Lev Tolstói descubrió los Sims

Tolstói tuvo una gran crisis existencial a los cincuenta años. Al leer a este célebre escritor hablar de cómo vivió su crisis, siento que puedo entenderle, puedo seguir sus razonamientos: un hombre de éxito en su época, que lo tenía todo, y que de pronto se dijo:

La vida no tiene ningún sentido, es todo absurdo.

Él distingue a su grupo social (gente con éxito, dinero y mucho tiempo ocioso) del resto de humanos, que, en un principio, le parecían poco menos que animales. Y observa que la gente de su nivel encuentra cuatro formas de seguir viviendo: 1) ignorar el tema de la falta de sentido, 2) distraerse disfrutando de lo que se nos ofrece (epicureísmo), 3) matarse o 4) ser un cobarde.

Tan absurdo le pareció todo, que decidió la opción 3, quitarse la vida, pero no actuó «por debilidad» (se pasó a la opción 4) y porque realmente quería averiguar si había alguna respuesta al interrogante: ¿Qué es la vida? ¿Cuál es el sentido de mi vida?

El materialismo científico

En su época, la ciencia estaba inundada del concepto de materialismo, que se ha extendido hasta nuestros días. Así, se consideraba que la materia es la base fundamental de la realidad y que todos los fenómenos, incluyendo la mente y la conciencia, pueden ser explicados a través de procesos materiales y leyes naturales. Pero, ¿qué es la materia? Esta concepción científica no permite darse cuenta de que la vida es como el juego de los Sims. Y eso es lo que mantenía al orgulloso Tolstói paralizado, angustiado y con pensamientos suicidas.

No hacía más que escarbar en distintas fuentes del conocimiento y chocaba con dos realidades: que las ciencias exactas no se ocupaban de responder a su pregunta existencial y que las ciencias no exactas solo se dedicaban a hacerse esa pregunta, pero no a dar una respuesta que pareciera válida.

Lev, un señor muy inteligente y un escritor muy brillante, no conocía el concepto de juego de simulación y, de hecho, se asqueaba de juegos y prácticas lúdicas, por considerarlas una manera de distraerse del conocimiento de la dura realidad, del sinsentido del sufrimiento (lo que es la opción 2). Se puede jugar al juego sin ser consciente, ignorándolo, pero si se sabe que es una simulación, entonces, todo cambia, porque el valor que se da al «sinsentido del sufrimiento» es completamente distinto: el sufrimiento forma parte del juego.

Lev Tolstói se encuentra con Álex Gómez-Marín

Álex Gómez-Marín es Licenciado en física, Máster en biofísica, y Doctor en física teórica por la Universidad de Barcelona. Y le puede decir a Tolstói que tuvo razón y mucho instinto cuando se dio cuenta de que estaba planteando mal el problema: en efecto, no se podía responder a la pregunta de la disonancia entre lo finito y lo infinito en el marco de lo finito. Lo que hacía falta era «una solución para la contradicción entre lo finito y lo infinito», de forma parecida a como falta en la Física una relación entre la física cuántica y la física mecánica. Así, al observar a los miles de millones de personas que no pertenecían a su exclusivo grupo social, Tolstói vio que podían vivir porque respondían a las preguntas de lo finito con un concepto de lo infinito: fe.

La palabra fe, como la palabra dios, tiene una carga de significado que lastra las posibilidades de comprensión y se vuelve exclusiva a un conjunto de creencias y tradiciones determinadas. Fue un intenso trabajo para el atormentado escritor comprobar cómo la mentira y la vedad estaban entrelazadas en los principales sistemas de creencias, que estaban de acuerdo en «la unión de todos los hombres a través del amor», pero peleados en los rituales que supuestamente facilitan esta unión, hasta el punto de que justificaban la violencia contra las otras creencias (la conciencia moral de Hellinger).

Si Tolstói pudiera hablar con Álex Gómez-Marín, este le contaría que existe una manera de explicar científicamente la conciencia, esto es, de establecer ese puente entre lo finito y lo infinito, y que se están haciendo estudios serios sobre ello. Digamos que este físico teórico es un experto en el juego de los Sims, sabe cómo está montado, sabe identificar lo que hay detrás. Esto habría ayudado mucho a Tolstói.

Hipotética conversación entre el científico y Tolstói. Me alucina lo que es capaz de hacer ChatGPT con un prompt muy sencillo.

A partir de su crisis existencial, Lev Tolstói fue desgranando en varios libros sus deducciones, el más interesante es Confesión, en el que cuenta cómo es posible que un hombre que lo tiene todo, un gran escritor, con dinero, salud, familia y amistades sienta una necesidad imperiosa de acabar con lo absurdo, incluso con su vida. Y cómo algo en su interior le guía hasta el amor.


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