¿Por qué escribir?

O quizá debería preguntarme: ¿para quién escribir? Mi visión del texto escrito es la de un océano en crecimiento exponencial, donde cada obra es tan solo una gota. Para el lector, las gotas son tan parecidas entre sí que ya no puede distinguir qué es bueno, quién es un gran artista de la escritura. Ni puede, ni le interesa; quizá otro texto mucho más coloquial y cercano le da las respuestas que busca.

No hace ni un año que estábamos ya en un mundo en el que cada persona es potencial creadora de contenidos audiovisuales. Ya en ese mundo, el mercado editorial tenía un interés ínfimo en comparación con la gran cantidad de contenidos audiovisuales que se crean día tras día en Internet. Hay grandes autores premiados que no pueden vivir de lo que escriben. En ese contexto, Chuck Palahniuk, en su libro Plantéate esto, viene a decir, citando a Bret Easton Ellis, que ya no es el momento del mundo editorial.

Ahora hemos dado un salto y no nos hemos enterado: del océano de crecimiento exponencial en el que todos consumimos y producimos al océano infinito de generación de contenidos por inteligencia artificial. ¿Qué valor le vamos a dar a una novela escrita por una persona cuando estos modelos de aprendizaje del lenguaje escriben otra similar? ¿Vamos a ser lectores de inteligencias artificiales? ¿Sueñan los robots con ovejas eléctricas?

Esta crisis de sentido de la escritura se ha acentuado y casi parece ridículo imaginarse a una persona en su soledad, en su rincón del escritor, construyendo una gran obra, una gran novela. Es como tratar de hacerse la casa con las propias manos, algo ancestral.

Libros prohibidos

Varias publicaciones de prestigio, como The Economist, siguen dando mucho valor a los libros. Recomiendan listados de libros a los que blogueros y personalidades relevantes de distintos ámbitos dan importancia.

Recientemente, The Economist publicó un boletín de libros prohibidos en distintos países y por distintas razones. Es curioso que, en medio de ese océano de publicaciones indistinguibles, los gobiernos se ocupen de examinar y prohibir libros. No solo los gobiernos, también las universidades. Paremos unos segundos a releer esto: las universidades prohíben libros.

Aquí rescato otra frase de Chuck Palahniuk: es mejor escribir algo que no se puede representar de otra forma. Si una historia se presenta mejor en formato de videojuego, cómic o película, entonces mejor no hacer una novela. En cambio, lo que está censurado en el mundo audiovisual y de las redes, puede escabullirse en el mundo del texto escrito, por los vericuetos. Además, un texto «subversivo» puede ser producido por una persona, pero quizá no tanto por una inteligencia artificial que está programada para evitar (de forma un tanto mojigata) todo tipo de sesgos contra los valores actuales.

Robots quemando libros. La obra es de DALL.E, la instrucción es mía. ¿Habrá instrucciones de una IA a otra? Pronto lo veremos.

Representación en vivo

Esta crisis no afecta a las artes escénicas, esto es, al teatro, los conciertos, bailes, circos (aunque les afecten otros temas). Porque lo que valoramos es lo que ocurre en ese momento, como algo único e irrepetible. Incluso si el texto o la canción estuviera escrito por una IA, no querríamos ver a robots en escena: ¿qué interés tiene que un robot recuerde el texto o lo declame o cante o baile a la perfección? Es al actor o actriz, al cantante, al guitarrista, a quien queremos ver mostrar emociones, sudar, bailar su representación en una escenografía compartida.

Se dice que los actores tienen como herramientas las emociones. Las emociones son físicas. Las emociones, incluso si las pueden emular los robots, son animales, hormonales. Por eso me parece tan ridícula la escena de Her en la que el sistema operativo con voz de mujer tiene un orgasmo. ¿Exactamente cómo se produce eso en un ente sin cuerpo? En Transcendence resuelven el tema físico con unos nanorrobots que se introducen en el cuerpo de otras personas. Es bastante fantasioso, pero está mejor justificado.

Lo atávico

Ahora que los productos audiovisuales pierden aún más valor, que podemos ver y oír a una persona que no existe, que podemos tener como amigo a una IA desarrollada para hacerte compañía, es lo humano, lo corporal, lo primitivo, lo tangible lo que a mí me interesa «consumir».

Tengo que decir que me importa poco si la tilde de solo viene o va: ya prescindí de ella en 2010, cuando se imponía seguir las últimas reglas. El ChatGPT a veces también tiene nostalgia y la pone. Me interesa la vía de escape que cada uno se va a buscar ante un mundo digital «sintético». ¿O nos va a satisfacer, nos va a llenar? ¿Nos veremos hablando con nuestro colega C3PO?

Frente a esa gran amenaza, emerge la sombra de lo contrario, un mundo en el que, por una guerra mundial, o una invasión, o una pandemia, «vayamos hacia atrás en el tiempo» (realmente todo es hacia adelante) y nos encontremos en una especie de Edad Media distópica en la que el hecho de que haya o no haya robots sería lo de menos.

Será muy interesante cualquier escritura sobre lo atávico. Cuando se presenta un mundo inventado y próximo a la Edad Media idealizada, se permite todo en él. Lo vemos en Juego de tronos. Sabemos que el ser humano puede pasar de discutir temas intelectuales tomando una taza de té a torturar y matar despiadadamente. Lo atávico no desaparece por el hecho de apoltronarse en un sillón a «consumir» vídeos de YouTube. Es más, quizá en la sombra, latente, lo atávico está engordando, esperando su momento.

Los INFJ aman escribir, pero les cuesta mucho

3 razones por las que los INFJ tienen problemas al escribir, a pesar de que les encanta

Por Lauren Sapala

(Nota: INFJ es un tipo de personalidad, significa Introvertido Intuitivo, basado en Sensaciones y en Juicios.)

Los INFJ son introvertidos intuitivos muy especiales

Según varias fuentes de Internet, a los INFJ nos encanta practicar la escritura creativa. Ahora, sé que la información que se encuentra online puede ir hacia cualquier lado en el espectro de la precisión, pero me inclino a estar de acuerdo con esta afirmación. Yo misma soy INFJ, y de hecho tengo un par de amigos escritores que también lo son, así que aporto alguna experiencia personal al respecto. Pero esa no es la única razón por la que opino así. También tengo un blog. Y como autora de este blog, puedo ver los términos que la gente busca cuando se topan con mis entradas de blog. Cada día me suele llegar alguna forma de “INFJ” emparejada con “problemas al escribir”, o “dificultad para escribir”, o “lo paso mal al escribir”.

(¿Cuál es tu tipo de personalidad? Puedes averiguarlo en este test de personalidad gratuito.)

Está claro que hay una población de INFJ ahí fuera buscando respuestas a las razones por las que nos cuesta tanto poner nuestros pensamientos creativos sobre el papel. Y la escritura creativa significa tanto para los INFJ que están buscando obstinadamente esas respuestas.

Yo personalmente me esforcé durante años hasta que fui capaz de completar una historia, y durante mucho de ese tiempo, no estaba escribiendo nada en absoluto. Y, siendo la INFJ que soy, siempre he estado intensamente interesada en las razones tras mis bloqueos al escribir. Irónicamente, todavía me esfuerzo por escribir, a pesar de que es la única cosa en el mundo que más me apasiona. Pero tras leer una buena cantidad de información sobre los introvertidos y los INFJ, he identificado tres obstáculos en mi camino. E incluso si tú no eres un INFJ, también podrías verte congelado en tu creatividad por algunas de estas cosas:

1) Los INFJ tienden a situarse al margen

Los extrovertidos se sumergen en las situaciones novedosas para adquirir experiencia práctica. Como contraste, cuando los introvertidos necesitan aprender algo nuevo, prefieren situarse al margen y observar a otros hasta que su cerebro ha analizado la situación y la comprenden. Con la intensidad callada de una pantera agazapada, los INFJ pueden llevar esta actitud de observar y esperar hasta un nivel ridículo antes de que realmente entren en acción.

Por ejemplo: yo sabía que quería ser escritora en 1996. En lugar de ponerme a escribir, leía libros a mansalva, buscaba historias en cada persona con la que entraba en contacto, me saqué un título de literatura, trabajé en una librería, y finalmente empecé a escribir mi primera novela en 2006, diez años después. No lamento ninguna de aquellas experiencias que adquirí por el camino, pero si hubiera empezado a escribir mucho antes, me podría haber ahorrado un montón de preocupaciones sobre si mi sueño de escribir se haría realidad.

2) Los INFJ suelen pensar en imágenes, no en palabras

Los INFJ nos relacionamos con el mundo principalmente a través de nuestra intuición. Lo comunicamos externamente diciendo que tenemos “una sensación”, o “una corazonada” sobre la personalidad de alguien o sobre la forma en que una situación puede desarrollarse, y lo que pasa internamente es que “vemos” cosas en flashes súbitos de intuición. Estos flashes se manifiestan en imágenes que se siguen una a otra rápidamente en nuestra mente, y cada imagen contiene datos en ella. Por eso a veces es tan difícil explicar a otros nuestras sensaciones viscerales.

Por ejemplo, cuando estaba escribiendo el final de mi segunda novela, seguía viendo imágenes en mi mente de un toro gigante, y luego una arpía, y luego un manto de encaje. Estas imágenes venían con fuerza, y se repetían en un ciclo. Cuando era más joven y tenía menos experiencia conmigo misma y con la escritura, rechazaba estas “imágenes mentales” como extrañas o irrelevantes. Pero en este caso, me senté y escribí, dejando que estas imágenes me llevaran donde fuese. Resultó que mi historia terminaba con el villano transformado en una criatura monstruosa que era mitad minotauro y mitad arpía. ¿Y adivinas qué llevaba este monstruo cuando el héroe lo tumbó? Un manto de encaje salpicado de sangre. Raro, sí. Pero definitivamente creativo.

3) Los INFJ quieren ir hasta el fondo o irse a casa

Es casi imposible para un INFJ pensar en algo de manera superficial. Esto también se aplica a la mayoría de introvertidos. Si nos interesa algo, lo analizamos. Si somos INFJ, seguimos cada hilo de nuestro análisis por separado hacia el futuro y hacia el pasado. Tenemos un talento para hacer predicciones. Calcular docenas de posibles resultados diferentes, y después hacer malabarismos con todos ellos simultáneamente en nuestra mente, es algo tan natural para nosotros como respirar. Traducir esto a un texto escrito es espinoso, como mínimo.

Por ejemplo, escribir una simple conversación entre dos de mis personajes puede llevar páginas y páginas en mi primer borrador poco riguroso. En mi mente, cada puñado de palabras que intercambian contiene un pozo profundo de historia pasada, sentimientos no hablados y motivaciones psicológicas subconscientes. Me puedo quedar atrapada fácilmente al intentar comunicar todo esto al lector, y entonces pierdo el hilo de la trama real de mi historia. Pero para eso sirven los borradores poco rigurosos, para poner todo en un solo lugar de forma que luego podamos volver y hacer revisiones para pulirlo.


Si tú eres un INFJ, un introvertido o simplemente un escritor que se esfuerza por hacer progresos reales en su escritura, la respuesta está en la simple práctica justo delante de ti. Tienes que escribir. Incluso si te encoges mientras lo haces, o estás disgustado/a porque no logras que responda a lo que tienes en mente, o no puedes encontrar las palabras perfectas, tienes que insistir. Cuanto más escribas, mejor te conocerás y conocerás tu práctica de escritura. Tu confianza en el proceso y tu propia creatividad crecerán.

Si no conoces tu tipo de personalidad, pero te interesaría conocerlo, puedes hacer un test online aquí. Para aquellos que sean INFJ o INFP, podéis leer por qué lo pasamos tan mal con la crítica de nuestra escritura aquí.

Y seas o no un INFJ, si estás leyendo esto, ha llegado tu momento de entrar completamente en ti mismo y reclamar la confianza en tu escritura. La única forma de hacer esto es conocerte mejor a través de tu práctica de escritura.

Y para hacer esto, tienes que escribir.

Y si estás interesado en aprender más sobre INFJ escritores y cómo trabajamos, echa un vistazo a mi libro, The INFJ Writer.


(Este artículo fue publicado originalmente en LaurenSapala.com. Está traducido y publicado con su permiso.)