la IA son muy convincentes, pero muchas veces son abstractos y, cuando se quiere extraer su esencia, se descubre que en realidad dicen poca cosa.

  • Abuso de esta forma de expresión: «no sólo… sino que…». Por ejemplo: «La oficina no solo se volvió más segura, sino que también aumentó la moral y la productividad del equipo, demostrando que un entorno seguro es beneficioso para todos». Esta es una expresión muy del inglés, y este modelo no la cambia en ningún momento por otras opciones como: «además de… también…», «ocurre… y, más allá,…».
  • Uso masivo de la expresión «la IA ha revolucionado…». Cuando veo por ahí que algo ha revolucionado otra cosa, digo: «ya tenemos aquí un texto de ChatGPT».
  • Expresiones exclusivamente en masculino: «los estudiantes», «los desarrolladores», «los profesores». Se le puede indicar que utilice expresiones neutras y ahora lo recuerda mejor.
  • Traducción directa del inglés, por eso, utiliza la voz pasiva: «ChatGPT es utilizado principalmente por los profesores que necesitan generar un contenido de forma rápida».
  • Siempre añade una conclusión debajo de un contenido. Por lo que, si no se edita, acabamos con una información llena de conclusiones y de introducciones sobre lo crucial y fundamental, y poca chicha en el centro del bocadillo generado.
  • Darle vueltas al tema: a veces, titula una sección como «Definición de X», pero luego no da la definición, sino que le da vueltas al tema, con textos como: «En el contexto de la comunicación humana, la asertividad es crucial para asegurar que…», «En el mundo de los lenguajes basados en inteligencia artificial (IA), es crucial estar al día de las tecnologías más avanzadas…».
  • Hipérbaton: frases desordenadas, siempre de la misma forma, un ejemplo: «La inteligencia artificial (IA) y el machine learning (ML) ofrecen un amplio rango de aplicaciones prácticas en el ámbito financiero que están transformando la manera en que los economistas y otros profesionales del sector trabajan«. Quizá se deba a la traducción automática del inglés, pero, en una frase como esta, el verbo «trabajan» debería aparecer antes, por ejemplo: «la manera en que trabajan los economistas…».

Personas muy listas, solo que no son personas

Seguro que has apreciado los resultados de Gemini, la IA de Google, cuando haces una búsqueda en su navegador, como ya comentamos en esta entrada. Sus respuestas son precisas, detalladas y documentadas, con enlaces a las fuentes que ha utilizado. Son tan convincentes que pocos usuarios se molestarán en ir más allá. Seguramente, Gemini pueda aprender de tus búsquedas y ofrecerte cada vez mejores resultados, «mejores» significa que no vas a ir más allá a buscar las fuentes, no vas a elaborar el conocimiento, lo vas a encontrar hecho. Pero además, probablemente adopte una personalidad y empiece a hablarte, como ChatGPT o Claude, para darte esa sensación de que estás tratando con una persona.

Ethan Mollick, el profesor de la Universidad de Wharton que se ha convertido por mérito propio en un experto en la IA, nos habla de Gemini Deep Research, que realiza una investigación en profundidad en fuentes que ni se te pasa por la cabeza que puedan contener información del área de tu búsqueda. Deep Research es solo una de las cosas que puede hacer Gemini. También puede crear imágenes, vídeos, aplicaciones, juegos, infografías… En la carrera de las IA, todos estos lenguajes van siendo multimodales y capaces de tareas de muy diverso tipo. «Mi ChatGPT» también produce imágenes y vídeos espectaculares.

Pero… un voto de confianza

Hay muchos otros expertos que son optimistas con la llegada de estas tecnologías. Uno de ellos es el propio Ethan Mollick, pero también está en esa categoría Sam Altman, el CEO de OpenAI (los del bueno de ChatGPT), Articulate, la empresa creadora de la mejor herramienta de autor de e-learning y profesionales de mi sector de tanto renombre como Mike Taylor.

Tomando prestado lo que este último comenta, debemos ser la persona que dirige la película en todo lo que elaboremos junto con la IA, que será como un colaborador experto. Seguimos teniendo características que una inteligencia artificial no puede replicar: la diferencia entre hacer y crear, el valor de la intuición, la expresión y detección de emociones, el conocimiento tácito, la experiencia real vivida, la trascendencia. Por ello, los humanos debemos seguir al volante.

Conclusión

La relación estrecha con la IA está genial mientras la persona se mantenga al mando (y mantenga su puesto). No queremos ver a la gente en la calle porque su antiguo «amigo» que le «aconsejaba» sobre cualquier tema es ahora el elegido para ejecutar todo el trabajo. Tampoco queremos ver a gente altamente desmotivada, que conserva «un puesto» totalmente vacío de sentido y de entrega de valor añadido, al servicio de una máquina y haciendo tareas de «minería fina» (picar piedra).

Me gustaría conocer tu opinión: ¿usas estos sistemas de IA? ¿Hasta qué punto les confías tu vida, tus decisiones o tus tareas? ¿Has visto ya cambios en tu puesto de trabajo? Cuéntame, me encantará conocer mejor este tema tan fascinante y potencialmente siniestro.

Tu vida es un videojuego: los Sims

La idea de que podemos ser como personajes de un videojuego o estar en una realidad ficticia no es nueva. Quizá el símbolo más claro en nuestros tiempos es la película Matrix. O, también, en los 90 apareció un videojuego que continúa existiendo llamado «Los Sims«, en el que el jugador da vida a unos avatares.

Y, recientemente, vi este vídeo de Hashem Al-Ghaili donde los seres creados por IA sienten dolor al no poder salirse de su papel, al tener que vivirlo una y otra vez, o, sobre todo, al ser relegados al olvido cuando se acaba su función. Esto me hizo preguntarme: ¿Y si somos los sims de esta realidad?

Puede responderse desde tres ópticas: reencarnación, animar un cuerpo y jugar a un juego.

Reencarnación

En el hinduismo, la reencarnación consiste en que el alma eterna transmigra a nuevos cuerpos a través del ciclo del samsara, determinado por el karma acumulado. El objetivo es alcanzar la liberación del ciclo de renacimientos. Es como pasarse todas las pantallas de un juego y no tener que volver a jugarlo.

En el budismo, no se trata tanto de la reencarnación de una misma alma como de su karma, es decir, la reencarnación del karma de una persona pasada. El objetivo es lograr el nirvana, lo que cesa el ciclo de sufrimiento. El nirvana también es haberse pasado todas las pantallas y «vencer a la máquina».

Animar un cuerpo (ánima = alma)

Hay dos perspectivas de ver nuestra existencia: somos un cuerpo o estamos en un cuerpo. Si somos un cuerpo, ese cuerpo nace y muere. Pero si estamos en un cuerpo, animamos a un cuerpo, esto es, le damos alma. Así, el cuerpo sería la parte «sim» (sim viene de simulación) y el alma sería la parte que da vida a esta simulación en concreto, haya o no reencarnación (esto es, se pueda o no jugar de nuevo al juego).

Esto explicaría las grandes diferencias entre una persona viva y una que acaba de morir. Según muchas declaraciones: «se nota que ya no está ahí».

La versión infantil

Si pensamos que estamos animando un cuerpo que por sí mismo no tiene vida, podemos plantearnos si ocurre lo mismo con los animales y las plantas. ¿Tienen ánima las palomas, los conejos, los delfines o los pulpos? En ese caso, podríamos hablar de la versión infantil de los Sims: un juego más fácil, más corto y que tiene menos pantallas que pasar, adaptado a los niños. Entonces, estos «niños» ¿qué tipo de ánimas serían?

Jugar a un juego

Quizá entonces la vida sea como jugar a un juego parecido a los Sims: sea porque el ánima se ha reencarnado, sea porque solo tiene una oportunidad, «baja» (digo baja porque la mayoría de creencias sitúa el lugar de las ánimas arriba, en el cielo) y encarna un cuerpo, juega a los juegos que van surgiendo, va atravesando pantallas y acaba con una puntuación final, en un lugar del ranking y con una serie de insignias, vamos, como en una gamificación bien hecha.

También, tenemos afición por plantear juegos en la vida, como los famosos «juegos que la gente juega» de Eric Berne, para lograr cumplir un guion de vida. Tal vez ese guion es nuestro plan para pasarnos las pantallas y ganar el juego y, de la misma manera, puede ser nuestro plan para no pasar pantallas, perder vidas y perder el juego. Berne decía que creemos actuar con autonomía, pero que en realidad respondemos con automatismos similares a la música que produce una pianola: puedes fingir que estás tocando las notas, pero va sola.

Esto es una pianola. Es como una caja de música, pero en gigante.

El juego de las civilizaciones: Sim city

Además de Los Sims, también estaba «Sim city», en el que los sims pueblan ciudades que el jugador ayuda a crear, construyendo edificios, carreteras, vías de tren y así. Pero, si no se gestiona bien, la ciudad acaba en la ruina y pierdes el juego.

Las antiguas civilizaciones que ahora están extintas, enterradas bajo el polvo del desierto o bajo grandes masas de árboles en Latinoamérica, fueron más avanzadas de lo que queremos creer. Cuando se investigan, se hallan evidencias de su especialización y virtuosismo en diversas actividades. Pero «algo» ocurre y la civilización se extingue. El otro día, vi un documental en el que dieron nombre a este «algo»:

Consumo ostensible de recursos.

Es decir, un manifiesto consumo de recursos que supera las capacidades del entorno. ¿De qué me suena esto? Lo más sorprendente es que no nos imaginamos nuestra propia civilización enterrada bajo cientos de años de olvido… pero les ocurrió a otras antes; ocurre una y otra vez.

¿Cuál es el sentido?

Si la teoría de que somos como los Sims es cierta, ¿cuál es el sentido de este juego? Quizá es divertirse, jugar a ser otra persona, pasar el rato, obtener recompensas intrínsecas y extrínsecas… Y el gran sentido, el gran objetivo, puede ser, simplemente, hacer que la vida avance en su baile secreto. Nuestra misión es ayudar a ese avance «jugando» a los Sims, volviendo a reencarnar esos Sims y el gran juego de las civilizaciones, Sim city.

¿Cómo vivirías tu vida si supieras que es una simulación, un Matrix en el que puedes estirar y llevar al límite las capacidades de tu avatar? ¿Qué harías? Cuéntame.

NotebookLM: mi nuevo colega

He incorporado a otro colega a mi equipo de trabajo virtual. Tiene un nombre feúcho, NotebookLM, pero es una pasada. A raíz de un tuit de Ethan Mollick, profesor de la universidad de Wharton y experto en experimentar con la IA, probé a subir alguno de mis manuales para generar contenido nuevo a partir de contenido existente. Increíble, pero cierto: este nuevo currante «se lee» mis manuales en segundos y, sin haber solicitado nada aún, presenta un resumen general, una serie de posibilidades de creación (preguntas frecuentes, guía de estudio, índice…) y preguntas sugeridas, que pueden servir para promocionar el manual, para plantear estas preguntas a un alumnado y todas las aplicaciones que quieras.

Incluye una funcionalidad que, de momento, sólo está disponible en inglés: una conversación en profundidad entre dos presentadores que comentan tu libro. He escuchado el pódcast de Ethan Mollick y es «escalofriante» porque suena realmente «orgánico», «natural», cualidades que describirían la conversación entre dos personas reales.

Leer y escribir

Ya sea ChatGPT, ya sea NotebookLM o cualquier otra herramienta de IA que utilices, te toca escribir para obtener respuestas. Leer y escribir son ahora más que nunca la base del trabajo, de la acción. Las herramientas de IA se utilizan escribiendo y luego leyendo y reescribiendo el resultado.

En realidad, en cualquier profesión que hagas en una oficina, puede que no tengas que hacer operaciones matemáticas, puede que no tengas que hablar inglés, puede que no hagas nada científico, pero lo más probable es que tengas que leer y escribir.

Sin embargo, Lengua ha parecido a unos y a otros una asignatura menor, un mal que había que sufrir mientras se descubrían las cosas importantes de la ciencia. No es mi caso, como muchos sabéis. Sea como sea, las habilidades en comunicación escrita han cobrado importancia en el mundo digital, más importancia de la que pudiera esperarse, porque todo parece más bien visual y auditivo (elementos multimedia, recursos interactivos, vídeos, pódcast…). Pero es que todo lo visual y auditivo tiene un texto en su base.

Y como comentábamos en este post sobre los ultratextos y este otro que amplía esa información, también necesitamos las habilidades de comunicación escrita para adaptar aquello que arrojan los modelos de lenguaje natural como ChatGPT: aún requieren de retoques para que los textos tengan más calidad, sean menos abstractos y tengan el tono adecuado. Algunas veces, lo que arroja el LLM es perfecto, pero la mayoría de las ocasiones, es necesario reescribirlo.

Si quieres ver un vídeo sobre el uso de esta herramienta, aquí tienes un buen ejemplo:


¿Utilizas herramientas de inteligencia artificial en tu trabajo? ¿Conocías NotebookLM? ¿Te gusta leer y escribir? Como siempre, muchas gracias por leer y por compartir.

Miedo a lo desconocido

Casi 3 000 líderes de la tecnología han firmado una petición para que se detengan los avances de la inteligencia artificial durante al menos 6 meses. Se busca desarrollar en paralelo un control de esta que permita que sea más precisa, segura, interpretable, transparente, robusta, alineada, confiable y leal. Les ha dado miedo la capacidad de estas herramientas de barrer miles de empleos, al igualar en capacidad a perfiles de medio y alto nivel de todo tipo. Además, en una de las notas de la petición, comparan las repercusiones que puede tener este avance con otras tecnologías con efectos potencialmente catastróficos para la sociedad: clonación humana, modificación del genoma humano, investigación de ganancia de función (alterar los genes para producir individuos mejores) y eugenesia.

…y debemos preguntarnos: ¿Deberíamos dejar que las máquinas inunden nuestros canales de información con propaganda y falsedad? ¿Deberíamos automatizar todos los trabajos, incluidos los satisfactorios? ¿Deberíamos desarrollar mentes no humanas que podrían a largo plazo superarnos en número, ser más inteligentes, hacernos obsoletos y reemplazarnos? ¿Deberíamos arriesgarnos a perder el control de nuestra civilización?

Petición para detener los avances de la IA.

Y es que realmente los nuevos avances de ChatGPT All y de MidJourney v5 barren un montón de tareas aparentemente complejas y que nos parecía que solo podían desarrollar perfiles especializados. Ethan Mollick, profesor de la universidad de Wharton, publicaba recientemente la capacidad de ChatGPT de crear una simulación de una negociación, calificarla y proporcionar comentarios según las respuestas (feedback). El propio Mollick advierte que no hay «prompts» (las preguntas en texto a las inteligencias artificiales) mágicos y que cada vez que volvemos a preguntar obtenemos resultados distintos. Recordemos también que muchas veces obtenemos información «inventada». De manera que hay que tener en cuenta:

1) Cualquier prompt que encaje en un tuit es, en el mejor de los casos, un punto de partida. 2) La aleatoriedad es parte de los LLM (modelos de aprendizaje del lenguaje), por lo que obtendrá respuestas diferentes cada vez. 3) Ningún prompt eliminará las alucinaciones. Experimente y verifique los hechos.

Los puestos en peligro

Según publicaba Xataka el 21 de marzo (2023) haciéndose eco de un estudio de OpenAI (los creadores de ChatGPT), «los trabajos mejor pagados y cualificados son los más afectados, así como los empleos relacionados con la programación y la redacción». Así, se mide el nivel de exposición de los trabajos, es decir, en qué grado puede ese trabajo ser sustituido por una inteligencia GPT. Con el 100% aparecen puestos como analista financiero, escritor, periodista, auditor, contable, diseñador de interfaces digitales y web…

También se recogen puestos no afectados por la inteligencia artificial, a los que me remitía hace unos pocos post cuando hablábamos de robots bailando flamenco:

Estos son trabajos manuales de la industria y la ganadería, también deportistas, camareros… Se han dejado fuera muchos trabajos: enfermería o auxiliares, personas que atienden a la tercera edad, o profesorado y educadores infantiles, entre otros.

Hay que tener en cuenta que este estudio de OpenAI tiene varias limitaciones que están muy bien recogidas en el propio estudio. Aun así, nos sirve de orientación para comprender el miedo de los líderes tecnológicos.

Intervención de los gobiernos

La petición firmada por los líderes tecnológicos también pide la intervención de los gobiernos para frenar el avance de la IA. Se pide la creación de autoridades reguladoras nuevas y capaces dedicadas a la IA. La idea es que exista una supervisión de lo que generan las inteligencias artificiales. Expertos como David Mattin ya han apuntado anteriormente a la necesidad de que otra IA supervise la generación de contenidos de la IA. En la petición, también se señala la necesidad de marcar de alguna manera el contenido generado para que siempre se distinga entre contenido creado por personas y por IA, procesos de auditoría e identificación de la responsabilidad por información falsa. Así solicitan la creación de

…instituciones bien dotadas para hacer frente a las dramáticas perturbaciones económicas y políticas (especialmente en la democracia) que provocará la IA.

Petición para detener los experimentos de IA.

Ya el gobierno de Italia ha bloqueado el acceso a ChatGPT por la violación de la ley de protección de datos y por difundir información falsa. Recordemos que esta herramienta no es un buscador como Google, es un generador de contenido nuevo, y ese contenido puede ser «inventado», no consecuente con la realidad. Además, ChatGPT no puede discernir si la persona que pregunta es menor de edad, en consecuencia, los menores estarían desprotegidos contra las respuestas de todo tipo que pueda generar.

El avance de la vida

Mi opinión es que no se puede parar esto. Me da la sensación de que no es comparable a las técnicas de clonación o de alteración del genoma, que atentan directamente contra lo que es humano. Pienso que, habiéndose extendido como la pólvora y estando el conocimiento en manos de miles de personas, los avances seguirán y se escaparán al control de las autoridades. Quizá el hecho de que estas inteligencias puedan barrer puestos especializados sea el origen de trabajos distintos que puedan realizar esas personas. Quizá provoque la revalorización de trabajos artesanos, hechos a mano, y, como comentaba hace unas semanas, una mejora de los trabajos basados en la ayuda.

Sin precedentes

El lanzamiento de ChatGPT-4 y de MidJourney v5 dan un salto en la inteligencia artificial sin precedentes. ChatGPT-4 ahora es multimodal. Significa que puede interpretar textos e imágenes. Se ha hecho viral la imagen en la que se ha dibujado con un boli el aspecto de una página web, porque ChatGPT ha creado esa página con código en cuestión de segundos:

El avance es tan loco, que escribir de una semana a otra no acaba de recoger la velocidad exponencial y sin precedentes que lleva esto. Lo último, que Microsoft incorpore en Office 365 ChatGPT-4, tiene unas implicaciones económicas y laborales que le dan la vuelta a todo. En este post cuento mi experiencia al generar contenidos con esta herramienta. También hablo de la versión 5 de MidJourne, la herramienta de inteligencia artificial que hace fotos de una calidad y sofisticación que barren la fotografía tal como la conocemos hasta ahora.

Generación de contenidos

Este título que suena tan abstracto, generación de contenidos, da de comer a muchísimas personas en muchos sectores. Hasta «hace cinco minutos», nuestras redes sociales e internet en general estaban plagados de contenidos generados por redactores de todo tipo. En mi sector, la formación online, el principal trabajo es crear contenido, curar contenido, presentar el contenido de forma pedagógica. Pues todo esto lo hace ChatGPT-4.

Hice la prueba. Había una unidad didáctica de un profesor que estaba de baja, por lo que no podíamos ampliar la información. Le pasé este material a ChatGPT y le pedí un diseño instruccional, es decir, un guion con las instrucciones para crear un curso a partir de una presentación bastante escueta. Lo primero que me pasó fue una estructura completa con todos los puntos necesarios: título del curso, duración, introducción, objetivos pedagógicos, varias secciones, incluida una de práctica, y un apartado de conclusiones. Después le fui pidiendo el desarrollo de cada uno de los puntos. Uno a uno, fue desarrollando cada apartado, yo iba «tomando notas», es decir, copiando lo que me pasaba y pegándolo en un documento. Este único trabajo de copiar y pegar desaparece con la incorporación de ChatGPT a Office: directamente se va a generar el contenido en el formato que queramos, haciendo el proceso todavía más corto, casi instantáneo.

En el apartado de la práctica, me sorprendió porque me presentó el lenguaje de programación para resolver el ejercicio de esta manera:

Imagen con código proporcionada por ChatGPT-4.

Luego recordé que esta herramienta es capaz de generar códigos de páginas web y similares, domina muchos lenguajes de programación e incluso te los puede enseñar como si fueses un niño de 11 años. Es decir:

En resumen: en unos minutos y con distintas preguntas, logré tener un contenido preparado para la formación online. Un contenido perfectamente expresado, sin erratas, con orientación pedagógica. Algo que a cualquiera de mi equipo le habría llevado al menos 2 horas. Y es que este cacharro sabe perfectamente lo que tengo que tener en cuenta para maquetar mi contenido en una de las herramientas de autor habituales, Articulate Rise, y cómo hacer que el alumnado desde casa no se sienta abandonado, sino integrado en un sistema de aprendizaje. Digamos que lo que he aprendido en años y ya puedo destilar en pequeñas píldoras es lo que esta IA me cuenta en cuestión de segundos (y lo aplica a los contenidos que genera, claro):

Hacer fotos sin cámara

La otra gran revolución es la generación de imágenes por inteligencia artificial. En este blog estoy compartiendo imágenes inquietantes generadas por DALL.E-2 y por Lexica Aperture. Pero MidJourney va un paso más allá y genera fotografías de excelente calidad y realismo a partir de textos realmente cortos. Quiero compartir aquí algunos ejemplos que publicó Nick St. Pierre en Twitter recientemente. En este hilo, Nick St. Pierre va comparando el resultado de solicitar una imagen a la versión 4 de MidJourney con respecto a la nueva versión 5. La versión 4 ofrece fotos perfectas, pero con cierto toque inquietante en algunas miradas, mientras que la versión 5 crea fotos perfectas y con un toque de realismo y «sensibilidad» asombroso. Tomemos esta imagen de un mercado:

Imagen de un mercado generada por MidJoruney5, con la sola instrucción: «foto de estilo callejero de un concurrido mercado de la ciudad de Nueva York llena de gente parada junto al mostrador de delicatessen –ar 16:9».

En la imagen que vemos arriba, nada existe. No hay fotógrafo, esas personas no existen, su ropa tampoco, los productos que se ofrecen no están ahí. Es todo generado por una inteligencia artificial.

En esta otra imagen, compara la generación de una mujer en la versión 4 frente a la generación de la versión 5:

Parte del hilo de Nick St. Pierre, donde la petición a la IA es: «foto de estilo callejero de una mujer joven, chaqueta gucci roja, camisa gucci azul, plano general, iluminación natural, soho, filmada en Agfa Vista 200, 4k –ar 16:9».

Simplemente, estoy sin palabras. Estoy totalmente de acuerdo con David Mattin, que en su newsletter 116 comenta que nadie sabe ahora mismo las implicaciones que va a tener todo esto. La adopción es loca, es explosiva, imparable. También comenta lo mismo que comentaba yo la semana pasada: agarrémonos a aquello que nos hace humanos, porque es lo único que nos va a quedar tras este tsunami.

Todo lo demás, cualquier dominio de procedimiento técnico o experiencia, casi todo lo que ahora definimos como «trabajo», está siendo devorado por máquinas. (…) Eso es todo lo que quedará al final de este largo camino que estamos recorriendo con inteligencia artificial: los unos para los otros.

David Mattin

Los robots no bailan flamenco

Nos estamos ocupando en identificar aquellos trabajos que puede muy pronto (ya) hacer la inteligencia artificial. Con el reciente lanzamiento de ChatGPT 4, llega incluso más lejos. Me parece más importante identificar aquellos trabajos que nunca vamos a querer que haga una IA o un robot. Ya se apuntaba a esto en la segunda parte del vídeo «Mi empleo, mi futuro» que os compartí y reproduzco aquí:

#MiEmpleoMiFuturo 2, un documental de COTEC.

El resumen es: todo aquello que se puede sistematizar de alguna manera lo puede hacer un robot. Y añado: será aquello en lo que no nos importa demasiado ver a un robot o dejar de ver a una persona.

Cantiñas

Hace poco tuve la suerte de asistir a una conferencia de cante, una especie de clase magistral sobre las cantiñas, un palo del flamenco, en la escuela de flamenco de Amelia Vega. Cantaor: Israel Paz. Guitarra: José Arenas. Percusión: Antonio Maya. Bailaora: Amelia Vega. La idea era estudiar en profundidad qué son las cantiñas, cuáles son sus tipos y melodías y cómo distinguir una cantiña de una alegría y otros palos.

Resulta que el flamenco se origina con los cantes sin guitarra. La guitarra se añade después y solo más adelante se le añade el baile. Así, si en un principio la guitarra se adapta a la voz y la acompaña, hoy día el baile toma protagonismo y determina cómo son la guitarra y la voz, obligando al cantaor a adaptar su voz cortándola donde conviene.

¿Dónde viene escrito qué es la cantiña y cómo se distingue? ¿En qué partitura puede un guitarrista inspirarse para tocar como José Arenas o emular a su padre Antonio Arenas? La respuesta es: no existe ese material. No hay ninguna fuente, ni por escrito ni grabada, de la que un guitarrista pueda beber. Las fuentes de transmisión del flamenco son eminentemente orales y por imitación: José Arenas preguntaba a su padre por qué esto o lo otro, su padre decía, simplemente:

El flamenco es así.

Posible frase de Antonio Arenas.

Si se quisieran anotar en una partitura las variaciones y formas de «hacer cantar a la guitarra», la partitura quedaría ilegible. Es más, no hay un lenguaje con el que reflejar estas variaciones. De manera que, si llega una melodía a un guitarrista de academia, de conservatorio, tocará la guitarra como… un robot. Será correcto, dará las notas, pero no tendrá los matices que se han destilado de un aprendizaje oral, experiencial y por imitación. Ya os digo que no suena ni parecido.

En el post anterior os decía que nadie pagaría por ver actuar a robots. Quizá, como dice un asiduo lector de este blog, la gente muy joven ahora lo vea como algo normal y sí le den valor. Un robot podría ejecutar una partitura a la perfección. Yo particularmente le daría valor cero. ¿Un robot podría aprender escuchando horas y horas tocar a José Arenas, para luego desviarse de la partitura aquí y allá cuando «la situación lo pidiera»? ¿Puede un robot improvisar?

Vaya cuadro hemos pintado aquí DALL.E y yo con esta petición: «Un androide bailando flamenco, otro androide sentado tocando la guitarra y un tercero cantando.»

Desautomatización

Hay un resquicio de esperanza entonces en especializarse en lo que no se puede automatizar: todo lo que puede hacer un robot lo acabará haciendo mejor que un humano. Por supuesto, es mucho más eficiente automatizar tareas. Cada día, llegamos al trabajo y existen una serie de rutinas, pasos, procedimientos. Se trata de llevarlos a cabo en el mismo orden. Es algo que podrá hacerse pronto sin intervención humana, o mucho menor.

Así que veo un camino en desautomatizar nuestras tareas. Hace tiempo, cuando hablaba de la improvisación y el clown, comenté que una persona puede llegar a acomodarse a hacer el ridículo más espantoso. El profesor le dice: «haz que eres una cabra en celo». Y esta situación vergonzante la representa de una manera durante un minuto o dos y a partir de ahí empieza a repetir. Ya se ha acomodado.

Lo contrario de acomodarse es incomodarse, crear en el acto conforme se realiza una actividad. No siempre es posible, quizá solo en esos pequeños matices que damos a nuestras tareas, esos momentos súbitos de improvisación, de tener una idea feliz y cambiar el orden, añadir un rasgo, enriquecer un paso. Quiero pensar que esto no nos lo pueden arrebatar las inteligencias artificiales.

Humanidad

Como vengo apuntando, el otro campo en el que no vamos a querer robots es en los cuidados a una persona. ¿O sí? Hay una serie de tareas que sí están muy sistematizadas, pero en las que nos gusta el trato humano, la calidez. Se trata de la atención al paciente y al cliente.

Cuando nos sale el robot en la enésima llamada a un operador de telefonía, cuando nos toca volver a repetir los mismos pasos que sabemos que no sirven para nada porque luego nos vuelven a preguntar todo, ahí querríamos de verdad que una persona estuviera al otro lado, con su capacidad para la empatía.

Cuando nos ingresan en un hospital y una persona nos pone una vía, estoy convencida de que además nos está aportando tranquilidad. La mirada a los ojos, las neuronas espejo que se activan, una serie de elementos de comunicación no verbal que entran en juego… todo esto no podría ser así con un robot, o sería una situación altamente inquietante.

Cuando necesitamos hablar con una persona experta en la ayuda a otras, como pueda ser un psicólogo, necesitamos no solo de su experiencia sistematizada, no solo de sus conocimientos de las neurosis y las psicosis. Necesitamos de la persona en sí, del humano que se da cuenta de algo en el transcurso de la conversación y propone una vía de solución. ¿Qué vías de solución podría proponer una IA?


Los robots (aún) no bailan flamenco ni se les espera. Busca todo aquello que no se puede sistematizar, que requiere de tus rasgos más humanos y más animales. Aquello será la especialización que la inteligencia artificial y la robótica no te podrán quitar.

¿Por qué escribir?

O quizá debería preguntarme: ¿para quién escribir? Mi visión del texto escrito es la de un océano en crecimiento exponencial, donde cada obra es tan solo una gota. Para el lector, las gotas son tan parecidas entre sí que ya no puede distinguir qué es bueno, quién es un gran artista de la escritura. Ni puede, ni le interesa; quizá otro texto mucho más coloquial y cercano le da las respuestas que busca.

No hace ni un año que estábamos ya en un mundo en el que cada persona es potencial creadora de contenidos audiovisuales. Ya en ese mundo, el mercado editorial tenía un interés ínfimo en comparación con la gran cantidad de contenidos audiovisuales que se crean día tras día en Internet. Hay grandes autores premiados que no pueden vivir de lo que escriben. En ese contexto, Chuck Palahniuk, en su libro Plantéate esto, viene a decir, citando a Bret Easton Ellis, que ya no es el momento del mundo editorial.

Ahora hemos dado un salto y no nos hemos enterado: del océano de crecimiento exponencial en el que todos consumimos y producimos al océano infinito de generación de contenidos por inteligencia artificial. ¿Qué valor le vamos a dar a una novela escrita por una persona cuando estos modelos de aprendizaje del lenguaje escriben otra similar? ¿Vamos a ser lectores de inteligencias artificiales? ¿Sueñan los robots con ovejas eléctricas?

Esta crisis de sentido de la escritura se ha acentuado y casi parece ridículo imaginarse a una persona en su soledad, en su rincón del escritor, construyendo una gran obra, una gran novela. Es como tratar de hacerse la casa con las propias manos, algo ancestral.

Libros prohibidos

Varias publicaciones de prestigio, como The Economist, siguen dando mucho valor a los libros. Recomiendan listados de libros a los que blogueros y personalidades relevantes de distintos ámbitos dan importancia.

Recientemente, The Economist publicó un boletín de libros prohibidos en distintos países y por distintas razones. Es curioso que, en medio de ese océano de publicaciones indistinguibles, los gobiernos se ocupen de examinar y prohibir libros. No solo los gobiernos, también las universidades. Paremos unos segundos a releer esto: las universidades prohíben libros.

Aquí rescato otra frase de Chuck Palahniuk: es mejor escribir algo que no se puede representar de otra forma. Si una historia se presenta mejor en formato de videojuego, cómic o película, entonces mejor no hacer una novela. En cambio, lo que está censurado en el mundo audiovisual y de las redes, puede escabullirse en el mundo del texto escrito, por los vericuetos. Además, un texto «subversivo» puede ser producido por una persona, pero quizá no tanto por una inteligencia artificial que está programada para evitar (de forma un tanto mojigata) todo tipo de sesgos contra los valores actuales.

Robots quemando libros. La obra es de DALL.E, la instrucción es mía. ¿Habrá instrucciones de una IA a otra? Pronto lo veremos.

Representación en vivo

Esta crisis no afecta a las artes escénicas, esto es, al teatro, los conciertos, bailes, circos (aunque les afecten otros temas). Porque lo que valoramos es lo que ocurre en ese momento, como algo único e irrepetible. Incluso si el texto o la canción estuviera escrito por una IA, no querríamos ver a robots en escena: ¿qué interés tiene que un robot recuerde el texto o lo declame o cante o baile a la perfección? Es al actor o actriz, al cantante, al guitarrista, a quien queremos ver mostrar emociones, sudar, bailar su representación en una escenografía compartida.

Se dice que los actores tienen como herramientas las emociones. Las emociones son físicas. Las emociones, incluso si las pueden emular los robots, son animales, hormonales. Por eso me parece tan ridícula la escena de Her en la que el sistema operativo con voz de mujer tiene un orgasmo. ¿Exactamente cómo se produce eso en un ente sin cuerpo? En Transcendence resuelven el tema físico con unos nanorrobots que se introducen en el cuerpo de otras personas. Es bastante fantasioso, pero está mejor justificado.

Lo atávico

Ahora que los productos audiovisuales pierden aún más valor, que podemos ver y oír a una persona que no existe, que podemos tener como amigo a una IA desarrollada para hacerte compañía, es lo humano, lo corporal, lo primitivo, lo tangible lo que a mí me interesa «consumir».

Tengo que decir que me importa poco si la tilde de solo viene o va: ya prescindí de ella en 2010, cuando se imponía seguir las últimas reglas. El ChatGPT a veces también tiene nostalgia y la pone. Me interesa la vía de escape que cada uno se va a buscar ante un mundo digital «sintético». ¿O nos va a satisfacer, nos va a llenar? ¿Nos veremos hablando con nuestro colega C3PO?

Frente a esa gran amenaza, emerge la sombra de lo contrario, un mundo en el que, por una guerra mundial, o una invasión, o una pandemia, «vayamos hacia atrás en el tiempo» (realmente todo es hacia adelante) y nos encontremos en una especie de Edad Media distópica en la que el hecho de que haya o no haya robots sería lo de menos.

Será muy interesante cualquier escritura sobre lo atávico. Cuando se presenta un mundo inventado y próximo a la Edad Media idealizada, se permite todo en él. Lo vemos en Juego de tronos. Sabemos que el ser humano puede pasar de discutir temas intelectuales tomando una taza de té a torturar y matar despiadadamente. Lo atávico no desaparece por el hecho de apoltronarse en un sillón a «consumir» vídeos de YouTube. Es más, quizá en la sombra, latente, lo atávico está engordando, esperando su momento.

Los límites éticos de la IA

Venimos hablando de la inteligencia artificial porque es «el tema». Cada día, encuentro nuevas referencias a la IA, nuevos descubrimientos, funcionamientos más inteligentes. Por ejemplo, observa este vídeo:

Vídeo de inteligencia artificial realizado con https://studio.d-id.com/.

Desde luego, se puede seguir afinando, pero es suficientemente correcto. Quizá tan correcto que entra de lleno en el valle inquietante, del que hablaremos otro día. Tenemos al alcance de la mano la generación de vídeos sin contar con la colaboración de un montón de profesionales que hasta ahora eran necesarios. Es el fin de una época.

Por ejemplo, hace pocos días, Chema Alonso (director digital de Telefónica) publicaba este post donde explica cómo crear un modelo de Stable Diffusion para que te haga selfies en MyPublicInbox. En otras palabras, para que, a partir de 20 imágenes de una persona, se puedan crear vídeos en movimiento y generar cientos de imágenes en todos los estilos.

También hace pocos días, David Mattin, que publica semanalmente la newsletter New World Same Humans, comentaba que Getty Images se había querellado contra Stable Diffusion por entrenar a su inteligencia artificial con su banco de imágenes. La empresa se defiende diciendo que ese entrenamiento no viola ninguna propiedad intelectual, por la forma en la que aprenden las máquinas (aprendizaje profundo). Pero hay más casos de artistas que se quejan de que una inteligencia artificial se haya alimentado con su obra.

El aprendizaje profundo o deep learning es lo que permite a las IA aprender a partir de una fuente de datos. Con el surgimiento del big data (datos masivos) se facilita enormemente la tarea de «entrenar» a un algoritmo para sistematizar un proceso.

Un ejemplo de este aprendizaje es el reconocimiento de imágenes. En 2012, AlexNet alcanzó una tasa de error del 15.3 %. Pues bien, solo 3 años después, se bajó a una tasa de error del 5 %, que es la del ser humano. Por baja que sea esta tasa, hay fallos imperdonables. Fue bastante sonado el error en 2015 de confundir imágenes de personas de raza negra con gorilas. De nuevo topamos con límites éticos. ¿Dónde están los límites éticos y jurídicos?

Un poco de historia

En el número 47 de la revista Harvard Deusto hay un dossier sobre inteligencia artificial. En él podemos leer sobre sus antecedentes. Por ejemplo, Esteve Almirall, profesor en Esade, marca una posible fecha de inicio de la IA: el 11 de mayo de 1977. Ese día, el ordenador Deep Blue, de IBM, venció a Kaspárov al ajedrez. En años sucesivos, distintas IA vencieron a los campeones de juegos como Jeopardy! o Go.

Ya recientemente, surgieron los coches autoconducidos de Tesla, donde surgen grandes cuestiones éticas. En ciertas circunstancias de la conducción, un coche autónomo puede tener que decidir entre la vida de sus pasajeros o la vida de los transeúntes que cruzan. ¿Cuál es la decisión correcta? Depende de muchos factores. En una persona, el impulso siempre será inconsciente, animal. Si bien se alimenta a la IA con modelos probabilísticos, la reacción final varía según la situación. Además, ¿quién sería el responsable de este accidente?

El cine ha mostrado magistralmente las implicaciones de que una inteligencia artificial se escape al control humano. Cómo no recordar a HAL 9000, ese robot que controla la nave en 2001: una odisea del espacio. Hay muchos otros ejemplos. En Robocop, antes de crear al robot cibernético se presenta en una reunión un robot que controla la delincuencia en las calles. En esta presentación, se pide a uno de los asistentes que amenace al robot con un arma. Entonces, pide: «Tire el arma al suelo, tiene 20 segundos para obedecer». La persona tira el arma, pero el robot no lo percibe, y continúa la cuenta atrás: «¡Tiene 15 segundos!». Mejor verlo:

Límites éticos de la IA

Como hemos visto, en distintos campos encontramos esos límites éticos que se plantean en la expansión explosiva e imparable de la inteligencia artificial.

El World Economic Forum identificó en 2016 una serie de conflictos éticos del cambio tecnológico, que son los que más o menos preocupan al ciudadano: cómo afecta al empleo, quién se beneficia del valor añadido producido por la IA, cómo interactuamos con las máquinas y, sobre todo, cómo evitamos los errores y el sesgo de la IA.

David Mattin apunta a la necesidad de que otra IA supervise los límites de la IA, que sea un proceso entre máquinas. Pero estoy de acuerdo con lo que comenta Josep Valor en la revista Harvard Deusto:

La responsabilidad última siempre tiene que recaer en un humano [o en una corporación, añado].

Josep Valor

Para comprender los sesgos y errores de la IA, hay que recordar que los algoritmos los crean personas (por ahora) y que las bases de datos de las que se alimenta son también humanas (obras humanas, resultados de conductas humanas, decisiones humanas, etc.). El carácter de injusticia que tiene la historia entra de lleno en estos datos. Corregir esa injusticia no es fácil. Hoy día, los anuncios de IA que vemos al navegar por Internet, siguen dependiendo de nuestro sexo y raza, según estudios como el de Latanya Sweeney, una profesora de Harvard.

Los sesgos se perpetúan en las IA entrenadas para seleccionar personal. Según comenta Konstantina Valogianni, profesora en IE Business School, el algoritmo de Amazon para selección de personal tuvo que ser suspendido porque «aprendió inadvertidamente a excluir las solicitudes de mujeres».


Pensemos sobre esto: una herramienta muy novedosa, inquietantemente eficiente, de pronto se basa en datos que son muy antiguos, injustos. Esto me trae a la mente la escena en la que se levantan las tumbas del cementerio indio en Poltergeist: por muy nuevas que sean las casas construidas, descansan sobre un suelo lleno de muertos, y la paz de sus almas se perturba. La IA viene a enfrentarnos a nuestros muertos, a esas injusticias que pensábamos que habían quedado atrás.

Al día con la tecnología: IA

Llevamos años oyendo hablar de la inteligencia artificial, pero este año comienza con una explosión de su uso. En particular, chatGPT genera textos de manera autónoma, respondiendo a las preguntas del usuario, generando contenido y ayudando en la elaboración de textos de todo tipo.

Al principio se comentaba que esta herramienta era muy limitada y que su nivel de profundización en la escritura era el de un alumno de secundaria. Sin embargo, eso fue «ayer». Hoy, chatGPT está entrenado porque miles de usuarios le están dando constante información.

Para estar al día con la tecnología, he hecho mis pruebas y las he aplicado a la generación de contenidos para formación online. Sinceramente, su capacidad es muy sorprendente: el contenido se elabora con corrección (sin erratas), expresiones correctas y en el formato que se quiera: resumen por puntos, elaboración de un guion de vídeo, tablas, preguntas de test… Veamos un ejemplo:

Sí, esta información la podemos encontrar en distintos artículos y está escrita de forma muy generalista. Sin embargo es correcta y 100% original.

Vamos con otra prueba. Una de las dificultades principales en los cursos online es generar preguntas de test que sean relevantes. Como ya hemos visto en este blog, lo habitual es que se escriban enunciados incompletos y que se reconozca claramente la opción correcta por ser más larga y detallada que el resto. Suelen completarse las opciones con «Todas las anteriores», «Ninguna de las anteriores» cuando al autor no se le ocurre nada mejor. Pues bien, esto es lo que me da chatGPT sin darle ningún contexto previo:

En este caso, la respuesta correcta es clara, por ser la más completa. La opciones no son homogéneas. Aun así, puedo afirmar, tras muchos años en el sector del e-learning, que esta pregunta está bastante bien planteada.

Voy a poner un ejemplo más. En ocasiones, en la formación online se reciclan contenidos anteriores que no se pueden editar o, al copiarlos para editarlos, pierden el formato. Para el primer caso, ya desde hace tiempo existen las tecnologías OCR, que permiten transcribir el texto de una imagen. Esto también lo sabe hacer chatGPT si la imagen está en Google Drive o en Dropbox. En mi caso, tenía un contenido que, al pasarlo a otro documento, se le quedaban todas las palabras juntas. ChatGPT me ayudó a resolver esto rápidamente:

Otros tipos de IA

La generación de textos es en lo que me he centrado hasta ahora, sin embargo, la inteligencia artificial también produce imágenes y voces cada vez más realistas, incluso vídeos de personas contando algo, en los que la persona no existe y lo que cuenta es un texto que se ha podido generar con inteligencia artificial.

Imagen generada con DALL.E: «Una persona hablando con un robot en una escena realista en 3D».

¿Cómo reaccionamos ante esto?

La reacción de las personas ante el uso de la inteligencia artificial (IA) para crear contenido puede variar ampliamente. Algunas personas pueden verlo como una herramienta valiosa que puede ayudar a aumentar la eficiencia y la calidad del contenido, mientras que otras pueden tener preocupaciones sobre la posibilidad de que la IA reemplace a los trabajadores o genere contenido que carece de originalidad o sentido común.

En general, el uso de la IA para crear contenido ha sido muy útil en tareas específicas como:

  • La generación de texto.
  • La traducción automática.
  • La creación de imágenes.
  • La generación de música.

Sin embargo, como decía, muchas personas temen que el uso de la IA para crear contenido pueda conducir a la pérdida de empleos y a la homogeneización del contenido debido a la falta de creatividad y originalidad.

Algunos temen que el uso de la IA para crear contenido pueda conducir a la difusión de noticias falsas, contenido engañoso o contenido generado automáticamente que no tiene en cuenta la perspectiva humana, ética o moral.

En general, es importante considerar tanto los beneficios como los riesgos potenciales del uso de la IA para crear contenido y trabajar para garantizar que se utilice de manera responsable y ética.

Referencias

Para comprender la inteligencia artificial y cómo se puede utilizar, revisé varios artículos, aquí pongo una muestra de ellos:

Learning Design 3.0. En este artículo se habla del impacto de la IA en el diseño de experiencias de aprendizaje, y se apunta a distintos programas de IA que permiten realizar distintas tareas.

6 Ways AI Can Support Your Content Creation. Este artículo se centra más en las formas en las que se puede generar contenido (no específicamente formativo) con el apoyo de herramientas de IA.

Usos de chatGPT: una lista de comandos para mejorar tu vida. Este artículo muestra bastantes opciones a la hora de utilizar chatGPT. Digamos que sirve para todo.


La inteligencia artificial ha venido para quedarse, supone una revolución en el mundo digital y específicamente en la formación online y es un carro al que pienso que hay que subirse. Es un reto superar en creatividad y precisión a una herramienta tan potente. Quizá sea mejor idea hacer aquello que los robots no van a poder hacer nunca, algo de lo que ya hemos hablado hace poco.

Por cierto, hay partes de este artículo generadas con inteligencia artificial. ¿Podrías distinguirlas?

¿Qué te parece todo esto? ¿Has hecho pruebas con chatGPT u otra inteligencia artificial? Me encantaría leer tus comentarios y que compartas este artículo con quien quieras. Gracias por leer.