El avezado lector ya sabe que en este blog hay muchos artículos que hablan de películas, aunque no se hable específicamente de cine. Algunos de los más visitados están relacionados con estas películas:
- Irma la dulce
- Apocalypse now
- La invasión de los ultracuerpos
- Atrapado en el tiempo: esta es una de las películas que más cito, me entusiasma todo lo que se puede extraer de su historia.
- Brazil
Sin embargo, las menciones al cine han disminuido bastante. Y es que no voy: de un tiempo a esta parte tengo la sensación de que el cine y las series son oscuros. Oscuros literalmente, vamos, que no se ve. Y para muestra, un botón:

Total, que si tienes astigmatismo, como yo, pues no es que veas poco, es que no logras engancharte a esa película o serie porque no ves nada, nada te llama la atención, no ves el color de los ojos de los personajes, no sabes si es de día o de noche, o por qué todo se rueda de noche, directamente.
¿Por qué esta oscuridad?
Yo crecí con los colores ingenuos de Superman, Indiana Jones, La guerra de las galaxias (incluso en el oscuro espacio había más luz que en la mayoría de las películas actuales), Regreso al futuro… Esa era una época optimista, el cine estadounidense nos transmitía cierta ingenuidad, las películas siempre tenían una dosis de humor desenfadado aunque fueran «serias».
Con el tiempo, empezó el filtrado a negro, la saturación de luces y sombras, hasta llegar a la oscuridad en la que nos movemos ahora, fuera de todo candor, en la que es normal y casi aburrido (por exagerar) ver a una persona degollar a otra, o ver cómo le corta los miembros. Por ejemplo, he dejado de ver la serie Goliath sin acabarla. Es una serie buena, se deduce por el número de temporadas, pero en cada episodio me parecía estar viendo una pesadilla.
La oferta de las plataformas (Netflix, Amazon Prime, HBO…) parece que tiene que ofrecer esa dosis de oscuridad y sangre, esa sensación de que la realidad es hostil, que te rodea la violencia y no puedes fiarte de nadie. ¿Por qué? Para ir con los tiempos, en los que hay constantes noticias oscuras sobre cómo está el mundo.
No son sólo noticias. Recientemente hemos podido ver una entrevista de Gonzo en Salvados (La Sexta) a «moderadores de contenido» que lo que hacen es calificar vídeos en función de unos parámetros. Y para calificarlos, tienen que verlos: ver a dónde puede llegar el ser humano cuando pierde el control, lo que les deja unas secuelas importantes y síndrome de estrés postraumático. Acaso la sombra que se había ido reprimiendo en otra época más benigna ahora está desatada.
La sombra se combate aceptándola: cada persona tiene su sombra y es época de mirarla a los ojos. Así, en lugar de creer que la sombra está «ahí fuera» y que cada persona que se te acerca trae una posible amenaza, en lugar de aumentar el miedo a que te ocurra lo que ves en series y películas, pero también en horribles vídeos que circulan por las redes, se trata de ver y asumir la propia sombra, la propia agresividad, la capacidad de hacer daño, la negatividad, la capacidad de hundirse, las propias perversiones, los desvíos de lo que se considera normal.
No se trata de obviar la realidad humana. Se trata de compensarla con esa otra parte de luz, la mejor versión de cada persona, aquello de lo que somos capaces cuando ponemos la atención y la pasión en una acción concreta. Ambas partes son humanas.
Dicen los sufíes que la vida es como un jardín de rosas. Podemos fijarnos en sus colores, su aroma, la riqueza y belleza del jardín. O podemos fijarnos en sus espinas, cómo pinchan y cómo dificultan acercarse a ellas. Ambas cosas forman parte del todo y ambas son necesarias.
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