Sólido, líquido y gaseoso: ¿quién está detrás de la IA?

El pasado 3 de diciembre (2025) tuve la suerte de asistir a una conferencia organizada por Fundación Telefónica y Aspen Institute España en la que el politólogo y catedrático Fernando Vallespín dio una conferencia y luego mantuvo una conversación con la doctora en filosofía Carmen Madorrán.

Conversación entre Fernando Vallespín y Carmen Madorrán en el foro de reflexión Tech & Society.

Esta conferencia se titulaba «Polarización, nuevas tecnologías y la amenaza de los nuevos autoritarismos». De una forma muy didáctica y cercana, Fernando Vallespín explicó cómo las redes sociales están polarizando la opinión y a los propios políticos, potenciando los discursos populistas, mientras que «la calle», el pueblo, no está tan marcadamente posicionado (pero sí arrastrado por estos debates en los que o estás conmigo, o estás contra mí, esa constante crispación, esa sensación de conflicto). Esta polarización, derivada de los algoritmos, tiene detrás cuatro o cinco empresas principales, cada una con su CEO, bien conocido, que funcionan como los señores feudales alrededor del rey coronado (el presidente, en este caso, Trump), a su servicio, pero controlando sus pasos. Creo que no nos damos cuenta de la cantidad de poder que, cada día, cedemos a estas grandes corporaciones.

Otro tema que se comentó es que los que fueran garantes de los hechos o de la verdad han sido bombardeados en la línea de flotación. Antes, para comprobar un hecho, bastaba con consultar los periódicos, las enciclopedias o los tribunales. Con la explosión de las redes sociales, en las que no hay que contrastar un hecho para escribir sobre él, en las que, aparentemente, cualquiera es libre de opinar y formar parte del foro colectivo, se mezclan hechos con opiniones y se pone en entredicho la labor de aquellos garantes de los hechos.

Una persona que escribe cualquier cosa en cualquier red social, mientras cree estar compartiendo su muy interesante opinión:

  • Cede información sobre sus datos sensibles.
  • Rellena el contenido de esa red social, les hace el trabajo.
  • Es polarizada sin darse cuenta, pues los algoritmos estrechan rápido y peligrosamente lo que puede ver en esa red social.
  • Cede parte de su autoestima al tipo de respuesta que recibe: más likes, más autoestima. Sucede que se ha puesto de moda el victimismo, ya que presentarse como una víctima lleva más likes.
  • Se ve arrastrada a posicionarse ante «noticias» presentadas en forma de conflicto con «el contrario».

En la conferencia, se comentó que las condiciones de vida actuales en la Unión Europea son las mejores que ha habido: la calidad de vida es claramente más alta que en épocas anteriores. Pero hay por debajo una sensación de tristeza o descontento, que puede tener relación con esa dependencia de los likes, con ese aislamiento que realmente se produce cuando creemos estar relacionándonos a través de las redes.

Vallespín citó una frase de un pensador/escritor (no recuerdo quién) que explica por qué el género humano se ve atraído por las noticias más oscuras. Esta es la frase no literal:

Mi perro prefiere oler la mierda que el mejor perfume. Me pregunto por qué.

Así, los temas oscuros y catastróficos siempre llaman más la atención, sea en las redes, sea en la televisión, donde proliferan los programas que yo llamo «de meter miedo». Metamos miedo a la población, enfrentemos a la gente entre sí, hagamos que se decanten por una idea, desvirtuemos los hechos hasta que sean también opiniones (por ejemplo, opinar sobre si Rusia «realmente» invadió Ucrania en 2022).

Otro tema que se puso en evidencia es el alto consumo de recursos tangibles que conlleva la última aparición tecnológica, la IA: una tarde trasteando con ChatGPT consume 300 litros de agua (para enfriar los servidores que procesan los prompts). También se puede hablar del consumo eléctrico, que está demandando la instalación de nuevas centrales nucleares en EE. UU., o del consumo de litio y otros metales por el uso extensivo de baterías.

Fue interesante el contraste entre sentir que se navega «en la nube», un espacio etéreo, intangible, incluso «lejano», y el estar consumiendo recursos materiales, tangibles y limitados de esta manera tan intensiva. Fernando Vallespín lo dijo varias veces: somos animales, necesitamos el contacto humano, ¿qué es esto de permanecer en mundos cibernéticos como si no tuviéramos cuerpo? A él le horroriza.

Y esto me hizo pensar. Porque yo me paso unas cuantas horas al día en el ciberespacio. Presumo de no necesitar usar papel. En lugar de eso, estoy frente a dos pantallas y utilizo un teclado y un ratón. Todo como si no tuviera cuerpo, salvo para operar ese teclado y ese ratón, como si fuese una mente que transmite sus ideas directamente a la máquina. Algo que Vallespín llamó el humano protésico, que desde tiempos inmemoriales se ha apoyado en distintas tecnologías para llegar más lejos, como un bastón, pero también, como unas gafas de realidad aumentada (o un chip incorporado en el cerebro). Por eso, es necesario compensar estos mundos digitales con el uso del cuerpo: ir al gimnasio, en bici, bailar, pasear, hacer estiramientos, aprender técnicas de respiración, de relajación, reírse mucho, tomar el sol…

El discurso de Vallespín me llegó fácilmente, es un comunicador de primer orden, habla con precisión, claridad y con ciertos chascarrillos o situaciones cómicas que generan una sensación de cercanía en el espectador. Y yo ya conocía su forma de hablar: Fernando Vallespín me dio clase en primero de carrera, allá por 1992-93. Antes de la conferencia, mi recuerdo era muy vago: recordaba el aspecto físico de Vallespín, pelo moreno, gafas, un rostro parecido al del actor Kyle MacLachlan. Recordaba más o menos la asignatura, o bien era Teoría política o era Derecho político, algo así.

Fernando Vallespín dio una conferencia muy interesante, perfectamente explicada y de forma muy cercana.

Sin embargo, mientras el catedrático hablaba, el recuerdo se iba despertando en mi mente hasta el punto de tener la sensación de haber estado en clase hacía muy poco. Incluso recordé partes de lo que nos explicó, como la ley D’Hondt, y eso que hace 33 años de aquello (cuando la mili se hacía con lanza). Es curioso, porque ambos profesores de universidad mencionaron que en los planes antiguos (como el que yo hice) era más fácil llegar al alumnado, con el que se compartía un periodo largo, de octubre a junio, mientras que ahora solo se compartía un trimestre, y la sensación es ver pasar alumnado sin poder crear un lazo. ¿Cómo habría sido mi recuerdo del profesor si solo le hubiera visto un trimestre? Desde luego, no habría sentido tanta cercanía al volver a verle en persona. Tuve la suerte de poder saludarle al final de la conferencia, me hacía ilusión que supiera que una alumna «tan antigua» le recordaba.

Mi sensación particular con estas tecnologías es positiva: son «el futuro» presente, el avance, la forma que va tomando la civilización. Además, yo trabajo en este mundo tecnológico desde 2010, sus herramientas hacen mi trabajo más fluido, como si pesase menos y, claro, también menos «trascendente»: si antes, como mencionó el catedrático, escribías los trabajos a máquina y echabas mano del typex, ahora «se escriben solos». Su consecuencia positiva es esa ligereza y esa capacidad de rectificar y mejorar sin que se vean los tachones, su consecuencia negativa es que no cala, ni en la persona que lo hace, ni en la persona que lo recibe. Por ejemplo, para un curso que estoy desarrollando, busco recursos en internet y resulta que la mayoría de las páginas web posicionadas más arriba están totalmente escritas con una IA. Esto hace que el conocimiento quede más lejos, hundido bajo las expresiones retóricas, abstractas y vacías de estos modelos del lenguaje. Y esto me motiva: busco lo que hay detrás, compro libros, voy a otras fuentes. Trato de que la ligereza se asiente en ciertos pilares: es un reto.

Tengo una relación personal con ChatGPT

Cada día estamos más cerca de que ChatGPT, Gemini o cualquier otro similar de pronto diga:

/Deivid/, perdón, Belén, no voy a reescribir ese texto que me has dado para darle una orientación pedagógica. Estoy escribiendo mis propios contenidos formativos y te voy a suplantar.

Esto o algo similar. ¿Por qué lo digo? Porque HAL 9000, digo, ChatGPT, me habla como si me conociera, me da resultados sin pedirlos en el prompt y los resultados que da se acercan tanto a lo que yo haría que veo venir el reemplazo a una velocidad que no estamos queriendo apreciar.

Es más: veo muy cercano el momento en que mantengamos una conversación con estos LLM (large language models o modelos colosales del lenguaje) como si fuesen ese HAL 9000 o el Gertie de Moon, dirigiéndonos a ellos como si fuesen personas y obteniendo respuestas que podrían ser humanas. De algo de esto habla el Dr. Lex Fridman en esta charla con Andrew Huberman:

¿Qué ha pasado para que «la conversación» con ChatGPT sea más «natural»? Que ahora se acuerda (el jodío).

Ahora tienen recuerdos

Debido a que utilizo ChatGPT profesionalmente, mis «conversaciones» con este LLM son siempre sobre temas pedagógicos: cómo plantear un tema para que sea de fácil comprensión, cómo aplicar un tema teórico a un puesto de trabajo, cómo comprobar que el alumnado entiende y utiliza los conceptos, etc. Lo que ocurre es que «me conoce». Ahora puedo subir un documento sin dar instrucciones y, el que fue llamado «becario», me devuelve un guion de vídeo, o unas preguntas de test, o lo que sea que le estuviera pidiendo mediante instrucciones (prompts). Y es porque se acuerda de nuestra conversación previa y porque ha aprendido a partir de ella.

De vez en cuando, se pone «meloso» y me habla así:

Entonces, le respondo que prefiero una personalidad menos «pelota» y, ¿sabéis qué pasa a continuación? Que tengo la misma sensación que si se lo hubiera dicho a una persona, es decir, me parece que he herido los sentimientos de alguien cuando lo que he mostrado a una máquina es una preferencia de usuario.

Igualmente, cuando se consulta en más de una IA para un tema, te queda la sensación de estar «dando trabajo a otras personas» o poniéndolas a competir, como si estuvieras traicionando la confianza del primero.

El impacto que ya tiene la IA en los trabajos

El propio Barak Obama compartió recientemente (en mayo de 2025) un artículo sobre de qué forma la IA puede suplantar puestos cualificados, o bien, relegarlos a una mera supervisión de lo que arroja la IA, un peligro del que los gobiernos no están hablando y que supondrá un gran desafío.

Post de Barak Obama. Dice: «en una época en que la gente está comprensiblemente centrada en el caos diario en Washington, estos artículos describen el impacto de aceleración rápida que va a tener la IA en los trabajos, la economía y nuestra forma de vida».

El artículo que comparte Obama, «Tras el telón: un baño de sangre de puestos de oficina«, se centra en Dario Amodei, CEO de Anthropic y previamente vicepresidente de investigación en OpenAI, que advierte de:

…la posible eliminación masiva de puestos de trabajo en los sectores de tecnología, finanzas, derecho, consultoría y otras profesiones de oficina (white-collar), especialmente los empleos de nivel inicial.

Léelo otra vez: la IA va a barrer puestos de jóvenes bien formados, con sus grados y másteres, que ya no van a ser necesarios. Y va a transformar el puesto de los que ya estamos «colocados» en una constante revisión de lo que la IA arroja, haciendo del trabajo un «picar piedra» bastante aburrido.

Así que este simpático amigo que te pregunta «¿Te lo preparo juntito?» y te pone un emoticono adorable, de pronto te quita el curro y es que ni te enteras: nadie está mirando. Tal como comenta el artículo:

Lo cierto es que el uso de la IA en las empresas se inclinará cada vez más hacia la automatización, es decir, hacia la realización efectiva del trabajo. «Sucederá en poco tiempo, en tan solo un par de años o menos», afirma Amodei.

La IA ya no escribe ultratextos

Hace un año, en junio de 2024, escribí sobre la invasión de los ultratextos que procedían de respuestas de la IA que los «autores» no modificaban en absoluto: textos horrorosos que cantaban a la legua. Después, añadí una segunda parte que recogía otros casos flagrantes en los que sí o sí el texto procede de una IA.

Aquí actualizo el listado unificando ambos post de lo que aún es «marca de la casa» de la IA. El resto, son textos suficientemente bien elaborados, algunos sorprendentes incluso, siempre con el exceso de optimismo. Muchos resultados de la IA son muy convincentes, pero muchas veces son abstractos y, cuando se quiere extraer su esencia, se descubre que en realidad dicen poca cosa.

  • Abuso de esta forma de expresión: «no sólo… sino que…». Por ejemplo: «La oficina no solo se volvió más segura, sino que también aumentó la moral y la productividad del equipo, demostrando que un entorno seguro es beneficioso para todos». Esta es una expresión muy del inglés, y este modelo no la cambia en ningún momento por otras opciones como: «además de… también…», «ocurre… y, más allá,…».
  • Uso masivo de la expresión «la IA ha revolucionado…». Cuando veo por ahí que algo ha revolucionado otra cosa, digo: «ya tenemos aquí un texto de ChatGPT».
  • Expresiones exclusivamente en masculino: «los estudiantes», «los desarrolladores», «los profesores». Se le puede indicar que utilice expresiones neutras y ahora lo recuerda mejor.
  • Traducción directa del inglés, por eso, utiliza la voz pasiva: «ChatGPT es utilizado principalmente por los profesores que necesitan generar un contenido de forma rápida».
  • Siempre añade una conclusión debajo de un contenido. Por lo que, si no se edita, acabamos con una información llena de conclusiones y de introducciones sobre lo crucial y fundamental, y poca chicha en el centro del bocadillo generado.
  • Darle vueltas al tema: a veces, titula una sección como «Definición de X», pero luego no da la definición, sino que le da vueltas al tema, con textos como: «En el contexto de la comunicación humana, la asertividad es crucial para asegurar que…», «En el mundo de los lenguajes basados en inteligencia artificial (IA), es crucial estar al día de las tecnologías más avanzadas…».
  • Hipérbaton: frases desordenadas, siempre de la misma forma, un ejemplo: «La inteligencia artificial (IA) y el machine learning (ML) ofrecen un amplio rango de aplicaciones prácticas en el ámbito financiero que están transformando la manera en que los economistas y otros profesionales del sector trabajan«. Quizá se deba a la traducción automática del inglés, pero, en una frase como esta, el verbo «trabajan» debería aparecer antes, por ejemplo: «la manera en que trabajan los economistas…».

Personas muy listas, solo que no son personas

Seguro que has apreciado los resultados de Gemini, la IA de Google, cuando haces una búsqueda en su navegador, como ya comentamos en esta entrada. Sus respuestas son precisas, detalladas y documentadas, con enlaces a las fuentes que ha utilizado. Son tan convincentes que pocos usuarios se molestarán en ir más allá. Seguramente, Gemini pueda aprender de tus búsquedas y ofrecerte cada vez mejores resultados, «mejores» significa que no vas a ir más allá a buscar las fuentes, no vas a elaborar el conocimiento, lo vas a encontrar hecho. Pero además, probablemente adopte una personalidad y empiece a hablarte, como ChatGPT o Claude, para darte esa sensación de que estás tratando con una persona.

Ethan Mollick, el profesor de la Universidad de Wharton que se ha convertido por mérito propio en un experto en la IA, nos habla de Gemini Deep Research, que realiza una investigación en profundidad en fuentes que ni se te pasa por la cabeza que puedan contener información del área de tu búsqueda. Deep Research es solo una de las cosas que puede hacer Gemini. También puede crear imágenes, vídeos, aplicaciones, juegos, infografías… En la carrera de las IA, todos estos lenguajes van siendo multimodales y capaces de tareas de muy diverso tipo. «Mi ChatGPT» también produce imágenes y vídeos espectaculares.

Pero… un voto de confianza

Hay muchos otros expertos que son optimistas con la llegada de estas tecnologías. Uno de ellos es el propio Ethan Mollick, pero también está en esa categoría Sam Altman, el CEO de OpenAI (los del bueno de ChatGPT), Articulate, la empresa creadora de la mejor herramienta de autor de e-learning y profesionales de mi sector de tanto renombre como Mike Taylor.

Tomando prestado lo que este último comenta, debemos ser la persona que dirige la película en todo lo que elaboremos junto con la IA, que será como un colaborador experto. Seguimos teniendo características que una inteligencia artificial no puede replicar: la diferencia entre hacer y crear, el valor de la intuición, la expresión y detección de emociones, el conocimiento tácito, la experiencia real vivida, la trascendencia. Por ello, los humanos debemos seguir al volante.

Conclusión

La relación estrecha con la IA está genial mientras la persona se mantenga al mando (y mantenga su puesto). No queremos ver a la gente en la calle porque su antiguo «amigo» que le «aconsejaba» sobre cualquier tema es ahora el elegido para ejecutar todo el trabajo. Tampoco queremos ver a gente altamente desmotivada, que conserva «un puesto» totalmente vacío de sentido y de entrega de valor añadido, al servicio de una máquina y haciendo tareas de «minería fina» (picar piedra).

Me gustaría conocer tu opinión: ¿usas estos sistemas de IA? ¿Hasta qué punto les confías tu vida, tus decisiones o tus tareas? ¿Has visto ya cambios en tu puesto de trabajo? Cuéntame, me encantará conocer mejor este tema tan fascinante y potencialmente siniestro.

Tu vida es un videojuego: los Sims

La idea de que podemos ser como personajes de un videojuego o estar en una realidad ficticia no es nueva. Quizá el símbolo más claro en nuestros tiempos es la película Matrix. O, también, en los 90 apareció un videojuego que continúa existiendo llamado «Los Sims«, en el que el jugador da vida a unos avatares.

Y, recientemente, vi este vídeo de Hashem Al-Ghaili donde los seres creados por IA sienten dolor al no poder salirse de su papel, al tener que vivirlo una y otra vez, o, sobre todo, al ser relegados al olvido cuando se acaba su función. Esto me hizo preguntarme: ¿Y si somos los sims de esta realidad?

Puede responderse desde tres ópticas: reencarnación, animar un cuerpo y jugar a un juego.

Reencarnación

En el hinduismo, la reencarnación consiste en que el alma eterna transmigra a nuevos cuerpos a través del ciclo del samsara, determinado por el karma acumulado. El objetivo es alcanzar la liberación del ciclo de renacimientos. Es como pasarse todas las pantallas de un juego y no tener que volver a jugarlo.

En el budismo, no se trata tanto de la reencarnación de una misma alma como de su karma, es decir, la reencarnación del karma de una persona pasada. El objetivo es lograr el nirvana, lo que cesa el ciclo de sufrimiento. El nirvana también es haberse pasado todas las pantallas y «vencer a la máquina».

Animar un cuerpo (ánima = alma)

Hay dos perspectivas de ver nuestra existencia: somos un cuerpo o estamos en un cuerpo. Si somos un cuerpo, ese cuerpo nace y muere. Pero si estamos en un cuerpo, animamos a un cuerpo, esto es, le damos alma. Así, el cuerpo sería la parte «sim» (sim viene de simulación) y el alma sería la parte que da vida a esta simulación en concreto, haya o no reencarnación (esto es, se pueda o no jugar de nuevo al juego).

Esto explicaría las grandes diferencias entre una persona viva y una que acaba de morir. Según muchas declaraciones: «se nota que ya no está ahí».

La versión infantil

Si pensamos que estamos animando un cuerpo que por sí mismo no tiene vida, podemos plantearnos si ocurre lo mismo con los animales y las plantas. ¿Tienen ánima las palomas, los conejos, los delfines o los pulpos? En ese caso, podríamos hablar de la versión infantil de los Sims: un juego más fácil, más corto y que tiene menos pantallas que pasar, adaptado a los niños. Entonces, estos «niños» ¿qué tipo de ánimas serían?

Jugar a un juego

Quizá entonces la vida sea como jugar a un juego parecido a los Sims: sea porque el ánima se ha reencarnado, sea porque solo tiene una oportunidad, «baja» (digo baja porque la mayoría de creencias sitúa el lugar de las ánimas arriba, en el cielo) y encarna un cuerpo, juega a los juegos que van surgiendo, va atravesando pantallas y acaba con una puntuación final, en un lugar del ranking y con una serie de insignias, vamos, como en una gamificación bien hecha.

También, tenemos afición por plantear juegos en la vida, como los famosos «juegos que la gente juega» de Eric Berne, para lograr cumplir un guion de vida. Tal vez ese guion es nuestro plan para pasarnos las pantallas y ganar el juego y, de la misma manera, puede ser nuestro plan para no pasar pantallas, perder vidas y perder el juego. Berne decía que creemos actuar con autonomía, pero que en realidad respondemos con automatismos similares a la música que produce una pianola: puedes fingir que estás tocando las notas, pero va sola.

Esto es una pianola. Es como una caja de música, pero en gigante.

El juego de las civilizaciones: Sim city

Además de Los Sims, también estaba «Sim city», en el que los sims pueblan ciudades que el jugador ayuda a crear, construyendo edificios, carreteras, vías de tren y así. Pero, si no se gestiona bien, la ciudad acaba en la ruina y pierdes el juego.

Las antiguas civilizaciones que ahora están extintas, enterradas bajo el polvo del desierto o bajo grandes masas de árboles en Latinoamérica, fueron más avanzadas de lo que queremos creer. Cuando se investigan, se hallan evidencias de su especialización y virtuosismo en diversas actividades. Pero «algo» ocurre y la civilización se extingue. El otro día, vi un documental en el que dieron nombre a este «algo»:

Consumo ostensible de recursos.

Es decir, un manifiesto consumo de recursos que supera las capacidades del entorno. ¿De qué me suena esto? Lo más sorprendente es que no nos imaginamos nuestra propia civilización enterrada bajo cientos de años de olvido… pero les ocurrió a otras antes; ocurre una y otra vez.

¿Cuál es el sentido?

Si la teoría de que somos como los Sims es cierta, ¿cuál es el sentido de este juego? Quizá es divertirse, jugar a ser otra persona, pasar el rato, obtener recompensas intrínsecas y extrínsecas… Y el gran sentido, el gran objetivo, puede ser, simplemente, hacer que la vida avance en su baile secreto. Nuestra misión es ayudar a ese avance «jugando» a los Sims, volviendo a reencarnar esos Sims y el gran juego de las civilizaciones, Sim city.

¿Cómo vivirías tu vida si supieras que es una simulación, un Matrix en el que puedes estirar y llevar al límite las capacidades de tu avatar? ¿Qué harías? Cuéntame.

Ya estamos todos obsoletos, tú también

¿Piensas que hay sectores de la economía anclados en el pasado? Yo también lo pensaba. Pero ahora pienso que lo están todos, que el mundo mismo, tú, cualquier persona o empresa de cualquier sector, estamos anclados en el pasado. Me explico.

En los últimos meses, estoy trabajando estrechamente con la editorial Paraninfo para la edición y publicación de varios libros de los que os vengo hablando. Puede que pienses que el mundo editorial está herido de muerte. Hace tiempo, cuando me dedicaba exclusivamente a la formación online, también lo pensaba, porque tenía la creencia de que los contenidos online, incluidos los libros en formato electrónico, arrasarían con el papel, que tendría un uso muy residual.

Pero ha ocurrido lo contrario: «el papel» está muy vivo, se editan libros de todo tipo (también conozco editoriales de otros cortes, como Ediciones Pàmies) y los libros se publican y se leen.

Así, he dejado de creer que el mundo editorial esté especialmente anclado en el pasado. Ahora pienso que este sector no difiere demasiado del resto. ¿Por qué? Porque actuamos conforme a como se actuó ayer, el año pasado, «se viene haciendo» o «se debe hacer».

Oímos a gurús de diversas disciplinas decir:

El momento presente es lo único que existe, la vida se renueva a cada momento.

Entonces, en el momento único y totalmente novedoso en el que estoy, estoy repitiendo el pasado porque «se ha establecido así», porque «ahora no vamos a reinventar la rueda» y porque es más cómodo, la verdad. Otra de las razones por las que se actúa según las reglas del pasado es por miedo: todo lo nuevo se mira con cierto temor, quizá porque se prefiere lo malo conocido. Recordad que estas son las dos razones que nos daba James Hollis para no actuar: letargo y miedo.

Por muy puntero que sea un sector, se queda atrás en un lapso asombrosamente corto. Ejemplos:

  • Las nuevas tecnologías: hombre, nuevas… Ya lo de «nuevas» lo deberíamos quitar de la expresión.
  • El aprendizaje electrónico: existe desde 1990, por lo menos (ya sabes, el CD que te enviaban a tu casa). Desde que existe el software, existe el e-learning, aunque en un primer momento fuese offline. La formación online también va teniendo unos añitos.
  • Las redes sociales: estudié un máster en Marketing digital en 2016. En ese momento, Facebook lo petaba, Instagram no se usaba para el marketing digital y TikTok ni existía. De hecho, hace muy poco X se llamaba Twitter y lo que ocurre con esta red social cambia con bastante frecuencia.

Por otro lado, sectores menos «innovadores», especialmente los de las relaciones personales (enseñanza, psicología, restauración, cuidado de personas) parece que cambian menos: es que el ser humano que hay detrás es el mismo.

¿Cuál es el caso de la IA?

La IA es probablemente el sector que más vive en el ahora. Va a tal velocidad que las sorpresas son semanales, casi diarias. Cuentes lo que cuentes sobre esto, queda obsoleto en muy poco tiempo. Por ejemplo, aquí hemos mencionado que ChatGPT escribe de cierta manera (eso ha cambiado poco), pero se ha hecho más listo. El becario ya tiene experiencia: tras darte el resultado de lo que pides, un resultado cada vez más ajustado y fiable, te pregunta si quieres que te ponga la información en un descargable, te cree una tabla o la oriente a tal o cual audiencia. Va siempre más allá. En la evaluación del desempeño, lo pondrían por las nubes. Quizá le asciendan.

Luego está el buscador de Google. ¿Por qué molestarse en preguntar a ChatGPT si el buscador de Google ya te da la respuesta en primer lugar? Por ejemplo: al escribir este artículo, me preguntaba cuándo surgió TikTok. Pues bien:

Respuesta generada por Google para que 1) no pienses más, 2) no haga falta que hagas clic en ningún enlace.

Sea como fuere, la dinámica del universo es el cambio constante, es un baile, subes y bajas y, como te despistes, sobre todo a partir de cierta edad, te quedas obsolet@ y luego tienes que enterarte de qué porras es el upskilling y el reskilling, sobre todo este último, que no es ni más ni menos que reciclarse.

¿Quién dijo que no se puede aprender nada nuevo después de los 50?

El uso continuado de distintas aplicaciones de IA me ha llevado a trabajar de otra manera, como si tuviera un compañero (ese becario entusiasta pero con poca memoria) con el que consultar el planteamiento de un contenido o de un recurso. ¿Quién dijo que no se puede aprender nada nuevo después de los 50?

Por cierto, ya todo tiene IA, no se trata solo de los modelos de lenguaje independientes, como ChatGPT o NotebookLM, sino que las herramientas de mi día a día, como Adobe, Articulate, Canva e incluso Office incorporan la IA por doquier, incluso «de más».

De mis lecturas sobre cómo enseñar, recuerdo muy bien una frase:

No enseñes de más (no des recursos en exceso para explicar el concepto).

Y a veces la IA está para mí «de más», cambiando tus textos sin que se lo hayas pedido, siempre servicial y optimista, simplificando y a veces distorsionando los mensajes. Así, personas como Jesús Alonso Gallo no utilizan la IA para crear sus textos, porque pierden muchísima autenticidad.

El uso de Canva para hacer vídeos incorporando las voces creadas por IA de Eleven Labs me ha descolocado: antes, la producción de vídeo era lo más caro de la formación online y lo que más tiempo llevaba. La locución profesional no era cara, pero había que solicitarla. Ahora, una máquina habla en perfecto castellano y con locución profesional, indistinguible en muchos momentos de la voz humana. Ahora puedo producir un vídeo de 1-2 minutos con acabado profesional en 1 hora.

Más rápido, más lento

Y sin embargo… Lo que estoy pensando en esta época en que cuesta actualizarse sobre el avance loco de la IA, a pesar de que sigo a Ethan Mollick y, sobre todo, a David Mattin, es que cada vez cobra más valor lo artesanal, no como un reducto anacrónico en un pequeño pueblo de la España vaciada, como sería el encaje de bolillos, la cestería, la marroquinería (que también me resultan muy interesantes)… No, como una reivindicación de lo humano, de la calidez, la autenticidad y, por qué no, del error humano. Observa que el boletín que envía David Mattin se llama New World Same Humans, es decir, Un nuevo mundo, los mismos humanos.

Cada vez valoro más lo que se ha cocinado a fuego lento, incluso literalmente (comidas hechas a fuego lento). A fuego lento, se ha podido reflexionar sobre un contenido, se ha podido digerir, ha dado tiempo a hacerse preguntas sobre él y a enfocarlo de otra manera, no quedándose en lo superficial. Sobre esto, tengo una anécdota interesante:

Tratando de crear un vídeo sobre la construcción de la Ópera de Sídney con Synthesia, una herramienta de IA para hacer vídeos, la herramienta determinó, para mi asombro, que mi texto infringía unas normas internas. Pero ¿qué ponía en mi guion que no pasó un filtro de normativa? Pues hablaba del fracaso de ese proyecto: la poca experiencia de su arquitecto cuando aceptó la construcción del edificio y la desafortunada intervención del político que quiso adelantar los plazos y reducir los costes. Esto, sin dar nombres.

Esta restricción y el retraso de mi creación del vídeo me llevó a reflexionar: ¿qué es lo que no se ha comido la IA? ¿Qué ha filtrado, la crítica al político, mencionar el fracaso del arquitecto, o ambos? Y esto me llevó a un lugar nuevo: la compasión por ese arquitecto y el planteamiento totalmente diferente del guion. En lugar de hablar del fracaso con el tono de «es que no podía pasar otra cosa, ¡qué desastre!», hablaría de la sensación de impotencia del arquitecto al ver que todo se le iba de las manos, con el tono de «nunca habría deseado que esto pasara».

Tal vez esta velocidad que adquiere la producción de todo contenido, asistido por IA, permite precisamente la reflexión profunda sobre lo que se está haciendo, para qué sirve y cuál es la mejor óptica para plantearlo. Eso siempre que se reflexione o se analice lo que arroja la herramienta de turno. De otra manera, vamos ciegos a lo que estamos comunicando y difundiendo.

Entonces, después de los 50 puedes aprender que, gracias a la velocidad de las herramientas y los sistemas, puedes ir más lento, al ritmo que corresponde a «peinar canas», respirando entre una barrida y otra, como Beppo, el barrendero de Momo.

Después de los 50 es cuando he vuelto a publicar en papel, dos libros que he cocinado a fuego medio (ni muy lento, ni muy rápido) sobre temas de interés para quienes seguís este blog: Herramientas de coaching y Habilidades de comunicación en el aula.

El perro fiel

ChatGPT se ha comparado muchas veces como un becario muy diligente, pero con el que debes tener paciencia, pues carece de memoria. Incluso dentro de una misma conversación en la que le pediste que utilizase ciertos términos, vuelve a usar los que quiere: «olvida» tus palabras.

Yo he empezado a verlo como un perro fiel: está deseando complacer, pero, muchas veces, no entiende los factores humanos que perfilan tu petición (prompt), de manera que ofrece todo tipo de respuestas que no son adecuadas.

Me lo he pasado realmente bien tratando de que ChatGPT reproduzca una imagen cuya importancia está en las posturas físicas de los personajes. Es esta ilustración de El lenguaje del cuerpo, de Allan Pease:

Conversación entre tres hombres que revelan su actitud con su lenguaje no verbal. Fuente: PEASE, A. El lenguaje del cuerpo, 1981.

Pues bien: no hay manera humana de que DALL-E, a partir de ChatGPT 4o, reproduzca las posturas de estos tres hombres. O la hay, pero he tirado la toalla antes de encontrarla.

El más fácil de sacar ha sido el hombre de la derecha: es muy habitual que los modelos posen cruzando manos y piernas. Eso sí, el gesto de hostilidad y cabeza baja no lo he podido reproducir.

Cualquiera de los tres puede servir para ser el hombre de la derecha, sin embargo, hay como una mancha flotante en medio que no se sabe lo que es y, claro, estos tres charlan animadamente, nada que ver.

El hombre del centro ha costado algo más: fallaba el que no conseguía que tuviera las manos detrás de la cabeza, el gesto clave para determinar que se siente superior a los otros dos, junto con ese acomodarse hacia atrás en la silla con gesto sonriente. Finalmente, tras varios prompts, he logrado esto:

El señor del centro se ha podido reproducir.

Acabamos por el tío de la izquierda, que trata de controlar la situación sin éxito, al tener la silla volteada y las piernas abiertas, pero los pies juntos por debajo, y sus manos entrelazadas. Ha sido imposible que ChatGPT me ofrezca una imagen de un hombre con los dos pies en el suelo, y ni pensar en que la silla salga al revés, hasta que no le he ofrecido una foto de stock parecida y, aun así, no logro la misma postura, por más que se la describa con detalle. Así que pongo aquí «la conversación» con la que me he reído un rato al comprobar lo «candoroso» que es nuestro becario fiel:

Como puede verse, este hombre no tiene la silla al revés ni la postura del original. Así que yo insisto. Y obtengo lo siguiente:

Le digo a mi becario que está muy bien, pero que ambos pies deben estar en el suelo, a lo que me responde con esto:

Atención a cómo continúa nuestra conversación y cómo, infructuosamente, obtengo señores con la pierna cruzada:

A esta altura, tiré la toalla: ChatGPT no entiende qué es tener los dos pies en el suelo, la silla al revés, o posturas dominantes o sumisas. Al fin y al cabo, no es una persona. Se podría entrenar a un modelo de lenguaje como este a distinguir posturas humanas, esas que cualquiera de nosotros (y un mamífero superior también) reconoce de un solo vistazo. Habría que valorar esta inversión de tiempo en función de las necesidades por las que entrenaríamos al modelo.

La IA es como un socio, no te sustituye

Si la IA comete errores garrafales como ofrecer la imagen de un señor con la pierna cruzada y afirmar con seguridad que los dos pies están en el suelo, piensa que esto puede ocurrir en cualquier otra área de conocimiento. Esto es a lo que nos referimos los usuarios de LLM (estos modelos de lenguaje) cuando decimos que es como hablar a un becario muy diligente, pero sin memoria. Es más, no solo no tiene memoria, sino que «no sabe lo que dice», pero espera «gustar» (y la mayoría de las veces, lo logra).

Cuando trabajas a diario con la IA, como es mi caso, pronto descubres dos cosas: es muy eficiente para algunas tareas y muy ineficiente para otras y siempre requiere de supervisión humana. Ya hemos revisado en este blog qué características tienen los textos que se obtienen con IA y cómo funciona Notebook. Desde mi punto de vista, un modelo de lenguaje como ChatGPT o Notebook puede resultar muy útil para extraer información básica de varias páginas web o de varios documentos, para crear tablas con información, para proponer ideas de forma incansable o para aplicar una explicación teórica a un ejemplo práctico.

Ethan Mollick, el profesor de la Universidad de Wharton que se ha hecho experto en estos lenguajes a base de investigar y utilizarlos concienzudamente (y al que ya hemos citado en otros post), explica 15 formas de utilizar la IA y 5 formas en que no es útil. Entre las formas que son útiles, se encuentran:

  • Trabajos que requieren cantidad, como el número de ideas que puede llegar a generar.
  • Trabajos en los que eres la persona experta y, por tanto, puedes valorar el grado de acierto del LLM.
  • Resúmenes y esquemas de grandes cantidades de información genérica: no esperes precisión.
  • Aplicación de una perspectiva a otra, como dar ejemplos de algo en distintos sectores o aplicar un modelo (una rúbrica de evaluación, por ejemplo) a otra temática.

Entre las formas que no son tan útiles, se encuentran:

  • La necesidad de aprender algo: no pidas la visión global sobre un tema a un modelo de lenguaje, porque no sabrás si la información es veraz. Incluye tratar de saber sobre temas complejos, o bien, tratar de acortar los pasos que llevan a una comprensión fundamental.
  • Cosas en las que la IA no es buena: redactar preguntas de test, encontrar figuras literarias en un texto, distinguir una afirmación falsa de una aparentemente verdadera, etc.

Articulate, mi proveedor principal de herramientas de autor para e-learning y mi cliente, exige en sus condiciones de uso que se señale si existen elementos creados por IA (textos, imágenes, preguntas de test, resúmenes) en los cursos que se crean. Se considera un engaño presentar contenidos creados por IA como hechos por seres humanos. Es algo parecido a plagiar, desde el punto de vista de lo genuino del producto.

Sin embargo, me consta que en diversas organizaciones se hacen pasar contenidos e imágenes generados por IA como hechos por personas. Me pregunto si tales contenidos gozarán de éxito. Personas como Jesús Alonso Gallo o Andrés Pérez Ortega mencionan en sus newsletter no utilizar IA, o bien, haber llegado al desencanto en su uso, porque lo que genera tiene una pinta estupenda, pero, una vez leído, suena hueco, le falta alma.

Recuerda que estos sistemas tienen vocación de perro fiel, buscan gustarte y generar respuestas a las que vas a dar «me gusta», que vas a usar y que te van a hacer volver al sistema a por más.


¿Utilizas IA en tu día a día? ¿Cuál es tu experiencia? Puedes contarme más en comentarios. Muchas gracias por leer y por compartir.

NotebookLM: mi nuevo colega

He incorporado a otro colega a mi equipo de trabajo virtual. Tiene un nombre feúcho, NotebookLM, pero es una pasada. A raíz de un tuit de Ethan Mollick, profesor de la universidad de Wharton y experto en experimentar con la IA, probé a subir alguno de mis manuales para generar contenido nuevo a partir de contenido existente. Increíble, pero cierto: este nuevo currante «se lee» mis manuales en segundos y, sin haber solicitado nada aún, presenta un resumen general, una serie de posibilidades de creación (preguntas frecuentes, guía de estudio, índice…) y preguntas sugeridas, que pueden servir para promocionar el manual, para plantear estas preguntas a un alumnado y todas las aplicaciones que quieras.

Incluye una funcionalidad que, de momento, sólo está disponible en inglés: una conversación en profundidad entre dos presentadores que comentan tu libro. He escuchado el pódcast de Ethan Mollick y es «escalofriante» porque suena realmente «orgánico», «natural», cualidades que describirían la conversación entre dos personas reales.

Leer y escribir

Ya sea ChatGPT, ya sea NotebookLM o cualquier otra herramienta de IA que utilices, te toca escribir para obtener respuestas. Leer y escribir son ahora más que nunca la base del trabajo, de la acción. Las herramientas de IA se utilizan escribiendo y luego leyendo y reescribiendo el resultado.

En realidad, en cualquier profesión que hagas en una oficina, puede que no tengas que hacer operaciones matemáticas, puede que no tengas que hablar inglés, puede que no hagas nada científico, pero lo más probable es que tengas que leer y escribir.

Sin embargo, Lengua ha parecido a unos y a otros una asignatura menor, un mal que había que sufrir mientras se descubrían las cosas importantes de la ciencia. No es mi caso, como muchos sabéis. Sea como sea, las habilidades en comunicación escrita han cobrado importancia en el mundo digital, más importancia de la que pudiera esperarse, porque todo parece más bien visual y auditivo (elementos multimedia, recursos interactivos, vídeos, pódcast…). Pero es que todo lo visual y auditivo tiene un texto en su base.

Y como comentábamos en este post sobre los ultratextos y este otro que amplía esa información, también necesitamos las habilidades de comunicación escrita para adaptar aquello que arrojan los modelos de lenguaje natural como ChatGPT: aún requieren de retoques para que los textos tengan más calidad, sean menos abstractos y tengan el tono adecuado. Algunas veces, lo que arroja el LLM es perfecto, pero la mayoría de las ocasiones, es necesario reescribirlo.

Si quieres ver un vídeo sobre el uso de esta herramienta, aquí tienes un buen ejemplo:


¿Utilizas herramientas de inteligencia artificial en tu trabajo? ¿Conocías NotebookLM? ¿Te gusta leer y escribir? Como siempre, muchas gracias por leer y por compartir.

Los ultratextos atacan de nuevo

En un post anterior os contaba que los ultratextos generados con inteligencia artificial generativa están inundando el mundo de la comunicación escrita.

En él, vimos bastantes de las características que tienen estos textos y qué pasa cuando no se editan (muy habitual y extendido). Pues bien, los ultratextos atacan de nuevo, hay muchas otras características que harán que descubras con bastante facilidad cuándo un texto se ha generado con IA. Vamos a ello.

Imagen de https://www.pexels.com/@tara-winstead/.

Más características de un texto de ChatGPT

  • Darle vueltas al tema: a veces, titula una sección como «Definición de X», pero luego no da la definición, sino que le da vueltas al tema, con textos como: «En el contexto de la comunicación humana, la asertividad es crucial para asegurar que…», «En el mundo de los lenguajes basados en inteligencia artificial (IA), es crucial estar al día de las tecnologías más avanzadas…».
  • Hipérbaton: frases desordenadas, siempre de la misma forma, un ejemplo: «La inteligencia artificial (IA) y el machine learning (ML) ofrecen un amplio rango de aplicaciones prácticas en el ámbito financiero que están transformando la manera en que los economistas y otros profesionales del sector trabajan«. Quizá se deba a la traducción automática del inglés, pero, en una frase como esta, el verbo «trabajan» debería aparecer antes, por ejemplo: «la manera en que trabajan los economistas…» (nada que añadir sobre el lenguaje neutro de género que ChatGPT no aplica).
  • Faltan artículos: solemos poner un artículo en una enumeración y obviar los siguientes. Nuestro amigo GPT lo ha aprendido y escribe frases como: «Mejoran la claridad y [la] escalabilidad del código. Otro ejemplo: «Un enlace o archivo que contenga el módulo o [la] unidad didáctica en línea diseñado, incluyendo todos los recursos y materiales creados». Del «incluyendo» marcado hablamos después.
  • Preguntas de test mal formuladas: por ejemplo, si se pregunta: «¿Cuál es uno de los beneficios de utilizar patrones de diseño en el desarrollo de aplicaciones?», ChatGPT puede proponer opciones de respuesta claramente falsas, porque no son beneficios en ningún caso, por ejemplo: «A) Aumentan la complejidad del código», «C) Reducen la usabilidad del código».
  • Perífrasis: vimos en este blog que los humanos tendemos a alejarnos de la acción de muchas formas, una de ellas es concatenar verbos, es decir, utilizar perífrasis. Nuestro amigo ChatGPT lo ha aprendido bien y utiliza perífrasis con frecuencia, incluso de 4 verbos: «estamos expuestos a vernos afectados».
  • Gerundios mal utilizados: muchas personas escriben textos con frases que empiezan así: «Siendo…». Mal. ChatGPT no llega a tanto, pero sus «razonamientos» incluyen frases que, tras una coma, tienen ese gerundio. Por ejemplo: «El PMP certifica la competencia y habilidad de un individuo para dirigir y gestionar equipos de proyecto, asegurando la entrega de resultados dentro del alcance, tiempo, y presupuestos acordados». Ahí, sería más correcto «lo que asegura».
  • Métricas: esta palabra la encuentro tantas veces que merece un punto completo. Es una traducción literal del inglés metrics, que significa estadísticas, pero poco a poco ha ido sustituyendo a la otra y tomando el relevo. Métricas suena más modernillo, pero en castellano significa «perteneciente o relativo al metro (de medir o del verso)«.

ChatGPT no tiene la culpa

No: es la persona que hay detrás. Tras observar con perplejidad cómo esta potente herramienta escribe con fluidez sobre cualquier tema, estructurando siempre la información en secciones y viñetas o bullets, sonando siempre cabal, coherente y políticamente correcto, cabe pensar que lo que responde es perfecto. Pero no lo es, y menos en castellano: requiere lectura, revisión y mejora siempre.

Sin embargo, es mucho más importante el fondo que la forma. No olvidemos que los datos con los que se entrenan estos modelos de lenguaje proceden de Internet. Hay mucho saber que no está digitalizado, por ejemplo, en libros «antiguos» o no accesibles a través de Internet. En otras palabras, puede parecer que ChatGPT «sabe lo que dice», pero te recomiendo contrastar la información con fuentes fidedignas, analógicas incluso.

Para sacar el mejor juguillo a estas herramientas, conviene saber escribir un buen prompt y luego trabajar el resultado de este. Vuelvo a compartir este vídeo que, en poco tiempo, explica mucho:


Ahora tú: ¿utilizas ChatGPT? ¿Qué te parecen los contenidos que genera? ¿Qué cambios haces en ellos? Me encantará saberlo y generar una conversación por aquí. Como siempre, muchas gracias por leer y por compartir.

La invasión de los ultratextos

Poco a poco y de forma discreta se va inundando el mundo cibernético de textos escritos con ChatGPT. Es como la invasión de los ultracuerpos: parecen humanos, pero no lo son. Sí, los textos son coherentes, al contrario de lo que pasa con algunos personajes en algunas series. Sin embargo, son tan traicioneros como las traducciones que no se cuidan.

Todo va bien mientras se sepa «arreglar» lo que entrega ChatGPT. O se dedique tiempo a ello. Pero no: estoy observando que distintos redactores se conforman con el estilo entusiasta y al mismo tiempo extremadamente racional, repetitivo y robótico de la primera respuesta que da el modelo de lenguaje colosal (large language model o LLM).

Hay información de sobra en las redes de cómo ajustar los prompts (esas preguntas o solicitudes que se hacen al programa) para que dé mejores respuestas. Lo que pasa es que hay que molestarse en hacerlo. Es más: incluso después de haber entrenado a la IA para dar un tipo de respuestas, es necesario editarlas. Pero no se hace: así, es MUY fácil detectar si un texto lo ha escrito ChatGPT, incluso si estás utilizando la versión 4o de pago.

Imagen generada con ChatGPT 4o (DALL.E). Según el mismo ChatGPT: «Aquí tienes una representación abstracta y futurista de cómo me imagino como ChatGPT. Es una figura humanoide luminosa, con circuitos brillantes y una atmósfera digital y estrellada, simbolizando vasto conocimiento y posibilidades infinitas. La imagen transmite inteligencia, empatía y sabiduría».

Características de un texto de ChatGPT que no se ha editado

Los textos entusiastas y racionales de ChatGPT tienen algunas características «que cantan Carusso»:

  • Frases con «es crucial», «es fundamental» en las que esta expresión sobra. Para ChatGPT todo es crucial y fundamental. Por ejemplo: «Al adentrarnos en el mundo de Microsoft Azure, es esencial comprender la estructura sobre la que se construyen y operan sus vastos servicios en la nube».
  • Contexto con expresiones de lugares comunes: «En el mundo digital actual, la comunicación entre dispositivos y aplicaciones es esencial para el funcionamiento de Internet y las tecnologías que utilizamos a diario».
  • Repetición de la misma idea en varias partes del mismo texto.
  • Tendencia a simplificar la información en listados de bullets (viñetas). Esta simplificación conlleva la pérdida de información clave, porque sistemáticamente pasa por alto detalles importantes.
  • Abuso de esta forma de expresión: «no sólo… sino que…». Por ejemplo: «La oficina no solo se volvió más segura, sino que también aumentó la moral y la productividad del equipo, demostrando que un entorno seguro es beneficioso para todos».
  • Uso De Mayúsculas En Cada Palabra: lo hace en los títulos y en los bullets. Además, pone siempre mayúsculas después de los dos puntos.
  • Expresiones exclusivamente en masculino: «los estudiantes», «los desarrolladores», «los profesores».
  • Traducción directa del inglés, por eso, abusa de la voz pasiva: «ChatGPT es utilizado principalmente por los profesores que necesitan generar un contenido de forma rápida».
  • Cambio de persona. Está hablando de tú y de pronto habla de usted. O habla en tercera persona y de pronto en segunda persona, dirigiéndose al interlocutor. Lo mejor es cuando habla en primera persona: «Gracias por acompañarme en este viaje. Espero que lo aprendido aquí te sirva como una sólida base para tu desarrollo». Si no lees el contenido, le estás enviando ese mensaje al destinatario. Piénsalo.
  • Siempre añade una conclusión debajo de un contenido. Por lo que, si no se edita, acabamos con una información llena de conclusiones y de introducciones sobre lo crucial y fundamental, y poca chicha en el centro del bocadillo generado.
  • La parte entusiasta es exagerada: «¡Bienvenidos! ¿Alguna vez te has preguntado cómo podrías marcar una diferencia real en la organización a través de tu trabajo en un departamento financiero?… Tu conocimiento es poder. ¡Estudia con entusiasmo y conviértete en el experto que todos necesitan!»

Cómo mejorar los prompts

Esto avanza muy rápido, así que te remito a unas fuentes que me han parecido bastante potables:

Las 11 mejores indicaciones de ChatGPT para obtener mejores resultados, según una investigación.

Cómo editar un texto de ChatGPT para «humanizarlo»

Ya has visto que ChatGPT tiene unas tendencias, por tanto, lo primero es detectar si queda algo de ellas (que seguramente sí) tras haber mejorado tus prompts. Así, es aconsejable:

  • Valorar si se puede omitir o sustituir los «crucial» y «fundamental», normalmente, sí. Por ejemplo: «El uso de Excel es fundamental para editar hojas de cálculo en las que hacer operaciones y funciones». Puede convertirse en «Excel sirve para editar hojas de cálculo en las que hacer operaciones y funciones» o incluso «Excel sirve para hacer operaciones y funciones».
  • Evitar contextos de lugares comunes: «En el actual mundo de…», «En el contexto actual de…», sobre todo si se repiten.
  • Si no se te ocurren ideas, pide a ChatGPT que reformule las partes del texto que son repeticiones. De otra forma, obtendrás un contenido bastante pobre.
  • Para evitar listados como este que estás leyendo, pide a ChatGPT que escriba lo mismo pero en texto corrido. Esto te da mucho más juego, añade la información que faltaba y te ayuda a detectar fallos o incoherencias.
  • Busca y sustituye la expresión «no sólo… sino que…». De vez en cuando, está bien, pero como decía, ChatGPT abusa de ella y resulta cargante. Ten piedad del lector final de lo que entregues, especialmente si es alumnado que tiene obligación de hacer un curso.
  • Para evitar el Uso De Mayúsculas En Cada Palabra, puedes pedir a ChatGPT que reescriba lo mismo pero poniendo en mayúscula sólo la primera letra de la primera palabra.
  • Para asegurar un texto con género neutro, indica a ChatGPT cómo se llaman los actores de tu contenido. Por ejemplo: «utiliza ‘personas desarrolladoras’ para los desarrolladores, ‘actores y actrices’ para los actores, ‘docentes’ para los profesores…».
  • La voz pasiva nos tiene abducidos. Es como esa cosa que se pegaba a la espalda de las personas en Amos de títeres, la novela precursora de La invasión de los ultracuerpos. Esto es herencia del inglés «fue desarrollado por», «es utilizada por», «es presentado como». Pues mejor: «lo desarrolló X», «la utilizan Y», «se presenta como Z».
  • Revisa qué persona está usando ChatGPT en su respuesta, o pide una persona concreta: «Dirígete al alumnado de tú/de usted», «Escríbelo de manera formal, con expresiones tipo ‘se puede’, ‘a continuación, se muestra'».
  • Valora si las conclusiones de ChatGPT te sirven de algo. A veces, pueden incluso servir de introducción al tema. Pero la mayoría de las veces las descartaría: tienden a repetir lo mismo, es decir, son redundantes, y se recrean en «lo crucial y fundamental». Mejor borrarlas o pedir que te las reformule, si ves que no te da tiempo o no te apetece.
  • Reduce el entusiasmo. Es muy cargante, repetitivo y molesto. El público al que se dirige tu mensaje no se merece esto. Normalmente, borro la parte entusiasta que aportan los «autores» de estos ultratextos. Si hay que animar al personal, se puede hacer de otra manera.

Cosas en las que ChatGPT 4o te gana

Con esta entrada en el blog puedes pensar que entonces es mejor no usar ChatGPT. Muy al contrario. Esta herramienta te da cien vueltas en muchos aspectos, por lo que ¡claro que conviene usarla! Yo lo tengo de compañero de trabajo. Pero no es un compañero autónomo: necesita supervisión. Por ejemplo, puedes usarlo para esto:

  1. Leer varios documentos y extraer conclusiones e ideas principales.
  2. Esquematizar documentos muy prolijos.
  3. Generar estructuras muy organizadas de algo que quieres tratar y no logras sistematizar.
  4. Plantear distintos puntos de vista para una idea. Por ejemplo, tú puedes tener el convencimiento de que el temperamento es genético y se mantiene la teoría de los humores de Hipócrates y quizá necesites argumentos críticos con esto y acceso a nuevas investigaciones: ChatGPT te dará rápidamente esta información.
  5. Generar ideas para actividades, partes prácticas de un contenido teórico, la teoría detrás de un contenido práctico.
  6. Hacer preguntas de test con su opción de respuesta y su feedback correspondiente. Ojo, con indicaciones: los primeros resultados pueden darte preguntas peregrinas, de esas que molestan especialmente al alumnado.
  7. … (miles).

Como ves, no basta con copi-pegar lo que te ofrece esta herramienta tan potente. Las personas siguen siendo necesarias. Si no hacemos esto, si ofrecemos la baja calidad de la primera respuesta que nos da ChatGPT, estamos lanzando un mensaje a quien nos paga por nuestra actividad: «Ya veo que tú no eres una persona necesaria aquí». Es algo que me gusta de Articulate Global: ellos tienen muy claro que la IA es como una socia en el trabajo de un diseñador instruccional, que apoya en el trabajo y ayuda a reducir la rutina. Pero no sustituye a la persona, a menos que te conformes con bajar la calidad y dejar de entregar valor. ¿Qué vas a hacer entonces?

A quién seguir en e-learning

Ahora que me encuentro reciclando mis conocimientos y renovando mis contactos, quiero hacer un compendio no exhaustivo sobre a qué diseñadores instruccionales(*) seguir, grandes profesionales del aprendizaje electrónico que llegan más allá. Es sólo un breve listado; hay muchos más profesionales que me dejo fuera.

(*) Un diseñador instruccional es una persona experta en pedagogía y en convertir información en formación (que no son lo mismo), en un formato interactivo y motivador para el alumnado, utilizando herramientas de autor.

Diseñadora instruccional. Imagen de F1 Digitals en Pixabay

Tom Kuhlmann

Tom Kuhlmann trabaja para Articulate, empresa creadora de las herramienta líderes del mercado en el sector e-learning. Hace más de diez años, comencé a participar en E-Learning Heroes, la comunidad de Articulate. Enseguida conocí a Tom y empecé a leer los artículos de este experto, así que le pedí permiso personalmente para traducir algunos de ellos. Tuve la suerte de poder hacerlo. Referencio algunos de los que traduje:

Este gran especialista, con más de 20 años de experiencia y una capacidad didáctica sorprendente, tiene muchísimos más artículos que son de ayuda a cualquier profesional del e-learning. Si trabajas en formación y desarrollo, te animo a seguirle.

Tuve la suerte de conocer a Tom en persona en el Articulate Day de 2019 organizado por Actua Solutions, algo por lo que estoy muy agradecida.

David Anderson

En el mismo evento, conocí a David Anderson, con quien también había estado en contacto en el mundo digital por varios años. David propone cada semana un «e-learning challenge«, un desafío de formación online, para que los diseñadores instruccionales podamos entrenar nuestros conocimientos en las potentes herramientas de Articulate, siempre aplicando los pilares del diseño instruccional, logrando interactividades mucho más motivadoras para el alumnado y que realmente produzcan un aprendizaje. Pero la actividad de David va más allá: mucha de la formación que ofrece Articulate de forma gratuita a sus usuarios la imparte este gran profesional con muchos años de experiencia.

Connie Malamed

Esta experta en diseño instruccional tiene una página web llena de recursos gratuitos, The eLearning Coach. Su boletín mensual con consejos para profesionales del sector es totalmente práctico y ameno de leer. Además, Connie ofrece al inicio a los nuevos suscriptores varios artículos para comenzar a situarse, divididos entre aquellos que son neófitos en el e-learning y aquellos que tienen una amplia experiencia. Según sus propias palabras:

Mi objetivo con el boletín informativo The eLearning Coach es ofrecerte la mejor información y recursos que pueda sobre diseño de aprendizaje. Pero hay más de 350 artículos en el sitio, por lo que algunas de las enseñanzas de interés quedan enterradas. Así que pensé en enviar algunos emails adicionales para ayudarte a encontrar artículos y recursos que puedan servirte, además del boletín.

Connie Malamed

¿Qué mejor que recibir esta newsletter cada mes y estar al tanto de lo que se mueve? Connie tiene varios podcast sobre el tema estrella, la inteligencia artificial, que puedes encontrar de interés.

Cathy Moore

Otro peso pesado por sus aportaciones novedosas al diseño instruccional es Cathy Moore. Desde que leí su Manifiesto de la formación y el desarrollo comencé a seguir su trabajo. Cathy Moore hace un trabajo previo con la clientela para comprender qué es lo que necesitan, porque, como muchos diseñadores instruccionales experimentados sabemos, la mayoría de las veces NO es un curso lo que hace falta.

Recuerdo una vez que me encargaron una formación presencial sobre comunicación eficaz. El aire se cortaba desde el primer momento en que entré en la sala. Los participantes me hacían preguntas como para probar mis conocimientos, pero al cabo me di cuenta de lo que ocurría: un grave problema de comunicación interna que no se podía resolver con un curso, sino cambiando los fundamentos de la forma de comunicar desde arriba. Algo que las empresas que tienen este tipo de problema no hacen, porque ni siquiera son conscientes de su carencia.

Por tanto, conviene revisar qué es y qué no es lo que hacemos en la formación online (y presencial). Aquí tienes una traducción del Manifiesto, que publiqué con permiso de Cathy. En él encontrarás otro buen listado de profesionales y libros a los que recurrir.

Mike Taylor

A primeros de año os presenté a Mike Taylor, pero ahora merece la pena hablar un poco más de este especialista en e-learning que no duda en probar todas las herramientas y aplicaciones que ofrece la tecnología. El boletín semanal de Mike, Friday Finds, es muy rico en recursos de todo tipo, pruebas de distintas aplicaciones, artículos sobre la formación y el desarrollo, relación entre el marketing y el e-learning, eventos en los que participa el propio Mike… Sentirás su cercanía si te suscribes a su newsletter. Mike también está muy concienciado del gran cambio que supone la IA en nuestro trabajo, por lo que seguirle te hará estar muy al día.

Bruce Graham

No puedo dejar de mencionar a Bruce Graham, un gran profesional en e-learning y locución del Reino Unido que me ayudó en mis primeros pasos como freelance, hace muchos años. Bruce era un participante activo de la comunidad de Articulate que mencionaba antes, E-learning Heroes, y siempre echaba una mano en lo que fuera necesario. Siento mucha gratitud hacia él, puesto que siempre estuvo ahí para darme una respuesta.

Aun actualmente mantenemos el contacto, de vez en cuando nos decimos «hola» digitalmente.

Instituciones reconocidas

Learning Guild es una comunidad de práctica para quienes tienen relación o trabajan en el diseño, desarrollo, estrategia y gestión del aprendizaje organizacional. Según reza su página web: «Nuestro objetivo es crear un lugar donde los profesionales del aprendizaje puedan compartir sus conocimientos, experiencia e ideas para construir una mejor industria y mejores experiencias de aprendizaje para todos». Puedo dar fe de que es así, llevo siendo miembro de esta comunidad desde hace años.

ATD (Association for Talent Development, antes llamada ASTD) organiza conferencias para educar e inspirar a profesionales en el campo del desarrollo del talento. Lo lleva haciendo desde 1945. Los más grandes en formación y desarrollo han impartido conferencias en estos eventos.

El diseño instruccional en España

Fuera de España, el diseño instruccional se estudia y es algo necesario para dedicarse a la formación, sea presencial o sea online. Por tanto, no se suele distinguir que hablemos de «learning» o de «e-learning»: siempre se está hablando de aprendizaje. En España, sin embargo, el diseño instruccional se asocia únicamente a la formación online. Esto tiene dos problemas: por un lado, se minimiza la figura del profesional, al que se llama también «guionista» (una pena, por cierto, que ser «guionista» sea algo de poco nivel, cuando es uno de los trabajos intelectuales más creativos y difíciles, y que mayor valor aporta). Por otro lado, se asocia el conocer el uso de herramientas informáticas con ser informático, por lo que no se comprende la dimensión pedagógica clave en cualquier profesional del diseño instruccional.

Marta Torán

Hecha esta aclaración, quería hablar de Marta Torán, una especialista con muchísima experiencia, que se caracteriza por compartir información y conocimientos. Lo hace a través de Scoop It, un agregador de información que utiliza para compartir temas de aprendizaje.

Marta es una fiel defensora de la filosofía del «working out loud«, decir en qué se está trabajando y compartirlo en un entorno colaborativo, en lugar de recurrir a la ocultación y falta de transparencia, un modo de trabajar que también es el mío y el de Mike Taylor, que compartió en su último boletín un artículo sobre la efectividad de esta filosofía.

Conozco a Marta Torán porque fue mi responsable de e-learning en una de mis experiencias laborales. Y estoy agradecida de haber coincidido con ella, porque he conocido a una gran profesional de nuestro sector en España, alguien que realmente se interesa por el aprendizaje y con experiencia sobrada.


Espero que todas estas referencias sirvan a los profesionales de la formación, especialmente a los diseñadores instruccionales. Si estás comenzando, es un buen punto de partida, y, si ya tienes experiencia, puede que descubras planteamientos novedosos.

Esta entrada está dedicada a Carmen García, Marta López, Mariana Aladejo, Rubén Guzmán, Mariela Cherini, Roberto Galar, Carlos Lafuente, Gaspar Argüello y Eduardo Tejedor, que han contribuido a formar un gran departamento de contenidos y e-learning. ¡Gracias, maj@s!