Mis queridos marcianos

Este puede ser el primero de una serie de posts o quedarse en un único post sobre aquellas personas que, en algún momento social, nos sentimos como marcianos y nos cuesta adecuarnos a lo que está pasando.

Como no sé si esto continuará, voy a hacer un resumen de lo que tengo en mente cuando hablo de mis queridos marcianos.

Retrato fotográfico de Nikola Tesla, uno de mis marcianos queridos

Marcianos famosos

El origen de esta idea fue observar que hay marcianos que, a pesar de su extraña personalidad, llegaron a hacerse famosos. Se han hecho varias películas que tienen un protagonista marciano, porque son seres muy peculiares, con cierto magnetismo pero ningún carisma. Algunos ejemplos:

La característica común es que estas personas tienen muchas dificultades de relación, son diferentes y tienen una forma de ver el mundo muy particular. Esto les puede llevar tanto a grandes descubrimientos como al aislamiento, pero siempre experimentan la incomprensión y una cierta desconfianza por parte de los demás.

Marcianos en Twitter

Llevo un tiempo valorando dejar otra de las redes sociales habituales, Twitter. Se debe a lo siguiente: yo sigo alrededor de 300 cuentas, sin embargo, Twitter me presenta contenidos de unas 10.

A mí me gustaría leer a los otros 290 individuos que también tienen algo que decir. No es que los otros 290 no publiquen nada, es que Twitter no me lo muestra. Si sigo bajando la pantalla buscando otros tuits, sigo encontrando tuits de las mismas personas, esos 10, y escasamente algún tuit de otro que no esté en esa lista misteriosa que Twitter ha considerado «de mis amigos».

Pues bien, los «amiguitos» que me ha buscado Twitter son muy interesantes; sin duda, muchos de ellos son también marcianos. Y me pregunto:

¿Se ha dado cuenta Twitter de que yo soy marciana también? ¿Quién diseñó esos algoritmos, otros marcianos?

Marcianos por test de personalidad

Hace un tiempo descubrí un test de personalidad que clasificaba a las personas en 16 personalidades. Yo resulté ser una de las menos frecuentes, la INFJ. Luego encontré que había personas y grupos que dedicaban bastante tiempo a explicar por qué la vida de un INFJ es tan especial, qué dificultades tenemos, cómo comprendernos, etc.

Es parecido al test de personalidad altamente sensible (PAS), otro grupo de marcianos interesantes. O también a las clasificaciones como el test VAKO de la PNL o el eneagrama cuando no se encaja claramente en ninguno de los tipos.

En definitiva, existen varias herramientas que te pueden ayudar a «certificar» y constatar que eres un marciano. Una vez lo has descubierto (si es que no lo sabías ya), puedes relajarte y decir:

Me permito ser como soy, paso ya de intentar parecer «normal» cuando en realidad es aburrido y, por definición, mediocre.

Por otro lado, no por ser marciano eres «más especial» que otro que no lo es. Algunos marcianos de los mencionados dedican mucho tiempo a una forma de razonamiento que no es beneficiosa, del tipo:

Como yo soy especial, el resto del mundo debe conocer mi diferencia y, de algún modo, ponerla en un pedestal. Soy una persona única.

En realidad, pienso que es mejor quitarse importancia, no aferrarse a los rasgos de personalidad atípicos para blandirlos contra otras personas que no los tienen o para justificar quién se es y dónde se está. No somos tan importantes… Tan solo un poco marcianos/as.

Marcianos en un entorno que en otro no lo son

Es posible que tus cualidades marcianas se revelen más en un entorno que en otro.

Por ejemplo, en mi segundo trabajo estuve en un departamento de proceso de datos. Frente a una pantalla en negro con letras blancas en la que preparas unos programas para explotar datos, lo cierto es que no se te nota si eres marciano o eres normal, o incluso si eres extraordinariamente extrovertido y divertido. A los pocos minutos, cada mañana, se te pone cara de acelga y no se puede remediar.

En cambio, desde que empecé a hacer teatro, me di cuenta de hasta qué punto mi marcianismo me hacía diferente a los que suelen hacer teatro. Varias veces los profesores nos han pedido «reacciones orgánicas» (lo que el resto llamamos naturales) a las situaciones, pero a mí me han parecido reacciones exageradas y totalmente alejadas de mi forma de ser.

Por ejemplo, no se me olvidará lo que ocurrió en una escena en un curso intensivo de improvisación:

Un compañero que se hacía pasar por botones del hotel entraba a mi habitación y me atracaba a punta de pistola. Mi reacción normal en una situación así es quedarme totalmente paralizada y, es más, hacer como si no me importara lo que está pasando. Pero no. Se esperaba que reaccionara de forma melodramática.

Yo me he visto en situaciones de peligro y sé que reacciono con parálisis e indiferencia. Y no de la forma dramática, exagerada y gritona (pero muy orgánica) que se esperaba.

¿Somos todos marcianos?

Finalmente diré que, en cuanto empiezas a rascar, cualquier persona del rango «normal» se puede convertir en un marciano en algún aspecto. Por tanto, creo que es importante admitir el marcianismo de cada uno/a y vivir con él no como si fuera una lacra que hay que ocultar, ni tampoco como si fuera un rasgo que hay que esgrimir con furia, sino aceptando cómo se es y siguiendo adelante.


¿Qué opinas? ¿Cuál es tu grado de marcianismo? ¿Te ha servido este post? Cuenta, cuenta. ¡Y gracias por leer! 🙂