Cada uno de nosotros/as hemos nacido en una época y en un país. Por tanto, estamos inmersos, junto a todos los demás, en unas circunstancias concretas. No solo eso, sino que estamos todos interrelacionados.
Pudimos comprobar durante el confinamiento cómo unos pocos «servicios esenciales» estaban conectados en realidad con otros muchos servicios: transporte, almacenamiento, producción de distintos alimentos, producción de plásticos, atención telefónica… En realidad «tiras del hilo» y surgen una y otra vez otras profesiones igualmente esenciales.
Todos estamos, también, en la situación actual de la pandemia, en el mundo entero. No es posible salirse de ella. Al revés, únicamente podemos atravesarla viviéndola, viviendo el dolor que implica, por la pérdida de vidas, de trabajo, de seguridad… En el destino de todos estaba el coronavirus.
El destino de todos
El destino de todos es el destino colectivo.
Ante el cual, solo cabe una cosa: decir sí.
El concepto de destino colectivo nos invita a formar parte de un todo con el resto de personas. Por eso, no se puede separar en compartimentos estancos las actividades individuales de cada persona, por ejemplo:
- Una persona va al gimnasio dos o tres veces a la semana. Está unida a la evolución de ese negocio, a las medidas de seguridad que se tomen desde los gobiernos, a las otras personas que asisten a él…
- Una persona se queda en paro. Está unida a sus familiares, que también «se quedan en paro», unida a la empresa que lo tuvo que despedir, unida a las razones por las que tuvo que hacerlo.
- Un trabajador/a con dos hijos, confinan la clase de uno de ellos, automáticamente, tanto esta persona como el otro hijo están afectados, así como su trabajo.
- Alguien que empezó el confinamiento sin pareja y sigue igual. Ahora vive en una zona con restricciones y escucha en los medios que es mejor no ver a personas con las que no se convive. Solo convive con su mascota. Se siente separado/a, a pesar de la gran cantidad de personas en el mismo caso: unidas en ese sentimiento de soledad.
Escapar al destino colectivo
Como el destino no parece halagüeño, el impulso es escapar de él, cambiarlo, hacer todo lo posible para luchar y evitarlo. Pero esto no es posible.
La pregunta: “¿Cómo podríamos haber impedido esto?” hace pensar que se tenía poder para evitarlo y aleja de la capacidad de actuar.
Bert Hellinger
Muchos hemos pretendido hacer como si nada hubiera pasado, muchos hemos creído que la «nueva normalidad» era la «normalidad de antes», que la pesadilla se acababa con el calorcito y dejábamos atrás todo aquello que ni siquiera nos ha dado tiempo a digerir.
Pero no, todo eso ha ocurrido y sigue ocurriendo, y lo que era coyuntural poco a poco se hace estructural. Tantos meses después necesitamos asumir esta gran incertidumbre como parte de nuestra vida actual, la gran inseguridad, el avanzar a ciegas por la vida, pero avanzar con confianza en el momento presente.
En los atentados del 11 de marzo de 2004 murieron 193 personas. El pánico nos inundó. Recuerdo perfectamente las colas de gente para donar sangre. Había muerto mucha gente.
¿Cómo hacernos una idea si quiera de lo que significan los miles y miles de muertos en España por coronavirus? Creo que no nos es posible y, en parte, por ello negamos este destino colectivo o nos rebelamos contra él.
Pero creo que necesitamos ver lo que ha pasado, asumirlo, atravesar el dolor, que no termina porque las cifras continúan subiendo y, a pesar de todo, seguir mirando hacia adelante, hacia la vida, viviendo en el presente.
Esto «nos ha tocado», es lo que hay. Se puede tomar una actitud pasiva, la resignación, o se puede tomar una actitud activa desde el adulto, la aceptación de las circunstancias.
Rendirse al destino colectivo y entregarse al servicio a la vida a través de todo lo que podamos hacer: trabajo, cuidado de personas, actividades… Entregarnos a nuestra misión en la vida.
Curso El éxito: la fuerza del asentimiento
El destino colectivo es uno de los conceptos que veremos en el próximo curso sobre el éxito tutelado por Insconsfa que imparto como aspirante a formadora homologada en las nuevas constelaciones familiares.
Finalmente, este curso se ofrece por videoconferencia los próximos 24 y 25 de octubre en horario de 16 a 20 ambos días.

Te animo a participar, este curso dará mucha fuerza a todos sus participantes.