¿Proyecto urgente? Espera resultados precipitados

Carta a un cliente

Quería hablar de algunos temas que están muy bien recogidos en un artículo de Trina Rimmer, por lo que he decidido traducir su texto. ¿Estás de acuerdo con su punto de vista?

Estimado cliente,

En los más de tres años que llevo como freelance, he trabajado con muchos tipos diferentes de compañías y organizaciones (de todo desde las empresas grandes del Fortune 500 con una audiencia global, a los negocios pequeños, locales, con menos de 20 empleados). Ayudar a pequeños negocios me da la oportunidad de colaborar y diseñar soluciones de aprendizaje asequibles y escalables, y establecer una base de buenas prácticas. Trabajar con los clientes más grandes generalmente me da acceso a más recursos y presupuesto, pero usualmente con mayores restricciones creativas. Dos extremos del espectro de la clientela, cada uno de ellos con sus ventajas y desventajas.

Sean grandes o pequeños, globales o locales, con o sin ánimo de lucro, hay una cosa con la que me he topado una y otra vez, y es el malentendido fundamental al respecto de habilidades, detalles, tiempos y costes involucrados en diseñar, desarrollar, testar, implementar y mantener el aprendizaje elearning. Y cuanto más complejo, atractivo y sofisticado quiera que sean sus cursos de elearning, mayor será el tiempo y los recursos (y el presupuesto) que su proveedor (yo) puede necesitar para alcanzar sus objetivos (los de usted).

Así que, en interés de ayudarle a ser un consumidor más formado, permítame que comparta con usted algunos consejos de consultoría gratuitos:

1. Invierta dinero en un buen diseño

Un diseñador no es solo alguien con un porfolio de aspecto agradable lleno de gráficos llamativos y animaciones elegantes. Un diseñador es a partes iguales analítico y creativo, un requisito indispensable para que usted identifique obstáculos potenciales para alcanzar sus metas Y ayudarle a diseñar soluciones creativas para superar esos obstáculos (soluciones que pueden o no incluir gráficos llamativos y animaciones elegantes).

Muchos clientes contactan conmigo diciendo que no necesitan que yo diseñe nada: solo quieren mi ayuda como una desarrolladora de elearning. He aprendido que esto es usualmente el código para “toma mi PowerPoint y conviértelo en elearning con la magia de las herramientas rápidas de autor”.

Este es el trato: en el 99% de los casos, el material de origen que le han entregado no ha sido “diseñado para el aprendizaje”: es muy técnico, verboso, pasivo, o todo información sin ninguna aplicación práctica. Si yo me limito a verter su contenido en una herramienta de autor y lo publico, probablemente evaluará los resultados en una escala que va de quedarse impasible al odio profundo.

Lo que realmente necesita usted es un diseñador que le haga cientos de preguntas, para ayudarle a definir los requerimientos y los resultados deseados, y para hacer algunas recomendaciones informadas con estas restricciones. Realmente necesita usted a alguien a quien, cuando el elearning sea una solución apropiada, se le dé el tiempo y el presupuesto para restructurar, editar y transformar su contenido guiado con una intención instruccional específica, y no solo por un presupuesto y un plazo. Los elementos visuales de diseño (por ejemplo gráficas, branding, etc.) son solo una capa del proceso de diseño más general, y por sí mismos no pueden darle lo que usted necesita.

Resultado final: cuando se paga por un buen diseño, se está comprando más que un aspecto visual bonito. Usted está pagando por la pericia de alguien sabe qué preguntar y cómo preguntarle todas las preguntas difíciles para que realmente AHORRE tiempo, dinero y agonía a largo plazo.

2. ¿Proyecto urgente? Espera resultados precipitados

Cuando estoy en una reunión de compañeros diseñadores de elearning, inevitablemente la conversación gira alrededor del hecho de que usted, el cliente, no tiene idea (ni apreciación de ella) de cuánto tiempo nos toma a nosotros diseñar, desarrollar y lanzar un curso de elearning decente. Así que ventilemos esto por adelantado: no va a ocurrir en una semana o incluso dos. Esto no significa que no sea posible, pero cuando usted hace que el plazo sea la principal guía del proyecto, esto nos fuerza a que lo escalemos en consecuencia: significa que tendrá una complejidad mínima y mínimos ciclos de revisión. En algunos casos es un buen intercambio, pero en otros es una receta para la pérdida de tiempo y dinero.

Por ejemplo, digamos que usted tiene una audiencia de representantes comerciales expertos, con mucho conocimiento del producto pero con cifras de ventas planas. Sin tiempo para diseñar, todo lo que yo puedo razonablemente hacer es tomar su contenido de origen (y su palabra de que conoce bien a su audiencia), y después utilizar el elearning como un vehículo para dar a esta audiencia algunos consejos básicos, quizá algunos ejemplos, y una práctica mínima. Pero usted y yo sabemos que conectar con una audiencia de comerciales expertos es un desafío en sí mismo, y lo es más cuando estamos tratando de comunicar unas técnicas para hacer frente a una interacción comercial/cliente que es delicada y con matices.

Perfeccionar una habilidad requiere práctica y una solución apropiada probablemente deba ser más compleja que un curso de elearning con algunas directrices. Al permitir que el plazo dirija el proyecto, inevitablemente sacrifica usted la eficacia por el bien de la conveniencia. Y dudo de que este sea un punto que usted desee utilizar en su defensa cuando las ventas del próximo mes todavía no hayan alcanzado el objetivo y su jefe le esté haciendo un interrogatorio sobre el dinero que usted acaba de gastar en elearning.

Resultado final: diseñar y desarrollar una solución efectiva de aprendizaje (que puede o no abarcar el elearning) lleva tiempo. Una pauta del sector que muchos de nosotros consultamos es un estudio de Chapman Alliance (http://www.chapmanalliance.com/howlong/) que establece que generalmente toma 49 horas desarrollar 1 hora de elearning básico de hacer clic y leer. Esto es solo una guía, por supuesto. Los objetivos que tiene usted pueden requerir el uso de simulaciones complejas o de situaciones con ramificaciones que alargan esa línea de tiempo, o quizá su interés esté mejor servido con el desarrollo de una solución completamente diferente. La única forma de saberlo es tener en cuenta mi consejo nº 1 y, al hacerlo, esperemos que evitar el nº 2.

3. El elearning es una solución de tecnología

Una pregunta: ¿confiaría en un constructor sin ninguna experiencia ni conocimiento previo sobre arquitectura o carpintería para diseñar y construir su casa entera a mano? Antes de que responda, debe usted saber que este constructor está bien informado sobre la venta de casas, ha seleccionado el solar para construir su casa (es un solar estable, con buenas referencias sobre que cualquiera puede construir en él), y tiene acceso a una herramienta que es TAN poderosa y fácil de usar, no requiere aprendizaje, experiencia ni de otras herramientas para construir casas deslumbrantes. De acuerdo, piense sobre ello.

Siguiente pregunta: es el día de la mudanza y tiene que enchufar su nuevo frigorífico. Al intentar insertar el enchufe en la toma de corriente, la pared entera se viene abajo. Se trata de un muro de carga. Llama usted en pánico a su constructor y le pregunta qué ha ido mal. ¿Qué probabilidad hay de que el constructor sea capaz de encontrar la solución al problema o de que lo repare, dado que su conocimiento se limita al uso de esa única herramienta?

Diseñar, desarrollar e implementar elearning es, simple y llanamente, una solución tecnológica. Esto significa que incluye todas esas complejidades que acompañan a cualquier otra tecnología, incluyendo el software, las páginas webs, las apps personalizadas o los nuevos sistemas. Los detalles que entran en el diseño, desarrollo y entrega de una solución tecnológica son alucinantes: cosas como los ajustes del explorador, los ajustes del dispositivo, la resolución de las imágenes y del texto, las configuraciones individuales de hardware y software, y las herramientas asociadas. Tendrá que aprovechar todos los beneficios del software de base, el uso de audio y vídeo, cambios en los procesos internos y flujos de trabajo que soporten el lanzamiento exitoso del producto, sistemas de back-end donde alojar su solución (y luego, por supuesto, siempre hay algunos usuarios que no podrán darse cuenta de que el botón de flecha gigante y parpadeante en la parte inferior de la pantalla es la forma de navegar en el curso). Todas estas cosas y más molestarán incluso al equipo mejor financiado, mejor formado y bien entrenado. Con el tiempo y algún soporte, estos desafíos usualmente se superan, pero los costes (financieros y otros) de llegar hasta el final de este proceso son sustanciales y no para ser tomados a la ligera.

Resultado final: el elearning es una solución tecnológica y usted necesita estar preparado para el coste y el trabajo sustancial que implica diseñar, desarrollar, testar, desplegar y mantener esta solución. Si usted o su equipo están incómodos con la tecnología, no se fuercen a convertirse en expertos en elearning. En lugar de eso, inviertan algo de tiempo y dinero para llegar a estar mejor informados a largo plazo, y a corto plazo, externalicen el diseño y desarrollo a expertos que pueden entrenarle durante el proceso.

No hay una herramienta de autor rápida y mágica que pueda “diseñar” un buen elearning para usted. Las herramientas de autor son solo eso, herramientas. Algunas herramientas son mejores y más fáciles de utilizar que otras. Son las habilidades del diseñador/desarrollador y sus años de experiencia los que le permiten hacerle recomendaciones sobre cómo construir una solución que maximice el uso de sus herramientas y minimice los potenciales problemas para usted.

No hay un diseño lo suficientemente inteligente como para burlar la estupidez. (Puede usted citarme en esto.)

No hay una plataforma que ofrezca un 100% de tiempo un interfaz tan intuitivo que hasta una cabra con un poco de ingenio pudiera utilizar y administrar con los ojos vendados (si la hay, por favor, envíen la foto).

Tome mi franqueza para lo que vale: un consejo gratuito de alguien que ha estado haciendo esta cosa del elearning desde hace algún tiempo. Sea cual sea el camino que tome, espero que mi punto de vista le dé a usted y los suyos algo para pensar.

Con los mejores deseos,

Trina.

La cultura del presentismo

Un aplauso a las empresas que se han unido a la corriente de la racionalización del horario, impulsada por la Comisión Nacional de la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE).

Quizá la productividad no aumente en España porque se confunde con número de horas trabajadas. Sin embargo, falta un término en la ecuación. La productividad es la cantidad de producto por unidad de tiempo. Ocurre que, si aumentamos la cantidad de tiempo sin aumentar la cantidad de producto, la productividad disminuye. Es decir, alargar el número de horas no garantiza más cantidad de producto.

La productividad

Además, determinadas horas son altamente improductivas, como las que se trabajan después de comer. Acostumbrados a comidas copiosas, nos enfrentamos a tardes en las que la sangre está en el estómago, y lucha por intentar subir al cerebro.

Conciliar vida laboral y personal

Ya habíamos hablado en nuestro blog sobre la importancia de conciliar la vida laboral con la personal.

Esta conciliación supone un factor de motivación de primer orden, para cualquier trabajador, esté en la situación personal que esté. Poder mantener aficiones, amistades, descanso suficiente y hábitos saludables, es algo que repercute de forma directa y positiva en el rendimiento del profesional.

También habíamos mencionado la absurdez de tratar de ahorrar tiempo, porque es imposible por definición.

Qué se gana alargando el horario

¿Qué buscan en realidad las empresas españolas cuando alargan el horario de forma generosa o no conceden jornadas intensivas en verano? ¿Qué se gana? ¿Acaso han hecho el análisis de lo que supondría que esas jornadas se rigieran por el sentido común?

Carlos García-Mauriño, presidente de ASEFARMA, sí lo ha hecho. Es tan solo un ejemplo de empresa en que se han implantado medidas de flexibilización de horarios y conciliación. Esta empresa ofrece la posibilidad de que los profesionales trabajen desde su domicilio, la aplicación de un horario continuado o la reducción de jornada en la proporción adecuada a las necesidades de cada trabajador, entre otras medidas.
La cuenta de resultados de esta empresa ha reflejado un aumento de la rentabilidad del 30%, gracias a estas y otras medidas.


¿Cuál es tu caso? ¿Tu empresa fomenta la conciliación? ¿Qué opinas de los horarios partidos?

Para saber más

ARHOE

Racionalización de los horarios en las empresas españolas

¿Dependes de un aparato electrónico?

 

Adicción a la conexión: dependencia de tus dispositivos digitales

Lo reconozco: estaba deseando recogerlo, no veía la hora de ir a por él, trataba de distraerme leyendo pero no lo conseguía, era como querer volver a ver a un novio que se fue a la guerra. Lo que pasa es que no era un novio, era mi ordenador [actualmente sería mi smartphone].

Tres días sin él, y he pasado el síndrome de abstinencia, concretamente, de abstinencia de Internet. Sin mi ordenador, he notado una sensación de aislamiento y soledad en casa. Si no hubiera tenido televisión me habría echado a las calles para buscar gente.

La falsa sensación de estar acompañada

Creo que Internet crea una falsa sensación de estar con gente, es un engaño para el cerebro. Y además, crea una falsa sensación de que la gente es divertida, positiva, comprometida socialmente. Y yo estoy permitiendo que mi cerebro se engañe tanto con la ilusión de estar en relación con otros como con la ilusión de estar ocupada, tener quehaceres. En lugar de dedicarme a quehaceres reales, hago un montón de cosas en el ordenador que no sirven para nada y que roban mucho tiempo. Es una droga de la inconsciencia.

En estos tres días, me ha dado por llamar a varias personas de las que no me habría acordado si hubiera encendido el ordenador. Es más, de algunas solo me habría acordado al ver sus emails. De otra forma, es como si esas personas hubieran dejado de existir.

Y esto me pasa a mí que nací sin ordenadores. ¿Y a las generaciones que nacen con esos cacharros en las manos (iPod, iPad, tableta, smartphone,…)? Creo que esto aumenta la ilusión de no ser animales, pero desgraciadamente aleja las posibilidades de autodefensa en el caso de que se produjesen situaciones extremas, como un conflicto bélico.

Es increíble, porque sin el ordenador, la vivencia del silencio es mucho más intensa. También la relajación, la vivencia de un tiempo ralentizado, vacío, la ausencia de la sensación de que “hay que” darse prisa por algo.

La falsa sensación de tener prisa

He observado que el trabajo con el ordenador, incluso fuera de Internet, da una falsa sensación de prisa, como si hubiera que hacer todo corriendo, apagar fuegos, alarmas. Cuando lees un texto en pantalla, no lees con la paz y tranquilidad con que lo harías si estuviera en papel. Además, te cansa mucho más.

Normalmente, ninguna información en el PC es como una hoja con letras y punto. Es como tratar de leer una hoja con letras muy juntas y pequeñas mientras te asaltan anuncios de colores, cada vez más dinámicos, que dividen tu atención. Si además de eso te saltan mensajes de que te ha llegado un email, de que se va a instalar una actualización, de que va a iniciarse el antivirus, de que tu equipo está en riesgo, de que alguien te escribe por Skype o por Msn… ¿quién puede concentrarse en una tarea? ¿Qué calidad de trabajo puede salir de ahí?

En lo que quiero hacer hincapié es en la irrealidad de la urgencia que imprime a nuestras vidas un aparato de estos. La urgencia no es real. No hay urgencia. Además, la importancia de los hechos está además trastocada: todo parece tener el mismo nivel de importancia, excepto lo que “llama” en ese momento tu atención, que se pone en el primer lugar, haciendo que todo lo demás se interrumpa.

Consecuencias del exceso de conexión

La vida de tu cuerpo languidece mientras estás conectado/a. Tu verdadera vida social se resiente mientras estás conectado/a. Tu nivel de estrés aumenta y tu capacidad de respuesta creativa disminuye cuando estás conectado/a. Tus posibilidades de autodefensa reales, tus instintos salvajes, tu fuerza natural, se extinguen mientras estás conectado/a. Desconéctate un rato.

La Realidad de aquí y ahora

Los quesos prometidos

Disfrutar del aquí y ahora, incluso si es una buena comida

«Si un habitante de cualquier otro planeta visitara los Estados Unidos…»

Orison Swett Marden nos habla de nuestro enfoque vital en el futuro. Con una perspectiva curiosa de la vida cotidiana en EE.UU. en su época, imagina a un extraterrestre visitando ese país, y sorprendiéndose de cómo vive la gente en él. Y es que todos parecen haber parado en una estación de paso, pues en vez de aprovechar la vida que les llega tal y como es, tienen la vista continuamente centrada en el futuro, en lo bueno que habrá de llegar para sustituir lo de ahora, que es mediocre, malo o insoportable. Es tan intensa la visión que se tiene del futuro que se pierde la capacidad para disfrutar de lo que hoy, aquí y ahora, tenemos delante.

Vivir para el futuro

Vivir para mañana tiene la triste paradoja de que, cuando llega este mañana, seguirá habiendo otro mañana. En otras palabras, vivir para mañana es vivir en un mundo de crónica insatisfacción, de escasez, de necesidad: nunca nos sentiremos satisfechos así, porque nunca habremos alcanzado nuestra meta. Es una especie de carrera de ratas (como dicen los estadounidenses, «rat race«) por unos laberintos que no acabamos de adivinar, en busca de unos quesos prometidos que nunca llegamos a alcanzar.

Esta perentoria necesidad que tenemos de vivir en cualquier otro lugar menos aquí y ahora parece una ansiosa huida. Cuando estamos en la oficina, estamos deseando marcharnos de allí, o encontrar cualquier hueco para leer un chiste que nos envían por email. Pero si pasamos pocos meses sin ocupación, empezamos a echar de menos estas horas de oficina, ya que sólo recordamos lo bueno de ellas, y volvemos a fijar la vista en un futuro inexistente.

¿Qué pasa con el aquí y el ahora? ¿Por qué es tan insoportable?

Bien, por de pronto, es aburrido. Crear imágenes para el futuro es mucho más divertido y motiva más. Cuando la realidad que tenemos delante nos resulta desagradable, llenar la mente con imaginaciones sobre una futura casa, un futuro coche, un futuro trabajo o una futura familia nos alivia. Y el placer de la imaginación, que parece propio del ser humano (quizá algún animal de orden superior también la tiene), es algo positivo y agradable. El problema es cuando se convierte en esclavitud.

Es decir, el problema son nuestras expectativas de cómo debería ser, y no está siendo, nuestra vida.

«La mayoría estamos descontentos, inquietos y nerviosos y nos consideramos infelices», nos dice Marden.

Estas expectativas tienen algún fundamento en momentos que juzgamos como muy felices, como las vacaciones, los fines de semana, o momentos extraordinarios en nuestra vida. En cambio, con la vista puesta en lo que tenemos ya, dejamos de comparar nuestra situación con otra deseada y supuestamente superior, y empezamos a sentirnos más relajados y satisfechos.

Vivir en permanente insatisfacción

En las culturas orientales hay un profundo estudio de esta forma de ser en la que vivimos en permanente insatisfacción. Por ejemplo, Chogyam Trungpa, autor budista, nos compara a un ser que tiene un estómago muy muy grande y una boca muy pequeña, de manera que nunca logra llenar ese estómago y permanentemente tiene hambre.

Por otra parte, hay un cuento sufí sobre una vaca que vive en una isla, y pasa el día comiendo. Cuando llega la noche, se encuentra con la preocupación de no tener qué comer al día siguiente, de forma que todo lo que había engordado durante el día, lo pierde cada noche, al enflaquecer de ansiedad y desesperación.

El propio Marden nos cuenta la historia de los hijos de Israel y el maná. Cuando caminaban por el desierto, recibían cada día maná del que alimentarse, un manjar milagroso, enviado por Dios a modo de escarcha. Los que no tenían confianza en Dios trataron de guardar parte para el día siguiente, pero lo encontraron corrompido.

«De no atender al día de hoy provienen la miseria, flaqueza, desconsuelo e ineficacia de nuestras vidas, pues no concentramos nuestra energía, anhelo y entusiasmo en el día en que vivimos.»

La flor está viva hoy, hay que cogerla hoy, disfrutar de su aroma hoy. Carpe Diem significa esto.

Necesidad de disfrutar el presente

Como podemos ver, estas reflexiones sobre la necesidad de disfrutar el momento, y de tomarlo tal y como es, vienen de antiguo. El ser humano siempre ha vivido una fantasía en la que se proyecta hacia el futuro y desde el pasado. Pero lo único que tenemos en la mano, de lo único que tenemos certeza, es de hoy, del aquí y ahora.

Pienso que intelectualmente sabemos que lo que existe es el presente, que la visión de futuro es más bien cerebral, y que es en este momento cuando podemos promover cambios para estar mejor después, recordando que las dificultades nunca se resuelven por completo, y que aparecen nuevos desafíos. Y aunque sabemos todo esto, no lo hemos experimentado, no lo hemos vivido, de forma que no nos dice nada el conocimiento de que todo lo que hay es el ahora.

Parece ser que las personas que han alcanzado la iluminación o autorrealización sí tienen este conocimiento experiencial de la realidad. Nos lo cuentan con palabras atónitas, perplejos, formando imágenes que no comprendemos: hasta que no sea uno mismo/a quien se come ese filete, de poco le va a servir que otro le cuente a qué sabe.

«Voy a disfrutar el día de hoy»

Una forma que he encontrado de intentar disfrutar del día es la que propone el propio Marden. Se la recomiendo a todo el mundo, y creo que les está funcionando tan bien como a mí: se trata de levantarse cada mañana y decirse:

«VOY A DISFRUTAR EL DÍA DE HOY.»

Si pase lo que pase nos mantenemos firmes, si a pesar de lo que suceda nos proponemos ser felices, podremos gozar plenamente de todo cuanto tengamos delante. «No voy a intentar huir de la realidad, ni tampoco voy a luchar contra ella. La voy a aceptar, la voy a vivir con intensidad, y voy a vivir este día de principio a fin. Cuando llegue la noche, podré decir: «hoy he estado viva».»

En lugar de vegetar arrastrándose por la vida, si comenzamos cada día con este firme propósito, aunque luego se tuerzan las cosas, sacaremos fuerza y energía de lo que vaya sucediendo, entrenando así a nuestra mente a sacar el «juguillo» de lo que tenemos delante y a dejar de evitarlo montando fantasías sobre un futuro mejor.