Según cuenta Antonio Fornés en Reiníciate, en uno de los Pensamientos de Blaise Pascal se plantea la metáfora de una isla que funciona como un campo de concentración. Allí, los humanos somos obligados a trabajar de sol a sol. Los carceleros irán ejecutando cada día a algunos de ellos ante la vista de los demás. Si tienen algún tiempo de descanso, se les sugieren diversiones y juegos que hagan que siempre estén ocupados: así, no podrán hacer ningún tipo de introspección.
Esta parece una posible descripción de la vida como juego de los Sims, excepto por un detalle: somos más libres de lo que parece.
Elige tu propia aventura
Si tienes más o menos mi edad, habrás tenido libros de la colección Elige tu propia aventura, en la que el lector se iba encontrando con opciones que hacían que saltara a distintas alternativas de la historia, un árbol de decisiones con algunas opciones que modificaban el curso del relato. Era interesante, pero era limitado: una vez detectado cuándo la historia conducía al fracaso, ibas por el camino del éxito.
Pues bien, me da la sensación de que la Vida es más como esa parte de La historia interminable (libro, no película), en la que la princesa de Fantasía le da a Bastian plenos poderes a través de un talismán en el que pone:
Haz lo que quieras.

Y Eric Berne te dirá: hay gente que descubre que estaba en una jaula, ve de pronto la puerta abierta, atisba incluso algo del exterior y después se vuelve a la seguridad de su prisión formada por creencias, con el dicho: «más vale lo malo conocido».
Tienes elecciones, «las cosas son así» es una creencia. Y la forma de cambiarla es modificar tu perspectiva, alejarte del detalle del problema o dejar de definirlo (como recomienda Bert Hellinger). Puedes irte a tu «espacio de calma» (sea ir a la montaña, al cine, a la piscina o sentarte a hacer nada) y ampliar la visión, reconectar con la totalidad. No tienes que comerte el miedo y el estrés como formas de vida, ni comprarlos de los programas de televisión o de los vídeos de YouTube.
Esto significa que este juego de los Sims tiene unas reglas mucho menos rígidas de las que podemos creer. Y de ello se dio cuenta Kandy García, la famosa «Abuelita Mochilera», que, al momento de escribir este blog, tiene ya 90 años. Su lema habla por sí mismo:
Los humanos también tenemos alas.
Se ha entrevistado muchas veces a Kandy García, yo la descubrí en una entrevista de Risto Mejide a Jesús Calleja, en la que trajeron a la abuela, con entonces 83 años, para hablar de cómo, al jubilarse, tuvo esa importante toma de conciencia. Se dijo también: «prefiero cansarme que oxidarme». Aquí la puedes ver en una entrevista más actual:
Come chocolate
Otra persona muy interesante que salió de la jaula para no volver a entrar es Anita Moorjani, una mujer que volvió a la vida y se recuperó de forma milagrosa de un cáncer terminal. Según sus propias palabras:
…[antes] practicaba una dieta muy sana, pero lo hacía por miedo. Ahora me alimento de todo lo que me apetece. Lo único que hago es asegurarme de pasar un buen rato disfrutando de la comida y de la vida.
A Anita Moorjani le encanta el chocolate, y ahora es capaz de disfrutarlo, pues está libre de la jaula de «solo hay que comer comida saludable». Quizá sea más beneficioso comer relajadamente y disfrutar a tope de cualquier alimento que comer con restricciones y con aprensión.
El denominador común de las creencias que limitan tu juego de simulación es el miedo: es el impulsor de cualquier práctica absurda que parece llevarte a algún sitio, cuando en realidad te enjaula aún más. Ya nos lo había contado James Hollis en otro post: el miedo y el letargo te alejan de tu sensación de sentido y de servicio. Construyen a tu alrededor un parapeto que parece de protección, pero es una prisión. De pronto, son necesarias muchas cosas (posesiones materiales la mayoría) y muchas creencias (limitantes) para tener (la sensación de) seguridad.
«Las cosas son así» te limita hasta un grado que no te imaginas. Recuerda que esto es el mundo de los Sims: el secreto es confiar. El Universo guarda tus espaldas.
