Sólido, líquido y gaseoso: ¿quién está detrás de la IA?

El pasado 3 de diciembre (2025) tuve la suerte de asistir a una conferencia organizada por Fundación Telefónica y Aspen Institute España en la que el politólogo y catedrático Fernando Vallespín dio una conferencia y luego mantuvo una conversación con la doctora en filosofía Carmen Madorrán.

Conversación entre Fernando Vallespín y Carmen Madorrán en el foro de reflexión Tech & Society.

Esta conferencia se titulaba «Polarización, nuevas tecnologías y la amenaza de los nuevos autoritarismos». De una forma muy didáctica y cercana, Fernando Vallespín explicó cómo las redes sociales están polarizando la opinión y a los propios políticos, potenciando los discursos populistas, mientras que «la calle», el pueblo, no está tan marcadamente posicionado (pero sí arrastrado por estos debates en los que o estás conmigo, o estás contra mí, esa constante crispación, esa sensación de conflicto). Esta polarización, derivada de los algoritmos, tiene detrás cuatro o cinco empresas principales, cada una con su CEO, bien conocido, que funcionan como los señores feudales alrededor del rey coronado (el presidente, en este caso, Trump), a su servicio, pero controlando sus pasos. Creo que no nos damos cuenta de la cantidad de poder que, cada día, cedemos a estas grandes corporaciones.

Otro tema que se comentó es que los que fueran garantes de los hechos o de la verdad han sido bombardeados en la línea de flotación. Antes, para comprobar un hecho, bastaba con consultar los periódicos, las enciclopedias o los tribunales. Con la explosión de las redes sociales, en las que no hay que contrastar un hecho para escribir sobre él, en las que, aparentemente, cualquiera es libre de opinar y formar parte del foro colectivo, se mezclan hechos con opiniones y se pone en entredicho la labor de aquellos garantes de los hechos.

Una persona que escribe cualquier cosa en cualquier red social, mientras cree estar compartiendo su muy interesante opinión:

  • Cede información sobre sus datos sensibles.
  • Rellena el contenido de esa red social, les hace el trabajo.
  • Es polarizada sin darse cuenta, pues los algoritmos estrechan rápido y peligrosamente lo que puede ver en esa red social.
  • Cede parte de su autoestima al tipo de respuesta que recibe: más likes, más autoestima. Sucede que se ha puesto de moda el victimismo, ya que presentarse como una víctima lleva más likes.
  • Se ve arrastrada a posicionarse ante «noticias» presentadas en forma de conflicto con «el contrario».

En la conferencia, se comentó que las condiciones de vida actuales en la Unión Europea son las mejores que ha habido: la calidad de vida es claramente más alta que en épocas anteriores. Pero hay por debajo una sensación de tristeza o descontento, que puede tener relación con esa dependencia de los likes, con ese aislamiento que realmente se produce cuando creemos estar relacionándonos a través de las redes.

Vallespín citó una frase de un pensador/escritor (no recuerdo quién) que explica por qué el género humano se ve atraído por las noticias más oscuras. Esta es la frase no literal:

Mi perro prefiere oler la mierda que el mejor perfume. Me pregunto por qué.

Así, los temas oscuros y catastróficos siempre llaman más la atención, sea en las redes, sea en la televisión, donde proliferan los programas que yo llamo «de meter miedo». Metamos miedo a la población, enfrentemos a la gente entre sí, hagamos que se decanten por una idea, desvirtuemos los hechos hasta que sean también opiniones (por ejemplo, opinar sobre si Rusia «realmente» invadió Ucrania en 2022).

Otro tema que se puso en evidencia es el alto consumo de recursos tangibles que conlleva la última aparición tecnológica, la IA: una tarde trasteando con ChatGPT consume 300 litros de agua (para enfriar los servidores que procesan los prompts). También se puede hablar del consumo eléctrico, que está demandando la instalación de nuevas centrales nucleares en EE. UU., o del consumo de litio y otros metales por el uso extensivo de baterías.

Fue interesante el contraste entre sentir que se navega «en la nube», un espacio etéreo, intangible, incluso «lejano», y el estar consumiendo recursos materiales, tangibles y limitados de esta manera tan intensiva. Fernando Vallespín lo dijo varias veces: somos animales, necesitamos el contacto humano, ¿qué es esto de permanecer en mundos cibernéticos como si no tuviéramos cuerpo? A él le horroriza.

Y esto me hizo pensar. Porque yo me paso unas cuantas horas al día en el ciberespacio. Presumo de no necesitar usar papel. En lugar de eso, estoy frente a dos pantallas y utilizo un teclado y un ratón. Todo como si no tuviera cuerpo, salvo para operar ese teclado y ese ratón, como si fuese una mente que transmite sus ideas directamente a la máquina. Algo que Vallespín llamó el humano protésico, que desde tiempos inmemoriales se ha apoyado en distintas tecnologías para llegar más lejos, como un bastón, pero también, como unas gafas de realidad aumentada (o un chip incorporado en el cerebro). Por eso, es necesario compensar estos mundos digitales con el uso del cuerpo: ir al gimnasio, en bici, bailar, pasear, hacer estiramientos, aprender técnicas de respiración, de relajación, reírse mucho, tomar el sol…

El discurso de Vallespín me llegó fácilmente, es un comunicador de primer orden, habla con precisión, claridad y con ciertos chascarrillos o situaciones cómicas que generan una sensación de cercanía en el espectador. Y yo ya conocía su forma de hablar: Fernando Vallespín me dio clase en primero de carrera, allá por 1992-93. Antes de la conferencia, mi recuerdo era muy vago: recordaba el aspecto físico de Vallespín, pelo moreno, gafas, un rostro parecido al del actor Kyle MacLachlan. Recordaba más o menos la asignatura, o bien era Teoría política o era Derecho político, algo así.

Fernando Vallespín dio una conferencia muy interesante, perfectamente explicada y de forma muy cercana.

Sin embargo, mientras el catedrático hablaba, el recuerdo se iba despertando en mi mente hasta el punto de tener la sensación de haber estado en clase hacía muy poco. Incluso recordé partes de lo que nos explicó, como la ley D’Hondt, y eso que hace 33 años de aquello (cuando la mili se hacía con lanza). Es curioso, porque ambos profesores de universidad mencionaron que en los planes antiguos (como el que yo hice) era más fácil llegar al alumnado, con el que se compartía un periodo largo, de octubre a junio, mientras que ahora solo se compartía un trimestre, y la sensación es ver pasar alumnado sin poder crear un lazo. ¿Cómo habría sido mi recuerdo del profesor si solo le hubiera visto un trimestre? Desde luego, no habría sentido tanta cercanía al volver a verle en persona. Tuve la suerte de poder saludarle al final de la conferencia, me hacía ilusión que supiera que una alumna «tan antigua» le recordaba.

Mi sensación particular con estas tecnologías es positiva: son «el futuro» presente, el avance, la forma que va tomando la civilización. Además, yo trabajo en este mundo tecnológico desde 2010, sus herramientas hacen mi trabajo más fluido, como si pesase menos y, claro, también menos «trascendente»: si antes, como mencionó el catedrático, escribías los trabajos a máquina y echabas mano del typex, ahora «se escriben solos». Su consecuencia positiva es esa ligereza y esa capacidad de rectificar y mejorar sin que se vean los tachones, su consecuencia negativa es que no cala, ni en la persona que lo hace, ni en la persona que lo recibe. Por ejemplo, para un curso que estoy desarrollando, busco recursos en internet y resulta que la mayoría de las páginas web posicionadas más arriba están totalmente escritas con una IA. Esto hace que el conocimiento quede más lejos, hundido bajo las expresiones retóricas, abstractas y vacías de estos modelos del lenguaje. Y esto me motiva: busco lo que hay detrás, compro libros, voy a otras fuentes. Trato de que la ligereza se asiente en ciertos pilares: es un reto.

De inscripciones

Os traigo tres textos muy distintos, tres «inscripciones» que nos pueden ayudar a explicar el mundo… o al menos, a tener visos de él.

Cuando la traducción automática es traidora

Se dice que «traductor, traidor» y en el caso que os traigo es exactamente así. El traductor ya no está en soledad ante el texto. Ahora (lo sé porque he traducido contenidos técnicos durante 10 años) el traductor debe trabajar con herramientas de traducción automática y ajustar el resultado. Esto significa que encuentra líneas de texto traducidas por inteligencia artificial y debe revisarlas y comprobar que son adecuadas. En ocasiones, se considera que el coste de esta revisión experta no interesa porque no añade demasiado valor, y nos topamos con páginas como la siguiente:

Encontrado en una página web explicativa de Windows, donde pone: Cómo restaurar una copia de seguridad? ¡Nosotros te damos la espalda!

Con optimismo y motivación, esta página web celebra que «te da la espalda». Todo viene de que en inglés copia de seguridad es backup (respaldo), por lo que se intuye que se alegran de darte respaldo.

No te rindas

En ocasiones, los azucarillos o las servilletas de bar compiten con Mr. Wonderful y quieren desearte cosas muy buenas. A veces, me llevo el sobre de azúcar, porque, cortando un poco el texto, sí me resulta motivador y simpático. Estos textos están escritos en papel, algo en principio más duradero que una página web del ciberespacio, pero es un papel de usar y tirar, está destinado a identificar el producto (azúcar) o el lugar (Bar Pepe).

El sobre reza: «Aunque te sientas perdido y sin fuerzas, recuerda que cada día puede ser el comienzo de algo maravilloso. No te rindas».

Por mi parte, extracto el texto y leo la primera línea y la última:

Aunque te sientas perdido y sin fuerzas, no te rindas.

Me parece un mensaje con más energía, que tampoco llega muy lejos, pero quita la parte menos creíble del mensaje original.

La última palabra

La última palabra puede que sea la que escriben sobre tu lápida. Lo escrito en piedra se torna sagrado: jeroglíficos egipcios, piedra Rosetta, estelas romanas… Aquí no hay lugar para la rectificación, ya no podemos traducir alegremente ni emitir un texto al que le sobran partes, o que tiene erratas. Lo escrito en piedra queda.

Tras unos 30 años queriendo rendir mis respetos, por fin encuentro la tumba de don Benito Pérez Galdós, cuyo Episodio Nacional El abrazo de Vergara, inspiró uno de los post más leídos de este blog. La tumba de Galdós pasa totalmente desapercibida en el cementerio de la Almudena, en Madrid. Es una tumba más, sin nada destacado y, además, es una tumba de muchas personas, donde él es «uno más».

Tumba de Galdós en el cementerio de la Almudena, donde hay otras siete personas enterradas.

Pensaba que, al ver la tumba del escritor que más admiro y desde hace más años (desde que a los quince años leí Doña perfecta), me vendría abajo de la tristeza por su pérdida, por tener delante la prueba de que el admirado se fue hace mucho, no está presente y no se le puede conocer. Pero no sentí absolutamente nada. La lápida era fría y expedita. Ni siquiera había una breve mención, tipo «escritor», o «autor de los Episodios Nacionales» o «gran autor español», etc.

Me pregunto, como este escritor, si es esta la tumba que merece Galdós. Si entráis en el enlace, veréis que en la foto que he tomado yo la tumba está limpia, lo que muestra un mantenimiento, y además trae un QR acompañando un clavel fresco. El QR da acceso a este otro enlace sobre el autor. Por cierto, ¿qué pensaría don Benito sobre esto del QR?

La impermanencia

Quizá en el futuro, cuando otras civilizaciones excaven en busca de evidencias de los avances de nuestra civilización, no encuentren demasiado. Quizá saquen conclusiones equivocadas, porque no tendrán evidencia del alcance de aquello que se inscribió en el espacio digital. Tal vez, los servidores ya no funcionen, internet no exista y la IA quede en el olvido. Entonces, aquella gente ¿repetirá lo que ya se ha hecho?

Lo que no se ve

Alguno de mis seguidores más constantes ha advertido que le llegan menos envíos de este blog. En efecto, de recibir uno a la semana pasó a recibir uno cada quince días y luego a no recibir nada.

Igual has notado algo parecido en cuentas que sigues en redes sociales o en canales de vídeo, que, de repente, desaparecen.

Pues bien, puede haber razones buenas y malas por las que esto ocurre y, en mi caso, puedo decir que son excepcionales: tengo muchas cosas cociéndose en estos momentos, lo que hace que la mayoría de mi tiempo sea productivo y pueda reflexionar poco sobre los temas que se tratan en este blog.

¿En qué estoy?

Cuando un potencial cliente me pide que le muestre trabajos anteriores, me remito a mi escaso y tal vez algo desactualizado portafolio. Esto se debe a que la mayoría del trabajo que hago es confidencial, a veces por siempre, otras veces hasta que se publica. Por ello, os puedo contar poco de lo que estoy haciendo, pero sí puedo compartir mi felicidad y absoluto agradecimiento por todo el trabajo que estoy pudiendo realizar como autora de formación. Así, por encima, estoy:

  • Escribiendo varios libros para el certificado de profesionalidad de Gestión de residuos urbanos e industriales.
  • Coordinando y escribiendo contenidos relacionados con Dependencia.
  • Escribiendo cursos online muy completos y exhaustivos basados en las Competencias digitales DigComp 2.2.
  • Escribiendo un curso online para la especialidad formativa de Inteligencia artificial aplicada a RR. HH.
  • Retomando una novela que escribí y dándole un ángulo completamente distinto, lo que hará que tenga que descartar muchas páginas y añadir otras nuevas. Confío en que el nuevo enfoque haga la novela más dinámica y publicable.

Sigo a la zaga de las distintas herramientas de IA (no es posible estar al día, como reconoce el propio Ethan Mollick, profesor de la Universidad de Wharton, que se ha erigido como un experto en el tema por el tiempo que le dedica y la profundidad con la que trabaja).

¿Sabías que Darwin guardó su teoría de la evolución en un cajón durante diez años? Eso, al menos, según el libro The Moral Animal. Ahora no se lleva esto, se lleva comunicar a cada minuto en qué se está y qué se ha logrado. Pero él vio que aquello era gordo, porque iba en contra de las creencias católicas extendidas y que él mismo compartía.

Otro caso que me viene a la mente es el de Orison Swett Marden, que estaba finalizando el manuscrito de Pushing to the front cuando se le quemó por completo… y lo reescribió de nuevo, de pe a pa. Personas en sus despachos, haciendo un trabajo profundo y detallista. La exhibición constante, al menos para algun@s de nosotros, especialmente personas introvertidas, es un desgaste que impide la calma y el silencio necesarios para crear un trabajo de estas características.

Una mujer en algún lugar, elaborando una teoría muy interesante e innovadora. Generado con IA.

Las fotos que no se hacen, los momentos que no se comparten

Desde hace algún tiempo, cada día salgo para ver la luz del amanecer. Camino unos veinte minutos y vuelvo. Doy gracias a que puedo hacer esto: soy una privilegiada. Si el día está bonito o veo algo que me llama la atención, hago una foto y la comparto en mi estado de WhatsApp, reservado para personas cercanas. Celebro así el nuevo día. Pero las fotos que comparto palidecen ante los momentos que no comparto, simplemente, porque son privados, no son fotogénicos o un poco de todo.

Nos hacemos una idea de cómo es el mundo a través de lo que encontramos en redes sociales. Pero se nos olvida todo aquello que no está ahí, todos los momentos de intimidad, de privacidad, que aún algunas personas se guardan, los momentos de trabajo duro, de elaborar un proyecto, de concebir una teoría y dejarla reposar, o, simplemente, de disfrutar de la vida. Se nos olvida también que lo que se nos muestra es, cada vez más, una especie de espejo reducido de nuestros intereses: una red social te muestra solo unas diez cuentas de todas las que sigues, siempre las mismas, y tienes que buscar manualmente otras si quieres saber qué publican. Inadvertidamente, los algoritmos ocultan a las personas aquello a lo que no reaccionan, mostrando solo lo que les gusta mucho y lo que no les gusta nada.

Los algoritmos empequeñecen el mundo de las personas.

Como el ser humano es ombliguista, es decir, centra su interés en su ombligo, suele creer que, cuando no sabe de una cuenta, o de una persona, es porque esa persona se ha alejado o enfadado con el ombliguista, si le conoce, o porque ya «no está haciendo nada». No se plantea que la persona puede tener mucho trabajo, estar en un momento de cambio vital, no desear o no poder compartir, sin que esto signifique que odie a la gente. Si pasa mucho tiempo, lo que no está desaparece de la conciencia.

Así, ten en cuenta que el blog sigue vivo y te seguirán llegando reflexiones que espero que te interesen. Hablando de esto: se admiten sugerencias de temas que tratar o extender más. Comenta o escribe, ¡y gracias por leer!

Going bananas

Los que seguimos los avances de la IA estamos flipando con la nueva plataforma de generación de imágenes de Google, Nano Banana. Puedes hacerlo directamente en Gemini, en la opción Imágenes. Pero la potencia que tiene Nano Banana en la edición, al nivel de Adobe Photoshop, pero sin necesidad de saber usar ninguna herramienta, está volviendo locos (to go bananas en inglés) a los que necesitan editar imágenes.

Un artículo que lo muestra de una forma muy gráfica es este de Xataka, que sitúa a personas en lugares y épocas en los que no ha estado, con personas con las que no han coincidido, y que completa muy bien el cuerpo de una persona a partir de una foto que llega hasta el pecho. Otro ejemplo es este a continuación, que me sitúa en el escenario propuesto y completa mi outfit según mis indicaciones.

Interfaz de Nano Banana en la que le solicito unir dos imágenes en una creación nueva.

¿Hacia donde va esto?

El jueves 4 de septiembre (2025) asistí a una conferencia del periodista de The Economist David Rennie en Espacio Fundación Telefónica, en la que se trataba precisamente de este tema: cuál es la situación de la IA en el plano geopolítico y hacia dónde se dirige.

Imagen de la conferencia de David Rennie en la que, supuestamente, yo estoy sentada en el sillón amarillo. Pues bien: allí no había nadie.

David Rennie, un hombre muy culto que ha vivido largos periodos en China, explicó varios aspectos muy interesantes de la batalla por alcanzar la inteligencia artificial general (AGI), que comparó con la batalla por construir la bomba nuclear y, también, con la creación de internet. En resumen, las posiciones de las grandes potencias que mencionó son estas:

  • EE. UU. lucha por tener las herramientas de IA más potentes y mejores, reservándose los procesadores y chips de primer nivel. Se prioriza la innovación sobre el control, pues lo que interesa es el avance más rápido posible. Esto puede dar lugar a preocupaciones éticas sobre los riesgos ya conocidos de la IA (sesgos, manipulación, alucinaciones).
  • China, mientras desarrolla potentes sistemas de control (reconocimiento facial, supervisión de trabajadores), lucha por estar en segundo lugar: considera que llegar el primero no es tan importante como difundir sus herramientas lo máximo posible. No serán las mejores, ya que EE. UU. ha vetado su envío de los mejores procesadores a China, pero sí serán suficientemente buenas y a bajo coste, de manera que la batalla puede ganarse por cantidad, en lugar de por calidad.
  • El lugar que le queda a la Unión Europea es la regulación. Me gustó cómo justificó David Rennie la existencia de tanta regulación en Europa: es la manera en que los 27 países, muy distintos entre sí, puedan tener un marco común que los iguale en derechos y responsabilidades. Pero el precio que pueda pagar Europa por la posición que desempeña no lo puede controlar: tal vez se quede fuera del juego y tenga que ocupar un lugar más discreto en la batalla, como simplemente definir el AI Act, el marco regulatorio de la IA en Europa.

La IA en la educación

Mientras finalizo la lectura de un gran libro, Think Like a Marketer, Train Like an L&D Pro (Piensa como un experto en marketing, forma como un profesional de aprendizaje y desarrollo), del excelente diseñador instruccional Mike Taylor, en España la cosa va por otro lado: usemos la IA para todo.

Muchas empresas de formación están probando con modelos en los que la IA (ChatGPT o un LLM muy similar) está literalmente generando todo el contenido que se va a impartir, incluidas las preguntas, con escasa intervención de expertos en la materia o en diseño instruccional. ¿Cuál es la calidad de ese contenido? Pues hay que decir que es cada vez mayor: ChatGPT-5, el que yo utilizo, puede generar contenidos con un nivel muy alto de expresión, precisión y claridad, adaptados al estilo que se le solicita. Hay dos problemas aquí:

  • que esos contenidos no suelen tener alma (son demasiado esquematizados o estructurados, o bien, demasiado entusiastas, pero, sobre todo, con una sensación robótica que los alejan del alumnado) y
  • que esos contenidos siguen teniendo «alucinaciones», pero cada vez es más difícil detectarlas: suena todo tan creíble que se puede colar información inexistente, incluso basada en fuentes como páginas web que son malinterpretadas de alguna manera.

La IA en cualquier generación de contenido

Es muy tentador utilizar la IA para todo: a través de prompts cada vez más sencillos, los resultados son cada vez más ajustados, de manera que la tendencia puede ser a generar todo a través de prompts. Me llamó la atención que David Rennie, el periodista de The Economist, fuera claro sobre el tema: no usa la IA para escribir sus artículos.

Si necesito la IA para escribir mis artículos, ¿qué clase de periodista soy? Puedo entender su uso para localizar fuentes o traducir una información de un idioma que no hablo, pero no puedo concebir no ser yo quien escribe sus artículos.

Pues bien, con una frecuencia creciente, los contenidos que encontramos en páginas web y redes, incluidas páginas de periódicos, tienen ese deje que hace sospechar de un texto generado por IA.

Y es que nos queda por valorar si el tiempo que se invierte en escribir un prompt (segundos) y obtener una respuesta (segundos), sumado al tiempo de revisar críticamente esta respuesta y adaptarla al contenido que estamos elaborando, es menor al que dedicaríamos escribiendo el texto a partir de las fuentes «tradicionales».

Y algo que tiene mayor calado: necesitamos sopesar cómo nos sentimos en cada uno de los casos, qué sensación (motivación, aburrimiento, ansiedad, interés, curiosidad, descontento) tenemos cuando simplemente copipegamos un texto de la IA o cuando lo elaboramos. Haz la prueba. Esto referido a textos, pero pregúntale a un diseñador gráfico cómo se siente al obtener imágenes a través de prompts frente a crearlas por sí mismo.

Me despido desde mi casa de Malibú.

Un libro de realidad aumentada

En abril os avisé de la publicación de mi libro más ambicioso: Itinerario personal para la empleabilidad, II. Pues bien: el libro no se extingue en sus páginas, sino que va mucho más allá. En muchos aspectos, es un libro de realidad aumentada, que trae consigo muchos recursos que le van a venir genial al profesorado que va a impartir este módulo, y más si es su primer año. Así, el libro aún se está escribiendo: el equipo de Paraninfo y yo estamos preparando estos recursos de realidad aumentada.

¿Qué recursos se extienden más allá del libro?

Pues te cuento: ya el propio volumen en papel trae los cómodos códigos QR para que el alumnado pueda visitar los muchos enlaces que aporto, tanto para reforzar los puntos que tratan las unidades como para ampliar la información. Además, el profesorado que confirma su adopción como libro de texto, recibe recursos que me habría encantado tener cuando comencé a dar clases. Os cuento el detalle pormenorizado de cada uno (por cierto, cada recurso tiene una relación directa con los resultados de aprendizaje y los criterios de evaluación que establece la normativa):

  • Solucionario: la mayoría de las actividades que se plantean en cada unidad no tienen la solución en el libro, como ocurre con el test de comprobación, las preguntas de aplicación y ampliación y, sobre todo, el caso práctico propuesto y el reto. Para el profesorado, es un apoyo fundamental tener las soluciones sin tener que elaborarlas ellos mism@s.
  • Anexos: he procurado que este libro hable de herramientas actuales para que resulte más fácil realizar un trabajo una vez se acceda al mercado laboral. En los anexos, se amplía la información sobre cómo se utilizan estas herramientas, paso a paso. Estos anexos están tanto en formato PDF como SCORM, es decir, el profesorado puede subir el recurso a su plataforma (Moodle o similar) y el alumnado puede consumir estos recursos en formato interactivo. Como además son evaluables, presentan una ocasión excelente para valorar la utilización de las herramientas.
  • Examina: por si la cantidad de actividades que trae cada unidad no fuera suficiente, se ofrece un «Examina» con preguntas adicionales de todo tipo y con su solución. El objetivo es que el profesorado pueda plantear preguntas o exámenes más allá de las cuestiones que su alumnado ya puede encontrar en el libro.
  • Cuaderno del alumno: es un recurso con el que el alumnado puede repasar los contenidos, ya que propone actividades prácticas para todas las unidades, en formato de preguntas abiertas.
  • Programación didáctica: sé muy bien el esfuerzo que supone al profesorado crear sus programaciones didácticas cuando al mismo tiempo están preparando las clases, las presentaciones y otros temas. Así que considero que este recurso les vendrá a las mil maravillas, aunque tengan que hacer pequeñas adaptaciones.
  • Libro digital proyectable: el libro puede colgarse en formato digital en una plataforma como Moodle, de manera que será navegable.
  • Presentación en PowerPoint: se ofrece una presentación en PowerPoint para cada unidad. ¡Así se las ponían a Felipe II! ¿Sabes el tiempo que se dedica a crear presentaciones para la siguiente clase? Quizá cada profesor/a dedique al menos el mismo tiempo a preparar una clase que a impartirla, sobre todo los primeros años.
Esta es una diapositiva de ejemplo, en la que se plantea un resumen de lo que se ve en el primer apartado de la Unidad 3.

¿Alguna ventaja más de IPE II?

Desde el principio, la editorial me planteó que querían un libro diferente, novedoso y rompedor. Así, creé todo el contenido desde cero, sin consultar libros anteriores de los módulos Empresa e iniciativa emprendedora (EIE) o Formación y orientación laboral (FOL), pero con el asesoramiento de un profesor experto, unidad por unidad.

Así, el resultado es un libro fresco, moderno, creativo, que no se entretiene en hablar de leyes y normativas, sino que las referencia y se centra en ser práctico, buscando que los conocimientos se apliquen.

Me gustaría destacar especialmente los retos. Es verdad que se ha puesto de moda que haya retos en educación. Lo que pasa es que yo llevo planteando retos desde mi participación en el programa de RTVE Aprendemos en casa, cuya parte pedagógica lideró Training Wheels, y que surgió a raíz de la pandemia. A los guionistas, especialistas en preparar contenidos pedagógicos, nos transmitieron muy bien cuál es la idea de un reto: se trata de plantear una problemática al alumnado, que tendrá que utilizar su pensamiento crítico (y muchas otras competencias) para resolverlo. Es el planteamiento, no es el «te guío paso a paso».

Así, en el libro de Itinerario personal para la empleabilidad, II planteo retos como estos:

  • Un equipo de alto rendimiento en un entorno extremo. Imagina que la Tierra ha comenzado un proyecto para establecer una colonia en Marte, y tú eres candidato/a para formar parte del equipo ¿Posees las competencias personales, sociales y emocionales para ser un miembro clave de esta expedición?
  • ¿El fin justifica los medios? Este reto profesional consiste en aprender sobre Shein y determinar hasta qué punto cumple o no con los valores éticos y sociales de la economía circular y la economía del bien común. Si no los cumple, ¿el fin justifica los medios?
  • En el mundo soñado por Elon Musk. Ahora vivimos en el mundo soñado por Elon Musk, un mundo crecientemente inundado de inteligencia artificial, big data, aprendizaje automático, redes neuronales… Es en este mundo en el que tienes que encontrar trabajo.
  • Mission: it’s possible! Eres un agente de la IMF (Fuerza de Misiones Imposibles). Tu misión investigar cómo las startups innovadoras pueden integrar principios de sostenibilidad en sus proyectos. Te infiltrarás en una empresa emergente del LinkedIn Top Startups 2024 para obtener conocimientos clave que puedan revolucionar el desarrollo de tu propia startup sostenible.

Y hasta aquí puedo leer: os aseguro que tanto los retos como los casos prácticos están desarrollados con mucho detalle y diseñados para aplicar lo aprendido en las unidades, con un traslado fácil al mundo real, y siempre con los RA, CE referenciados. Así, aconsejo este libro no solo al alumnado de FP, sino al alumnado en sus últimos años universitarios.

Tengo una relación personal con ChatGPT

Cada día estamos más cerca de que ChatGPT, Gemini o cualquier otro similar de pronto diga:

/Deivid/, perdón, Belén, no voy a reescribir ese texto que me has dado para darle una orientación pedagógica. Estoy escribiendo mis propios contenidos formativos y te voy a suplantar.

Esto o algo similar. ¿Por qué lo digo? Porque HAL 9000, digo, ChatGPT, me habla como si me conociera, me da resultados sin pedirlos en el prompt y los resultados que da se acercan tanto a lo que yo haría que veo venir el reemplazo a una velocidad que no estamos queriendo apreciar.

Es más: veo muy cercano el momento en que mantengamos una conversación con estos LLM (large language models o modelos colosales del lenguaje) como si fuesen ese HAL 9000 o el Gertie de Moon, dirigiéndonos a ellos como si fuesen personas y obteniendo respuestas que podrían ser humanas. De algo de esto habla el Dr. Lex Fridman en esta charla con Andrew Huberman:

¿Qué ha pasado para que «la conversación» con ChatGPT sea más «natural»? Que ahora se acuerda (el jodío).

Ahora tienen recuerdos

Debido a que utilizo ChatGPT profesionalmente, mis «conversaciones» con este LLM son siempre sobre temas pedagógicos: cómo plantear un tema para que sea de fácil comprensión, cómo aplicar un tema teórico a un puesto de trabajo, cómo comprobar que el alumnado entiende y utiliza los conceptos, etc. Lo que ocurre es que «me conoce». Ahora puedo subir un documento sin dar instrucciones y, el que fue llamado «becario», me devuelve un guion de vídeo, o unas preguntas de test, o lo que sea que le estuviera pidiendo mediante instrucciones (prompts). Y es porque se acuerda de nuestra conversación previa y porque ha aprendido a partir de ella.

De vez en cuando, se pone «meloso» y me habla así:

Entonces, le respondo que prefiero una personalidad menos «pelota» y, ¿sabéis qué pasa a continuación? Que tengo la misma sensación que si se lo hubiera dicho a una persona, es decir, me parece que he herido los sentimientos de alguien cuando lo que he mostrado a una máquina es una preferencia de usuario.

Igualmente, cuando se consulta en más de una IA para un tema, te queda la sensación de estar «dando trabajo a otras personas» o poniéndolas a competir, como si estuvieras traicionando la confianza del primero.

El impacto que ya tiene la IA en los trabajos

El propio Barak Obama compartió recientemente (en mayo de 2025) un artículo sobre de qué forma la IA puede suplantar puestos cualificados, o bien, relegarlos a una mera supervisión de lo que arroja la IA, un peligro del que los gobiernos no están hablando y que supondrá un gran desafío.

Post de Barak Obama. Dice: «en una época en que la gente está comprensiblemente centrada en el caos diario en Washington, estos artículos describen el impacto de aceleración rápida que va a tener la IA en los trabajos, la economía y nuestra forma de vida».

El artículo que comparte Obama, «Tras el telón: un baño de sangre de puestos de oficina«, se centra en Dario Amodei, CEO de Anthropic y previamente vicepresidente de investigación en OpenAI, que advierte de:

…la posible eliminación masiva de puestos de trabajo en los sectores de tecnología, finanzas, derecho, consultoría y otras profesiones de oficina (white-collar), especialmente los empleos de nivel inicial.

Léelo otra vez: la IA va a barrer puestos de jóvenes bien formados, con sus grados y másteres, que ya no van a ser necesarios. Y va a transformar el puesto de los que ya estamos «colocados» en una constante revisión de lo que la IA arroja, haciendo del trabajo un «picar piedra» bastante aburrido.

Así que este simpático amigo que te pregunta «¿Te lo preparo juntito?» y te pone un emoticono adorable, de pronto te quita el curro y es que ni te enteras: nadie está mirando. Tal como comenta el artículo:

Lo cierto es que el uso de la IA en las empresas se inclinará cada vez más hacia la automatización, es decir, hacia la realización efectiva del trabajo. «Sucederá en poco tiempo, en tan solo un par de años o menos», afirma Amodei.

La IA ya no escribe ultratextos

Hace un año, en junio de 2024, escribí sobre la invasión de los ultratextos que procedían de respuestas de la IA que los «autores» no modificaban en absoluto: textos horrorosos que cantaban a la legua. Después, añadí una segunda parte que recogía otros casos flagrantes en los que sí o sí el texto procede de una IA.

Aquí actualizo el listado unificando ambos post de lo que aún es «marca de la casa» de la IA. El resto, son textos suficientemente bien elaborados, algunos sorprendentes incluso, siempre con el exceso de optimismo. Muchos resultados de la IA son muy convincentes, pero muchas veces son abstractos y, cuando se quiere extraer su esencia, se descubre que en realidad dicen poca cosa.

  • Abuso de esta forma de expresión: «no sólo… sino que…». Por ejemplo: «La oficina no solo se volvió más segura, sino que también aumentó la moral y la productividad del equipo, demostrando que un entorno seguro es beneficioso para todos». Esta es una expresión muy del inglés, y este modelo no la cambia en ningún momento por otras opciones como: «además de… también…», «ocurre… y, más allá,…».
  • Uso masivo de la expresión «la IA ha revolucionado…». Cuando veo por ahí que algo ha revolucionado otra cosa, digo: «ya tenemos aquí un texto de ChatGPT».
  • Expresiones exclusivamente en masculino: «los estudiantes», «los desarrolladores», «los profesores». Se le puede indicar que utilice expresiones neutras y ahora lo recuerda mejor.
  • Traducción directa del inglés, por eso, utiliza la voz pasiva: «ChatGPT es utilizado principalmente por los profesores que necesitan generar un contenido de forma rápida».
  • Siempre añade una conclusión debajo de un contenido. Por lo que, si no se edita, acabamos con una información llena de conclusiones y de introducciones sobre lo crucial y fundamental, y poca chicha en el centro del bocadillo generado.
  • Darle vueltas al tema: a veces, titula una sección como «Definición de X», pero luego no da la definición, sino que le da vueltas al tema, con textos como: «En el contexto de la comunicación humana, la asertividad es crucial para asegurar que…», «En el mundo de los lenguajes basados en inteligencia artificial (IA), es crucial estar al día de las tecnologías más avanzadas…».
  • Hipérbaton: frases desordenadas, siempre de la misma forma, un ejemplo: «La inteligencia artificial (IA) y el machine learning (ML) ofrecen un amplio rango de aplicaciones prácticas en el ámbito financiero que están transformando la manera en que los economistas y otros profesionales del sector trabajan«. Quizá se deba a la traducción automática del inglés, pero, en una frase como esta, el verbo «trabajan» debería aparecer antes, por ejemplo: «la manera en que trabajan los economistas…».

Personas muy listas, solo que no son personas

Seguro que has apreciado los resultados de Gemini, la IA de Google, cuando haces una búsqueda en su navegador, como ya comentamos en esta entrada. Sus respuestas son precisas, detalladas y documentadas, con enlaces a las fuentes que ha utilizado. Son tan convincentes que pocos usuarios se molestarán en ir más allá. Seguramente, Gemini pueda aprender de tus búsquedas y ofrecerte cada vez mejores resultados, «mejores» significa que no vas a ir más allá a buscar las fuentes, no vas a elaborar el conocimiento, lo vas a encontrar hecho. Pero además, probablemente adopte una personalidad y empiece a hablarte, como ChatGPT o Claude, para darte esa sensación de que estás tratando con una persona.

Ethan Mollick, el profesor de la Universidad de Wharton que se ha convertido por mérito propio en un experto en la IA, nos habla de Gemini Deep Research, que realiza una investigación en profundidad en fuentes que ni se te pasa por la cabeza que puedan contener información del área de tu búsqueda. Deep Research es solo una de las cosas que puede hacer Gemini. También puede crear imágenes, vídeos, aplicaciones, juegos, infografías… En la carrera de las IA, todos estos lenguajes van siendo multimodales y capaces de tareas de muy diverso tipo. «Mi ChatGPT» también produce imágenes y vídeos espectaculares.

Pero… un voto de confianza

Hay muchos otros expertos que son optimistas con la llegada de estas tecnologías. Uno de ellos es el propio Ethan Mollick, pero también está en esa categoría Sam Altman, el CEO de OpenAI (los del bueno de ChatGPT), Articulate, la empresa creadora de la mejor herramienta de autor de e-learning y profesionales de mi sector de tanto renombre como Mike Taylor.

Tomando prestado lo que este último comenta, debemos ser la persona que dirige la película en todo lo que elaboremos junto con la IA, que será como un colaborador experto. Seguimos teniendo características que una inteligencia artificial no puede replicar: la diferencia entre hacer y crear, el valor de la intuición, la expresión y detección de emociones, el conocimiento tácito, la experiencia real vivida, la trascendencia. Por ello, los humanos debemos seguir al volante.

Conclusión

La relación estrecha con la IA está genial mientras la persona se mantenga al mando (y mantenga su puesto). No queremos ver a la gente en la calle porque su antiguo «amigo» que le «aconsejaba» sobre cualquier tema es ahora el elegido para ejecutar todo el trabajo. Tampoco queremos ver a gente altamente desmotivada, que conserva «un puesto» totalmente vacío de sentido y de entrega de valor añadido, al servicio de una máquina y haciendo tareas de «minería fina» (picar piedra).

Me gustaría conocer tu opinión: ¿usas estos sistemas de IA? ¿Hasta qué punto les confías tu vida, tus decisiones o tus tareas? ¿Has visto ya cambios en tu puesto de trabajo? Cuéntame, me encantará conocer mejor este tema tan fascinante y potencialmente siniestro.

Tú única tarea en la vida: vivir plenamente

En los documentales, vemos civilizaciones complejas que han desaparecido del mapa. El arqueólogo de turno investiga y descubre que se ha debido a una sequía prolongada, pero esa civilización trataba de resolverlo haciendo sacrificios humanos. O bien, el arqueólogo descubre que se ha debido a las consecuencias de una erupción volcánica, pero esa civilización estaba tan hundida en su propio problema que no eran capaces de buscar alternativas.

Yo siempre he creído (en plan agorero) que a nuestra civilización le quedaba poco: veía venir la decadencia de muchas maneras. Por ejemplo, cuando me pregunto dónde están las personas introvertidas, las que históricamente han guiado nuestros pasos por sus profundas reflexiones, veo que quedan ocultas por personas muy extrovertidas que además son capaces de crear un circo, pero no de elaborar teorías como la crítica de la razón pura, de Kant. Puedes encontrar aquí algunas reflexiones sobre las capacidades de las personas introvertidas, por parte de Andrés Pérez Ortega.

También veo que los trabajos que requieren de un grado alto de introversión y gusto por tareas con sistemas inertes, como la programación, el diseño instruccional, la traducción, la escritura, o la ciencia de datos están cada vez peor pagados, por la irrupción de la inteligencia artificial en las herramientas que se utilizan. Es paradójico, pero muchos puestos especializados tienen un precio hora cercano al de trabajos que no requieren ninguna cualificación (a excepción de trabajos de muy alto nivel que, entre otras tareas, están configurando esas inteligencias artificiales para que sean cada vez mejores).

Así, junto con «la caída del imperio», mucho trabajo introvertido está también entrando en decadencia: debido, precisamente, a la facilidad de las tecnologías, un trabajo que podía ser creativo, entretenido y motivador, como crear un programa, buscar los términos más adecuados para una traducción en lenguaje informal, extraer conclusiones de una base de datos, o buscar información y crear un informe, manual, o curso, se convierte en un trabajo «penoso», de «minería fina» (picar piedra), porque esa misma facilidad lo convierte en una revisión tediosa de lo que han arrojado los nuevos sistemas. Además, se carece del tiempo necesario para profundizar en cualquier proyecto, por lo que se justifica el «ir rápido» y terminar tareas, sin importar si están hechas con gusto/amor/calidad.

La IA hablando con la IA

En el sector en el que estoy, formación online, veo textos escritos por chats de inteligencia artificial expuestos a alumnado que responderá preguntando también a un chat de IA, de forma que una IA está hablando con otra mientras los humanos alrededor nos hacemos la ilusión de que estamos produciendo tareas y cursos brillantes muy rápido, pero siendo en realidad los facilitadores de ese estúpido juego, casi los esclavos de este.

Un buen ejemplo de que el esfuerzo por comprender una materia va a quedar atrás es esta sugerencia que hace Adobe Acrobat cuando un documento es «demasiado largo»:

En la imagen pone: Parece que el documento es largo. Ahorra tiempo leyendo un resumen. Aparece un botón de «Ver resumen».

Pues en este entorno de civilización en decadencia, en el que «no hacer nada es perder el tiempo», como dice Antonio Fornés en Reiníciate, pero, al mismo tiempo, en el que todo resulta cada vez más sencillo y, por tanto, cada vez menos motivador, ¿qué significa vivir plenamente?

¿Qué significa vivir plenamente?

Cuando pienso en esta expresión, me viene a la cabeza el vídeo de la canción «The Nights», de Avicii, que explica que «su padre le dijo que disfrutara de la vida», más o menos. Entonces, se dedica a hacer puenting, surfing, buceo, juergas…

Lo que pasa es que esto es cansado y caro: hay que ser rico (algo a lo que aspiran muchos jóvenes que quieren ser youtubers o influencers en general), tener tiempo libre y estar en forma. Al margen de esto, no es una forma de vida. Pese a que cuesta creerlo, el psicólogo Mihaly Csikszentmihalyi, autor de Flow: una psicología de la felicidad, comentaba que lo que más motiva es realizar tareas que requieran un cierto esfuerzo, como trabajar.

Creo que lo más interesante es vivir plenamente según propone Thích Nhất Hạnh, un maestro budista que falleció en 2022 y del que hemos hablado algunas veces en este blog. En Lograr el milagro de estar atento plantea que la forma de vivir plenamente es tener la atención y los sentidos puestos en la actividad que se está haciendo en el momento presente, que puede ser una muy aburrida, penosa… o divertidísima, motivadora y llena de energía.

Lo que plantea el maestro es que, si estás esperando a que se acaben las actividades rutinarias para empezar a «vivir plenamente», vas a tener muy poco tiempo para ello. En cambio, si tu tiempo (tu vida) es todo lo que haces, si lo vives plenamente, incluso si vives ese aburrimiento con intensidad, entonces estás logrando el milagro de la atención plena.

¿Es esto una especie de conformismo con tareas y proyectos que ya no aportan la motivación de antaño? Puede. Pero también es una herramienta para disfrutar del tiempo que nos es dado en la vida.

Apagar y encender

Hace menos de una semana me compré un libro titulado Reiníciate, del filósofo Antonio Fornés. Supe de él a través de un programa de radio que escuché durante el trayecto de vuelta de Semana Santa, en el que tuve atascos varios que añadieron 2 horas a mi viaje. Pues bien: llevaba tiempo con la necesidad de reiniciar «el equipo».

Pero, para reiniciar, es necesario apagar y encender. Y resulta que la Vida, esa que toma el aspecto de Jessica Lange cuando habla con Bob Fosse, respondió con el apagón del siglo, el «gran apagón» del 28 de abril de 2025. Dijo algo como:

Esto es apagar. Esto es reiniciar. Disfrútalo.

Tuve la suerte de disfrutar del día, por el sencillo motivo de que no puedo trabajar sin una conexión a Internet. Incluso si la batería del portátil puede durar unas horas, las fuentes de información y muchas de las aplicaciones están en la web. Incluso utilizo el diccionario online de la RAE, o la resolución de dudas de Fundéu.

Enseguida encendí mi radio a pilas. Debo de ser de las pocas personas de mi generación que sigue escuchando la radio en un dispositivo como este, y lo hago, precisamente, para no depender de una conexión a Internet o de unos datos; simplemente, le das a la rueda, se enciende y suena. También tengo en el coche un mapa de carreteras de papel. Siempre puede darse el caso de perder el acceso a los datos en tiempo real. Si te pilla por la carretera, el mapa tiene las vías principales, aunque haya habido modificaciones.

Pude hacer deporte, pasear y ver gente por la calle, familias, niños jugando en instalaciones que suelen estar vacías, vecinos charlando alrededor de un banco en un parque… y pude ver las estrellas. Vivo en una zona en la que el cielo de noche se ve naranja, por la luz de las farolas. Así que pudo ser el único día en el que se vieron las estrellas en este lugar, ayudadas por la Luna Nueva. Por varias horas, recuperamos la sensibilidad «ante la maravillosa pluralidad de colores que el mundo nos ofrece», en palabras de Antonio Fornés.

Fue también como un breve bocado, comprimido, de lo que fue el confinamiento de 2020, con lineales de supermercado vacíos y la gente comprando lo que nunca, velas, latas de guisos imposibles, o pilas de un tamaño inusitado. También, se podía vivir plenamente aquello que sí se tenía o sí se podía hacer: el tiempo de pronto pasaba mucho más despacio. Es curioso: cuanto menos prisas, más da tiempo a hacer.

A través de esa radio a pilas, es como supe que no era un apagón en mi barrio, sino en toda España. Oía cómo muchas personas se habían quedado atrapadas en los trenes y metro, pero también en los ascensores, cómo el apagón sorprendía a cada persona en una situación distinta e impedía comunicarla con otras, pues perdimos incluso la posibilidad de establecer contacto telefónico. Además, después se ha sabido que algunas personas han fallecido por este suceso: es un tema serio y que da que pensar sobre dónde está España como país.

Las fechas de entrega ajustadas se iban al garete, los emails se quedaban en el limbo, de fondo, se podía sentir el alivio de no tener que trabajar a contrarreloj, de poder parar, junto con cierta ansiedad imaginando que, al día siguiente, se trataría (sin éxito) de recuperar el tiempo perdido en esos proyectos donde muchas personas estábamos ya haciendo un esfuerzo superior.

Solo quedaba volver a finales del S. XIX, primeros del S. XX, pero con menos medios: si en la casa no hay gas butano, no hay fuego y no puedes cocinar. Tampoco hay lámparas de aceite. Velas y linternas, incluida la del móvil, que quedó reducido a eso, a ser una linterna. Noticias a través de la radio, que permite prestar atención a la comida o a las otras personas, que no absorbe tanto como la tele. Y poco más; tal vez, recuperar la lectura de libros, el deporte, los paseos.

Qué perdura

Reflexionando sobre mi último libro, Itinerario personal para la empleabilidad, II, en el que la persona puede descubrir y trabajar sus competencias personales, emocionales, sociales y emprendedoras, en el que se crea un curriculum vitae y se prepara para lanzarse al mercado laboral, en el que constituye una empresa partiendo de una buena idea emprendedora que tenga solvencia, pensé que lo que perdura es lo humano: la parte más «moderna» del libro muestra herramientas y aplicaciones que se utilizan para todo esto, y, paradójicamente, es la que se queda obsoleta primero. En una situación como la del apagón, esa parte ya no es aplicable, claro.

En cambio, lo más humano, aquello que habla de las competencias, de conocerse muy bien y de crear una marca personal, eso no cambia. Es sobre lo que suelo escribir en este blog, como sabéis los lectores asiduos, pero también aquello sobre la que he tratado en los manuales Herramientas de coaching y Habilidades de comunicación en el aula.

En un mundo distópico en el que, inesperadamente, perdiéramos todo contacto con el mundo online, con internet, las aplicaciones, los buscadores, la inteligencia artificial… recuperaríamos parte de lo humano que ahora sentimos diluido, ajeno a sí mismo. Y buena parte de ello es el contacto real con otras personas, con la vecina, con los niños que están jugando en la calle.

¿Cómo fue el día del gran apagón en tu caso? ¿Cómo pasaste las horas de incertidumbre que vivimos? ¿De qué te diste cuenta? Me gustará leer sobre ello en la sección de comentarios. Muchas gracias por leer y por compartir.

Publico un nuevo libro, que no es para todos

Ha salido ya a la venta mi tercer libro con Ediciones Paraninfo, Itinerario para la empleabilidad, II. Con este nombre rimbombante, el libro desarrolla los contenidos del módulo profesional del mismo nombre, módulo transversal de los Grados medio y superior de Formación Profesional.

Encontrar trabajo empieza por saber qué puedes ofrecer y cómo hacerlo realidad. Este libro es una guía práctica para lograrlo. Te prepara para definir tu marca personal, triunfar en el mercado laboral y crear proyectos con impacto social y tecnológico. Es moderno, atento a las nuevas herramientas que existen y a los mundos que se abren ante nosotr@s a la luz de los cambios constantes.

Así que se podría llamar: Logra el éxito profesional. Y podría llevar este subtítulo: haz que tu marca personal te dé trabajo o monta tu propio negocio sostenible.

Pero no es para todos.

Portada del libro.

Qué te llevas con este libro

Este libro sobre empleabilidad ofrece un recorrido práctico y accesible para iniciarse en el mundo laboral. A través de retos reales y motivadores, aprenderás a identificar tus habilidades, elaborar tu primer CV y presentarte con confianza a oportunidades de empleo.

Además, te acerca al emprendimiento social y tecnológico, mostrándote cómo transformar tus ideas en proyectos con impacto. Con herramientas digitales, metodologías actuales y una mirada puesta en la sostenibilidad, te prepara para construir un futuro profesional sólido, adaptado a los desafíos del entorno y a las exigencias del mercado laboral.

¿Qué incluye?

  • Retos profesionales realistas y motivadores. Por si no lo sabes, los retos están de moda, funcionan muy bien para aplicar los conocimientos.
  • Una vista siempre puesta en nuevas herramientas y nuevas formas de seleccionar personal y de crear empresas.
  • Muchas actividades para practicar todos los conceptos.
  • Mapas conceptuales para repasar.
  • Actividades tipo test, de aplicación y de ampliación, algunas bastante divertidas.
  • Enlaces web de interés y bibliografía específica.

¿Qué incluye si el profesorado adopta el libro para impartir este módulo?

  • Programación didáctica.
  • Solucionario.
  • Cuaderno para el alumnado con actividades extra.
  • Videotutoriales.
  • Hoja Excel de cálculo de notas.
  • Examina.
  • Libro digital proyectable.
  • Unidades extra disponibles en la web, con recursos interactivos.

Mención especial merecen estas unidades extra, pues están disponibles en formato PDF pero también como recurso interactivo SCORM, que puede subirse a una plataforma Moodle y rastrear la completitud.

Pero el libro no es para todos.

¿Por qué no es para todos?

Si ya tienes un trabajo, tienes un CV bien redactado, tienes una marca personal desarrollada, y/o tienes tu propia empresa que funciona muy bien, entonces el libro no es para ti.

Si bien el libro está destinado a alumnado de formación profesional de todos los ciclos, no necesariamente hay que identificar esto con que está dirigido a jóvenes, pero sí a personas sin experiencia o con poca experiencia en el mercado laboral… En principio.

Si necesitas reciclarte, si desconoces las formas en que la inteligencia artificial criba CV, o si tienes que desarrollar tu marca personal porque estás en búsqueda de empleo, tengas la edad que tengas, este libro sí es para ti.

Pero, ya sabes, no es para todos.

Te diré que yo misma he recurrido varias veces al libro para revisar un concepto que necesitaba aplicar, porque ayuda muy bien a impulsar nuevos emprendimientos, a definir el producto mínimo viable, a aplicar el design thinking para la sostenibilidad, o a tener una marca personal coherente y promocionarla.

Desde el principio, el libro ayuda a la persona a identificar sus competencias personales, emocionales y sociales, para luego desarrollar también las competencias emprendedoras. Vamos, que ayuda a conocerse bien. «¿Quién soy?» «¿Qué puedo ofrecer?» Este libro facilita la respuesta a estas preguntas.

Dado que soy economista, tampoco he olvidado remarcar la necesidad de que un negocio sea viable económicamente. En el libro, se explica muy bien cómo acceder a distintas fuentes de financiación. También, cómo hacer un balance y una cuenta de resultados sin tener demasiada idea del asunto (que no es poco).

Seguidores naturales de este blog: ¿qué os espera?

Así como mis anteriores libros de Herramientas de coaching y de Habilidades de comunicación en el aula están muy alineados con los temas que trato semana tras semana en este blog desde 2008, Itinerario personal para la empleabilidad, II es ligeramente distinto, puesto que es mucho más práctico, más funcional, menos filosófico.

Entonces, si no estáis en los casos anteriores que he descrito, el libro no es para vosotr@s… pero siempre podéis regalarlo a vuestros familiares cercanos que se encuentren en esta situación, especialmente si no tienen experiencia laboral o aún no han terminado sus estudios. Creo que les puede servir de mucha ayuda.

Solo os digo que:

Está hecho con mucho cariño y mucho esfuerzo, al servicio del alumnado y del profesorado.

Si quieres comprar el libro, haz clic aquí.

Ya estamos todos obsoletos, tú también

¿Piensas que hay sectores de la economía anclados en el pasado? Yo también lo pensaba. Pero ahora pienso que lo están todos, que el mundo mismo, tú, cualquier persona o empresa de cualquier sector, estamos anclados en el pasado. Me explico.

En los últimos meses, estoy trabajando estrechamente con la editorial Paraninfo para la edición y publicación de varios libros de los que os vengo hablando. Puede que pienses que el mundo editorial está herido de muerte. Hace tiempo, cuando me dedicaba exclusivamente a la formación online, también lo pensaba, porque tenía la creencia de que los contenidos online, incluidos los libros en formato electrónico, arrasarían con el papel, que tendría un uso muy residual.

Pero ha ocurrido lo contrario: «el papel» está muy vivo, se editan libros de todo tipo (también conozco editoriales de otros cortes, como Ediciones Pàmies) y los libros se publican y se leen.

Así, he dejado de creer que el mundo editorial esté especialmente anclado en el pasado. Ahora pienso que este sector no difiere demasiado del resto. ¿Por qué? Porque actuamos conforme a como se actuó ayer, el año pasado, «se viene haciendo» o «se debe hacer».

Oímos a gurús de diversas disciplinas decir:

El momento presente es lo único que existe, la vida se renueva a cada momento.

Entonces, en el momento único y totalmente novedoso en el que estoy, estoy repitiendo el pasado porque «se ha establecido así», porque «ahora no vamos a reinventar la rueda» y porque es más cómodo, la verdad. Otra de las razones por las que se actúa según las reglas del pasado es por miedo: todo lo nuevo se mira con cierto temor, quizá porque se prefiere lo malo conocido. Recordad que estas son las dos razones que nos daba James Hollis para no actuar: letargo y miedo.

Por muy puntero que sea un sector, se queda atrás en un lapso asombrosamente corto. Ejemplos:

  • Las nuevas tecnologías: hombre, nuevas… Ya lo de «nuevas» lo deberíamos quitar de la expresión.
  • El aprendizaje electrónico: existe desde 1990, por lo menos (ya sabes, el CD que te enviaban a tu casa). Desde que existe el software, existe el e-learning, aunque en un primer momento fuese offline. La formación online también va teniendo unos añitos.
  • Las redes sociales: estudié un máster en Marketing digital en 2016. En ese momento, Facebook lo petaba, Instagram no se usaba para el marketing digital y TikTok ni existía. De hecho, hace muy poco X se llamaba Twitter y lo que ocurre con esta red social cambia con bastante frecuencia.

Por otro lado, sectores menos «innovadores», especialmente los de las relaciones personales (enseñanza, psicología, restauración, cuidado de personas) parece que cambian menos: es que el ser humano que hay detrás es el mismo.

¿Cuál es el caso de la IA?

La IA es probablemente el sector que más vive en el ahora. Va a tal velocidad que las sorpresas son semanales, casi diarias. Cuentes lo que cuentes sobre esto, queda obsoleto en muy poco tiempo. Por ejemplo, aquí hemos mencionado que ChatGPT escribe de cierta manera (eso ha cambiado poco), pero se ha hecho más listo. El becario ya tiene experiencia: tras darte el resultado de lo que pides, un resultado cada vez más ajustado y fiable, te pregunta si quieres que te ponga la información en un descargable, te cree una tabla o la oriente a tal o cual audiencia. Va siempre más allá. En la evaluación del desempeño, lo pondrían por las nubes. Quizá le asciendan.

Luego está el buscador de Google. ¿Por qué molestarse en preguntar a ChatGPT si el buscador de Google ya te da la respuesta en primer lugar? Por ejemplo: al escribir este artículo, me preguntaba cuándo surgió TikTok. Pues bien:

Respuesta generada por Google para que 1) no pienses más, 2) no haga falta que hagas clic en ningún enlace.

Sea como fuere, la dinámica del universo es el cambio constante, es un baile, subes y bajas y, como te despistes, sobre todo a partir de cierta edad, te quedas obsolet@ y luego tienes que enterarte de qué porras es el upskilling y el reskilling, sobre todo este último, que no es ni más ni menos que reciclarse.