¿Por qué escribir?

O quizá debería preguntarme: ¿para quién escribir? Mi visión del texto escrito es la de un océano en crecimiento exponencial, donde cada obra es tan solo una gota. Para el lector, las gotas son tan parecidas entre sí que ya no puede distinguir qué es bueno, quién es un gran artista de la escritura. Ni puede, ni le interesa; quizá otro texto mucho más coloquial y cercano le da las respuestas que busca.

No hace ni un año que estábamos ya en un mundo en el que cada persona es potencial creadora de contenidos audiovisuales. Ya en ese mundo, el mercado editorial tenía un interés ínfimo en comparación con la gran cantidad de contenidos audiovisuales que se crean día tras día en Internet. Hay grandes autores premiados que no pueden vivir de lo que escriben. En ese contexto, Chuck Palahniuk, en su libro Plantéate esto, viene a decir, citando a Bret Easton Ellis, que ya no es el momento del mundo editorial.

Ahora hemos dado un salto y no nos hemos enterado: del océano de crecimiento exponencial en el que todos consumimos y producimos al océano infinito de generación de contenidos por inteligencia artificial. ¿Qué valor le vamos a dar a una novela escrita por una persona cuando estos modelos de aprendizaje del lenguaje escriben otra similar? ¿Vamos a ser lectores de inteligencias artificiales? ¿Sueñan los robots con ovejas eléctricas?

Esta crisis de sentido de la escritura se ha acentuado y casi parece ridículo imaginarse a una persona en su soledad, en su rincón del escritor, construyendo una gran obra, una gran novela. Es como tratar de hacerse la casa con las propias manos, algo ancestral.

Libros prohibidos

Varias publicaciones de prestigio, como The Economist, siguen dando mucho valor a los libros. Recomiendan listados de libros a los que blogueros y personalidades relevantes de distintos ámbitos dan importancia.

Recientemente, The Economist publicó un boletín de libros prohibidos en distintos países y por distintas razones. Es curioso que, en medio de ese océano de publicaciones indistinguibles, los gobiernos se ocupen de examinar y prohibir libros. No solo los gobiernos, también las universidades. Paremos unos segundos a releer esto: las universidades prohíben libros.

Aquí rescato otra frase de Chuck Palahniuk: es mejor escribir algo que no se puede representar de otra forma. Si una historia se presenta mejor en formato de videojuego, cómic o película, entonces mejor no hacer una novela. En cambio, lo que está censurado en el mundo audiovisual y de las redes, puede escabullirse en el mundo del texto escrito, por los vericuetos. Además, un texto «subversivo» puede ser producido por una persona, pero quizá no tanto por una inteligencia artificial que está programada para evitar (de forma un tanto mojigata) todo tipo de sesgos contra los valores actuales.

Robots quemando libros. La obra es de DALL.E, la instrucción es mía. ¿Habrá instrucciones de una IA a otra? Pronto lo veremos.

Representación en vivo

Esta crisis no afecta a las artes escénicas, esto es, al teatro, los conciertos, bailes, circos (aunque les afecten otros temas). Porque lo que valoramos es lo que ocurre en ese momento, como algo único e irrepetible. Incluso si el texto o la canción estuviera escrito por una IA, no querríamos ver a robots en escena: ¿qué interés tiene que un robot recuerde el texto o lo declame o cante o baile a la perfección? Es al actor o actriz, al cantante, al guitarrista, a quien queremos ver mostrar emociones, sudar, bailar su representación en una escenografía compartida.

Se dice que los actores tienen como herramientas las emociones. Las emociones son físicas. Las emociones, incluso si las pueden emular los robots, son animales, hormonales. Por eso me parece tan ridícula la escena de Her en la que el sistema operativo con voz de mujer tiene un orgasmo. ¿Exactamente cómo se produce eso en un ente sin cuerpo? En Transcendence resuelven el tema físico con unos nanorrobots que se introducen en el cuerpo de otras personas. Es bastante fantasioso, pero está mejor justificado.

Lo atávico

Ahora que los productos audiovisuales pierden aún más valor, que podemos ver y oír a una persona que no existe, que podemos tener como amigo a una IA desarrollada para hacerte compañía, es lo humano, lo corporal, lo primitivo, lo tangible lo que a mí me interesa «consumir».

Tengo que decir que me importa poco si la tilde de solo viene o va: ya prescindí de ella en 2010, cuando se imponía seguir las últimas reglas. El ChatGPT a veces también tiene nostalgia y la pone. Me interesa la vía de escape que cada uno se va a buscar ante un mundo digital «sintético». ¿O nos va a satisfacer, nos va a llenar? ¿Nos veremos hablando con nuestro colega C3PO?

Frente a esa gran amenaza, emerge la sombra de lo contrario, un mundo en el que, por una guerra mundial, o una invasión, o una pandemia, «vayamos hacia atrás en el tiempo» (realmente todo es hacia adelante) y nos encontremos en una especie de Edad Media distópica en la que el hecho de que haya o no haya robots sería lo de menos.

Será muy interesante cualquier escritura sobre lo atávico. Cuando se presenta un mundo inventado y próximo a la Edad Media idealizada, se permite todo en él. Lo vemos en Juego de tronos. Sabemos que el ser humano puede pasar de discutir temas intelectuales tomando una taza de té a torturar y matar despiadadamente. Lo atávico no desaparece por el hecho de apoltronarse en un sillón a «consumir» vídeos de YouTube. Es más, quizá en la sombra, latente, lo atávico está engordando, esperando su momento.

Los trabajos ya perdidos

Llevo unas semanas hablando de inteligencia artificial a pesar de no ser una experta, porque considero que esta explosión de herramientas de IA no tiene precedentes, y me quiero subir al carro. En mi trabajo puedo utilizarlas y solo veo ventajas y un gran potencial. También veo la pérdida inmediata de muchos puestos: en mi equipo ya estamos produciendo contenidos audiovisuales gracias a estas herramientas y mi sensación es que van a ir a más.

Herramientas de IA

Hagamos un repaso a las herramientas de inteligencia artificial que están disponibles y cualquier persona puede utilizar:

Para generar textos:

  • ChatGPT: herramienta desarrollada por OpenAI y cuyo uso se ha extendido hasta los 100 millones de usuarios. Se trata de un chat, una conversación, con un software de IA que responde preguntas generando (es decir, creando) respuestas a partir de la información con la que se ha entrenado. Sus usos son infinitos: cualquier texto de cualquier tipo que se quiera generar, ChatGPT lo hace en segundos.
  • Perplexity: como su nombre indica, esta herramienta te deja en la peplejidad. Funciona de manera similar a ChatGPT pero con menos inventiva, es decir, se nutre de fuentes aparentemente fidedignas y las cita en el resultado que ofrece.

Para generar imágenes:

  • DALL.E 2: esta herramienta crea ilustraciones a partir de un texto sugerido. Es anterior a ChatGPT, también de OpenAI. Su éxito quizá no era tanto porque las ilustraciones siguen siendo como «dibujos», algunas bastante siniestras, en lugar de ser realistas.
  • Lexica Aperture: es una herramienta competidora de DALL.E y que genera imágenes más realistas. Funciona igual, traduce una descripción de texto en una imagen. También se puede aportar qué no se quiere que aparezca en ella.

Para generar locuciones y vídeos:

  • Prime Voice AI: es la herramienta de ElevenLabs que ha causado tanto revuelo por su grado de perfección. La lectura del Gran Gatsby suena a un locutor profesional, mientras que la imitación de la voz de Emma Watson leyendo el Mein Kampf hizo que se limitara el uso a usuarios de pago.
  • Video Library: es una herramienta que permite crear vídeos con un avatar hablando en el idioma del texto que se proporciona. El avatar puede ser totalmente realista, es decir, puede parecer una persona. En el resultado se da cierto efecto de valle inquietante, es decir, no lograr el parecido máximo con el ser humano produce cierto rechazo.
  • Synthesia: esta herramienta también permite hacer vídeos por inteligencia artificial, cambiando el fondo y generando un avatar de una persona real. Además, permite entrenar a la IA para generar una voz a partir de otra voz que se le proporciona. El resultado es difícilmente distinguible de la persona real, como puedes ver en este artículo.

Trabajos perdidos

Si he dedicado tiempo a recopilar las inteligencias artificiales que he probado (esto significa que hay muchos más productos y que cada día aparece algo nuevo), es porque sus capacidades ya apuntan a los empleos que peligran de forma más inmediata.

Hace realmente muy poco tiempo, compartí en este blog el vídeo de los robots y el tipo de trabajos que peligran: los que contienen tareas repetitivas que se pueden sistematizar fácilmente. Esto parecía dejar libre el espacio de la creación y de trabajos «más elevados», pero no es así.

El refinamiento de las herramientas de generación de texto es tanto que reduce considerablemente los tiempos necesarios para generar cualquier tipo de contenido. Esto pone en peligro los trabajos de escritura no artística: copy, redactor, escritor de discursos, guionista, diseñador instruccional… por mencionar algunos. Como explicaba hace unas semanas, los textos que generan estas inteligencias basadas en modelos de aprendizaje del lenguaje (learning language models o LLMs en inglés) no tienen erratas y están correctamente redactados.

La revolución comenzó, sin embargo, por las herramientas de generación de imágenes: los diseñadores gráficos vieron peligrar sus puestos cuando una obra de arte pintada por una inteligencia artificial, Midjourney, ganó el premio de pintura digital de la feria de arte de Colorado. Siendo anteriores estas herramientas, los resultados a veces son peores: muchas imágenes que genera DALL.E son siniestras y parecen proceder de pesadillas. Por ejemplo:

Imágenes generadas por DALL.E al pedir redes de usuarios o un informático con un portátil y código. Nótese la extraña cantidad de vello en el reverso del brazo derecho.

En cuanto a la generación de locuciones y vídeos, peligran trabajos de actores y locutores para muchos terrenos alejados de las grandes producciones: anuncios, videoclips, vídeos corporativos, vídeos de aprendizaje… Solo hay que ver esta noticia en la que se pide a actores y actrices firmar la cesión de su voz para entrenar a una inteligencia artificial y producir más contenido con ella.

Es verdad que hemos visto a un Tom Cruise indistinguible del real en un vídeo en el que se superpone su cara y voz sobre otro actor. También hemos visto sustituciones de actores que han muerto durante el rodaje, como el caso del protagonista de El cuervo, Brandon Lee. Pero hasta ahora, parecían juegos o utilidades aplicables en caso de necesidad extrema. Sin embargo, pensemos en actores y actrices que no conocemos. Si recupero el ejemplo que he citado antes, cómo Chris Lavigne es capaz de generar un avatar de sí mismo con su propia voz que es indistinguible del Chris Lavigne real, entonces podemos atisbar la pérdida de muchísimo trabajo de interpretación.

Voy ahora más allá: en una formación 100 % en línea, en la que el alumnado no ve al docente si no a través de vídeos, chats y foros, ¿por qué no se va a sustituir a una persona por esta generación de textos, audios y vídeos? Se entiende que el docente tiene unos conocimientos pedagógicos que no se pueden sustituir… ¿o sí? Se puede entrenar a una IA para que tenga estos conocimientos pedagógicos y responda a lo que le plantea el alumnado. Ya he puesto también algún ejemplo en el que ChatGPT escribe preguntas de test mejor que muchas personas, y llevo años redactando y leyendo preguntas de test.


Ayer escuché a la niña pequeña de los vecinos pidiendo cuentos a Alexa de la forma más natural. Alexa iba contando cuentos con una perfecta entonación. Quizá para esa niña, que no pasará de los 5 años, la convivencia con las IA será tan natural que no le parecerá extraño trabajar, por ejemplo, en el diseño de preguntas adecuadas para que la IA dé lo máximo en la generación de su respuesta. O bien trabajar entrenando una voz nueva, un rostro nuevo, de una persona que no existe. A veces parece que hemos llegado al futuro de golpe. Y es lo que me parece ahora.

¿Cuál es tu experiencia? ¿Hablas con Alexa, Siri o con Google? ¿Qué opinas de las creaciones generadas por la inteligencia artificial? Como siempre, muchas gracias por leer y por compartir.

Lo siniestro de la IA

La semana pasada compartí este vídeo donde podéis ver «dobles» humanos bastante realistas, pero con un toque de rareza que revela su artificialidad. También mencioné el valle inquietante. El concepto de valle inquietante es relativamente nuevo, lo acuñó el profesor experto en robótica Masahiro Mori para expresar el rechazo que provoca un androide, un ser antropomórfico, cuando se parece demasiado a un humano. Ese «valle» es el punto mínimo de una curva que mide la reacción de las personas al aspecto de un robot.

Imagen generada con https://lexica.art/aperture, otra de las herramientas de IA que han aparecido.

Cuando la apariencia de un robot está alejada del humano o incluso empieza a ser humanoide (recordemos a C3PO de la Guerra de las galaxias), nuestra respuesta emocional es positiva. Si el robot se acerca más a lo humano, hay un umbral a partir del cual provoca un fuerte rechazo, el mismo que provoca un muerto. Este asco o aversión es mayor si además el robot está en movimiento. Pasado otro umbral, la cercanía del humanoide al aspecto humano es ya tanta que se le valora con los criterios con los que se juzga a otro humano, dejando atrás esa reacción de rechazo. En otras palabras, cuanto menos, y no más, se parezca el avatar o robot a un humano, menos rechazo provoca.

Podemos asociar el «valle inquietante» a «lo siniestro» freudiano. Freud se preguntó qué es aquello que nos da miedo. La respuesta fácil es «lo desconocido», lo no familiar. Sin embargo, también nos pueden dar miedo cosas familiares: los muñecos, la televisión, los payasos, un rincón oscuro… Como bien explica este vídeo de la Oregon State University, los miedos que pudimos tener en nuestra infancia siguen ahí, como sigue el estado del yo Niño, y se revelan en cualquier momento, por ejemplo, cuando un androide parece mirarnos.

Podemos encontrar grandes ejemplos de lo siniestro en los autómatas del siglo XIX que recogen las obras del Romanticismo alemán. El ejemplo que quiero traer, gracias al profesor Arno Gimber, es la obra de E.T.A. Hoffmann, El hombre de arena (Der Sandmann), en la que se basa el ballet Coppelia. En la obra, Nathanaël se enamora de Olimpia, una autómata que parece tan real que él no se da cuenta de que no lo es. Cuando descubre la realidad, se vuelve loco y finalmente muere. Son los ojos (die Augen) lo más siniestro de cualquier autómata, algo a lo que se recurre durante las descripciones de Olimpia. Y son precisamente los ojos lo que delata a un autómata o a un avatar casi humano: a pesar de que pestañean y parecen mirarte, los modernos robots o los personajes creados con inteligencia artificial tienen «algo siniestro» en sus ojos. Como explicó Chema Alonso recientemente en Horizonte, los ojos falsos reflejan siempre el mismo tipo de luz, el reflejo no cambia al moverlos como sí ocurre en una persona real. Esto se percibe inconscientemente y «algo no cuadra». También ocurre que los avatares humanoides tienen facciones simétricas, a diferencia de las caras humanas. Y esto también provoca esa sensación inquietante.

Una barba demasiado azul

La sensación inquietante e incómoda que nos provoca el autómata, el robot, la inteligencia artificial, es la misma que históricamente nos ha provocado una persona extraña. Cuando hay un elemento discordante, la reacción primera de rechazo se cubre con otra cultural, aprendida, de disimulo. Pero en el cuerpo ya se ha dado la emoción de asco o aversión. Clarissa Pinkola Estés incorpora está reacción en su análisis del cuento de Barba azul. En él, muestra las consecuencias de no escuchar la primera reacción: ¿acaso no es extraño que una persona tenga una barba azul? Si en nuestro aprendizaje de niños se nos enseñó a no estar alerta ante figuras peligrosas, e incluso se nos enseñó a respetarlas y a verlas «bonitas», es muy posible que de adultos no sepamos reconocer el peligro potencial.

En el caso de los robots, la barba «demasiado azul» se evita alejándose del modelo antropomorfo, o acercándose tanto a él que resulte casi indistinguible. Esto no solo aplica a rostros humanos, también a voces generadas por inteligencia artificial. Por ejemplo, se hizo viral una voz generada por ordenador por Eleven Labs que leía El gran Gatsby igual que un locutor profesional, con todas las inflexiones de voz esperables. Según cuenta David Mattin, esta herramienta se utilizó para que la voz de Emma Watson leyera el Mein Kampf, lo que hizo que se limitara su uso libre solo 3 días después de su lanzamiento y se entrase de nuevo en el debate de lo ético de la inteligencia artificial.


Estamos viviendo un momento único de avance tecnológico. Por el lado positivo, la cantidad de nuevas posibilidades que ofrece la IA va a suponer un cambio de las reglas del juego. Por el lado negativo, los sesgos y problemas éticos crecen a la par que las aplicaciones de IA. Afortunadamente, las alarmas sobre las cuestiones éticas de la IA han saltado a tiempo y se espera controlar estas herramientas. Mientras, nos toca a los seres humanos identificar la aversión que nos provocan estos aparentes «muertos vivientes» y quizá convivir con ella, o bien decidir alejarnos del modelo antropomorfo e inventar robots e inteligencias diferentes.

Los límites éticos de la IA

Venimos hablando de la inteligencia artificial porque es «el tema». Cada día, encuentro nuevas referencias a la IA, nuevos descubrimientos, funcionamientos más inteligentes. Por ejemplo, observa este vídeo:

Vídeo de inteligencia artificial realizado con https://studio.d-id.com/.

Desde luego, se puede seguir afinando, pero es suficientemente correcto. Quizá tan correcto que entra de lleno en el valle inquietante, del que hablaremos otro día. Tenemos al alcance de la mano la generación de vídeos sin contar con la colaboración de un montón de profesionales que hasta ahora eran necesarios. Es el fin de una época.

Por ejemplo, hace pocos días, Chema Alonso (director digital de Telefónica) publicaba este post donde explica cómo crear un modelo de Stable Diffusion para que te haga selfies en MyPublicInbox. En otras palabras, para que, a partir de 20 imágenes de una persona, se puedan crear vídeos en movimiento y generar cientos de imágenes en todos los estilos.

También hace pocos días, David Mattin, que publica semanalmente la newsletter New World Same Humans, comentaba que Getty Images se había querellado contra Stable Diffusion por entrenar a su inteligencia artificial con su banco de imágenes. La empresa se defiende diciendo que ese entrenamiento no viola ninguna propiedad intelectual, por la forma en la que aprenden las máquinas (aprendizaje profundo). Pero hay más casos de artistas que se quejan de que una inteligencia artificial se haya alimentado con su obra.

El aprendizaje profundo o deep learning es lo que permite a las IA aprender a partir de una fuente de datos. Con el surgimiento del big data (datos masivos) se facilita enormemente la tarea de «entrenar» a un algoritmo para sistematizar un proceso.

Un ejemplo de este aprendizaje es el reconocimiento de imágenes. En 2012, AlexNet alcanzó una tasa de error del 15.3 %. Pues bien, solo 3 años después, se bajó a una tasa de error del 5 %, que es la del ser humano. Por baja que sea esta tasa, hay fallos imperdonables. Fue bastante sonado el error en 2015 de confundir imágenes de personas de raza negra con gorilas. De nuevo topamos con límites éticos. ¿Dónde están los límites éticos y jurídicos?

Un poco de historia

En el número 47 de la revista Harvard Deusto hay un dossier sobre inteligencia artificial. En él podemos leer sobre sus antecedentes. Por ejemplo, Esteve Almirall, profesor en Esade, marca una posible fecha de inicio de la IA: el 11 de mayo de 1977. Ese día, el ordenador Deep Blue, de IBM, venció a Kaspárov al ajedrez. En años sucesivos, distintas IA vencieron a los campeones de juegos como Jeopardy! o Go.

Ya recientemente, surgieron los coches autoconducidos de Tesla, donde surgen grandes cuestiones éticas. En ciertas circunstancias de la conducción, un coche autónomo puede tener que decidir entre la vida de sus pasajeros o la vida de los transeúntes que cruzan. ¿Cuál es la decisión correcta? Depende de muchos factores. En una persona, el impulso siempre será inconsciente, animal. Si bien se alimenta a la IA con modelos probabilísticos, la reacción final varía según la situación. Además, ¿quién sería el responsable de este accidente?

El cine ha mostrado magistralmente las implicaciones de que una inteligencia artificial se escape al control humano. Cómo no recordar a HAL 9000, ese robot que controla la nave en 2001: una odisea del espacio. Hay muchos otros ejemplos. En Robocop, antes de crear al robot cibernético se presenta en una reunión un robot que controla la delincuencia en las calles. En esta presentación, se pide a uno de los asistentes que amenace al robot con un arma. Entonces, pide: «Tire el arma al suelo, tiene 20 segundos para obedecer». La persona tira el arma, pero el robot no lo percibe, y continúa la cuenta atrás: «¡Tiene 15 segundos!». Mejor verlo:

Límites éticos de la IA

Como hemos visto, en distintos campos encontramos esos límites éticos que se plantean en la expansión explosiva e imparable de la inteligencia artificial.

El World Economic Forum identificó en 2016 una serie de conflictos éticos del cambio tecnológico, que son los que más o menos preocupan al ciudadano: cómo afecta al empleo, quién se beneficia del valor añadido producido por la IA, cómo interactuamos con las máquinas y, sobre todo, cómo evitamos los errores y el sesgo de la IA.

David Mattin apunta a la necesidad de que otra IA supervise los límites de la IA, que sea un proceso entre máquinas. Pero estoy de acuerdo con lo que comenta Josep Valor en la revista Harvard Deusto:

La responsabilidad última siempre tiene que recaer en un humano [o en una corporación, añado].

Josep Valor

Para comprender los sesgos y errores de la IA, hay que recordar que los algoritmos los crean personas (por ahora) y que las bases de datos de las que se alimenta son también humanas (obras humanas, resultados de conductas humanas, decisiones humanas, etc.). El carácter de injusticia que tiene la historia entra de lleno en estos datos. Corregir esa injusticia no es fácil. Hoy día, los anuncios de IA que vemos al navegar por Internet, siguen dependiendo de nuestro sexo y raza, según estudios como el de Latanya Sweeney, una profesora de Harvard.

Los sesgos se perpetúan en las IA entrenadas para seleccionar personal. Según comenta Konstantina Valogianni, profesora en IE Business School, el algoritmo de Amazon para selección de personal tuvo que ser suspendido porque «aprendió inadvertidamente a excluir las solicitudes de mujeres».


Pensemos sobre esto: una herramienta muy novedosa, inquietantemente eficiente, de pronto se basa en datos que son muy antiguos, injustos. Esto me trae a la mente la escena en la que se levantan las tumbas del cementerio indio en Poltergeist: por muy nuevas que sean las casas construidas, descansan sobre un suelo lleno de muertos, y la paz de sus almas se perturba. La IA viene a enfrentarnos a nuestros muertos, a esas injusticias que pensábamos que habían quedado atrás.

Si solo queda el recuerdo

Una mujer joven regresa al hogar familiar con su hermano y su madre, a la vuelta de una estancia en Suecia. Decide emprender el proyecto de convertir ese hogar caótico, anárquico y lleno de trastos en un espacio minimalista que acoja su propia oficina. Este es el argumento de Feliz año pasado, una película tailandesa que vi recientemente en una iniciativa cultural: Cine invisible V.O. Al principio, la protagonista hace lo fácil: qué mejor forma de dejar ir el pasado que meter rápidamente todo en bolsas, cerrarlas y desecharlas. Ella misma lo dice:

Ojos que no ven, corazón que no siente.

Conocido refrán.

En un momento dado, estando con su amiga Pink, que es quien va a ejecutar la reforma, decide tirar a la basura un CD porque ya no hay dónde escucharlo. Su amiga abre la caja del CD y le muestra la nota que hay dentro: una dedicatoria de la propia Pink. Ver cómo quiere tirar el regalo como si fuese basura ofende a su amiga y despierta en la protagonista aquello que deseaba evitar:

Antes de deshacerte del pasado, debes mirarlo y despedirte de él.

A partir de ahí, reabrir las bolsas de basura y mirar dentro, objeto por objeto, se convierte en un proceso doloroso en el que la protagonista tiene que enfrentarse a su propio dolor, cuando encuentra objetos que pertenecen a distintas personas. Entre ellos, están las fotos que se hizo con su exnovio, a quien dejó sin ninguna explicación al irse a Suecia. Y está el gran piano, la evidencia de la ausencia de su padre, el piano al que su madre se aferra porque es la última prueba, el último recuerdo tangible, de un pasado mejor, de un hogar feliz.

Por momentos, se superponen imágenes del resultado final, el espacio blanco, aséptico y minimalista, a imágenes del estado actual, sucio, desordenado, incómodo… pero cercano y conocido. Qué duda cabe: el salón sin el piano queda mucho más despejado que con el piano, el piano «no pega» con el nuevo estilo minimalista; hay que deshacerse de él.

El hermano de la protagonista (cuyo nombre no recuerdo, todo eran nombres muy cortos, como Nim, Nao, Aim…) ve unos vídeos de Marie Kondo, y se fija en la frase que más repite:

Deja ir aquello que no despierta tu alegría (doesn’t spark joy).

Marie Kondo.

Pero para el hermano, todos los objetos que ve despiertan su alegría. En ese momento, muestra a su hermana una foto en la que se ve a la familia feliz que fueron, o que al menos fueron en el momento de la foto: el padre al piano, la madre cantando, los niños felices. Era el cumpleaños de la protagonista, pero ella no lo recuerda, se ha ocupado de ocultarse ese recuerdo que ahora es doloroso.

Cuando hay más pasado que futuro

El proceso que a la chica y a su hermano les es necesario, dejar ir el pasado y abrirse al presente, a la luz y a lo funcional, es perjudicial para su madre, porque ya solo le queda eso. Pasa los días cantando con un viejo karaoke al lado del piano que solo sabía tocar su exmarido, anclada en un pasado sin presente ni futuro. Cuando las personas alcanzamos ese momento de la vida en que empieza a haber más pasado que presente, ¿qué culpa podemos tener en tratar de aferrar aquello que fue, lo viejo conocido? Cada vez es más difícil abrirse a lo nuevo, acoger la incertidumbre, cada vez nos encuentra con un cuerpo más cansado, con una mente más saturada, con una sensación mayor de extrañeza ante lo desconocido. Quizá a esa mujer solo le quedaba ese piano. Quizá a otra mujer, que se calienta en su casa con una estufa de butano, solo le quedan las fotos en blanco y negro de muertos, junto con unos adornos anacrónicos y heterogéneos de los que no puede deshacerse, porque entonces corre el riesgo de olvidar quién era y qué hacía.

https://www.insconsfa.com/

Cada día, dejar ir

El pasado no solo está en los objetos que nos rodean, en los recuerdos que aún despiertan sentimientos. El pasado está, sobre todo, en nuestra mente. El pasado nos permite comprender el presente: sería imposible reconocer lo que nos rodea si el cerebro no estuviese preparado para registrar memorias. Por tanto, el pasado es un gran guía. Pero también es lo que nos impide acoger lo que cambia, lo nuevo. La sensación de incertidumbre es frecuentemente desagradable. Es mucho más incómodo, cansado y duro estar en una situación constante de desconocimiento sobre el siguiente paso a dar; es mucho más estresante. Pero esto empeora y se convierte en inasumible cuando, consciente o inconscientemente, dejamos de mirar la realidad para acomodarnos en lo viejo conocido. Es una colección de pensamientos y recuerdos, que, al decidir soltarlos, serían equivalentes a llenar cientos de bolsas de basura física. Por tanto, es mucho más fácil, cada día, ir mirando a lo que fue pero ya no es, dándole las gracias (a lo Marie Kondo) y dejándolo ir. Son pequeñas despedidas, un pequeño trabajo diario: se va el tiempo, se van las oportunidades, se van personas, se van formas de hacer una tarea. En su lugar, tiempo nuevo, nuevas oportunidades, otras personas, formas distintas de trabajar. Sean mejores o peores, se acaban imponiendo. Tratar de permanecer en una ceguera elegida es un esfuerzo adicional.


De nuevo, cada persona es libre de elegir a qué se aferra. En ocasiones, los cambios chocan tanto con la propia forma de ver la vida que no se consiguen digerir. Y se puede seguir adelante en una especie de realidad paralela, apoyada en esos objetos de antaño. Por ejemplo, yo sigo teniendo muchos CD que no tengo dónde escuchar, incluso algunas cintas. Tengo libros que sé que no volveré a leer. Y tengo esos adornos inservibles que me siguen acompañando, cuyo valor es solo sentimental. ¿A ti también te pasa? ¿Te rodeas de pasado? ¿O eres de las personas a las que les es muy fácil dejar ir? ¿Estás a gusto en espacios minimalistas? Me encantaría leerte en comentarios. Comparte libremente. Muchas gracias por leer.

Los límites de la IA… si los tiene

La semana pasada os hablaba de chatGPT para la creación de contenidos. Se ha pasado de verlo como una herramienta para pasar el rato a una herramienta que ahorra tiempo en distintos procesos y trabajos, dependiendo del entrenamiento que tenga esa inteligencia. Como simple usuaria, compruebo que los resultados son suficientemente buenos para apoyar el trabajo de redactores y revisores, con la alta posibilidad de sustituir a algunos de ellos en poco tiempo. La redacción de los textos es correcta ortográficamente y «neutra», algo que se pide mucho: sin ningún sesgo o tono especial. Por cierto, también se puede pedir que añada el tono o enfoque que queramos.

Empecé a preguntarme si la inteligencia artificial sería capaz de elaborar un texto literario de cierta calidad. Para comprobarlo, le pedí un poema al estilo de Francisco Brines, sin añadir mucho contexto. Este es el resultado:

Como se puede apreciar, es un poema bastante malo, muy alejado de la capacidad de este gran escritor. Eso sí, si se le pide a un alumno de Secundaria que escriba un poema y entrega este, se podría pensar que es bastante correcto, si bien hay alumnado de esta edad que ya despunta y escribe mejor. Un profesor puede darse cuenta de que un texto no se corresponde a la forma habitual de escritura de un alumno, pero quizá no tanto de que el texto lo ha generado un «no-humano».

En la misma línea, hice otra prueba muy breve, le pedí una descripción de un personaje famoso al estilo de Galdós. Este es el resultado:

Esta última explicación como excusándose es la que me resulta llamativa, no tanto la descripción. Puedo añadir que mi pregunta era desde el estado Adulto, pero su respuesta es desde el estado Niño: es la típica forma de excusarse de una persona. Un poco siniestro.

Por último, le pedí escribir un diálogo entre una persona introvertida y una extrovertida, este es el resultado:

De nuevo, es un contenido bastante plano, «neutro» y que dice poco, pero con un poco más de contexto, chatGPT podría crear un diálogo más complejo y que se podría reutilizar para un guion.

Imitando a Cervantes y Pérez Reverte

En el programa de Página 2 del 24 de enero, se habló de la inteligencia artificial como creadora de contenidos literarios, a raíz de la presentación de Incompletos, el nuevo libro de José Carlos Ruiz, que en sí mismo, parece altamente recomendable.

Y es que se hicieron varias pruebas alimentando a una IA con textos de Cervantes, creo recordar que con El Quijote. En otra experiencia, realizada por Chema Alonso (director digital de Telefónica), se alimentó a la inteligencia artificial con varias obras de Arturo Pérez-Reverte, y se le pidió elaborar un relato con su estilo. En ambos casos, parece ser que se obtuvo un texto que coincidía plenamente con el estilo del autor y que podía pasar por suyo.

Cuando se inventa cosas

De todo lo que he podido experimentar, lo que más me ha impactado es que la inteligencia artificial se haya inventado partes de la información, algo de lo que advertían varios artículos que compartí en el post anterior. Por ejemplo, le pregunté por unas siglas que aparecían en un contenido de Informática. Entonces, me «contestó» que eran acrónimos de dos empresas, con las palabras que los formaban. Cuando quise ampliar esta información buscando las páginas web, solo existía la primera empresa, la segunda se la había inventado. Es decir, había utilizado un acrónimo que era el nombre de un comité creado por la empresa real y había puesto las palabras «que le había parecido» para cada inicial. Esto me pareció siniestro.

Porque puede llegar un momento en el que las noticias que leamos «en Google» sean todas inventadas y sea imposible contrastarlas. Sé que a los niños en primaria les explican ya cómo distinguir una noticia real de una falsa. Sin embargo, cada vez es más difícil este ejercicio, personas formadas e informadas encuentran grandes dificultades en distinguir información de desinformación. Imaginemos ahora un futuro cercano en el que las inteligencias artificiales generan la mayoría del contenido al que podemos acceder por Internet, hasta el punto de que se convierten en la primera fuente de información. Me pregunto: ¿cómo vamos a poder contrastar sus invenciones?


Es difícil evitar la fascinación por la inteligencia artificial, porque produce rostros, voces y textos que son muy difíciles de distinguir de los producidos por un humano. Son bastante conocidos el anuncio de Cruzcampo con el rostro de Lola Flores sobre una actriz o los vídeos deep fake en TikTok de Tom Cruise, realizados sobre otro actor, tan convincentes que realmente parece que estamos viendo y oyendo al verdadero Tom. En un ámbito más modesto, he visto que se pueden generar voces a partir de un texto y suenan del todo «naturales», «orgánicas», un poco como la voz de Google Maps, cada vez más «humana». ¿Dónde está el límite? ¿Hay límite?

Al día con la tecnología: IA

Llevamos años oyendo hablar de la inteligencia artificial, pero este año comienza con una explosión de su uso. En particular, chatGPT genera textos de manera autónoma, respondiendo a las preguntas del usuario, generando contenido y ayudando en la elaboración de textos de todo tipo.

Al principio se comentaba que esta herramienta era muy limitada y que su nivel de profundización en la escritura era el de un alumno de secundaria. Sin embargo, eso fue «ayer». Hoy, chatGPT está entrenado porque miles de usuarios le están dando constante información.

Para estar al día con la tecnología, he hecho mis pruebas y las he aplicado a la generación de contenidos para formación online. Sinceramente, su capacidad es muy sorprendente: el contenido se elabora con corrección (sin erratas), expresiones correctas y en el formato que se quiera: resumen por puntos, elaboración de un guion de vídeo, tablas, preguntas de test… Veamos un ejemplo:

Sí, esta información la podemos encontrar en distintos artículos y está escrita de forma muy generalista. Sin embargo es correcta y 100% original.

Vamos con otra prueba. Una de las dificultades principales en los cursos online es generar preguntas de test que sean relevantes. Como ya hemos visto en este blog, lo habitual es que se escriban enunciados incompletos y que se reconozca claramente la opción correcta por ser más larga y detallada que el resto. Suelen completarse las opciones con «Todas las anteriores», «Ninguna de las anteriores» cuando al autor no se le ocurre nada mejor. Pues bien, esto es lo que me da chatGPT sin darle ningún contexto previo:

En este caso, la respuesta correcta es clara, por ser la más completa. La opciones no son homogéneas. Aun así, puedo afirmar, tras muchos años en el sector del e-learning, que esta pregunta está bastante bien planteada.

Voy a poner un ejemplo más. En ocasiones, en la formación online se reciclan contenidos anteriores que no se pueden editar o, al copiarlos para editarlos, pierden el formato. Para el primer caso, ya desde hace tiempo existen las tecnologías OCR, que permiten transcribir el texto de una imagen. Esto también lo sabe hacer chatGPT si la imagen está en Google Drive o en Dropbox. En mi caso, tenía un contenido que, al pasarlo a otro documento, se le quedaban todas las palabras juntas. ChatGPT me ayudó a resolver esto rápidamente:

Otros tipos de IA

La generación de textos es en lo que me he centrado hasta ahora, sin embargo, la inteligencia artificial también produce imágenes y voces cada vez más realistas, incluso vídeos de personas contando algo, en los que la persona no existe y lo que cuenta es un texto que se ha podido generar con inteligencia artificial.

Imagen generada con DALL.E: «Una persona hablando con un robot en una escena realista en 3D».

¿Cómo reaccionamos ante esto?

La reacción de las personas ante el uso de la inteligencia artificial (IA) para crear contenido puede variar ampliamente. Algunas personas pueden verlo como una herramienta valiosa que puede ayudar a aumentar la eficiencia y la calidad del contenido, mientras que otras pueden tener preocupaciones sobre la posibilidad de que la IA reemplace a los trabajadores o genere contenido que carece de originalidad o sentido común.

En general, el uso de la IA para crear contenido ha sido muy útil en tareas específicas como:

  • La generación de texto.
  • La traducción automática.
  • La creación de imágenes.
  • La generación de música.

Sin embargo, como decía, muchas personas temen que el uso de la IA para crear contenido pueda conducir a la pérdida de empleos y a la homogeneización del contenido debido a la falta de creatividad y originalidad.

Algunos temen que el uso de la IA para crear contenido pueda conducir a la difusión de noticias falsas, contenido engañoso o contenido generado automáticamente que no tiene en cuenta la perspectiva humana, ética o moral.

En general, es importante considerar tanto los beneficios como los riesgos potenciales del uso de la IA para crear contenido y trabajar para garantizar que se utilice de manera responsable y ética.

Referencias

Para comprender la inteligencia artificial y cómo se puede utilizar, revisé varios artículos, aquí pongo una muestra de ellos:

Learning Design 3.0. En este artículo se habla del impacto de la IA en el diseño de experiencias de aprendizaje, y se apunta a distintos programas de IA que permiten realizar distintas tareas.

6 Ways AI Can Support Your Content Creation. Este artículo se centra más en las formas en las que se puede generar contenido (no específicamente formativo) con el apoyo de herramientas de IA.

Usos de chatGPT: una lista de comandos para mejorar tu vida. Este artículo muestra bastantes opciones a la hora de utilizar chatGPT. Digamos que sirve para todo.


La inteligencia artificial ha venido para quedarse, supone una revolución en el mundo digital y específicamente en la formación online y es un carro al que pienso que hay que subirse. Es un reto superar en creatividad y precisión a una herramienta tan potente. Quizá sea mejor idea hacer aquello que los robots no van a poder hacer nunca, algo de lo que ya hemos hablado hace poco.

Por cierto, hay partes de este artículo generadas con inteligencia artificial. ¿Podrías distinguirlas?

¿Qué te parece todo esto? ¿Has hecho pruebas con chatGPT u otra inteligencia artificial? Me encantaría leer tus comentarios y que compartas este artículo con quien quieras. Gracias por leer.

La ducha de agua fría

Hace poco que sigo en Twitter a un neurobiólogo profesor de Stanford, Andrew D. Huberman. He leído tuits suyos de temas que ya conocía desde hace tiempo, por ejemplo, la importancia de (idealmente) despertar con luz natural, o al menos ver luz natural por la mañana, o, como mínimo, tener bombillas de espectro total. Es algo de lo que hablaba el fallecido David Servan-Schreiber, médico autor de Curación emocional y de Anticáncer, libro que hemos mencionado en este blog.

Pues bien, el doctor Huberman también propone ducharse o bañarse con agua fría de 1 a 3 minutos nada más levantarse por la mañana, incluso antes de ver luz natural. Es curioso porque resulta que hay una corriente al respecto. Y como dice el mismísimo Galdós:

…no hay colectividad, por mala que sea, en la cual no haya algo bueno.

Galdós en Los ayacuchos.

El propio Pedro Ruiz aparece hace pocos días bañándose en una piscina, con 6º de temperatura. Realmente recomiendo verlo porque no solo se mete en agua fría, sino que lo hace como un nadador profesional.

Imagen de Ryan McGuire en Pixabay.

¿Cuáles son los beneficios de bañarse en agua fría? ¿Es una moda o realmente interesa añadir esta práctica a nuestros hábitos?

Beneficios de ducharse con agua fría

Si tecleas en Google «beneficios de ducharse con agua fría», encontrarás varias páginas que listan casi los mismos beneficios. Muestro un compendio a continuación:

  • Activa la circulación sanguínea.
  • Activa el sistema de alerta del cerebro (libera noradrenalina y dopamina), lo que hace que la persona esté más despierta.
  • Produce una aceleración cardiovascular.
  • Fortalece el sistema inmune.
  • Mejora la recuperación tras el ejercicio.
  • Tiene un efecto antiinflamatorio.
  • Favorece la concentración y el ánimo, aliviando los síntomas de la depresión.
  • Acelera el metabolismo.
  • Alivia las piernas cansadas y ayuda a combatir las varices.
  • Activa las terminaciones nerviosas de la piel, tonificándola.
  • Previene la caída del cabello.

Desde luego, con este listado de beneficios, merece la pena plantearse la práctica. Aquí puedes leer la explicación completa de Andrew Huberman.

Sin embargo, el neurobiólogo da más importancia a ver la luz solar, incluso en días nublados, recalcando que no se trata de mirar al Sol fijamente. Y yendo más allá, Andrew Huberman habla mucho, mucho, de meditación.

La importancia de la meditación

Existen técnicas de meditación que son milenarias. Las más conocidas son el yoga, el zen, el tai chi, el chi kung… Hace unos años se despojó a estas técnicas de todo componente religioso o esotérico y se les añadió evidencia científica. De ahí nació el mindfulness. El mindfulness o conciencia plena, ha tenido un esplendor mucho más corto, de manera que seguimos encontrando las técnicas de meditación ancestrales pero no tanto esta nueva.

El doctor Huberman tiene muchísimos materiales relativos a la meditación en su página web, tanto entrevistas a otros profesionales como podcast que él mismo publica (es un «youtuber pro», como diría mi sobrina). Puedes escuchar un ejemplo aquí.

El guía interno

Cualquiera que sea la evidencia científica de los beneficios o los inconvenientes de un hábito, afortunadamente seguimos teniendo libertad de elección, como adultos autónomos. Ya Zygmunt Bauman habló en Modernidad líquida de ese humano que se tenía que ganar cada día el derecho a ser y estar. A pesar de esto, cada adulto tiene el criterio suficiente para comprobar en sí mismo si un hábito nuevo le funciona, o para decidir no ponerlo en práctica en absoluto.

En los días que vivimos, parece ser que, si un científico no confirma lo que ya se sabía, deja de saberse. Tengo una sensación de empobrecimiento de la cultura y el conocimiento, por este filtro obligatorio de la ciencia. De nuevo, solo si el mensaje viene de un «experto» es lícito. Y creo que esto limita mucho las habilidades de la intuición, el descubrimiento por casualidad (el ¡eureka!), la creación loca… Pensar que todo, incluso las películas y las novelas, tiene que estar filtrado por la ciencia, reduce el producto final, lo hace aséptico y mucho más aburrido.

Así que es interesante recordar la autonomía que como adultos tenemos, que no se ha tenido históricamente y que se puede perder en sistemas más restrictivos en el futuro.

Una vez considerado esto, ¿te animas a probar esa ducha de agua fría? Puedes contar tu experiencia en Comentarios. Como siempre, muchas gracias por leer.

15 cumpleaños de este blog

Este año (2023), el blog que estás leyendo cumple 15 años. Quince años escribiendo sobre temas diversos, como:

con el denominador común del desarrollo personal.

Este año me propongo organizar todo lo que he ido recogiendo, quizá en menos categorías, o bien presentar una página de inicio estática para que cada internauta (esta palabra ya me suena antigua) vaya directamente al tema que más le interese.

tarjeta de cumpleaños de este blog

Aún se valora la especialización

He observado que los blogs y las cuentas de Twitter que más éxito tienen son los que hablan de un único tema, por ejemplo, el conocido blog de 20 minutos Yo soy tu profe, de Miguel Ángel Ruiz, con quien he tenido la enorme suerte de trabajar para el programa Aprendemos en Clan, con Training Wheels. Otro ejemplo es mi guionista de referencia, Javi Meléndez, que tanto en Yorokobu como en su propio blog, La solución elegante, destila sus «caramelos» de sabiduría sobre los guiones, con una alta capacidad pedagógica. En Twitter, tenemos a Peli de tarde, totalmente especializado en las películas de sobremesa de los principales canales y sus siestas asociadas, o Modelos con ciática, que muestra las posturas totalmente ridículas que tienen que hacer en muchas ocasiones las modelos de ropa.

Aún así, ha habido y hay personas que se pueden permitir, por su prestigio, comentar sobre temas que no son su especialización. Un ejemplo claro era Eduard Punset, economista que tenía un gran interés en la ciencia y poco a poco se dirigió a su área de interés, presentando un programa de entrevistas a científicos y llegando a escribir libros sobre lo que descubría gracias a ellos. Si sigo por los economistas, otro que era claramente versátil y brillante era José Luis Sampedro, quien hacía su «trabajo de economista» como fuente de ingresos principal y se levantaba todos los días a las cuatro de la mañana para escribir, su «segundo trabajo». En esta línea, un tercer economista (y ya me va pareciendo que no es casualidad), Nassim Taleb, tiene una rica cultura, y lo mismo habla de su área de experiencia, que es la estadística y la predicción en Economía, que de sucesos históricos de las culturas mediterráneas (y de muchas, muchas cosas más).

Soy un hombre del Renacimiento

Encuentro cómodo decir esto. Si dijera que soy una mujer del Renacimiento, quizá no me estaría dedicando a tratar de conocer el mundo por todas sus esquinas. Que alguien sea «un hombre del Renacimiento» significa que toca varias áreas y en todas hace sus pinitos. Un ejemplo claro es Leonardo da Vinci, que fue pintor, escultor, inventor, anatomista… Si viviera en esta época, ¿aceptaríamos que tuviera palabra en tantos campos del conocimiento?

Así, este blog es todo menos especializado. Puede que tenga una tendencia, puede que los temas que trato estén relacionados entre sí, puede que pierda lectores cuando dejo de lado el desarrollo personal puro y entro en otros campos, pero creo que al final se forma un puzzle interesante en el que hay un sentido, una imagen global.

Pienso que cuando alguien se pone a buscar en un camino, en otro, en dos a la vez, en tres a la vez, etc. es porque tiene sed de conocimiento, quiere explicarse el mundo y explicarse el comportamiento humano y los investiga de una y mil maneras. Creo que este era el caso de da Vinci y, salvando las distancias, el mío propio.

Y es que, cada vez que trato de enfocarme en un solo tema, acabo atendiendo a varios de ellos, conectándolos, cruzando información, viendo semejanzas en lo diferente y diferencias en lo similar. Y esta es una de las capacidades humanas que no se valoran lo suficiente. Pienso que la especialización debe quedar atrás, porque la especialización es cosa de robots, tal como se explica en la segunda parte de Mi empleo, mi futuro:

Te recomiendo ver también la primera parte de #miempleomifuturo.

Lo que nos hace humanos

Si has visto el vídeo, lo que nos hace humanos son esas capacidades «anti-robóticas», como conectar información, responder de forma creativa en la incertidumbre, trabajar con emociones y tener un pensamiento crítico. Frente a ellas, nos han educado en la especialización, la repetición de la misma tarea, trabajar bien con datos y cumplir órdenes. En bachillerato (finales de 2º de BUP en mi época, con 15-16 años) obligaban a la gente a elegir un camino: ciencias o letras. Mientras que algunas personas estaban encantadas de librarse por fin de lo que no les gustaba nada, otras como yo tuvimos un gran sufrimiento para decidir entre dos cosas que nos apasionaban por igual.

«¿Cómo voy a elegir matemáticas o literatura? ¡Yo quiero matemáticas y literatura!»

Yo en 2º de BUP.

Desde entonces, el agobio por tener que decantarme por las ciencias o por las letras fue en aumento. Llegué a un COU «científico-tecnológico» que me obligó (y es así) a estudiar una carrera a la que se pudiera acceder desde ese COU, a pesar de que mi primera opción fue Periodismo. Acabé en Económicas, que, precisamente, tiene esta curiosa mezcla entre ciencias y letras (es una ciencia social), suficiente para mí cuando se completó con la parte más interesante: la que explica el comportamiento humano en sus decisiones económicas.

Me he ido resistiendo a la especialización, aun así, he acabado siendo una profesional especializada, lo soy en la formación online, en la que llevo desde 2010 y de la que de vez en cuando hablo en el blog en la categoría «Aprendizaje». Claro, puede que fuese una persona más prestigiosa en mi sector si solo escribiese sobre esto, y estuviese dedicando sesudas palabras a «los entornos de aprendizaje», «las situaciones de aprendizaje», «las rúbricas», «el aprendizaje constructivista», etc.

Sea como fuere, en mi tiempo libre he seguido dedicándome «a todo lo demás», con ese comportamiento humano de conectar saberes, de indagar más, de leer aquí y allá e irme formando una idea del mundo y de la vida. Y por eso, este blog es «aprendizaje y todo lo demás», con ese subtítulo de «desarrollo personal» tan denostado.

Somos complementarios

El último rasgo que se menciona en el vídeo es que los robots no cobran ni descansan, mientras que los humanos, sí. La educación tradicionalmente se ha basado en un sistema competitivo que compara notas (de hecho, uno de los elementos de juego que se introduce en la gamificación es un listado comparativo de la puntuación del grupo, para «picarse»). Es humano competir y es humano complementarse y cooperar. Según la teoría de juegos, la estrategia ganadora de un juego es empezar cooperando y después responder a la estrategia del otro jugador. La cooperación y el trabajo en equipo hacen que el todo sea mayor que la suma de las partes, no somos individuos aislados, sino interconectados: todos con el mismo destino colectivo.

Esta última faceta humana la contemplo cada vez más en el blog, y seguiréis leyendo sobre ella.


En resumen, este año me propongo que el blog quede más claro y que cada lector pueda encontrar más fácilmente los temas que le interesan. Además, me propongo organizar mejor las categorías y enfocarlas hacia algo, conectarlas, o englobarlas en algo mayor. Ya veremos, porque, siguiendo el manejo de lo impredecible, será algo que «surgirá». Muchas gracias por leer un año más.

Los propósitos de año nuevo

En el fin de año de 2020, mi familia y yo comentamos que era imposible que el siguiente año fuese a ser peor. Pero 2021 fue un año tan duro o más que 2020. En el fin de año de 2021 ya no nos atrevíamos a afirmar nada: ¿podía, realmente, ser peor 2022? Lo cierto es que estamos a las puertas del fin de este año y sí, podía ser al menos tan malo. Cuando echas la vista atrás, te das cuenta de que, cosas que consideraste malas, comparadas con otras que sucedieron después, resultan ser hasta positivas por comparación. De manera que una forma de relativizar los sucesos de la vida es echar la vista atrás y ponerlos en perspectiva.

En Qué bello es vivir, George Bailey, cada vez que baja o sube la escalera, se queda con un pomo en la mano, un pomo que está mal ajustado, algo que acaba por hacerle perder los nervios. Pero en un momento dado, cuando ya está de vuelta de esa otra vida «sin él» que le muestra el ángel, al volver a pasar por la escalera y quedarse con el pomo, lo besa.

Imagen tomada de https://nestinteriordesign.net/blogs/news/building-the-baileys-its-a-wonderful-life-style.

Reparar en lo que fue bien

A finales del año pasado, recibí un meme en el que se aconsejaba apuntar en papeles lo bueno que se recibe de la vida e irlos metiendo en un bote. Al final del año, encontrarías todos esos regalos de la vida en los que en el día a día no reparas. Pues bien, me propuse recoger cada semana en una agenda tres regalos de la vida. La mayoría de las semanas, tenía más de 3 cosas por apuntar, mientras que muchas otras, me costó llegar a ver 3 cosas positivas.

Ahora recupero esas notas de un año completo y he sacado estas conclusiones:

  • La mayoría de «regalos de la vida» fueron acontecimientos con personas cercanas. Nada de grandes celebraciones, más bien, tardes tranquilas, conversaciones por teléfono, tomarse un aperitivo, ver un espectáculo de impro… Tener todo lo que se necesita suele ser lo menos valorado, o que haya personas en tu vida «que siempre están ahí»: ambas cosas se dan por hechas. Tomar conciencia sobre lo que ya se tiene hace más liviano un año duro.
  • Otros regalos fueron cuando salí de mi zona de confort para hacer algo que no había hecho nunca. De hecho, he tenido mucho de esto este año, en todas las áreas: ha sido para mí un cambio radical de forma de vida.
  • Algunos regalos muy grandes provienen de fuera y simplemente queda aceptarlos (o rechazarlos). Por ejemplo, uno de los momentos que me pareció un gran regalo fue el fin de las mascarillas en la mayoría de los espacios, el 20 de abril. Los meses anteriores de este año tuvimos que ir con mascarilla a todas partes, incluido el gimnasio.

Esta práctica de apuntar cada semana tres sucesos, acontecimientos, personas o desafíos que supusieron regalos, me ha llevado a tener más conciencia de que las cosas buenas de la vida se relacionan con el contacto con otras personas, principalmente las más cercanas, y con desafiar los propios límites. En menor medida, también, con aceptar lo que llega.

The world is a rich tapistry, my friends.

Saul en Better Call Saul.

Como os decía, hay semanas que «el Sol» (que haga sol o poder pasear al sol, o incluso ver el sol por la ventana) puede ser un regalo, sobre todo cuando ha habido varios días con niebla, o nublados, o lloviendo mucho. Es como ese pomo de la escalera de George Bailey: tras ver lo que habría pasado si él no hubiera nacido, que se desencaje el pomo es hasta gracioso.

Ser capaces de relativizar también ayuda a poner los sucesos en perspectiva, especialmente los negativos.

Yo misma.
Este es el meme que ha inspirado esta entrada de blog.

¿Te animas a tomar notas con lo bueno que te vaya sucediendo cada semana de 2023? ¿Qué reflexiones te surgieron al leer esta entrada? Como siempre, muchas gracias por leer y compartir. Feliz Año, querid@s lectores.